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viernes, 30 de abril de 2021

DE LA SUPERLIGA AL FASCISMO

 

Hay ocurrencias que nada más plantearlas se convierten en metáforas de la actualidad. La SuperLiga de los millonarios fue flor de un día, se marchitó en cuanto los equipos que no forman parte de la reducida élite de los superricos, levantaron la voz contra una segregación impulsada por especuladores. La SuperLiga no era más que una Liguilla de los más poderosos, los que, según el manifasser de la ocurrencia -digo de Florentino Pérez-, manejan el “negocio”. Los directivos de estos equipos tienen una visión elitista de la vida. El asunto que se traen entre manos mueve miles de millones de euros, y millones de voluntades. No hay estadio lo bastante grande para su ego. Los partidos entre los equipos que presiden son verdaderos partidos de masas. Desconozco la razón, pero todos los dictadores anhelan sentarse con ellos. Para el ocio y para el negocio. Franco y Santiago Bernabéu formaron una extraña pareja, había química, dicen los cursis. A las dictaduras “castrenses” de las que habla Isabel Bonig les encantan los espectáculos de masas, y ningún espectáculo más masivo por estos lares que el futbolístico. La SuperLiga parece sacada del magnífico análisis que hicieron Ariño y Romero en La secesión de los ricos.    

MADRID ALEXANDERPLATZ

                Una secesión que parece inspirar también el programa del PP para Madrid. Últimamente, huele más a la novela de Alfred Döblin -Berlín Alexanderplatz (1928)- que a churros. El tufo no es nuevo, cuando lo del “tamallazo” la pestilencia obligó a cerrar puertas y ventanas. Desde entonces la fetidez reaccionaria ha ido en aumento. El ruido ha subido tantos decibelios que es insoportable. Madrid me mata, y más en una campaña parida con fórceps. Antes que los neofranquistas boicotearan el que se convirtió en frustrado último debate, la cabeza de lista del PP ya lo había boicoteado negándose a debatir con sus contrincantes. Ambas derechas se realimentaron en su intención de acabar con los debates. Y lo consiguieron. No le interesa debatir a quien no tiene programa, o a quien tiene un programa tan reaccionario que no soporta ni la más mínima confrontación de ideas. ¿Qué ocurre cuando la antipolítica sabotea los cauces para el debate civilizado? Pues que nos retrotraemos a momentos predemocráticos poco tranquilizadores. Roto el marco democrático, ¿qué queda? Los neofascistas saben qué puentes dinamitar para dinamitarlo todo. Sin debates, con unos medios hablando día y noche de la presidenta candidata, y el resto de candidaturas casi excluidas del minutado de los informativos, ¿a quién le interesa la campaña? Desde luego, al PP no.    

Las elecciones madrileñas contaminan todo. La polarización en bloques ha sustituido al oxidado bipartidismo. La reducción de los programas a consignas anuncia la jibarización de las mentes. La desaparición de los debates, fruto de una estrategia calculada, deja a la ciudadanía inmune frente al virus de la intolerancia. La democracia está indefensa ante quienes quieren destruirla. Así acabaron con la experiencia democrática de la II República. Casi 85 años después de que un grupo de militares diera un golpe de Estado contra el gobierno legítimo, sigue habiendo nostálgicos de la dictadura de Franco. Algo no habremos hecho bien para que siga supurando ese mal. Habrá que aprender cómo lo hicieron otros.  

ABRIL

                 Otros países superaron la peor página de sus historias haciendo del pasado memoria. Aquí se decretó el olvido. El 25 de abril de 1974, la llamada Revoluçao dos Cravos (la Revolución de los Claveles), puso fin a la larga dictadura portuguesa (1925-1974). Ni hubo restauración monárquica ni se decretó el olvido. El 28 de abril de 1945, el ajusticiamiento de Mussolini y Clara Petacci puso fin al fascismo italiano (1922-1945). Ni hubo restauración monárquica ni se decretó el olvido. No son los únicos ejemplos. Aquí, ocurrió lo contrario, se restauró la monarquía y se decretó el olvido. Nuestra transición de la dictadura a la democracia fue como fue. A lo mejor no pudo ser de otra forma. De poco sirve lamentarse. Claro que de aquellos polvos vienen muchos de los lodos en los que ahora estamos enfangados. Y no sólo en Madrid.

