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lunes, 5 de octubre de 2020

MOTINES Y MITINES

“Acatamos, pero no aceptamos”. ¿O era al revés? Así empiezan algunos motines. Así continuó el órdago que el PP de Madrid tiene montado al mundo mundial a cuenta de cómo luchar contra la Covid-19. Ayuso, heroína del barrio de Salamanca, dice que Madrid merece un trato especial. “Madrid no se puede parar. Es el motor de la economía española. No puede confinarse. No aguanta en estas circunstancias”, repite la jefa de la comunidad. Es el caos, vaticina. Acatar, sí. Aceptar, nunca. Para eso están los tribunales, y los jueces amigos, para frenar todo lo que no nos conviene, piensa, dice y hace la lideresa del trifachito madrileño. Motines y mítines se mezclan en los tuits de la community manager del chucho de Esperanza Aguirre. “Lo hacemos tan bien que hasta EEUU nos copia”, insiste Ayuso. ¿Imitará a Trump y experimentará ella misma qué se siente infectándose con el SARS-Cov2? Hay víboras menos peligrosas.

El motín de Ayuso es el motín de los ricos, de la derecha liberticida. Bebe de la fuente del nepotismo y la intolerancia de la que beben los déspotas millonarios. Luce españolismo castizo como símbolo de una identidad vacía de contenido. ¿Quién dice que lo de Ayuso no es ideología?   

 

PATRIOTAS

               “Unos ponen banderas, mientras el Consell del Botànic pone leyes para frenar la pandemia”, dijo Fran Ferri en sede parlamentaria. No le falta razón al portavoz de Compromís. Sembrar la playa de banderas es un atentado contra el medio ambiente. ¿Motín o mitin? Para ‘las-tres-derechas-en-una’ es solidaridad con los muertos. ¡Viva la muerte!, gritan los legionarios. El neofranquismo con sus performances neofascistas arrastra al resto de las derechas al abismo populista. Llamarlo antisistema es piropearlo.

               En medio de la pandemia hemos llegado a otro 9 d’Octubre. Fecha emblemática de senyeres i llepolies. Día de fe patriótica y símbolos identitarios. Este año, como casi todo, la fiesta cívica también ha sido atípica. El coronavirus obliga a extremar las medidas sanitarias. Mascarilla y distanciamiento físico, concentraciones limitadas e higiene de manos. La procesión cívica reducida a una vuelta al versallesco salón de cristal del Ayuntamiento. Nos sobra ingenio. Acció Cultural ha promovido rutas para conocer mejor nuestra historia. ¡Falta nos hace! No hay nada como el conocimiento para combatir la ignorancia.

               Para abrir boca, la tele de aquí, À Punt TV, junto con TV3 e IB3, emitió La mort de Guillem, una recreación sobre cómo alteró la vida familiar el asesinato de Guillem Agulló, el 11 de abril de 1993. El fascista que lo mató apenas estuvo 4 años en la cárcel. “¡Qué poco vale una vida!”, dijo la madre de Guillem. El juez no encontró motivos ideológicos en el asesinato. En 2005, el asesino Pedro Cuevas, alias “el ventosa”, fue detenido por estar implicado en la operación Pánzer. La policía desmanteló un arsenal de la extrema derecha en una planta baja de Valencia. Un lugar de reunión de lo más granado del neofascismo valenciano que, desde la Transición, pone su macabra nota de violencia los 9 d’Octubre, amargando la jornada de recuerdo, reivindicación, fiesta y alegría.

 

FRACTURAS

               Julián Casanova acaba de publicar Una violencia indómita, incursión en el violento siglo XX europeo. Para el historiador, países como el nuestro con “un pasado fracturado” corren el riesgo de no cerrar las rendijas por las que se cuela el chapapote fascista. El peligro no está sólo en la ignorancia, lo peor es despreciar el conocimiento. Ambos se combaten con educación y leyes. A pesar de que han pasado 45 años de la muerte de Franco, nuestro sistema educativo da poca importancia al siglo XX. La rebelión militar en contra de la II República, la guerra y los 40 años de dictadura franquista no fueron accidentales, ni fruto de la libre elección de la ciudadanía. La anunciada reforma de la ley de memoria democrática servirá para corregir algunos fallos de la legislación de ZP. El Estado creará un banco de ADN y asumirá las exhumaciones. Sellará algunas grietas por las que se cuela ahora la cínica equidistancia de considerar igual a víctimas y verdugos.

 

NOTA: Gran parte de los brotes de Covid-19 surge en el ámbito social. Una fiesta en el Colegio Mayor Galileo Galilei ha obligado a suspender las clases presenciales de la Politécnica. Hay juergas que parecen motines.     

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Manifestación recuerdo Guillem Agulló/ Viento Sur.

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