www.carteleraturia.com

sábado, 10 de julio de 2010

PARÉNTESIS

¡Todos quietos! En el fragor de la crisis se iba a poner al capitalismo entre paréntesis. Eso nos dijeron algunos de sus más ilustres representantes. Hasta Sarkozy, el apóstol del nuevo republicanismo francés, se sumó a dejar en stand by algunos de los dogmas que han regido el capitalismo en las últimas décadas, por no hablar de siglos. Aquí, el jefe de la patronal, Díaz Ferrán, también se apuntó a la moda. Aunque, siguiendo la mejor tradición capitalista y antes de hacer el parón, aligeró sus empresas de mano de obra. El paréntesis podía esperar. Consecuencia: cientos de trabajadores perdieron su empleo incrementando el índice de dolor. Ese que no cotiza en Bolsa. Tardaremos en reponernos del paso del cáliz de esta crisis. Con seguridad, mucho más que el señor Díaz Ferrán. 
Saneados los fondos bancarios, gracias al aval de los Estados, los mercaderes del templo vuelven a las andadas con total impunidad. No hay más que ver las conclusiones del G-8 y del G-20 dadas a conocer por los medios de comunicación. Ni atisbo de contrición, ni de enmienda, ni de arrepentimiento. Ambas cumbres han servido para visualizar las diferencias que hay entre Europa y Estados Unidos. Diferencias de matiz. La peor crisis del capitalismo se salda, por ahora, con más capitalismo.
En Europa se impone la tesis de Ángela Merkel, partidaria de reducir la deuda pública como condición previa al crecimiento. Otra vuelta de tuerca al Estado del Bienestar camino de convertirse en el del Malestar. Por su parte, Obama sigue fiel a la receta keynesiana, invertir dinero público para impulsar el crecimiento. La fórmula demostró ser la mejor posible frente a la Gran Depresión de los años 30. Es lo que aquí le gustaría hacer a ZP, pero no le dejan. Somos y estamos en Europa. Es nuestro sino y el de una alicaída socialdemocracia incapaz de articular un discurso alternativo al dominante.
ROBÍN
No ha sido aprobada ni la creación de una tasa a la especulación bancaria. Otra decepción. La semana de la cita de los 20 en Toronto, conocimos que algunos españoles tienen en Suiza más de seis millones de euros en cuentas ocultas. Seis millones son muchos euros. Suiza es uno de esos paraísos fiscales incrustados en el corazón de Europa cuya desaparición nos prometieron. Otra falsa promesa. Mientras la mayoría de españolitos salda sus deudas con la hacienda pública, algunos recogen los beneficios de haber sacado sus capitales fuera del país. Por decencia sería bueno saber sus nombres.

“Hay muchas injusticias que saldar en la tierra del rey Juan”, dice Robin Hood (Russell Crowe) en la película de Ridley Scott. Nueve siglos después, sigue habiéndolas. Volviendo la mirada atrás, al comienzo de la crisis llegó a decirse que se aplicaría una suerte de tasa Tobin (un impuesto a las transacciones financieras). Donde dije digo, digo Diego, dicen ahora las organizaciones encargadas de velar por el orden mundial.
De aquella tasa nada más se supo. Hasta que un grupo de ingeniosos activistas (posiblemente ligados a ATTAC, Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos) decidió vestirse de Robín Hood y salir a las calles del mundo desarrollado para reclamar una tasa del 0,05% por cada transacción financiera. Es poco, ¡sí! Pero es un paso para que no paguen las crisis los de siempre. http://tinyurl.com/3a336hz
OBRAS
Llevado por el furor ahorrador, ZP anunció recortes. A pesar de eso, Pepiño se ha comprometido a que las obras del Parque Central y la llegada del AVE a Valencia no sufrirán demoras. Por esa parte, parece que los compromisos se mantendrán. No lleva el mismo camino el Consell de Camps. El gobierno valenciano, por boca del Conseller de Infraestructuras, aconseja a las constructoras que se agrupen o que se vayan a otros países. Al señor de los trajes también le ha llegado la crisis. Las obras públicas serán las primeras en ponerse en cuarentena. Veremos a cuáles afecta. Dice la responsable del IVAM que la malla con la que pretende cubrir el edificio va viento en popa. Con ella no va lo del ahorro. Para Consuelo Císcar todo vale, hasta que Lorenzo Quinn ponga una costosa mano con un cochecito en la entrada del museo. Todo sea con tal de tapar la vacuidad con la que se programa en este museo antaño de referencia.
URBANO GARCÍA
urbanogarciaperez@gmail.com

