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lunes, 28 de diciembre de 2020

CUANDO LA TORMENTA PASE...

 

“… Y se amansen los caminos, y seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo, con el corazón lloroso y el destino bendecido nos sentiremos dichosos tan solo por el hecho de estar vivos…”, el poema atribuido a Alexis Valdés, Mario Benedetti y Kitty O’Meara, corre por las redes como una descarga de adrenalina empática. Lo más importante es lo que dice el poema, no quien lo dice. Nada mejor que un canto de esperanza al final de un año de pesadilla. El inicio de la vacunación llena los bolsillos de esperanza, aunque los datos sobre la infección por el virus SARS-CoV-2 siguen siendo muy preocupantes. Las cifras se disparan en todo el mundo, poniendo las unidades de cuidados intensivos de los hospitales al borde del colapso. La emoción del momento no debería nublarnos la prudencia. De las muchas mutaciones que ha tenido el coronavirus, la más contagiosa, hasta ahora, saltó de las “aisladas” islas británicas al continente. No hay fronteras para un virus globalizado, ni con Brexit ni sin él.         

FUTURO

Dicen que los ideales es lo primero que empeñamos. Que los sueños, sueños son, y apenas cotizan en el mercado de las chuches. Pero mientras nos tienen cautivados, los sueños son capaces de causar grandes estragos. El agónico acuerdo para la desconexión británica de la Unión Europea es un buen ejemplo. Muchos británicos sueñan con volver a glorias imperiales hace tiempo perdidas. Muchas de las páginas del acuerdo con la Unión son cautelas europeas para un socio que no siempre ha sido leal. Si no hubo lealtad cuando más lazos e intereses tenía con los miembros de la comunidad europea, no hay motivos para pensar que a partir de ahora va a ser diferente. Gran Bretaña no sólo no se integró en la eurozona, sino que hizo de su City el buque insignia para especular contra el euro. Es bien conocida la pasión británica por el juego, por la apuesta, por la especulación. El Brexit es su última gran lotería nacional. Desde que los euroescépticos consiguieron convencer -mediante fake news y manipulaciones- a una escuálida mayoría de las bondades del divorcio, la espiral de desencuentros no ha hecho más que crecer, mientras el contexto internacional experimentaba importantes mutaciones. El gran aliado del Brexit, digo de Trump, ya es agua bajo el puente de la historia, aunque sigue teniendo margen para continuar haciendo fechorías durante los pocos días que le quedan como residente en la Casa Blanca. Tampoco figuraba en la bitácora de la escisión la pandemia que aún nos tiene asolados. Ni la fortaleza de una Unión Europea capaz de hacer frente a uno de sus mayores retos, sin deshacerse como un azucarillo. Nadie sabe aún cómo repercutirá el Brexit sobre la Unión Europea, ni sobre Gran Bretaña. Por lo pronto, estamos contemplando el tráiler de una película de catástrofes.              

VACUNAS

                Dicen que son el principio del fin. Permitirán que esta tormenta pase. Al menos, ese es nuestro sueño, que termine la pesadilla. Con buen criterio, la administración de las vacunas ha comenzado por dónde más golpeó la pandemia: las residencias de ancianos. Araceli, 96 años, residente, y Mónica, 48 años, enfermera, ambas de la residencia Los Olmos de Guadalajara, fueron las primeras en ser vacunadas. Después comenzó una campaña que permitirá doblegar la Covid-19 que tanto daño nos está haciendo. Pero hasta entonces no hay que bajar la guardia, como insisten las autoridades sanitarias.

                Cuando esta tormenta pase… nada volverá a ser igual. La pandemia está dejando una profunda huella. Y no sólo por los seres queridos que nos ha arrebatado. La Covid-19 ha trastocado vidas y haciendas, costumbres y ritos. Durante 2020 hemos establecido nuevas prioridades. Algunas perdurarán. Durante 2020 hemos relativizado valores que pensábamos inmutables. Hemos descartado viejas e insanas costumbres que no deberían volver. Hemos diferenciado lo importante de lo urgente. Lo útil de lo accesorio. Lo fundamental de lo prescindible. Cuando esta tormenta pase… nos seguiremos acordando de ella. Y aunque volvamos a viejas rutinas, tendremos que desempolvar la agenda y retomar asuntos pendientes. Tormentas que siguen amenazando nuestro horizonte. Y pienso en la crisis climática, por ejemplo. Cuando esta tormenta pase…

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: El cielo anuncia vendaval. 



lunes, 21 de diciembre de 2020

DIGNIDAD EN EL AÑO DE LA PANDEMIA

 

El viernes 18 amanecimos siendo un país más digno. Un país que amplía derechos, que protege más la verdadera libertad. Un país alejado del uso torticero al que nos tienen acostumbrados unas derechas liberticidas, sin escrúpulos, pero con muchos intereses. Amanecimos siendo un país más digno, un país que protege el derecho de vivir y morir con dignidad, cuando vivir es morir día a día bajo tormentos insufribles, cuando el paraíso de la vida se transforma en el infierno de vivir una vida que no es vida. Un país más digno no impone nada a nadie. Un país más respetuoso con las personas. El derecho a una muerte digna es eso, un derecho. Los derechos no son obligaciones, ni comulgar con ruedas de molino, ni el dogma con sangre entra… Un derecho es un derecho. Un derecho a libre disposición de quien lo necesite. Ampliar derechos es ganar en dignidad, nos hace más libres.

                La educación también es un derecho. El Estado debe garantizar que todo el mundo tenga acceso a ella con la máxima igualdad posible. Lo dice la Constitución. La educación elitista o segregada no es un derecho. Es una opción. No parece muy justo ni muy digno pedir que el Estado la financie, mientras faltan recursos para una enseñanza pública de calidad. Somos uno de los países de la UE que menos invierte en educación, y somos uno de los que más dinero da a la enseñanza privada. La fórmula de los conciertos, provisionales y limitados, se creó para completar la educación pública allá donde ésta aún no llegaba. Los gobiernos del PP hicieron de la ley una trampa para desviar recursos. Así se han seguido financiando la gran mayoría de centros privados, cumplan o no con sus obligaciones, educativas y constitucionales. Esa sigue siendo otra de las fuentes de financiación de una iglesia católica que confunde educación con dogma, y libertad con monopolio ideológico.      

CORONABREXIT

                No hemos terminado aún de contar ataúdes a causa de la pandemia. La vacunación contra el SARS-CoV-2 está a la vuelta de la esquina, pero aún no la tenemos. Y el virus sigue tan activo como siempre, o más. Una mutación ha puesto al descubierto una cepa del coronavirus con más capacidad de contagio, si cabe. La mutación se detectó en Gran Bretaña, cuando aún no había acuerdo para su desconexión de la Unión Europea. Vivimos una realidad compleja que encima está siendo sacudida por la primera peste del siglo XXI. Gran Bretaña decidió aislarse la víspera de su divorcio comunitario. Las islas optaron por adelantar el corte del frágil cordón umbilical que las mantenían unidas al continente europeo, como si quisieran ensayar el Brexit y prepararse para el previsible caos que le acompañará. El populismo de los tories ha situado a la Pérfida Albión al borde del precipicio.

