www.carteleraturia.com

jueves, 28 de junio de 2018

LITORAL

                   
                 Viernes 22 de junio. Reunión de la Autoridad Portuaria de València. En la mesa una importante decisión, hacer la terminal de cruceros en las antiguas instalaciones de Unión Naval de Levante, propiedad de Vicente Boluda, millonario, amigo del rey emérito y uno de los principales accionistas de la empresa portuaria. Negocio redondo. ¿Y la ciudad? Pues la ciudad como siempre cuando se trata del Puerto, convidada de piedra de una decisión que afecta a su presente y a su futuro, y no sólo al de su litoral. El Puerto vuelve a ser epicentro de las decisiones más importantes que debe tomar la autoridad municipal. ¿Quién dijo que vivíamos de espaldas al mar? 
          Hace tan solo unos días, el Puerto de València fue escenario de un magnífico espectáculo de solidaridad. Esos tan caros de ver en la cada vez más egoísta Europa. Pero el ejemplo dado con la acogida a los inmigrantes del Aquarius no debe hacernos bajar la guardia. Al margen del lavado de imagen que supuso su colaboración en la operación “Esperanza”, el Puerto es una espada de Damocles sobre el diseño de la ciudad. Lo condiciona tanto que ha transformado la geomorfología urbana hasta límites insospechados. Ocurre en todas las ciudades próximas al mar, pero en el caso valenciano la afectación ha sido mayor. No hay más que comparar un plano de València de hace poco más de medio siglo con el actual. Natzaret tenía playa. En la dársena interior del Puerto siempre había pescadores. Algunos iban a la Chitá, el espigón que cerraba la dársena. El llit del Túria era un canyar. Y más allá de Patraix, todo era huerta… Ahora el Puerto ocupa todo el litoral al sur de las Arenas. Hasta el espigón de la nueva desembocadura del Turia se aprovechó para instalar su Club Náutico. Ahora, sobre el triángulo de fértil huerta de la Punta de Natzaret vuelve la amenaza de una ZAL que nunca se fue, a pesar de las reiteradas sentencias en su contra.

VERDE Y CON ASAS
                  Per l’Horta, la plataforma ciudadana que lucha por la recuperación de este ecosistema, tan querido de València, celebró el sábado 23 una marcha a La Punta. Su propuesta es crear un eje verde que una el Jardí del Túria con el futuro Parc de desembocadura y que, pasando por La Punta rehabilitada, llegue hasta Pinedo y el Saler. Un cinturón verde que haga de València una ciudad ecológicamente más sostenible. Un seguro ante el cambio climático. Eso, al sur de río Grande, que diría John Ford. Al norte, también la huerta de Alboraia está amenazada por la poco justificada ampliación de la V-21. El Ministerio impulsó el proyecto ante la insistencia de la anterior alcaldesa. Antes de irse, el ministro no se ha olvidado de ella, y nos ha dejado dos regalos envenenados. Uno, la ampliación de la V-21. Otro, un Corredor Mediterráneo que pasa por León. Ambos en manos de Ábalos, ministro valenciano que debería ser más sensible a las reivindicaciones de sus compatriotas.
                  Dicen los entendidos que la V-21 va asociada al acceso norte del Puerto. ¡Otra vez el Puerto! ¿Y el Corredor Mediterráneo? Áspera meseta, cantaba Elisa Serna. El diseño radial de las comunicaciones remite al modelo caduco del viejo imperio. Y nuestro país convertido en destino vacacional. Hace unos días, Ximo Puig viajó a Bruselas con mapas y argumentos para defender que el eje mediterráneo es fundamental para la economía de la eurozona. Veremos los resultados. 
                  El President también llevó en su zurrón la oferta solidaria de València con los inmigrantes. Al Aquarius siguió el Lifeline. Mañana habrá más barcos buscando puerto en donde amarrar. Italia abraza a la Liga Norte como abrazó al fascismo. Mientras la Unión Europea incuba los huevos de la serpiente al calor de sus políticas ultra liberales, sigue sin dar respuesta a la crisis de la inmigración. 
                  “No podemos convertirnos en el Salvamento Marítimo de toda Europa”, dijo Ábalos en la SER, al tiempo que Pedro Sánchez y Macron hablaban de crear “Plataformas de Desembarco” (sic) para “acoger” a los inmigrantes. Seguro que por la cabeza de Sánchez y de Ábalos pasó la idea de remozar los actuales Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) como la mejor oferta para alojar a los inmigrantes. Con una capa de pintura y un cambio de mobiliario, la prisión abulense de Brieva es una magnífica residencia para el ex duque de Palma, debieron pensar.  

