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martes, 27 de octubre de 2020

LA RANA Y EL ESCORPION



Pocas fábulas han tenido tanto éxito como la de la rana que ayuda al escorpión a atravesar el río. Desde que el bipartidismo saltó hecho añicos tras la irrupción de Podemos, este relato digno de Esopo no ha parado de circular cambiando de protagonistas. La última vez fue en la moción de censura neofranquista contra Sánchez y Casado, o era al revés. Del bipartidismo hemos pasado a las bicoaliciones. PSOE y PP ya no bailan solos, necesitan socios para gobernar, para sumar mayorías. La pluralidad del país no cabe en dos únicos partidos. Bienvenidas las coaliciones. En eso el País Valenciano estuvo en la vanguardia. Aquí hace tiempo que el bipartidismo no resuelve nada. Primero con Compromís en el gobierno, ahora también con Podemos, Ximo Puig preside el Consell de la Generalitat desde 2015, aunque su partido, el PSPV, no tiene la mayoría. Pero hay antecedentes. En el lejano 1991, el PP necesitó la muleta de Unión Valenciana para que Rita fuera alcaldesa y en 1995 Zaplana usó el mismo báculo para ser Molt Honorable. Pero UV, como el neofranquismo, era un forúnculo del PP, carne de su carne. El PP no tardó en comerse a UV a base de cargos y talonario. Sueña Casado con hacer lo mismo con los hijos descarriados de la FAES. ¿Volverán al redil los Gil Lázaro y demás nostálgica troupe? “¡Hasta aquí hemos llegado!”, dijo la rana. “¡Te vomitaré de mi boca!”, le respondió el alacrán, sin atreverse a aguijonear a su anfitriona. Pues eso. 

PRUEBA DEL ALGODÓN 
Finalmente, la rana se sacudió a su ingrato huésped. En la moción de censura, Casado se revistió de derecha europea y desmontó el argumentario de su aún socio. ¿Cuánto durará el divorcio? Lo justo. El líder del neofascismo hispano salió de su moción con el rabo entre las piernas, pero sabe bien que tiene al PP cogido por los escaños, en Madrid, Andalucía, Murcia y Alicante… ¡Sí!, en Alicante. El neofascismo es la muleta que necesitan PP y C’s para tocar poder. Es la comparsa, camino de ser ‘cumparsita’: “si supieras que aún dentro de mi alma/ conservo aquel cariño que tuve para ti …”, cantaba Gardel. 
“Vienen tiempos duros”, dijo Merkel en uno de esos arrebatos de sinceridad que nos hacen añorar una derecha como la germana. La prueba del algodón para la pulsión antifascista del PP no ha tardado. Le toca retratarse ante la declaración del Estado de Alarma. Parece que es la fórmula constitucional más rápida para dar cobertura legal a las medidas de los gobiernos autonómicos. Incluso para el toque de queda, eufemísticamente rebautizado como “restricción a la movilidad nocturna”. Funcionó con la primera ola de la pandemia, hasta que la derecha y los soberanistas dejaron de apoyarla en el Congreso. Ahora vuelve. 
También esperan los Presupuestos Generales. Ya va siendo hora de que los de Montoro dejen de reinar entre nosotros. Y el Plan de Reconstrucción. En una situación de emergencia como la que vivimos, ambos temas deberían de estar relacionados. Uno complementando al otro. El lunes 26, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, nos recordó la importancia de presentar proyectos sólidos para poder recibir las ayudas europeas. Sabemos que hay condiciones: reforzar los servicios públicos, luchar contra el cambio climático, preparar la transformación tecnológica, entre otros. 
Pero el PP sigue a lo suyo y ya está repartiendo las ayudas entre sus amigos. La chulapa de Madrid ha comprometido 50 millones de € para que 14 empresas hagan un nuevo hospital en Valdebebas. ¿Y el de IFEMA? ¿De dónde saldrá el personal? Ante la incredulidad de la periodista que la entrevistaba, Ayuso dijo que “esas preguntas no se le hacían a una presidenta autonómica”. Entonces, ¿a quién hay que hacérselas? 

HOSPITALES 
El 15 de abril de 2021 terminará la concesión del Hospital público a Torrevieja Salud, rama de Ribera Salud, empresa que hizo su taking off, despegó, con el PP valenciano y ahora medra bajo la capa castiza del gobierno madrileño. La Generalitat quiere que, a partir del 15 de abril, el hospital de Torrevieja sea 100% público. Desde que el Consell lo anunció, no hay día que Bonig & Cantó, no alaben las bondades de la gestión privada. No es momento en medio de la pandemia, dicen. Para PP & C’s nunca es buena ocasión para reforzar lo público. Ocultan que revertir una concesión caducada sale más caro a la hacienda pública. ¿Transferir recursos públicos al negocio privado, sin hacer falta, es colaboración público-privada? No creo. 
URBANO GARCIA 
Imagen: Ilustración de la fábula de la rana y el escorpión. 