La magnífica serie Years and years apenas es una broma comparada con la caótica realidad a que Boris Johnson, mentiroso compulsivo e iluminado, ha abocado a su país. Es difícil imaginar alguien tan estúpido, capaz de dispararse un tiro en el píe pensando que no es el suyo. Vuelos cancelados, túnel del canal de la Mancha cerrado al tránsito, colas interminables de camiones cargados de mercancías para una isla que ha hecho de su aislamiento una seña de su identidad. Lástima que John le Carré ya no esté con nosotros para contarlo.

                La extensa colonia británica residente en tierras valencianas, mayoritariamente contraria al Brexit, debe de estar al límite de su flemática paciencia. Era difícil imaginar un final tan agónico en la negociación de la ruptura.    

EL AÑO DE LA PESTE

Y es que termina el año de la pandemia con claros síntomas de que la normal anormalidad no volverá, que normalizaremos una nueva anormalidad, como la llama Nicolás Sartorius en su último libro. Algunos lloran por unas navidades que tampoco están siendo como años anteriores. Nada lo está siendo. Para seguidores de augures y pitonisas, les diré que este año la sangre de San Genaro no se ha licuado. Júpiter y Saturno se alinearon el lunes 21 en una conjunción planetaria que se dio por última vez hace 8 siglos, y que no volverá a darse hasta dentro de 60 años. ¿Mal presagio? Lo dudo. Peor que el 2020 no puede ser. El año que se va pasará a los libros de historia como el de la peste del siglo XXI, o del coronavirus. Año de confinamientos y balcones, de cuarentenas y anulaciones. Año sin fallas ni Semana Santa, sin fiestas ni procesiones. Sin verano ni primavera. Año de ERTES que evitaron algunos ERES. De cierres y paro. Año en que hubo que optar entre salud y economía, como si fueran incompatibles, como si fuera posible que sobreviviera la economía sin que sobreviviera el resto. Año que aumentaron las desigualdades. Los ricos más ricos, los pobres más pobres… Año en que la mayoría cumplió con sus obligaciones, mientras unos pocos dieron la nota saltándose las recomendaciones sanitarias. Lo digo por esos estudiantes descerebrados del Colegio Mayor Galileo Galilei que volvieron a ponerse las normas por montera.

En resumen, y a pesar de la que está cayendo, hemos vuelto a poner muy alto el listón de nuestra dignidad.  

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Muerte digna. MATS Sanidad.  


miércoles, 16 de diciembre de 2020

DE VACUNAS Y SAQUEOS

                La ciencia avanza gracias a la cooperación internacional. Bajo ese principio hemos llegado, en un plazo impensable hace unos meses, a un horizonte con varias vacunas contra el SARS-Cov-2. Y de repente, en medio de una realidad aún estremecida por el terrible impacto de la pandemia, emergen, como si fueran tiranosaurios salidos de El Mundo Perdido de Conan Doyle, las empresas farmacéuticas buscando el mejor bocado en la Bolsa. Por encima del mundo cooperante y solidario se impone el cosmos competitivo de las finanzas. La “mano invisible” que mueve el mercado hace con la salud lo mismo que hizo Ana Botella con las viviendas sociales de Madrid, dárselas a fondos “buitre” para especular con el derecho a una vivienda digna. Algunos mal pensados dicen que es el capitalismo. No digo que no. Es lo que parece. Por lo pronto, y cuando aún no ha comenzado la vacunación, salvo en China, Rusia, Gran Bretaña y EEUU, el 14% de la población del planeta ya se ha asegurado el 53% de las vacunas. Sobra decir que ese 14% corresponde a los mal llamados países ricos. Y en estos, sólo en los que haya sanidad universal, y en los que primen criterios universales para atajar la pandemia -se supone que en todos-, la vacuna llegará a todas sus poblaciones. Cuando redacto estas líneas, sólo Sudáfrica y la India se han sumado a la petición de las ONGD, encabezadas por Oxfam, solicitando a la Organización Mundial del Comercio que anule las patentes y facilite la tecnología necesaria para llevar a cabo una vacunación masiva contra el coronavirus. ¿Qué harán las farmacéuticas? Por lo pronto han rechazado participar en el Fondo de Acceso a la Tecnología Covid-19, creado por la OMS para compartir conocimientos, propiedad intelectual y datos. El negocio es el negocio, con o sin pandemia, deben pensar.   

LA BLACK Y O PAZO

                Aún colea la mordida de algunos consejeros de Bankia a cuenta de las tarjetas black de la entidad financiera, y aparece otra black, esta coronada, a la vuelta de la esquina. Dicen los cronistas del reino y el fiscal suizo que instruye la causa “Corinna” que la tarjeta se la dio al emérito el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause para que hiciera uso de ella a discreción. Y vamos si la usó. Hasta la infanta Elena cargó a cuenta de la opaca tarjeta una yegua para su hija Victoria-Federica. Otro nieto, digo de Froilán, también se benefició de tan discreto y esplendido fondo. Al menos en ese banquete, la familia Borbón comparte mantel.

                Hay tradición familiar. Tras morir Franco, poco después de que Juan Carlos fuera nombrado Jefe de Estado y Rey, su padre, don Juan, viajó de Estoril a Barcelona para reunirse con algunos amigos empresarios. El mensaje que les transmitió fue claro: apoyo a su hijo y un donativo para la causa. Había que reponer las arcas familiares después de tantos años de exilio. Desde que Carlos IV “fue exiliado” por Napoleón a Bayona y abdicó en su hijo Fernando, los Borbones en España no han conocido más que exilios y restauraciones manu militari. La última la hizo Franco. Así no hay forma de amasar fortuna, debe pensar el emérito.

                El 10 de diciembre, casi al mismo tiempo que Juan Carlos I saldaba parte de su deuda con Hacienda, el Pazo de Meirás, construido por Emilia Pardo Bazán y usurpado por Franco, pasó a ser propiedad pública. “O Pazo é do pobo”, decía una pancarta del BNG desplegada a la entrada del caserón. En 1940, Franco pasó de vivir de su sueldo y de la herencia de su mujer a tener una fortuna equivalente a 388 millones de €, cuenta Ángel Viñas en La otra cara del caudillo. Capital amasado en solo 4 años, gracias a apropiarse de las donaciones a la causa golpista. Es fácil imaginar el expolio tras 40 años de poder absoluto. El Pazo de Meirás es la punta del iceberg de un saqueo que empezó el 18 de julio del 36 y no terminó hasta el 20-N de 1975.    

 MEMORIA

                Como decía Vázquez Montalbán, “la transición no fue una correlación de fuerzas sino de debilidades”. Ninguno de los actores tuvo suficiente fuerza o destreza como para imponerse a los demás. El resultado fue un cúmulo de renuncias, inexplicables con la perspectiva del tiempo. Tal vez por eso se corrió un estúpido velo por los breves periodos democráticos que hemos tenido. Sin memoria de ese pasado nos hemos sentido un poco huérfanos, diferentes y raros. Había que cerrar con siete llaves la caja de Pandora, para que no saliera ningún trueno. La nueva ley nace con voluntad de solventar cuestiones pendientes. Por ejemplo, qué hacer con una fundación que glosa la figura del dictador. Un anacronismo que dura ya 42 años.