NOTA: La Diputación de València vuelve a estar bajo la lupa de la Justicia. DIVALTERRA, la antigua IMELSA, la del yonki del dinero, de nuevo investigada por corrupción. ¿Herencia maldita?
URBANO GARCIA
Fotos:
-->
  1. Instalaciones de UNL en el Puerto de Valencia. Diario Levante
  2. Sábado 23 de junio de 2018. Marxa a La Punta. Per l’Horta

jueves, 21 de junio de 2018

LAS PERSONAS PRIMERO

La máxima del frontispicio del Acord del Botanic ha sido asumida por todos, incluso por el PP. Gobernar para las personas es la forma de gobierno que más cotiza en el mercado de los valores. No los de la Bolsa, esos ya los defiende el IBEX 35, hablo de valores humanos, esos que la Humanidad lleva en sus alforjas. Desde hace unos días, València está en el mapa de las buenas causas. No sólo por el ejemplo de solidaridad dado a Europa y al mundo entero, aunque también. Que València sea conocida como una ciudad abierta, acogedora,… ha roto de repente la imagen canalla con la que tantos dirigentes del PP nos habían manchado. València ya no es sólo observada como la ciudad del despilfarro y la corrupción, la de circuitos urbanos y hospitales privatizados, la del copago farmacéutico y los barracones,… No es que todo eso se haya acabado. Por desgracia no. Sigue existiendo. Falta mucho para erradicar tanta miseria como la dejada por décadas de quebranto. Nada se recupera de la noche a la mañana. Y menos cuando se arrastra, como nosotros arrastramos, el pesado lastre de una deuda generada por años de mala financiación. Esperemos que a Pedro Sánchez no se le olvide. Claro que tras la moción y el nuevo gobierno, parece que el PSOE anda ya de campaña. Habría que recordarle a Ábalos que en su mano está destinar los recursos de la ampliación de la V21 –obra que arrasa una parte de la huerta de Alboraia- a cubrir necesidades más urgentes, como el Plan de Transporte Metropolitano, por ejemplo. Sea lo que fuere, no está mal empezar a gobernar para las personas. Sin distinción de origen, sexo, color o creencias.

SAN JUAN 
                  Las desventuras vividas por los 630 inmigrantes del Aquarius no tienen nada que envidiar a las sufridas por Ulises. Ni a la tragedia del San Juan de Max Aub. Un mismo mar y parecidas penalidades. También ellos encontrarán su Ítaca tras sufrir infinitos infortunios. Los dramas vividos les han dejado cicatrices más profundas que los azotes de los traficantes de personas que pululan por países desestructurados. La culpa es nuestra. Nuestra debería ser la penitencia. 
                  Max Aub diseccionó el barco San Juan para su drama coral. Hablaba del éxodo judío, pero en realidad era el del 39, el de la España leal frente a los golpistas. Náufragos del Stanbrook. El éxodo republicano. El suyo propio, el que le llevó en la bodega del Sidi Aicha, de Francia al campo argelino de Djelfa. Dicen especialistas en Max Aub, como Juan Penalva, que “se inspiró en el segundo libro del Pentateuco, donde se relata la salida de Egipto del pueblo de Israel, guiado por Moisés”. Nada mejor para narrar un drama de dimensiones bíblicas. Max Aub escribió San Juan en 1942, pero no se representó hasta 1998. Fue en el Teatro Principal de València. En un espectacular montaje de Juan Carlos Pérez de la Fuente que permitía escenificar las diferentes cubiertas, los estratos de una acción compleja, como la vida misma. No estaría mal volver a representar el San Juan de Max Aub en el Palau Reina Sofía. Sería un buen complemento cultural al necesario cambio de las políticas europeas de inmigración. Esa es otra. La llegada del Aquarius a València ha tenido efectos colaterales. Mientras algunos países de la Unión cierran sus puertas a quienes huyen de guerras e injusticias, otros las abren a la solidaridad y la empatía. Hasta ahora, el único discurso que se oía en la Unión Europea era el del egoísmo nacional y la insolidaridad. Es el discurso dominante del ultra liberalismo con tufo neo colonial. Nos gustaría otra Europa. El ejemplo de València puede ayudar a cambiar actitudes con respecto a la migración. Así es como empiezan los grandes cambios. Macron dice ahora que seguirá nuestros pasos. Falta le hace a Francia cambiar de rumbo. Ahí tienen los campamentos de Pas de Calais como muestra de escarnio a los inmigrantes.