Imágenes:
1. Cartel cumbre alternativa de http://tinyurl.com/33y5f4t
2. Mapa de los países del G20 de http://tinyurl.com/32smx7u
3. Merkel y Sarkozy de http://tinyurl.com/3xxc6kj
4. Russell Crowe en Robin Hood de http://tinyurl.com/2v76wvf
5. Ilustración sobre la Tasa Robin de http://tinyurl.com/2wasdzl
6. Foto campaña Tasa Robin de http://tinyurl.com/37oehk7
7. Cartel ATTAC España de http://tinyurl.com/35dhv5z
8. Ben Kingsley en la campaña de la Tasa Robin http://tinyurl.com/3a336hz
9. Maqueta del proyecto de malla para el IVAM http://tinyurl.com/3af3rmc

domingo, 4 de julio de 2010

3-J IN MEMORIAN

Ayer asistí al estreno de "Zero responsables" en la Sala Matilde Salvador de la NAU (Universitat de València). Una obra recomendable sobre la tragedia que puso de luto Valencia el 3 de julio de 2006. Hoy, los diarios se hacen eco de las presiones desde Presidencia de la Generalitat Valenciana para prohibir la obra. http://tinyurl.com/25kpwau Cuatro años después de la muerte de 43 personas y de 47 heridos en el peor accidente del metro courrido en Europa, Francisco Camps sigue sin haber recibido a los familiares de las víctimas.

Y ahora va una reflexión personal sobre el accidente del 3 de julio de 2006 y sobre el Pleno Extraordinario de les Corts Valencianes celebrado el 6 de agosto de 2006.