En el nicho de la desmemoria democrática anidan los nostálgicos del franquismo. Saben que la ignorancia es el mejor caldo de cultivo para sus recetas de regreso al pasado. A pesar de la pandemia, ningún pasado fue mejor. Pero a nadie se le escapa que vivimos tiempos difíciles. Tiempos en que el dolor por las pérdidas y la angustia ante la incertidumbre causada por un virus aún imprevisible, son sustituidos por las certezas de unas vacunas eficaces y una respuesta internacional que evita caer en antiguos errores.

Termina abril, llega mayo. Los resultados de Madrid condicionarán la agenda política de los próximos meses. Cuando escribo estas líneas todo está abierto. El futuro es un país extraño, decía Fontana.

    URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Franco en el estadio Santiago Bernabéu. EFE


jueves, 22 de abril de 2021

PLAN

 

No es necesario haber superado la crisis para plantear la recuperación. Es lo que se hizo antes de terminar la Guerra Mundial, la segunda acometida de esa larga y terrible guerra civil del siglo XX que arrasó Europa, según el historiador Tony Judt. El Plan Marshall se diseñó antes que las tropas aliadas llegaran al “nido de águila” de Hitler. Lo mismo está ocurriendo ahora con la crisis de la Covid-19. Antes que la vacunación nos lleve a la tan deseada inmunidad de rebaño, ya están los planes de recuperación encima de la mesa. Como debe ser. Volver a la situación anterior, no volveremos. Mejor quitárnoslo de la cabeza. Ahora bien, según qué medidas se apliquen, la salida será más o menos bonancible, como decía el tango. Es lo que más les jode a las derechas hispanas, que no serán ellas quienes comiencen a aplicar el bálsamo. 

PRIORIDADES

Todo plan tiene dos caras, como Jano, el dios romano. Una es la de las inversiones. No es lo mismo invertir en hacer aeropuertos para peatones, que mejorar y ampliar las redes viarias existentes. No es lo mismo perdonar las deudas bancarias, que las de los hogares. No es lo mismo ayudar a los grandes consorcios transnacionales, que al pequeño y mediano comercio. No es lo mismo reducir las emisiones de CO2, que promover industrias contaminantes. Eso es la política: optar, ordenar las prioridades.

La Unión Europea -dueña de la fábrica de euros- parece que, sobre el papel, lo tiene claro. La crisis sanitaria ha dejado al aire las debilidades europeas: hace un año no teníamos ni mascarillas. La deslocalización neoliberal vació el tejido industrial europeo de empresas básicas, pero poco rentables en tiempos de paz. Durante décadas, la privatización de la sanidad dejó el sistema público de salud hecho añicos. ¿Qué decir de las residencias para personas mayores? ¿Y la educación? Estamos a la cola de la Unión en casi todo. Debería ser prioritario reducir nuestras flaquezas y reforzar las fortalezas, como diría un coaching, uno de esos entrenadores personales que ayudan a superar crisis. El monocultivo del turismo, por ejemplo, nos convierte en un pequeño gigante con pies de barro. Todo salta por los aires ante el primer obstáculo. No hay que ser adivino para saber qué está pasando con la pandemia.  