DIEZ NEGRITOS 
                  ¿Quién pensaba hace unas semanas que el PP haría unas primarias para sustituir a su amado líder? ¿Quién que Rajoy volvería al puesto que tiene allí, en Santa Pola, como registrador de la propiedad? ¿Quién que Núñez Feijóo se retiraría de la sucesión antes de que volaran por Génova las dagas de su relación con narcotraficantes de la peor calaña? ¿Quién hubiera pensado que Margallo jugaría la carta de abuelito liberal para liberar al PP de la deriva populista? ¿Quién apostaría por Casado como joven regenerador con master en Nuevas Generaciones? ¿Quién hubiera imaginado que el PP valenciano se inspiraría en “los diez negritos” de Agatha Christie para acabar con su mala fama de partido corrupto? Les pasa por no creer en que las personas son lo primero. 
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

Imágenes:
1.     20180617 Llegada del AQUARIUS a València. Juan Carlos Cárdenas
2.     San Juan de Max Aub. Centro Dramático Nacional
3.     Soraya y Cospedal. EFE


jueves, 14 de junio de 2018

AQUARIUS vs. GÜRTEL

Me hubiera gustado hablar esta semana del nuevo gobierno de Pedro Sánchez. Me hubiera gustado decir algo de esas 11 mujeres y 1 astronauta que tanto han dado que hablar en los primeros días de junio. Me hubiera gustado afear ese periodismo cutre y decimonónico del que hace gala el diario ABC, resaltando el ropero de las ministras en vez de hablar de su vestuario intelectual. Hubiera preferido comentar cómo lo que hoy es realidad, ayer era imposible. Hay tanto de lo que hablar estos días, con la política de nuevo en el puesto de mando, que resulta difícil escoger. 
            Las circunstancias suelen jugar extrañas partidas con la actualidad. El lunes 11 de junio, el mismo día en que el PP celebraba su hasta ahora última cumbre/funeral, la Audiencia Nacional hacía pública la sentencia de la llamada Gürtel valenciana. Los vericuetos de esta red mafiosa están íntimamente ligados al último cuarto de siglo de historia del PP. Cuando la trama dirigida por Correa vio que flojeaban sus negocios en Madrid, reforzó sus vínculos con Camps y con el PP valenciano, otro granero de votos del partido de Rajoy. Y a la València de Rita y Camps, a la de las mayorías absolutísimas del PP, al régimen instaurado en 1995 por el tándem Rita-Zaplana, acudió raudo su mejor escudero, hablo de Álvaro Pérez, más conocido como “El Bigotes” por los mostachos que lucía en los saraos del PP. Desde que el Bigotes se puso a las órdenes de Camps fue un personaje fijo en el paisanaje del PP de la CV, todos los festejos pasaban por sus manos. Ahora, muchos años después, corruptores y corrompidos han sido condenados. Un selecto grupo de hombres de negocios –como se decía antes-, algunos con la enseña de los Cotino, sacaron buen provecho de un PP fácil de engatusar. La ayuda fue mutua. A cambio de contratos públicos, alimentaban la caldera “B” con la que el PP calentaba sus campañas electorales. Seguro que ayudó a conseguir sus mayorías de las que tanto presumía. Ahora ha quedado judicialmente demostrado que el PP se financió de forma ilegal, y que el PP valenciano, además, lo hizo en campaña electoral. Un delito difícil de cuantificar por las consecuencias que tiene. ¿Además del dinero, quién nos devolverá el tiempo perdido?