      

viernes, 23 de octubre de 2020

TOQUE DE QUEDA

               Couvre feu, así llaman los franceses al toque de queda. Suena igual que en castellano, con reminiscencias bélicas. A veces no queda más remedio que proclamarlo para que la gente cumpla las medidas sanitarias contra el coronavirus. ¿Habrá que imponer el toque de queda en Madrid para que el dúo más dinámico de la derechita castiza deje de propagar el virus del odio? ¿Qué diría el PP si Sánchez hiciera en Madrid lo que ha hecho Macron en 9 grandes ciudades francesas incluida París? ¿Iría Casado a quejarse ante sus colegas de la Unión Europea y a pedir la intervención manu militari de las instancias europeas en contra de los intereses de nuestro país? Lo ha hecho a cuenta de la propuesta del gobierno de coalición de modificar la forma de nombrar a los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Calla Casado que el CGPJ lleva dos años “en funciones”, al negarse el PP a su renovación. A pesar de estar caducado, el CGPJ acaba de nombrar 6 presidentes de Sala (4 conservadores y 2 progresistas, curiosa nomenclatura judicial que oculta tras un falso bipartidismo el alma reaccionaria de una parte de los altos magistrados). Es lo más parecido al secuestro de la democracia. El PP pide como rescate excluir a Unidas Podemos de las negociaciones sobre el CGPJ. Lo piden quienes han corrompido la médula del sistema democrático. 
            Las derechas hablan sin tapujos de Estado fallido. Todo les vale con tal de dinamitar el legítimo gobierno de coalición progresista. La presencia de UP en el ejecutivo les hace perder los nervios. ¡Llegó la izquierda!, se quejan. O sea que hasta ahora la izquierda nunca había gobernado. Para reflexionar.  

CENSURA 
            La semana que acaba ha dado mucho de sí. “Oigo la palabra democracia y saco la pistola”, piensan y dicen los neofranquistas, marcando con su paso de oca ideológico lo que piensa y dice el PP. No hay más que ver el acto neofascista de Almeida&Ayuso quitando a golpe de mazo la placa que en 1981 (con Suárez presidiendo el gobierno) se colocó en Madrid a la memoria de Largo Caballero. Urge una ley que proteja de verdad la memoria democrática y limpie el barro franquista que atasca los engranajes de la democracia. 
            Escribo estas líneas antes de que se debata la moción de censura neofranquista contra Sánchez, pero también contra Casado. Ignoro qué pulsión se impondrá en el PP. Ignoro qué PP sobrevivirá al envite de los nostálgicos de Franco y a los tribunales que juzgan su financiación ilegal durante décadas. “Partícipe a título lucrativo”, acaba de sentenciar al PP uno de esos tribunales en los que se ven causas relacionadas con la Gürtel, la Kitchen, y alguna otra trapacería con la que han devaluado, más si cabe, la escuálida calidad democrática que teníamos. Vendrán más. De ahí las prisas del PP para okupar el Poder Judicial. ¡Vaya golpe! 

JE SUIS PROF 
            No somos la excepción en el ascenso de la intolerancia. El asesinato en París de Samuel Paty, profesor de historia y educación cívica, por hablar en clase de libertad de expresión poniendo como ejemplo las caricaturas de Mahoma, que fueron la excusa para asesinar a 12 personas en la redacción de la revista Charlie Hebdo, es una muestra de la espiral de violencia y odio a la que algunos nos quieren precipitar. 
            Las palabras suelen preceder a los hechos. La técnica es vieja. Primero se siembra el caos verbal, se deslegitima al gobierno, se dinamitan las instituciones, se devalúa la democracia, … Luego vienen los salvadores, salva patrias y asesinos a poner orden. La historia es conocida. Con ella se justificó el golpe de Estado de 1936 y 40 años de dictadura. Ya sé que no es lo mismo. Que no estamos en una Europa recorrida por el fantasma del fascismo. Pero las cosas no suelen ser blancas o negras. Los tonos grises son infinitos. 

BALANCE 
            2020 pasará a la historia como el año de la pandemia. Hubo Crida, pero no hubo Fallas. Se plantaron a medias y se guardaron enteras. Cuando se pueda habrá ración doble de Cremàs. Tampoco hubo Fogueres en Alacant. Ni Cordà en Paterna. Ni Misteri en Elx … ni tantas y tantas cosas. El robo en la EMT sigue pesando como una losa. En medio de la Covid-19, el ayuntamiento de València hizo balance de este atípico año en el que se peatonalizó la plaza mayor. La oposición sacó su argumentario típico y a sus dos fetiches, atacar a Grezzi y a Ribó. Esperemos que no haya toque de queda. Con el del 23F tuvimos bastante. 
URBANO GARCIA 
Imagen: Placa recuerdo a Indalecio Prieto en Madrid. EFE

jueves, 15 de octubre de 2020

CLASES


No es que estemos en una nueva normalidad, es que todo es raro, muy raro. Es como si nos hubiéramos quedado con lo peor de la antigua normalidad y aún no tuviéramos lo mejor de la que tiene que venir, que nadie sabe si será nueva o tendremos una de segunda mano.