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Entrega de las llaves del Pazo de Meirás, 11 diciembre 2020. EFE


lunes, 7 de diciembre de 2020

SEDICIÓN


Golpe, pronunciamiento, sublevación, rebelión, alzamiento, … ¿Cómo calificar las amenazas a la democracia lanzadas en WhatsApp por un grupo de militares? Retirados, ¡sí!, pero que cobran del erario sus pensiones y sobrepensiones a base de múltiples medallas y laureadas. ¿Cómo llamar a quienes lanzan amenazas de muerte a decenas de diputados y a millones de ciudadanos por no comulgar con sus opciones franquistas? “No queda más remedio que fusilar a 26 millones de hijos de puta”, dice Francisco Beca, exgeneral de división, con el aplauso de los neofranquistas que ocupan escaño en el Congreso. ¿Cómo calificar una Justicia que ve sedición en unos titiriteros y no la ve en estos golpistas? No hablan del pasado. No lo dicen desde el rincón de la nostalgia. No añoran el ayer. Es lo que les gustaría para hoy y para mañana.

El Ministerio de Defensa ya lo ha puesto en manos de la Fiscalía del Tribunal Supremo de Madrid. Veremos qué hace Felipe VI, exjefe de esta cuadrilla de facinerosos. A Juan Carlos, mejor no preguntarle. Podríamos llevarnos una desagradable sorpresa. Desde los púlpitos de la derecha hablan de ámbito privado cuando se refieren al WhatsApp de los exmilíticos. No sé si esperan que actúen a cara descubierta, con premeditación, ensañamiento y alevosía para distanciarse de ellos. En 1981, en vísperas del intento de golpe de Estado del 23F, circulaban con profusión por los cuarteles El Alcázar, ABC, y los chismes propagados por Fuerza Nueva llamando a la sublevación militar. Ahora circula el golpismo digital. Entonces, Blas Piñar era el único diputado que tenía el neofranquismo. Ahora, los que se consideran hijos ideológicos del dictador ocupan decenas de escaños. “Sí, son de los nuestros”, dijo una iracunda diputada sujetándose el brazo para que no la delatara. El neofascismo gobierna en Andalucía y Madrid gracias al PP y a C’s. No hay más que oír a Ayuso, la monja alférez del Manzanares, para saber quién marca el paso de oca en la capital del reino.

 ¡SALVAD AL REY!

                Felipe VI, el ahora titular, mantiene su silencio, a pesar de los llamamientos que recibe desde las filas de la red de ex militares facciosos, mientras que su padre -el emérito- ha escrito a Hacienda pidiendo regularizar su situación de defraudador del fisco. ¿Querrá Juan Carlos I comer los turrones en Madrid con la familia? Lo que ahora pide “el campechano” es saldar una parte mínima de su deuda fiscal, apenas medio millón de €. Quedará pendiente la deuda política, incluida la derivada de las comisiones del AVE a La Meca.

Como ocurrió en ocasiones anteriores, en que la monarquía borbónica entró en crisis, la culpa fue de los errores del propio monarca. Así llegaron la primera y la segunda repúblicas, breves periodos en los que la democracia asomó la cabeza. No hay dos sin tres. Quienes más reman a favor de la república son quienes defienden de forma acrítica una monarquía que, hace tiempo, da más problemas que soluciones.       

CONSTITUCIÓN

                Mientras que el jefe de Estado que la firmó se relajaba en un oasis junto con los reyes magos de Oriente, los que ni la querían ni la apoyaron se rompen ahora las vestiduras por ella. Entre la abstención y el “no” estuvo Alianza Popular, antecedente inmediato del PP, ambos fundados por Fraga y otros ex ministros de Franco. En el “no” se situó Fuerza Nueva, representante del franquismo más rancio y padrino de los Abascales. La Constitución de 1978 puso fin a las leyes fundamentales del Régimen, pero fue fruto de un acuerdo, de un pacto entre “no iguales”. Mientras unos, los herederos del Régimen, tenían la sartén por el mango y el mango también, los otros sólo tenían la fuerza de la razón y el apoyo de la calle. Poca cosa. La Carta Magna no tocó ni la ley sucesoria, que sigue estando como en tiempos de Fernando VII, esperando una Pragmática Sanción que permita la sucesión dinástica. La Constitución también introdujo importantes avances en derechos humanos y sociales. Y puso las bases de un Estado descentralizado, que 42 años después nada tiene que ver con el de 1978. Por cierto, hablando de Constituciones. Hay que recordar que Franco juró la de 1931 y eso no evitó que se levantara en armas contra ella, provocara una cruenta guerra y una larguísima dictadura que acabó con las libertades, instaurando un régimen represivo que murió matando. ¡Ah!, un detalle que se me olvidaba. Hasta 2006, una estatua ecuestre de Franco, similar a la que había en València, presidió la Academia Militar de Zaragoza. Hay contagios que no se cortan ni con zotal.

                URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imágenes: Ilustración militares. Uniformology  


miércoles, 2 de diciembre de 2020

FRACTURAS PATRIOTERAS

            Madrid rompe España. No es broma. Pero ha sido decirlo Rufián y armarse la marimorena. Felipe II hizo de Madrid la capital de la Monarquía imperial en 1561. Fijó su Corte en la Meseta, en un lugar de la Mancha al lado del Manzanares, y descartó Barcelona, la otra candidata. Madrid estaba y está en el centro de la península. Los caminos empezaron a entrar y salir de Madrid en un diseño radial digno de una utopía absolutista. Cuando los Borbones se hicieron con la corona hispánica, vieron en Madrid su nuevo París. Más lejos del mar y con un rio más pequeño, eso sí, pero con un imperio tras las bambalinas. De Sevilla y Cádiz salía la flota, pero eso era lo de menos. Lo importante era dónde llegaba el oro de las Américas.

Ser capital imprime carácter. Cuando el franquismo pasó por encima de la II República y de la democracia, hizo de Madrid la capital de su imperio de trampantojo y “zarzueleo”. Durante 40 años, Franco concentró en Madrid gran parte del gigantesco aparato de la dictadura y la burocracia a él asociada. Madrid, además de gozar de las ventajas de ser capital del Estado, centralizó todo lo centralizable y lo siguió centralizando cuando la descentralización hizo de la Capital también capital de una autonomía creada exprofeso. Capital del Estado y capital autonómica sin más identidad que serlo por partida doble. Sus símbolos identitarios: la plaza de Oriente y el estadio Santiago Bernabéu. Hasta que el PP descubrió que el mejor símbolo de Madrid era convertirlo en paraíso fiscal. Sirvan estas breves, superficiales y sesgadas notas a modo de preámbulo.