Y, ¿quién paga todo eso? Esa es la otra cara: la financiación. Un tema sangrante para los valencianos. Aún con ser mucho, ni el dinero puesto en circulación por la Unión Europea, ni las medidas fiscales implementadas llegan a la altura de las propuestas por Biden. El casi octogenario demócrata parece dispuesto a terminar con el ultra liberalismo de Trump. La Reserva Federal -la fábrica del dólar- va a poner en circulación nada menos que 1,9 billones de dólares en ayudas, casi el doble que la Unión Europea. Para evitar que la inflación se dispare, Biden quiere poner en píe una nueva fiscalidad para que las empresas digitales coticen en función de sus ganancias. Esas empresas han sido las grandes beneficiarias durante la pandemia. Lógico es que paguen impuestos en donde obtienen los beneficios. La llamada tasa Google que quiere la Unión Europea ha encontrado, hasta ahora, la oposición del gobierno USA, que ha amenazado con imponer aranceles a los productos europeos. ¿Capitalismo antiglobalizador?

¿MUNDO NUEVO?

Donde coinciden EEUU y la UE es en los objetivos del plan: investigación e innovación; transiciones climática y digital justas; preparación y recuperación del sistema público de salud; lucha contra la crisis climática; modernización industrias tradicionales; protección biodiversidad y políticas de igualdad, … De todos ellos, quiero destacar los que van dirigidos a evitar la crisis y el previsible colapso climático. Los datos científicos, tanto en esta cuestión como en la lucha contra el SARS-Cov-2, son contundentes. Desde 1990, la Antártida ha perdido casi 7 billones de toneladas de hielo y su superficie se ha reducido en más de 2 millones de kilómetros cuadrados. El deshielo es la principal causa del incremento de fenómenos meteorológicos extremos, además de la subida del nivel de las aguas de mares y océanos. Según Naciones Unidas, el calentamiento global ya es la principal causa de las crisis humanitarias, y está detrás de la mayoría de conflictos bélicos que salpican el planeta. La reaparecida Greta Thunberg no duda en afirmar que detrás de la actual pandemia está la crisis climática y el deterioro del ecosistema.

Quienes parecen no enterarse son el ministro de Obras públicas y la Autoridad portuaria, empeñados en seguir con la ampliación norte del puerto de València diseñada hace dos décadas, por un gobierno de derechas y con criterios que no corresponden a los actuales. Un plan que apenas crea empleo, de cuestionable rentabilidad económica y fuerte e irreversible impacto ambiental. ¿Por qué ese empeño?

    URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: El Puerto de València. La Vanguardia



lunes, 12 de abril de 2021

¡ARDE MADRID!

 

Ardió durante el franquismo, en el acertado título de la serie con la que Paco León fabuló la larga estancia de Ava Gardner en la capital de la dictadura. Y está volviendo a arder con una campaña electoral a la que nos arrastran todos los días, aunque sólo voten los residentes en la comunidad madrileña. Día sí, día también, somos llamados a rebato por cualquier ocurrencia de quienes dirigen las campañas. O por cualquier noticia procedente de los juzgados que altere el sensible tablero electoral. Es lo que pasó el domingo 11, cuando el Juzgado n.o 5 de Madrid anuló las candidaturas de Toni Cantó y Agustín Conde (ex alcalde de Toledo), por no residir en esa comunidad en el plazo marcado por la ley. No cabe recurso contra la sentencia, pero el PP la ha recurrido al Constitucional. ¡Vaya libertad!, … para delinquir. ¿Es la que quiere el PP? ¿Será el fin de la carrera política de Cantó? O, ¿seguirá en ese gran teatro bufo que para él es la política? ¿Volverá a C’s con el acta entre las piernas?, o ¿será nombrado gestor de los teatros del Canal, si Ayuso gana las elecciones con el apoyo de los neofranquistas? ¿Nos queda por ver algún acto más de este émulo de don Perlimplín, adicto a los polvos mágicos de perlimpinplín? La cita madrileña nos está dando una buena dosis de entretenimiento y enseñanzas en medio de la terrible pandemia. Cantó canta.