La banda sonora del 9 d’Octubre salió de los balcones. El 12, en la otra cita patriótica, algunos trampearon con un trapo presumiendo de bandera preconstitucional. Nada es lo que parece. Nos decían que la pandemia nos igualaría y todo apunta a que ocurre lo contrario. Si desde hace un par de décadas la desigualdad no ha hecho más que crecer, ahora, con el virus rondando entre nosotros, se ha disparado. Más desiguales que ayer, pero menos que mañana. Si no lo evitamos, claro. Las cosas, mientras no se demuestre lo contrario, pueden cambiarse. Eso sí, cuesta. Dejarse llevar por el determinismo no es un buen consejo.

 

IGUALDAD

               La verdad es que casi toda la gente nace y muere en la misma clase social. No es fácil salir de pobre, suele decirse. A pocos pobres les toca el Gordo o aciertan la primitiva. Ese señuelo mueve apuestas y casinos. Un camino de perdición al que se quiere poner coto. Además, sabemos que los sueños, sueños son, que decía Calderón. En casinos y apuestas es más probable encontrar la ruina que a la diosa fortuna.

Para salvar los muebles en caso de crisis, y sobrevivir, aunque no la haya, se conquistó el Estado del bienestar. Sanidad y educación son sus pilares básicos. Pero también dependencia, y vivienda, y protección social, y… la lista es larga. Si la sanidad nos iguala ante la salud, la educación lo hace ante las oportunidades. Con la crisis sanitaria, ambos pilares crujieron. Años de recortes y olas privatizadoras dejaron la sanidad y la educación públicas en estado de caquexia. Vamos, en los puros huesos. Cuando ha habido que echar mano de ellas, nos hemos percatado de lo anémicas que estaban. Toda inversión es poca para reanimarlas.

La sanidad no ha dejado de estar sometida a estrés desde que nos entró “el bicho”. Para la lucha contra la Covid-19 no ha habido ni descanso ni vacaciones. No fue el caso de la enseñanza. Desde marzo las clases presenciales se convirtieron en on-line. El experimento dejó al descubierto importantes carencias. No todo el mundo dispone de los medios informáticos necesarios. Adiós igualdad de oportunidades.

Conselleria y sindicatos acordaron iniciar el curso con la máxima presencialidad. Se argumentó el papel socializador que cumple la escuela. Pero olvidaron otras funciones. Al menos eso parece. A nadie se le escapa la importancia de Segundo de Bachillerato como puerta a la universidad. Su acceso, fuertemente competitivo, depende de la nota que se saque en la EBAU, la antigua Selectividad. Desde hace unas semanas, el alumnado de Segundo de Bachillerato del Lluís Vives de València está movilizado reclamando todo el curso presencial. La falta de espacio y de profesorado obligó a dividir el número de alumnos por aula, y a reducir a la mitad las clases presenciales, obligando a recortar el programa del curso. No es el único IES afectado por esta carencia. En otros sitios con el mismo problema ya se han encontrado soluciones.        

PLAZA DE ARMAS

               Casi siempre, encontrar soluciones es cuestión de voluntad. Donde parece que no hay demasiado interés en solucionar los conflictos es en la capital del Reino. El menguado desfile de la hispánica jornada no sirvió para calmar las agitadas aguas. Los medios afines a la derecha, o sea casi todos, no dejan de jalear la desafiante actitud de la lideresa madrileña. Ya sabemos que ella no baila sola. Su pareja de hecho, digo del líder de su partido, la tiene como ariete contra el gobierno de coalición. El PP quisiera subirse al caballo de la pandemia como si fuera el de Pavía. Y apoyado en sus estribos judiciales poder retorcer la voluntad popular como si fuera un tirano banderas cualquiera. Los neofranquistas le soplan tras la oreja. Los que añoran la dictadura celebraron su patriótico día quemando combustible por la Gran Vía. Y en València, en el pluricultural y tolerante barrio de Benimaclet, marcharon con cuatro antorchas y banderas franquistas intentando emular a los nazis en su siembra de odio durante la noche de los cristales rotos. ¡Ridículos!