 ARMONIZACIÓN

                ¿Quién puede bajar los impuestos sin que se resientan sus cuentas? Sólo quien obtiene ingresos por otras vías. La fiscalidad autonómica deja poco margen de maniobra: parte del IVA, un tramo del IRPF, y algunos impuestos como el de patrimonio o el de sucesiones. Estos dos últimos, algo más importantes, están bonificados al 100% por la comunidad madrileña. Un informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas de la Generalitat (IVIE) sobre la fiscalidad de Madrid lo dice claro: “sus beneficios fiscales se concentran considerablemente en los contribuyentes de mayor renta y riqueza”. Eso es el dumping fiscal. Desde 2011, los millonarios con residencia fiscal en Madrid han escamoteado al fisco unos 6.000 millones de €, sólo en el impuesto de Patrimonio. Estos “no ingresos” han mermado las arcas públicas, repercutiendo en la calidad de los servicios. Servicios que, por cierto, los ricos sólo echan de menos en tiempos de pandemia.

El PP que hasta hace poco defendía la armonización autonómica a la baja, ahora defiende los privilegios fiscales en Madrid para grandes fortunas. El PP ha encontrado otra moto para vendernos: baja los impuestos. Habría que preguntarse a quién se los baja. No sé si, además de Roig, habrá muchos valencianos que se identifiquen con esa política fiscal sólo para ricos. Es difícil olvidar que la Valenciana es la autonomía peor financiada, y una de las que recibe menos inversiones del Estado. Así se construye la desigualdad.

Ayuso, adalid de la inequidad por gracia de Casado, se fue a Catalunya a vender su receta: bajar impuestos a los ricos y recortar servicios públicos a los pobres. Clave de bóveda del capitalismo. Ante la previsible debacle de C’s, el PP se ha lanzado a pescar en el supuesto caladero de votos catalán. Veremos qué dicen las urnas el próximo 14 de febrero. ¿Será un nuevo y sangriento San Valentín para las derechas?       

HOSPITALES

                El famoso hospital de pandemias junto a Barajas, sin personal ni equipos, inaugurado el 1 de diciembre a bombo, platillo y con cientos de banderas, iba a costar 50 millones y lleva gastados más de 100. ¿Quién paga los sobrecostes? ¿Quién está pagando las autopistas radiales de Madrid? ¿Quién paga el lucro cesante del proyecto Cástor frente a las costas de Castellón? Las políticas económicas construyen vasos comunicantes para transferir recursos de un lugar a otro. No es lo mismo dar mucho a los pocos que más tienen, quitando un poco a cada uno de los muchos que tienen poco, que hacer una política fiscal más justa y redistributiva. La economía es la madre de todas las políticas. Por eso es tan importante saber que sin impuestos justos no es posible sostener el Estado del Bienestar. Y como dice el magistrado Joaquim Bosch, “en un Estado Social hay que proteger más a los enfermos que a los millonarios”. Pues dicho está.  

                URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imágenes: Skyline de Madrid. Barbarella Blow.

lunes, 23 de noviembre de 2020

PRESUPUESTOS: EFECTOS COLATERALES

Una de las ventajas de los gobiernos de coalición es que amplían el campo de las alianzas. Se vio en la negociación de los apoyos a los Presupuestos. Mientras que el PSOE intentaba llegar a acuerdos con C’s -para que no vetara las cuentas del Estado-, desde Unidas-Podemos hablaban -con idéntico fin- con algunos de los socios que llevaron a Pedro Sánchez a la Moncloa. Los actos siempre tienen consecuencias. También las tiene el diálogo recién inaugurado con todas las fuerzas parlamentarias -sin exclusiones- para evitar el veto a los Presupuestos. Además del cabreo de la derecha -contra ETA vivía mejor-, otro efecto colateral fue que el PNV dejó de ser el único interlocutor vasco. Los herederos de Sabino Arana perdieron el monopolio sobre Euskadi. Ahora tienen competidor. EH-Bildu se sumó a la enmienda de ERC para frenar los desahucios, el PNV propuso quitar el impuesto al diésel. La primera medida, la apoyada por Bildu, va contra la desigualdad, aunque le han puesto pegas jurídicas. La segunda, la del PNV, acelera la crisis ecológica. La violencia de ETA ocultó, durante demasiado tiempo, las diferencias entre la izquierda y la derecha vascas. La normalización democrática también es visualizar todas las opciones. Es curioso que PNV y C’s se arroguen la paternidad de una enmienda que frena la lucha contra el cambio climático. Veremos qué proponen para compensar esta pérdida recaudatoria.  

 PUPITRES

                Coincidiendo con la votación de las enmiendas a la totalidad de los presupuestos, el Congreso votó la nueva ley de educación. Y quien se destapó fue la derecha catalana, votando contra la “Ley Celaá” junto con PP, C’s y franquistas. Catalunya encabeza, tras décadas de políticas de CiU, privatizaciones sanitarias y conciertos educativos. En Catalunya, hasta ahora, las diferencias entre izquierda y derecha estaban ocultas por el Procés. Mientras, la derecha estatal ha hecho casus belli de la nueva ley de educación. Y eso que ley Celaá apenas cuestiona la concertada, y, como dicen las organizaciones estudiantiles, hace una tibia defensa de la enseñanza pública. Durante el breve periodo democrático que fue la II República, se hizo, en proporción, más por la educación pública que en los últimos 40 años. No es raro que la derecha ladre. Con las dictaduras siempre vive mejor. Parece demagogia, pero cuando bajamos a tierra eso es lo que hay. Durante el siglo XIX y casi todo el XX, a excepción de unos pocos años, la iglesia tuvo el monopolio de la educación. Sigue siendo su bien más preciado, su dogma, su libertad. Su brazo armado, digo del PP, ha iniciado una nueva cruzada: manifestaciones a todo gas, mesas petitorias y recursos al Constitucional. Déjà vu. Las cifras son contundentes. España tiene el doble de centros concertados que la media europea. La comparación con Francia es abismal. Algo parecido ocurre con la enseñanza especial. La ONU y la UNESCO han pedido que la pública la asuma. Pero no hay recursos. Una parte importante de ellos se destina a financiar una educación elitista y doctrinaria, incluso a colegios que segregan por sexos, incumpliendo la Constitución. La nueva ley da una década para mejorar la oferta pública de la educación especial, para hacerla inclusiva de verdad.

 LA REGLA Y LA EXCEPCIÓN

                Mientras esto ocurría en la Carrera de San Jerónimo, aquí, el Ayuntamiento del cap y casal sacaba adelante, con la abstención de C’s, unos presupuestos excepcionales para una situación excepcional. De nuevo, el consistorio valenciano encabeza la lista de cumplidores. También en les Corts la tramitación se ha acelerado después del “lapsus” con la partida correspondiente a la Conselleria de Mónica Oltra. Muchos vieron síntomas de agravio en un inexplicable error. Los presupuestos para 2021 tienen una elevada provisionalidad, pendientes de la evolución de la pandemia y del boicot húngaro y polaco a los presupuestos europeos. A pesar de que no hay semana sin que una nueva vacuna contra la Covid-19 anuncie novedades, el coronavirus sigue tan activo como en marzo y su amenaza es tan terrible como en los peores días de la infección. En víspera del puente de la Inmaculada Constitución, todos los territorios se apuntan al cierre para… ¡salvar la Navidad! Hay miedo a repetir el repunte que siguió al relajo estival. Sobran los motivos.   