Aquel día, en todas las redacciones quedamos conmocionados por las dimensiones de la tragedia. Había ocurrido en las entrañas del suburbano de Valencia. Como en los mundos de ficción, lo peor ocurría lejos de nuestra vista, oculto en la oscuridad de un túnel. Por las aperturas de la estación de Jesús fluía el olor acre del drama humano. Por esas mismas entradas se llegaba hasta el mismísimo corazón del infierno. Arriba fluía la vida. Eso sí, un poco ralentizada por el calor de un mediodía de verano. Debajo reinaba la muerte. Bomberos, ambulancias y policía acudieron con celeridad al lugar del suceso. También los periodistas, ávidos por cubrir una noticia que no estuviera relacionada con la visita del Papa Benedicto XVI, prevista para unos días después, para el 7 de julio.
La visita del Papa había alterado todo. En primer lugar la agenda de los políticos. Hacía meses que todo en Valencia giraba en torno a esa visita del Jefe de Estado Vaticano y máximo representante de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. España es un Estado aconfesional según el artículo 16.3 de nuestra Constitución: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. A pesar de eso, o tal vez por esa calculada ambigüedad constitucional, los responsables políticos de la Comunidad Valenciana no escatimaron gastos, ni ceremoniales para agasajar al ilustre visitante.
Se constituyó una Fundación en la que Arzobispado, Generalitat, Ayuntamiento y Diputación repartieron gastos y beneficios. Es decir, una Fundación en la que tan solo estaban representados el PP y la jerarquía católica, y que decidió dar en exclusiva a Canal 9 la cobertura televisiva de la visita del Papa y cubrir con un espeso entramado de opacidades todo lo relacionado con los gastos de este acontecimiento.
La ciudad estaba engalanada de banderas con los colores vaticanos e interminables hileras de letrinas decoraban los principales ejes urbanos. Seguidores del Opus Dei, de los Kikos y de los Legionarios de Cristo hacían su apostolado vendiendo mochilas y llaveros, reclutando voluntarios para cubrir todos los aspectos del Encuentro de las Familias, el acontecimiento que justificaba la visita Papal.
La llegada a Valencia de Benedicto XVI estaba prevista desde hacía tiempo. Uno se prepara para lo que se prevé. Lo imprevisto siempre nos pilla por sorpresa. Aquel 3 de julio colisionó lo previsible contra lo fortuito. El jolgorio frente al drama. El caos alteraba nuestro ritmo vital. Y no todos estuvieron a la altura de lo que el momento demandaba.
En el accidente de la Línea 1 del Metro de Valencia no había exclusivas, ni grandes negocios tras su cobertura informativa. La obligación de todo periodista es informar con el máximo rigor, sin escamotearle al ciudadano ningún dato de trascendencia, ninguna información pertinente. El saldo del suceso no pudo ser más macabro: 43 muertos, 47 heridos. Entre los muertos, el conductor del ferrocarril, el principal testigo de lo que había ocurrido. Los irresponsables ya tenían en quién volcar todas las responsabilidades, las propias y las derivadas de una deficiente gestión.
Aquel 3 de julio hubo muchos muertos y muchas preguntas, que cuatro años después siguen sin respuesta. Una curva peligrosa en un trayecto difícil. El exceso de velocidad. La falta de mecanismos de frenado automático en esta línea del metro. No haber hecho las inversiones necesarias…Frente a la certeza de la visita del Papa, la incertidumbre de la tragedia. Frente al dispendio de una cita planificada, la tacañería en el mantenimiento de los servicios públicos.
Rápidamente se enterró a los muertos, y se desguazó el convoy accidentado no fueran a salir pruebas que desmontasen el argumentario oficial. Había prisa en pasar página, el Papa estaba al caer. Aún no sabemos cuánto nos costó a los valencianos esa visita. Sí que nos hemos enterado –vía judicial- de algunas partidas. Por ejemplo, de lo que cobró la delegación valenciana de la trama Gürtel por montar la sonorización de la visita papal, más de 11 millones de euros. Fue un encargo de Canal 9. No es casualidad que al frente de Radio Televisión Valenciana estuviera Pedro García, íntimo amigo de Álvaro Pérez, el Bigotes, dirigente de la trama que junto a Vicente Cotino (sobrino de Juan, vicepresidente de la Generalitat) le montaba fiestas de cumpleaños en Marruecos y le agasajaba con espléndidos regalos.
Volviendo al accidente del metro, se abrió una investigación judicial y todos nos enteramos de que además de desaparecer el tren, también habían desaparecido los libros de registro de sus averías. Parecía el relato de un crimen que nunca existió. A regañadientes del PP se abrió la vía parlamentaria. Les Corts celebraron un Pleno Extraordinario, el 11 de agosto de 2006, para tratar el asunto.
Ese 11 de agosto, desde primera hora de la mañana, TVE hizo gestiones con Canal 9 para poder disponer de la señal institucional. El Pleno terminó a las 12 horas sin que la televisión pública valenciana accediera a facilitar las imágenes institucionales. El secuestro de la información por parte de Canal 9 y los reducidos medios de que dispone TVE en Valencia dificultaron que toda España se enterara de forma adecuada de que, desde la galería de invitados de les Corts, los familiares de las víctimas del accidente del metro mostraban su dolor y su indignación por cómo el gobierno valenciano y la mayoría parlamentaria que lo sustenta daban carpetazo a la peor tragedia ocurrida en un suburbano europeo.
El 3 de julio de 2006 Valencia se vistió de duelo, el 11 de agosto se cubrió de infamia.

Fotos: Urbano García
3 de julio de 2010. IV Aniversario Accidente Metro de Valencia.
Concentración en la Plaça de la Mare de Deu de familiares y amigos de las víctimas.