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Alumnas 2º Batxiller del IES Lluís Vives reclamando clases presenciales. Valencia Plaza  

 

  

 

lunes, 5 de octubre de 2020

MOTINES Y MITINES

“Acatamos, pero no aceptamos”. ¿O era al revés? Así empiezan algunos motines. Así continuó el órdago que el PP de Madrid tiene montado al mundo mundial a cuenta de cómo luchar contra la Covid-19. Ayuso, heroína del barrio de Salamanca, dice que Madrid merece un trato especial. “Madrid no se puede parar. Es el motor de la economía española. No puede confinarse. No aguanta en estas circunstancias”, repite la jefa de la comunidad. Es el caos, vaticina. Acatar, sí. Aceptar, nunca. Para eso están los tribunales, y los jueces amigos, para frenar todo lo que no nos conviene, piensa, dice y hace la lideresa del trifachito madrileño. Motines y mítines se mezclan en los tuits de la community manager del chucho de Esperanza Aguirre. “Lo hacemos tan bien que hasta EEUU nos copia”, insiste Ayuso. ¿Imitará a Trump y experimentará ella misma qué se siente infectándose con el SARS-Cov2? Hay víboras menos peligrosas.

El motín de Ayuso es el motín de los ricos, de la derecha liberticida. Bebe de la fuente del nepotismo y la intolerancia de la que beben los déspotas millonarios. Luce españolismo castizo como símbolo de una identidad vacía de contenido. ¿Quién dice que lo de Ayuso no es ideología?   

 

PATRIOTAS

               “Unos ponen banderas, mientras el Consell del Botànic pone leyes para frenar la pandemia”, dijo Fran Ferri en sede parlamentaria. No le falta razón al portavoz de Compromís. Sembrar la playa de banderas es un atentado contra el medio ambiente. ¿Motín o mitin? Para ‘las-tres-derechas-en-una’ es solidaridad con los muertos. ¡Viva la muerte!, gritan los legionarios. El neofranquismo con sus performances neofascistas arrastra al resto de las derechas al abismo populista. Llamarlo antisistema es piropearlo.

               En medio de la pandemia hemos llegado a otro 9 d’Octubre. Fecha emblemática de senyeres i llepolies. Día de fe patriótica y símbolos identitarios. Este año, como casi todo, la fiesta cívica también ha sido atípica. El coronavirus obliga a extremar las medidas sanitarias. Mascarilla y distanciamiento físico, concentraciones limitadas e higiene de manos. La procesión cívica reducida a una vuelta al versallesco salón de cristal del Ayuntamiento. Nos sobra ingenio. Acció Cultural ha promovido rutas para conocer mejor nuestra historia. ¡Falta nos hace! No hay nada como el conocimiento para combatir la ignorancia.

               Para abrir boca, la tele de aquí, À Punt TV, junto con TV3 e IB3, emitió La mort de Guillem, una recreación sobre cómo alteró la vida familiar el asesinato de Guillem Agulló, el 11 de abril de 1993. El fascista que lo mató apenas estuvo 4 años en la cárcel. “¡Qué poco vale una vida!”, dijo la madre de Guillem. El juez no encontró motivos ideológicos en el asesinato. En 2005, el asesino Pedro Cuevas, alias “el ventosa”, fue detenido por estar implicado en la operación Pánzer. La policía desmanteló un arsenal de la extrema derecha en una planta baja de Valencia. Un lugar de reunión de lo más granado del neofascismo valenciano que, desde la Transición, pone su macabra nota de violencia los 9 d’Octubre, amargando la jornada de recuerdo, reivindicación, fiesta y alegría.

 

FRACTURAS

               Julián Casanova acaba de publicar Una violencia indómita, incursión en el violento siglo XX europeo. Para el historiador, países como el nuestro con “un pasado fracturado” corren el riesgo de no cerrar las rendijas por las que se cuela el chapapote fascista. El peligro no está sólo en la ignorancia, lo peor es despreciar el conocimiento. Ambos se combaten con educación y leyes. A pesar de que han pasado 45 años de la muerte de Franco, nuestro sistema educativo da poca importancia al siglo XX. La rebelión militar en contra de la II República, la guerra y los 40 años de dictadura franquista no fueron accidentales, ni fruto de la libre elección de la ciudadanía. La anunciada reforma de la ley de memoria democrática servirá para corregir algunos fallos de la legislación de ZP. El Estado creará un banco de ADN y asumirá las exhumaciones. Sellará algunas grietas por las que se cuela ahora la cínica equidistancia de considerar igual a víctimas y verdugos.

 

NOTA: Gran parte de los brotes de Covid-19 surge en el ámbito social. Una fiesta en el Colegio Mayor Galileo Galilei ha obligado a suspender las clases presenciales de la Politécnica. Hay juergas que parecen motines.     

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Manifestación recuerdo Guillem Agulló/ Viento Sur.