NOTA: El puerto de Arguineguín, puerta sur de Europa, es la imagen de la indignidad. Cientos de refugiados hacinados en su muelle, ¿recuerdan el Aquarius? La crisis en el Sáhara incrementa la llegada de pateras a las costas canarias. Marruecos golpea a Europa en su espinilla. Efecto colateral. ¿Qué espera la UE para actuar?                    

                URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Muelle en el puerto de Arguineguín con migrantes hacinados. EL DIA. La opinión de Tenerife.

jueves, 19 de noviembre de 2020

A VUELTAS CON LOS PRESUPUESTOS

 “Hasta el rabo todo es toro”, así deben ser los presupuestos. Es bien sabido que se trata de la ley más importante de cada curso parlamentario. Los que aún arrastramos vienen de cuando Montoro nos metió con fórceps en el corsé de la austeridad. Por medio ha habido elecciones y mociones de censura, la primera y más sonada pilló al jefe del PP de encierro tabernario. La última, la de los neofranquistas, sirvió de antesala a la expulsión de los ocupas del Pazo de Meirás. También hubo por medio una legislatura efímera, caducada antes de tiempo precisamente por no aprobar unos nuevos presupuestos. Ahora, la mayoría que echó a Rajoy de la Moncloa ha vuelto a ser activada para gran cabreo de las derechas. Los pequeños también votan, gran lección. El apoyo de Bildu a los presupuestos del gobierno de coalición ha levantado ampollas en unas derechas que no les importa gobernar con fascistas de tomo y lomo. Debería caérseles la cara de vergüenza autocalificarse como bloque democrático yendo con quien van. Aquí y en Europa. Los gobiernos de Hungría y Polonia, socios del PP, bloquean los fondos comunitarios contra la pandemia. No quieren que nadie les impida recortar la democracia.  

 

LENGUAS

                Y luego está Arrimadas, la jefa de un menguado C’s que intenta salirse de la sombra de su mentor. No hace falta recordar que C’s nació como ariete contra el catalanismo, y contra todo lo que oliera a reconocimiento de la pluralidad de un país plural. No parece buena excusa defender la ley Wert -aprobada en solitario por el PP, todo hay que decirlo-, y oponerse a la reforma de la ministra Celaá por dar el mismo rango vehicular a todas las lenguas de la península. Nadie ha derogado la imposición del castellano que hizo Felipe V en 1707, imposición que Franco y la Constitución del 78 consagraron. Tal vez, C’s se opone al Presupuesto por su contenido social, pero no se atreve a decirlo. “No importa qui vota els pressupostos, sinó què es vota, dice Joan Baldoví, único diputado de Compromís. Los Presupuestos, ahora a debate en el Congreso, son los más sociales que hemos tenido desde Maricastaña. Tanto en los gastos que, como no podía ser de otra manera, atienden a la emergencia sanitaria, como en los ingresos, que contemplan una subida fiscal para rentas superiores a 200 mil € anuales. Lejos de los ingresos de las clases medias a las que dice defender C’s. ¡Déjense de excusas y digan de verdad qué intereses defienden!

 

RESIDENCIAS

                La segunda ola de la pandemia ha vuelto a entrar a saco en las residencias, eslabón débil de la sociedad del bienestar. Las residencias son un magnífico nicho para que la Covid-19 haga estragos. Población mayor semi confinada, con muchas patologías asociadas a problemas respiratorios, centros residenciales no hospitalarios, carentes de la atención médica adecuada… De gestión privada, aunque sean públicas, por concesiones dadas más en función de criterios monetarios que asistenciales, tras la reforma que hizo el PP.

En la primera ola, la residencia de Alcoi gestionada por DomusVi (del grupo francés SAR) fue diezmada por el Sars-Cov-2 (fallecieron 70 residentes). Hace unos días, conocimos que la gestión de la residencia pública de Velluters, en València, había sido concedida a DomusVi. No era la que mejores servicios ofrecía, pero era la más barata. ¿El económico es el mejor criterio para gestionar las residencias? No creo.

                La pandemia está sacando a la luz los peores defectos de nuestra sociedad, sus pilares carcomidos. La urgencia sanitaria debería servir para hacer inversiones públicas de calidad y servicio, en vez del mercantilismo neoliberal tan querido por las derechas. Las residencias de la tercera edad no son una excepción. ¿Es suficiente? Parece que no. Gran parte de los contagios se produce en el ámbito social. A estas alturas de la pandemia está claro que el uso de la mascarilla y el distanciamiento físico son las mejores formas de impedir el contagio. Por las grietas del relajamiento sanitario también se cuela el coronavirus.

                Las vacunas, aún en fase de ensayo, van apareciendo, insuflando oxígeno a las Bolsas antes de hacerlo a unas sociedades asfixiadas por la pandemia. La crisis sanitaria dejará secuelas. Acelerará cambios anunciados antes de su aparición. Algunos ya los estamos viendo: fusiones bancarias, consolidación del teletrabajo, cambios en las formas de ocio, … otros, menos visibles, no tienen mejor pinta. La desigualdad es el más sangrante. Los presupuestos también deberían servir para frenar el aumento de esa desigualdad.  

                URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Manifestación en defensa de la escuela pública. EFE


miércoles, 11 de noviembre de 2020

DEMÓCRATAS

 “¡Parad el robo!”, ese era el nombre del grupo de Facebook que tuvo que suprimir la red de Mark Zuckerberg por hacer llamamientos a la violencia. El título hacía referencia a la deslegitimación que desde la Casa Blanca estaba haciendo su aún inquilino. Encabezando el grupo figuraba Steve Bannon, eco de Trump en las redes, su sombra, la mano que meció su cuna en 2016. Lo nunca visto. Trump y su báculo, un antisistema y su cortesano, dispuestos a cargarse, desde su epicentro, el sistema del que viven y medran para salvar sus egos. A la esperpéntica deriva de Trump no le ha faltado detalle. Hasta hizo un llamamiento para que dejaran de contar los votos. ¡Parad la máquina de la democracia!, me bajo. Dicen que dijo desde debajo de la mesa del despacho oval de la Casa Blanca. Trump ha demostrado ser un niño maleducado que no tolera que le lleven la contraria, ni dejar el poder si no es por la fuerza. Poca sangre de demócrata corre por sus venas.

FAKE

                Hasta el 20 de enero Trump será el “pato cojo” que corretee por la Casa Blanca. Una semana después de que Joe Biden recibiera la mayoría de los votos electorales, Trump seguía sin reconocer al vencedor de los comicios. Cuesta encontrar precedentes. La amenaza de una segunda legislatura de Trump movilizó como nunca al electorado estadounidense. Si Biden rompió todos los registros de voto popular, Trump logró mejorar sus resultados anteriores sumando casi cinco millones más de nuevos votantes. Lo cual indica la polarización social que Trump ha provocado con sus políticas populistas, amplificadas por el eco, no sólo mediático, que tienen más allá de sus fronteras. Su vida y su mandato han sido como un show de televisión. No desaprovechó ninguna oportunidad para lanzar un guiño a su entregada audiencia. Incapaz de gestionar la crisis sanitaria causada por la Covid-19, se lanzó por la pendiente de convertir en un fake news su infección por SARS-Cov-2. La mentira como programa electoral. Hizo del uso de mascarillas otro motivo de división. Nada ni nadie frenó su delirio, ni su pulsión tuitera rayando la psicosis. Ahora sus viudas lloran desconsoladas -los Bolsonaro, los Johnson, los Abascal y los Casado- la pérdida de su padrino. Algunos disimulan la pena aplicando la máxima de “a rey muerto, rey puesto”, top ten en el gremio de los cínicos.