ESTRATEGIAS

                Lejos de calmar a las fieras, la crisis sanitaria tensa más si cabe un panorama ya de por sí bastante agitado. De nuevo vemos la polarización de la política en la configuración de los bloques madrileños. El PP sabe que la mayoría de sus posibilidades de gobernar pasa por el apoyo de los neofranquistas. Y éstos intentan por todos los medios no ser fagocitados por un PP que vuelve a la identidad de sus esencias franquistas. En el otro margen ocurre algo parecido. Sólo sumando todos los votos progresistas darán una mayoría de progreso. Así están las cosas, poco antes de que empiece la campaña electoral madrileña.

En función de esos objetivos, cada cual desarrolla sus estrategias. Unos y otros, fichando en ese espacio en descomposición, o en venta, autodenominado de “centro”. Y los de más allá, intentando pescar en el terreno de las esencias, de derechas y de izquierdas. Del tarro de las esencias de la derecha queda poco por rascar. La competencia por hacerse con los despojos ideológicos del dictador es brutal, como brutal es el sesgo con que tiñen sus propuestas los principales aspirantes: PP y neofranquistas. Ambos siguen tácticas similares, para ganar Madrid queman Cataluña, para ganar votos en el barrio de Salamanca montan bronca en Vallecas. Si de paso consiguen algún voto obrero despistado, miel sobre hojuelas.

                Más incógnitas hay en la rama izquierda del madroño. La presentación de Pablo Iglesias como candidato sacudió la campaña. Unidas Podemos también juega esa partida, mientras que Más Madrid ve desinflarse sus expectativas. Por su parte, el PSOE de Gabilondo, asesorado por Iván Redondo, juega la baza de la moderación y la sensatez. Pero la imprevista entrada en el juego de Pedro Sánchez, poniendo en duda -desde Angola- las cifras de la Covid-19 en Madrid, ha desplazado el foco de atención del candidato al presidente. Duelo buscado por Ayuso. Del socialismo al comunismo y de ahí a Pedro Sánchez, el caso es fijar bien el enemigo. Las izquierdas deberán movilizar todos sus votos posibles si quieren vencer.

VACUNACIONES

                Diez días después del Viernes de Dolores, el aumento de contagios, ingresos y UCI fue el precio por “salvar la Semana Santa”. Mientras, la vacunación se adapta a la recepción de vacunas. La Janssen, con su dosis única y su fácil transporte, acelerará el ritmo. Como se ha demostrado con la radical disminución de muertes en residencias, la vacuna es el mejor freno de la pandemia. Y eso que, en estos tiempos de angustias, también las vacunas aumentan la incertidumbre. Nunca habíamos seguido en directo los ensayos clínicos de un medicamento. Con las vacunas conocemos al minuto y por streaming cualquier incidente. Y eso no tranquiliza, precisamente. No siempre es bueno el exceso de información.

NOTA: Nadie duda que tras la pandemia el mundo cambiará. Habrá que revisar muchas cosas. Entre ellas, la actual globalización. Mercados más próximos, más inversión en sanidad y educación, y recuperar industrias básicas. Por eso, es inexplicable el visto bueno ministerial a la ampliación del Puerto de València. Una inversión insostenible que no resuelve el retraso de nuestra conexión por tren con el resto de Europa.                

    URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Cartel de la serie ¡Arde Madrid!


martes, 6 de abril de 2021

DE MÁSCARAS Y MASCARILLAS

 

No hay nada más antisistema que un macarra enmascarado. Así apareció el ayatolá Josemari en su comparecencia como testigo en el juicio por los “papeles del PP”, también llamados “de Bárcenas”, el gestor de la casa. Es la causa por la contabilidad opaca que el partido de Fraga tuvo durante décadas. Aznar cubrió su máscara con una mascarilla. El juez le amonestó por tan innecesario ocultamiento. Solo en su casa, ante la pantalla del ordenador, sin más testigo que alguno de sus perros, no había lugar a la profilaxis. ¿Qué ocultaba el supremo líder de las derechas? Muchos analistas señalaron su intento de ocultar un lenguaje gestual más creíble que el verbal. Como testigo, Aznar estaba obligado a decir la verdad. Si la cara es el espejo del alma, está claro qué quería que no viéramos. Sus falsas palabras nacieron muertas.