NÓOS ERAN ELLOS
                  Martes 12, el Tribunal Supremo hace pública la sentencia del llamado caso Nóos, más conocido como caso Urdangarín. Cinco años y 10 meses de pena, penita, pena para el cuñado de Felipe VI. Otro garbanzo negro -este colateral- en la casa de los Borbones. Más allá del protocolo, las autoridades valencianas de entonces -todas del PP- no dudaron en agasajar con las mejores viandas del reino a los entonces duques de Palma. Y es que esa corruptela también pasó por tierras valencianas, demostrando el “efecto llamada” que tiene la corrupción. Rita se llevó a la tumba los entresijos de aquellas negociaciones con el cuñadísimo, entonces yernísimo del ahora rey emérito. Con su muerte, se decretó la ley del silencio. Alfonso Grau, escudero de Rita, pagó con disgustos su fidelidad a la jefa. El resto de conmilitones abonaron las multas y se libraron de la trena. Al que todos señalan como manifasseren la sombra, hablo de Camps, se libró de nuevo por los pelos de ser imputado en esta trama. Claro que aún tiene asuntos pendientes de los que dar cumplida cuenta.  

NUEVA ERA
                  Mientras los tribunales sentenciaban nuestro pasado de vino y rosas, un barco con nombre de new agedibujaba con rumbo incierto las líneas de su deriva. La causa de su zozobra no era la meteorología, si no que Salvini, dirigente de la ultraconservadora Liga Norte y nuevo ministro italiano de Interior, émulo de Trump, había dicho que “Italia para los italianos” y había ordenado el cierre de sus puertos a los inmigrantes. Hay gobiernos europeos que compiten en el ranking de la infamia. Aquí, en otra orilla del mismo mar Mediterráneo, prendió la llama de la solidaridad. El Ayuntamiento de València, el Conselly el nuevo Gobierno salieron al rescate de los 629 pasajeros (entre ellos, 123 menores y 7 embarazadas) cuyo destino dependía de una decisión política. La negativa del gobierno italiano a permitir el atraque del AQUARIUS es una muestra de la incapacidad de la Unión Europea para resolver conflictos humanitarios que afectan a sus países miembros. ¿Qué hacer, mientras la UE se preocupa más de rescatar bancos que de rescatar personas? La opción está clara. Otra Europa es posible y necesaria. València está en el mapa y dando un buen ejemplo. También así se construyen las hegemonías. Bienvenidas y bienvenidos.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

Imágenes:

1.    Balcón Ayuntamiento de València con pancarta de bienvenida a refugiados. AJUNTAMENT 
2.    Camps, Rita y Urdangarin en València en 2006. FERRAN MONTENEGRO
3.    A bordo del Aquarius. OSCAR CORRAL
   

jueves, 7 de junio de 2018

¿Y AHORA QUÉ?, AHORA POLÍTICA

No es que antes no la hubiera. ¡Vamos sí la hubo! El PP hizo política y mucha. Mala política, eso sí. Política contra la mayoría. Gobernar es hacer política. El PP –como Franco- siempre negó que la hiciera. Displicente con quienes la reivindicaban. Política es decidir, priorizar, negociar,… Política es llegar a consensos para concitar más apoyos. Pero política -mala-  también es gobernar para unos pocos. Hacer políticas para que tengan más los que más tienen y menos los que tienen poco. Hacer buena política es repartir la riqueza, o la pobreza, que de todo hay. Todo es política. 
                  Decíamos ayer… Antes de terminar la frase ya se ha quedado vieja. La sentencia de la Gürtel precipitó todo. La moción de censura –la cuarta de nuestra reciente democracia- ha puesto fin a una etapa que parecía eterna. En apenas unos días, otro Presidente, otro gobierno. La Constitución del 78 ha funcionado con precisión de relojería. Con precisión germánica, habría que decir. No en balde, la Constitución alemana la inspiró. Al menos en esto, los constitucionalistas diseñaron un procedimiento rápido. Tan veloz que la derecha viejuna y la renovada apenas han tenido tiempo para adaptarse. Rajoy ya es pasado. El PP, en la oposición, compite con C’s en “patriotismo”.