Si algo nos está enseñando el auge de las derechas populistas y neofascistas es el poder movilizador que tienen las redes sociales. Hasta ahora nadie ponía límites a las mentiras que circulaban por ellas. Son autopistas por las que cualquier barbaridad corre a la velocidad de la luz. Los medios de comunicación clásicos ya no son referentes. Ahora, gran parte de la población confirma sus creencias mirando las redes. No hay código deontológico que valga, ni censura que limite la libertad de expresar cualquier salvajada.

Bien está que Twitter o Facebook vayan tomando cartas en el asunto. Y que los grandes medios dejen de ser condescendientes. El domingo 8, varios canales de televisión en EEUU cortaron el discurso en directo de Trump cuando, sin tener pruebas, puso en cuestión el escrutinio electoral. Otros prefirieron no cortar, poner un rótulo advirtiendo de las falsedades que se estaban diciendo y una vez terminado el discurso, explicar los motivos de discrepancia. El debate sobre las redes sociales está abierto. Una comisión de la Unión Europea lleva tiempo trabajando el tema. En nuestro país, el Congreso ha aprobado una propuesta de Unidas Podemos para regular el uso de las redes y eliminar con rapidez los mensajes de odio que circulen por ellas. PP y los neofascistas votaron en contra. Ellos sabrán por qué.

DISONANCIAS

                Ser demócrata es admitir la discrepancia. La democracia se lleva mal con el discurso único y el cierre de filas. ¿Se puede gobernar en coalición y discrepar de algunas decisiones del gobierno? Parece difícil de entender, pero ocurre. La crisis sanitaria está poniendo a prueba nuestros límites de tolerancia. La segunda ola de la pandemia está siendo más dura porque llueve sobre mojado. Y nos pilla más agotados. Volver a recluirnos no es plato de gusto para nadie. Tampoco es decretar cierres ni toques de queda. Hace unos días, la vicepresidenta Mónica Oltra propuso ampliar las medidas para cortar de raíz el crecimiento exponencial de los contagios. Otros socios de gobierno prefieren esperar, y no tensar más, por ahora, la cuerda económica. Salud o economía, ese sigue siendo el dilema. Pero es que sin salud no hay economía que valga.

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Alegría tras el triunfo Demócrata en las elecciones USA. EFE

martes, 3 de noviembre de 2020

LIBERTAD

Hay hartazgo. ¡Sí!, lo hay. También hay desasosiego. Hay malestar y hasta, si me apuran, indignación. ¡Sí!, haberlos, haylos.  La angustia ante lo desconocido es una emoción difícil de gestionar. ¿Tanto como para que estalle la violencia? Depende. ¿De qué depende? Del nivel de tolerancia. ¿Responde el brote violento a la fracasada moción de censura de los neofranquistas? Todo apunta a que sí. Lo anunciaron en sede parlamentaria, aunque ahora muy pocos lo recuerden. Es más, llegados a este punto, deberíamos preguntarnos: ¿a quién beneficia? La violencia, digo. Todo apunta hacia la misma extrema derecha, cuanto más extrema más siniestra. Es verdad que hay negacionistas, antivacunas, cenizos, broncas y chorizos que medran en el caos, como moscas en la mierda. Pero siempre hay un virus que inocula el odio y la rabia que desencadenan la pandemia de violencia. Todo está en las hemerotecas: la deslegitimación del gobierno, los insultos, los ataques infundados, la siembra de mentiras, las dudas y hasta las fake news al servicio de la manipulación torticera de los sentimientos. Las derechas hispanas deberían reflexionar sobre cómo han contribuido ellas al estallido de violencia. Quien siembra vientos, recoge tempestades.

IMPERIO

Es la misma siembra que hizo Trump durante cuatro años. Ante la magnitud de sus mentiras optó por cuestionar los resultados antes del escrutinio, amenazando con impugnarlos. Con cada proceso electoral aprendemos algo más sobre la compleja estructura de su democracia. Diseñada en tiempos ya lejanos parece poco adaptada a las exigencias democráticas del siglo XXI. Voto censitario, elección indirecta, sistema mayoritario (quien gana por un voto en el Colegio Electoral se lleva todos los compromisarios de ese Colegio que son los que eligen al presidente), presidencialista en un estado pluriestatal. En las elecciones de EEUU deberíamos participar todos. De forma ponderada, claro. A todos nos afectan y todos deberíamos ser consultados. Cuando Jonathan Franzen publicó Libertad (2010) Trump aún no había hoyado los cimientos democráticos de su país. La muerte de la fiscal progresista Ruth Bader Ginsburg permitió a Trump, en tiempo de descuento, nombrar a la ultraconservadora Amy Coney Barret para sustituirla de forma vitalicia en la Corte Suprema. Trump puso el máximo órgano del Poder Judicial en manos de jueces conservadores. Atado y bien atado. ¿Dónde está la división de poderes? En el fondo, no somos tan diferentes.

CASILLA DE SALIDA

                Todo apunta a que con la segunda ola de la pandemia nos tocará volver a la casilla de salida, al confinamiento domiciliario. Gran Bretaña, Alemania, Bélgica, … muchos países europeos pasarán por él por primera vez. Nosotros seremos repetidores. Y seguimos con una sanidad magnífica pero muy mal financiada. Según el FMI, tan solo destinamos un 3,5% de nuestro PIB, frente al 5,2% de Francia, el 9% de Alemania o el envidiable 11,7% de Nueva Zelanda. ¿A qué esperamos para aumentar la dotación? La lucha eficaz contra la Covid-19 depende en gran parte de una sanidad bien financiada. La crisis actual debería concitar un amplio consenso en esta cuestión, también en mejorar el sistema educativo, y las residencias públicas, y las ayudas a la dependencia, … Tal vez sea eso lo que cabrea a las derechas, desde la más centrista a la más descentrada, que no gestionarán la crisis, para ellas una oportunidad perdida para su proyecto ultraliberal.

Quan creus que tot s’acaba torna a començar, cantaba indignado Raimon ante una dictadura que parecía eterna. Eso nos pasa con una pandemia que no parece tener fin. Pensábamos que estaba terminando y sigue igual. El SARS-Cov-2 es tan virulento como al principio. Ahora conocemos mejor su comportamiento, podemos evitar errores, y aplicar terapias más eficaces. Pero de poco sirve todo este conocimiento si no tenemos suficiente personal sanitario, si no tenemos rastreadores, ni pruebas para detectar dónde está el virus. De poco sirve la libertad si no hay salud. A veces me pregunto, ¿por qué gritan libertad si lo que está en peligro es la salud? Y recuerdo la canción de Nacha Guevara inspirada en un poema de Paul Eluard: “Y por el poder de una palabra/ vuelvo a vivir/ nací para conocerte/ para cantarte/ Libertad”. Duele oír y ver como en tu nombre dicen y hacen tantas barbaridades.   