DERECHA, ¡AR!

                Nada como una campaña electoral para asistir a un desfile de embozados. Hablo de las elecciones buscadas y forzadas por el PP en Madrid, claro. Aunque la madre del cordero lechal se gestó en Murcia. La fracasada moción de censura reveló el verdadero rostro del PP, incapaz de tener otro aliado que el neofranquismo del que procede. Sangre de mi sangre, que diría el profeta Josemari. Para desmontar la moción, el PP acudió a sus esencias, a dos figuras clásicas en su historial: a la compra de diputados y al trasfuguismo. ¡Será por dinero! No hay nada como hacer del partido una oficina de colocación para que lluevan los aspirantes. En eso tiene experiencia la derecha hispana, una y trina. Y el PP picoteó a dos bandas:  en la de los exC’s y en la de los exneofranquistas. A las dos les dio lo que querían. A una el pin parental y a otra el pin ideológico de un anticomunismo con olor a naftalina. Tanto monta, monta tanto. Alfombra roja para los tránsfugas. Todo por mantener una presidencia seca como una ñora. El PP ata su destino al de la derecha más extrema. ¡Fuera máscaras! En Madrid y en Murcia.

FASCISMO

                Jueves Santo, a falta de procesión del Silencio, unos bárbaros asaltan la sede de Podemos en Cartagena, con nocturnidad y cócteles Molotov. No era la primera vez. Los bárbaros andan crecidos. Nadie les pone coto. Cuentan con poderosos apoyos. El periodista Antonio Maestre ve en el auge de la violencia fascista similitudes con el de los nazis en la República de Weimar. Parecidas guerras culturales.

Yo aproveché la santa Pasión para ver El año del descubrimiento, la premiada película de Luis López Carrasco. Retrato de la clase obrera y crónica de la desindustrialización de Cartagena, cuyo punto álgido se vivió en 1992, año de olimpiadas, expos y fastos de todo tipo. Cartagena se mantuvo leal a la II República hasta marzo de 1939. Franco nunca se lo perdonó. A pesar de eso, la milenaria ciudad albergó un contaminante desarrollo industrial. Hasta que la liberalización económica y la Unión Europea modificaron el mapa de las industrias del continente. Cartagena se hundió en una profunda crisis. Quedan secuelas, como una importante desmovilización de la izquierda y el ascenso de un visceral neofascismo.

La crisis sanitaria también afecta al estado de ánimo. Por esa grieta se cuela la ansiedad y la ira. Con las defensas bajas es más fácil ser pasto de pulsiones viscerales que resistir con argumentadas razones.     

VIRUS O VACUNA

Esa es la verdadera dicotomía. Hablemos de Madrid, por ejemplo. Ahora nos enteramos que el Consejero de Sanidad del gobierno de Ayuso se reunió, el 11 de febrero, con representantes de Putin, para negociar la compra de vacunas Sputnik. Ayuso y su cohorte siguen los pasos del reaccionario Orbán, saltándose los acuerdos comunitarios y ciscándose en las instituciones democráticas. Ese es su objetivo, que todo el mundo hable de ella. Lo cierto es que la lenta vacunación en Europa está sobre la mesa. La Comisión de la UE la ha incorporado a su agenda. El lunes 5 de abril, más de un centenar de países de la OMS habían pedido la liberalización de las patentes. Soluciones globales para una amenaza global.

La investigación vacunal recibió 25 mil millones de € de inversión pública. “La ciencia es laica, pero las patentes son sagradas”, dice El Roto. Liberar, expropiar, … la salud de la sociedad no puede ser rehén de las farmacéuticas. Algo tendrá que hacer la Unión para impedirlo. Detrás de las vacunas está la recuperación económica. A nadie se le escapa que Europa se juega su futuro en lo rápido que se vacune.

Habrá que estar atentos a la pantalla a ver cuántas máscaras caen antes del verano.

    URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Viñeta de El Roto. El País, 6 de abril de 2021.