PRESUPUESTOS
                  Más que morriña, el PP tiene ganas de venganza. Grita traición. No sólo por el PNV. El partido de Fraga, Aznar y M.Rajoy se considera dueño del Estado, la bandera y el himno. Quien osa arrebatárselo sólo puede ser un usurpador. La moción de censura –constructiva- figura en la Constitución. “Es la democracia”, dijo la ex vice de todo, asumiendo el resultado de la moción. 
                  Tenemos una democracia parlamentaria, no presidencialista, aunque el carisma de Suárez, González o Aznar lo camuflaran. Con la moción de censura, el Congreso recupera su papel en el juego democrático. Resucita el legislativo. Los 84 diputados del PSOE obligarán al Presidente, a Pedro Sánchez, a buscar alianzas y pactos para sacar adelante las leyes, por pocas que sean. El PP sigue en shock emocional, tras anunciar M.Rajoy su abandono como “lo mejor para el PP y para mi” y después de 40 años en la cúpula de su partido. El PP afila navajas para la sucesión y para laminar en el Senado, con su mayoría absoluta, unos PGE que hace tan solo unos días calificaba “como los mejores de la democracia”. Ahora, gestionados por el PSOE, le parecen “mejorables”. El PP ha perdido cualquier atisbo ético que pudiera quedarle. C’s le va a la zaga. Rivera sigue empeñado en reclamar elecciones tras oler el pastel a la puerta de la sede del PP. C’s tampoco se ha recuperado. Ni gobierna ni es líder de la oposición. Su voto contra la moción ha colocado a C’s en su lugar: muleta necesaria para un PP en horas bajas. Y Aznar, rey del fake news, ofreciéndose como salvapatrias.   


AGENDA VALENCIANA       
                  Dos ministros valencianos, Ábalos y Montón, aseguran a priori una mejor relación entre la Moncloa y la Generalitat. La lista de reivindicaciones valencianas es larga. Aunque aquí se reclama con poco ruido mediático, la agenda valenciana ha conseguido un gran consenso al pedir una financiación justa e inversiones adecuadas a nuestra población y a nuestro peso económico. 
                  Los PGE 2018 –vamos con un año de retraso- acordados entre PP, C’s, PNV y Nueva Canarias y cuyas enmiendas están viéndose en el Senado, no son buenos para los intereses valencianos. Olvidan inversiones fundamentales, como la mejora de las comunicaciones, las Cercanías o el Plan de Transporte Metropolitano de Valencia. Y no se hacen cargo de la cuantiosa deuda contraída con motivo de la Copa del América y la Fórmula 1 que hipoteca el futuro de La Marina de València, entre otras cuestiones. Por cierto, la deuda de 300 millones de € que arrastra La Marina acaba de ser vendida por el Santander a Taconic Capital Advisors Global Credit (TCAGC), el mismo fondo buitre que se ha hecho con las autopistas radiales de Madrid. Negocios especulativos del capital financiero a cargo del erario gracias a la política económica del PP. 
                  El PSPV ha anunciado que retira su apoyo a las enmiendas de los PGE. ¡Lástima! Compromís y Podemos serán los que defiendan los intereses valencianos. Una oportunidad para que Compromís consolide lo que dicen las encuestas, un lugar hegemónico en el ecosistema político valenciano. La actitud del PSPV es comprensible, aunque no se comparta. Forma parte del gobierno y por tanto se debe a Pedro Sánchez, pero olvidarse ahora de lo que reivindicaba ayer no le hace ningún favor. ¡Cómo ha cambiado el panorama en una semana! Todo por una moción de censura.   
URBANO GARCIA
Imágenes:
1.    Pedro Sánchez y Rajoy tras la moción de censura. EFE
2.    Montoro presenta los PGE-2018. RTVE
3.    Marina de Valencia.