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Mural de Banksy.

martes, 27 de octubre de 2020

LA RANA Y EL ESCORPION



Pocas fábulas han tenido tanto éxito como la de la rana que ayuda al escorpión a atravesar el río. Desde que el bipartidismo saltó hecho añicos tras la irrupción de Podemos, este relato digno de Esopo no ha parado de circular cambiando de protagonistas. La última vez fue en la moción de censura neofranquista contra Sánchez y Casado, o era al revés. Del bipartidismo hemos pasado a las bicoaliciones. PSOE y PP ya no bailan solos, necesitan socios para gobernar, para sumar mayorías. La pluralidad del país no cabe en dos únicos partidos. Bienvenidas las coaliciones. En eso el País Valenciano estuvo en la vanguardia. Aquí hace tiempo que el bipartidismo no resuelve nada. Primero con Compromís en el gobierno, ahora también con Podemos, Ximo Puig preside el Consell de la Generalitat desde 2015, aunque su partido, el PSPV, no tiene la mayoría. Pero hay antecedentes. En el lejano 1991, el PP necesitó la muleta de Unión Valenciana para que Rita fuera alcaldesa y en 1995 Zaplana usó el mismo báculo para ser Molt Honorable. Pero UV, como el neofranquismo, era un forúnculo del PP, carne de su carne. El PP no tardó en comerse a UV a base de cargos y talonario. Sueña Casado con hacer lo mismo con los hijos descarriados de la FAES. ¿Volverán al redil los Gil Lázaro y demás nostálgica troupe? “¡Hasta aquí hemos llegado!”, dijo la rana. “¡Te vomitaré de mi boca!”, le respondió el alacrán, sin atreverse a aguijonear a su anfitriona. Pues eso. 

PRUEBA DEL ALGODÓN 
Finalmente, la rana se sacudió a su ingrato huésped. En la moción de censura, Casado se revistió de derecha europea y desmontó el argumentario de su aún socio. ¿Cuánto durará el divorcio? Lo justo. El líder del neofascismo hispano salió de su moción con el rabo entre las piernas, pero sabe bien que tiene al PP cogido por los escaños, en Madrid, Andalucía, Murcia y Alicante… ¡Sí!, en Alicante. El neofascismo es la muleta que necesitan PP y C’s para tocar poder. Es la comparsa, camino de ser ‘cumparsita’: “si supieras que aún dentro de mi alma/ conservo aquel cariño que tuve para ti …”, cantaba Gardel. 
“Vienen tiempos duros”, dijo Merkel en uno de esos arrebatos de sinceridad que nos hacen añorar una derecha como la germana. La prueba del algodón para la pulsión antifascista del PP no ha tardado. Le toca retratarse ante la declaración del Estado de Alarma. Parece que es la fórmula constitucional más rápida para dar cobertura legal a las medidas de los gobiernos autonómicos. Incluso para el toque de queda, eufemísticamente rebautizado como “restricción a la movilidad nocturna”. Funcionó con la primera ola de la pandemia, hasta que la derecha y los soberanistas dejaron de apoyarla en el Congreso. Ahora vuelve. 
También esperan los Presupuestos Generales. Ya va siendo hora de que los de Montoro dejen de reinar entre nosotros. Y el Plan de Reconstrucción. En una situación de emergencia como la que vivimos, ambos temas deberían de estar relacionados. Uno complementando al otro. El lunes 26, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, nos recordó la importancia de presentar proyectos sólidos para poder recibir las ayudas europeas. Sabemos que hay condiciones: reforzar los servicios públicos, luchar contra el cambio climático, preparar la transformación tecnológica, entre otros. 
Pero el PP sigue a lo suyo y ya está repartiendo las ayudas entre sus amigos. La chulapa de Madrid ha comprometido 50 millones de € para que 14 empresas hagan un nuevo hospital en Valdebebas. ¿Y el de IFEMA? ¿De dónde saldrá el personal? Ante la incredulidad de la periodista que la entrevistaba, Ayuso dijo que “esas preguntas no se le hacían a una presidenta autonómica”. Entonces, ¿a quién hay que hacérselas? 

HOSPITALES 
El 15 de abril de 2021 terminará la concesión del Hospital público a Torrevieja Salud, rama de Ribera Salud, empresa que hizo su taking off, despegó, con el PP valenciano y ahora medra bajo la capa castiza del gobierno madrileño. La Generalitat quiere que, a partir del 15 de abril, el hospital de Torrevieja sea 100% público. Desde que el Consell lo anunció, no hay día que Bonig & Cantó, no alaben las bondades de la gestión privada. No es momento en medio de la pandemia, dicen. Para PP & C’s nunca es buena ocasión para reforzar lo público. Ocultan que revertir una concesión caducada sale más caro a la hacienda pública. ¿Transferir recursos públicos al negocio privado, sin hacer falta, es colaboración público-privada? No creo. 
URBANO GARCIA 
Imagen: Ilustración de la fábula de la rana y el escorpión. 

      

viernes, 23 de octubre de 2020

TOQUE DE QUEDA

               Couvre feu, así llaman los franceses al toque de queda. Suena igual que en castellano, con reminiscencias bélicas. A veces no queda más remedio que proclamarlo para que la gente cumpla las medidas sanitarias contra el coronavirus. ¿Habrá que imponer el toque de queda en Madrid para que el dúo más dinámico de la derechita castiza deje de propagar el virus del odio? ¿Qué diría el PP si Sánchez hiciera en Madrid lo que ha hecho Macron en 9 grandes ciudades francesas incluida París? ¿Iría Casado a quejarse ante sus colegas de la Unión Europea y a pedir la intervención manu militari de las instancias europeas en contra de los intereses de nuestro país? Lo ha hecho a cuenta de la propuesta del gobierno de coalición de modificar la forma de nombrar a los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Calla Casado que el CGPJ lleva dos años “en funciones”, al negarse el PP a su renovación. A pesar de estar caducado, el CGPJ acaba de nombrar 6 presidentes de Sala (4 conservadores y 2 progresistas, curiosa nomenclatura judicial que oculta tras un falso bipartidismo el alma reaccionaria de una parte de los altos magistrados). Es lo más parecido al secuestro de la democracia. El PP pide como rescate excluir a Unidas Podemos de las negociaciones sobre el CGPJ. Lo piden quienes han corrompido la médula del sistema democrático. 
            Las derechas hablan sin tapujos de Estado fallido. Todo les vale con tal de dinamitar el legítimo gobierno de coalición progresista. La presencia de UP en el ejecutivo les hace perder los nervios. ¡Llegó la izquierda!, se quejan. O sea que hasta ahora la izquierda nunca había gobernado. Para reflexionar.  

