Couvre feu, así llaman los franceses al toque de queda. Suena igual
que en castellano, con reminiscencias bélicas. A veces no queda más remedio que
proclamarlo para que la gente cumpla las medidas sanitarias contra el coronavirus.
¿Habrá que imponer el toque de queda en Madrid para que el dúo más dinámico de
la derechita castiza deje de propagar el virus del odio? ¿Qué diría el PP si Sánchez
hiciera en Madrid lo que ha hecho Macron en 9 grandes ciudades francesas
incluida París? ¿Iría Casado a quejarse ante sus colegas de la Unión Europea y
a pedir la intervención manu militari de las instancias europeas en contra de los
intereses de nuestro país? Lo ha hecho a cuenta de la propuesta del gobierno de
coalición de modificar la forma de nombrar a los miembros del Consejo General
del Poder Judicial. Calla Casado que el CGPJ lleva dos años “en funciones”, al negarse
el PP a su renovación. A pesar de estar caducado, el CGPJ acaba de nombrar 6
presidentes de Sala (4 conservadores y 2 progresistas, curiosa nomenclatura
judicial que oculta tras un falso bipartidismo el alma reaccionaria de una
parte de los altos magistrados). Es lo más parecido al secuestro de la
democracia. El PP pide como rescate excluir a Unidas Podemos de las negociaciones
sobre el CGPJ. Lo piden quienes han corrompido la médula del sistema democrático.
Las derechas hablan sin tapujos de Estado fallido. Todo les vale con tal de
dinamitar el legítimo gobierno de coalición progresista. La presencia de UP en
el ejecutivo les hace perder los nervios. ¡Llegó la izquierda!, se quejan. O
sea que hasta ahora la izquierda nunca había gobernado. Para reflexionar.
CENSURA
La
semana que acaba ha dado mucho de sí. “Oigo la palabra democracia y saco la
pistola”, piensan y dicen los neofranquistas, marcando con su paso de oca ideológico
lo que piensa y dice el PP. No hay más que ver el acto neofascista de Almeida&Ayuso
quitando a golpe de mazo la placa que en 1981 (con Suárez presidiendo el
gobierno) se colocó en Madrid a la memoria de Largo Caballero. Urge una ley que
proteja de verdad la memoria democrática y limpie el barro franquista que atasca
los engranajes de la democracia.
Escribo estas líneas antes de que se debata la
moción de censura neofranquista contra Sánchez, pero también contra Casado. Ignoro
qué pulsión se impondrá en el PP. Ignoro qué PP sobrevivirá al envite de los nostálgicos
de Franco y a los tribunales que juzgan su financiación ilegal durante décadas.
“Partícipe a título lucrativo”, acaba de sentenciar al PP uno de esos
tribunales en los que se ven causas relacionadas con la Gürtel, la Kitchen,
y alguna otra trapacería con la que han devaluado, más si cabe, la escuálida
calidad democrática que teníamos. Vendrán más. De ahí las prisas del PP para
okupar el Poder Judicial. ¡Vaya golpe!
JE SUIS PROF
No somos la
excepción en el ascenso de la intolerancia. El asesinato en París de Samuel
Paty, profesor de historia y educación cívica, por hablar en clase de libertad
de expresión poniendo como ejemplo las caricaturas de Mahoma, que fueron la excusa
para asesinar a 12 personas en la redacción de la revista Charlie Hebdo,
es una muestra de la espiral de violencia y odio a la que algunos nos quieren precipitar.
Las palabras suelen preceder a los hechos. La técnica es vieja. Primero se
siembra el caos verbal, se deslegitima al gobierno, se dinamitan las
instituciones, se devalúa la democracia, … Luego vienen los salvadores, salva patrias
y asesinos a poner orden. La historia es conocida. Con ella se justificó el
golpe de Estado de 1936 y 40 años de dictadura. Ya sé que no es lo mismo. Que
no estamos en una Europa recorrida por el fantasma del fascismo. Pero las cosas
no suelen ser blancas o negras. Los tonos grises son infinitos.
BALANCE
2020
pasará a la historia como el año de la pandemia. Hubo Crida, pero no
hubo Fallas. Se plantaron a medias y se guardaron enteras. Cuando se pueda
habrá ración doble de Cremàs. Tampoco hubo Fogueres en Alacant.
Ni Cordà en Paterna. Ni Misteri en Elx … ni tantas y tantas cosas.
El robo en la EMT sigue pesando como una losa. En medio de la Covid-19, el
ayuntamiento de València hizo balance de este atípico año en el que se
peatonalizó la plaza mayor. La oposición sacó su argumentario típico y a sus
dos fetiches, atacar a Grezzi y a Ribó. Esperemos que no haya toque de queda. Con
el del 23F tuvimos bastante.
URBANO GARCIA
Imagen: Placa recuerdo
a Indalecio Prieto en Madrid. EFE
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