CENSURA 
            La semana que acaba ha dado mucho de sí. “Oigo la palabra democracia y saco la pistola”, piensan y dicen los neofranquistas, marcando con su paso de oca ideológico lo que piensa y dice el PP. No hay más que ver el acto neofascista de Almeida&Ayuso quitando a golpe de mazo la placa que en 1981 (con Suárez presidiendo el gobierno) se colocó en Madrid a la memoria de Largo Caballero. Urge una ley que proteja de verdad la memoria democrática y limpie el barro franquista que atasca los engranajes de la democracia. 
            Escribo estas líneas antes de que se debata la moción de censura neofranquista contra Sánchez, pero también contra Casado. Ignoro qué pulsión se impondrá en el PP. Ignoro qué PP sobrevivirá al envite de los nostálgicos de Franco y a los tribunales que juzgan su financiación ilegal durante décadas. “Partícipe a título lucrativo”, acaba de sentenciar al PP uno de esos tribunales en los que se ven causas relacionadas con la Gürtel, la Kitchen, y alguna otra trapacería con la que han devaluado, más si cabe, la escuálida calidad democrática que teníamos. Vendrán más. De ahí las prisas del PP para okupar el Poder Judicial. ¡Vaya golpe! 

JE SUIS PROF 
            No somos la excepción en el ascenso de la intolerancia. El asesinato en París de Samuel Paty, profesor de historia y educación cívica, por hablar en clase de libertad de expresión poniendo como ejemplo las caricaturas de Mahoma, que fueron la excusa para asesinar a 12 personas en la redacción de la revista Charlie Hebdo, es una muestra de la espiral de violencia y odio a la que algunos nos quieren precipitar. 
            Las palabras suelen preceder a los hechos. La técnica es vieja. Primero se siembra el caos verbal, se deslegitima al gobierno, se dinamitan las instituciones, se devalúa la democracia, … Luego vienen los salvadores, salva patrias y asesinos a poner orden. La historia es conocida. Con ella se justificó el golpe de Estado de 1936 y 40 años de dictadura. Ya sé que no es lo mismo. Que no estamos en una Europa recorrida por el fantasma del fascismo. Pero las cosas no suelen ser blancas o negras. Los tonos grises son infinitos. 

BALANCE 
            2020 pasará a la historia como el año de la pandemia. Hubo Crida, pero no hubo Fallas. Se plantaron a medias y se guardaron enteras. Cuando se pueda habrá ración doble de Cremàs. Tampoco hubo Fogueres en Alacant. Ni Cordà en Paterna. Ni Misteri en Elx … ni tantas y tantas cosas. El robo en la EMT sigue pesando como una losa. En medio de la Covid-19, el ayuntamiento de València hizo balance de este atípico año en el que se peatonalizó la plaza mayor. La oposición sacó su argumentario típico y a sus dos fetiches, atacar a Grezzi y a Ribó. Esperemos que no haya toque de queda. Con el del 23F tuvimos bastante. 
URBANO GARCIA 
Imagen: Placa recuerdo a Indalecio Prieto en Madrid. EFE

jueves, 15 de octubre de 2020

CLASES


No es que estemos en una nueva normalidad, es que todo es raro, muy raro. Es como si nos hubiéramos quedado con lo peor de la antigua normalidad y aún no tuviéramos lo mejor de la que tiene que venir, que nadie sabe si será nueva o tendremos una de segunda mano.

La banda sonora del 9 d’Octubre salió de los balcones. El 12, en la otra cita patriótica, algunos trampearon con un trapo presumiendo de bandera preconstitucional. Nada es lo que parece. Nos decían que la pandemia nos igualaría y todo apunta a que ocurre lo contrario. Si desde hace un par de décadas la desigualdad no ha hecho más que crecer, ahora, con el virus rondando entre nosotros, se ha disparado. Más desiguales que ayer, pero menos que mañana. Si no lo evitamos, claro. Las cosas, mientras no se demuestre lo contrario, pueden cambiarse. Eso sí, cuesta. Dejarse llevar por el determinismo no es un buen consejo.

 

IGUALDAD

               La verdad es que casi toda la gente nace y muere en la misma clase social. No es fácil salir de pobre, suele decirse. A pocos pobres les toca el Gordo o aciertan la primitiva. Ese señuelo mueve apuestas y casinos. Un camino de perdición al que se quiere poner coto. Además, sabemos que los sueños, sueños son, que decía Calderón. En casinos y apuestas es más probable encontrar la ruina que a la diosa fortuna.

Para salvar los muebles en caso de crisis, y sobrevivir, aunque no la haya, se conquistó el Estado del bienestar. Sanidad y educación son sus pilares básicos. Pero también dependencia, y vivienda, y protección social, y… la lista es larga. Si la sanidad nos iguala ante la salud, la educación lo hace ante las oportunidades. Con la crisis sanitaria, ambos pilares crujieron. Años de recortes y olas privatizadoras dejaron la sanidad y la educación públicas en estado de caquexia. Vamos, en los puros huesos. Cuando ha habido que echar mano de ellas, nos hemos percatado de lo anémicas que estaban. Toda inversión es poca para reanimarlas.

La sanidad no ha dejado de estar sometida a estrés desde que nos entró “el bicho”. Para la lucha contra la Covid-19 no ha habido ni descanso ni vacaciones. No fue el caso de la enseñanza. Desde marzo las clases presenciales se convirtieron en on-line. El experimento dejó al descubierto importantes carencias. No todo el mundo dispone de los medios informáticos necesarios. Adiós igualdad de oportunidades.

Conselleria y sindicatos acordaron iniciar el curso con la máxima presencialidad. Se argumentó el papel socializador que cumple la escuela. Pero olvidaron otras funciones. Al menos eso parece. A nadie se le escapa la importancia de Segundo de Bachillerato como puerta a la universidad. Su acceso, fuertemente competitivo, depende de la nota que se saque en la EBAU, la antigua Selectividad. Desde hace unas semanas, el alumnado de Segundo de Bachillerato del Lluís Vives de València está movilizado reclamando todo el curso presencial. La falta de espacio y de profesorado obligó a dividir el número de alumnos por aula, y a reducir a la mitad las clases presenciales, obligando a recortar el programa del curso. No es el único IES afectado por esta carencia. En otros sitios con el mismo problema ya se han encontrado soluciones.        

PLAZA DE ARMAS

               Casi siempre, encontrar soluciones es cuestión de voluntad. Donde parece que no hay demasiado interés en solucionar los conflictos es en la capital del Reino. El menguado desfile de la hispánica jornada no sirvió para calmar las agitadas aguas. Los medios afines a la derecha, o sea casi todos, no dejan de jalear la desafiante actitud de la lideresa madrileña. Ya sabemos que ella no baila sola. Su pareja de hecho, digo del líder de su partido, la tiene como ariete contra el gobierno de coalición. El PP quisiera subirse al caballo de la pandemia como si fuera el de Pavía. Y apoyado en sus estribos judiciales poder retorcer la voluntad popular como si fuera un tirano banderas cualquiera. Los neofranquistas le soplan tras la oreja. Los que añoran la dictadura celebraron su patriótico día quemando combustible por la Gran Vía. Y en València, en el pluricultural y tolerante barrio de Benimaclet, marcharon con cuatro antorchas y banderas franquistas intentando emular a los nazis en su siembra de odio durante la noche de los cristales rotos. ¡Ridículos!

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Alumnas 2º Batxiller del IES Lluís Vives reclamando clases presenciales. Valencia Plaza