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domingo, 24 de noviembre de 2013

¿QUÉ HA PASADO?


“Nadie lo sabe”, argumenta el juez en la sentencia por el hundimiento del Prestige en las costas gallegas para exculpar de responsabilidad a los imputados. Todo el marrón para el maquinista, digo el capitán. Los demás, especialmente los que tomaron las decisiones políticas, se han ido de rositas. En ocasiones, hay decisiones judiciales de una ceguera digna de la figura que representa a la propia Justicia. ¿Hace falta recordar qué pasó en el TSJ valenciano con los trajes del curita? Ya sé que fue un tribunal popular el que dictaminó la inocencia del imputado, pero hasta llegar a ese punto no se puede afirmar que se hicieran las cosas bien. Pero volvamos a la inicial confesión de ignorancia. Al menos el chapapote era visible. Durante meses cubrió con su oleoso manto las costas gallegas, arruinó la pesca y pringó a cientos de voluntarios. Pero, ¿qué pasa cuando el delito es incoloro, inodoro e insípido?, ¿cuando se extiende como una mancha de aceite pero sin dejar rastro? ¿O es que la gente mira hacia otra parte cuando la corrupción llama a su puerta? ¿Qué ha pasado en tierras valencianas que parecen arrasadas por un ciclón? De verdad, ¿nadie lo sabe? En teoría, para eso está la justicia, para esclarecer los delitos. Y haberlos los ha habido, en Galicia y aquí. Aunque la justicia no los vea.   



INDULTO

            Contra el vicio de pecar está la virtud del indulto. Al menos eso piensan los que se apuntan a ser indulgentes sabiendo que sus barbas están en remojo. Digo de los casi 50 diputados autonómicos del PP que hace unos días firmaron la solicitud de indulto para uno de los suyos, el ex alcalde de Torrevieja, Hernández Mateo, condenado a tres años de cárcel y siete de inhabilitación por prevaricación, entre otros delitos. “Es mayor y lleva marcapasos”, argumentó el impulsor de la iniciativa, su amigo y camarada Andrés Ballester. Por lo visto, para este diputado, ser mayor y llevar marcapasos exime del cumplimiento de la ley. Tomen nota. El que también debería tomar buena nota es el Molt Honorable, cuyo grupo parlamentario no parece estar muy en sintonía con sus propuestas para combatir la corrupción. Es lo que le faltaba a Fabra, que sus colegas le segaran la hierba a sus pies. Menos mal que en las cosas importantes hay consenso, debe pensar el President, mientras deshoja la margarita de quién será el beneficiado por el cierre de RTVV. A tenor de la calma que hay, en eso también debe de haber acuerdo en las filas del PP valenciano. ¿Qué le habrá prometido Rajoy? A lo mejor nada. Fabra se conforma con poco. Con condonar parte de la descomunal deuda que arrastra el gobierno valenciano, sería suficiente para el Molt Honorable. ¿Y si Rajoy da a Fabra por amortizado y por perdida la taifa valenciana? Entonces todo tendría sentido. Seríamos de nuevo la cabeza de turco, el conejillo de indias en el que el PP experimentaría la doctrina del shock que tanto le gusta aplicar.     



INSULTO

            No terminan en el indulto de Mateo las cuitas judiciales del PP. También Rita ha tenido su cita con la Justicia. Ha sido en calidad de testigo ante el juez Castro, instructor de la causa Nóos en la que está imputado Urdangarín. Ella y su ahijado, digo de Camps, fueron cómplices necesarios para que el yerno del Rey birlara casi 4 millones de € de las arcas públicas valencianas. “Yo no he hecho ni firmado nada. Ni me reuní en Zarzuela con Iñaki”, dijo Rita en su descargo. La alcaldesa burló a la prensa entrando a la ciudad de la Justicia por la puerta trasera. Un privilegio que le había negado el juez. También su camarada Camps se mofó de la Justicia. El ex Molt Honorable, que se acogió a su derecho a declarar por escrito, no estuvo localizable durante el fin de semana que el juez Castro pasó en Valencia. ¿Dónde se escondió Camps? Él dice que estuvo en su casa. “Me faltó salir a la calle con un megáfono”, dijo Camps en plan chulesco a Info Libre. Se nota que al ex no le gusta declarar sin conocer los argumentos de sus socios de correrías. Él sabrá por qué. Lo cierto es que no merecemos los valencianos una plaga bíblica como la que nos ha caído.

            ¿De verdad queda alguien que aún no sepa lo que nos ha pasado? 

URBANO GARCIA

FOTO: EFE

miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL LIQUIDADOR

 
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En 1965 se estrenó una película con este título de Jack Cardiff, un film de acción para mayor gloria de la Guerra Fría. Años más tarde, en la última década del siglo pasado, con el ambiente bélico más distendido, Atom Egoyan acudió a la figura del liquidador como eje de una historia que indagaba en la vida cotidiana de un grupo de personas sacudidas por los vaivenes de la vida. El martes 5 de noviembre, un President en sus horas más bajas anunciaba la liquidación de RTVV, el símbolo más visible de nuestra autonomía a pesar de su baja audiencia. Este liquidador que llegó por carambola al Palau de la Generalitat, pasará a la historia como el que inició el desmantelamiento de la comunidad, país o cómo quieran llamarla. Ya no hay dudas de que el PP nos quiere retrotraer a tiempos preautonómicos, por no decir pre democráticos. Una vuelta al pasado en toda regla que nos lleva de regreso a la dictadura, si la ciudadanía no lo impide. 



EN EL DIVÁN

            “Vísteme despacio que tengo prisa”, sabio consejo de nuestro refranero que Fabra parece ignorar. El subidón de ira que le produjo la sentencia judicial que declaró nulo el ERE en RTVV le llevó a derrapar. “Pues si no hay ERE, la cierro”, así con un par, a la altura de un Tirano Banderas de dictadura bananera. Las prisas le han llevado a cometer numerosos errores legales que podrían ocasionarle nuevos quebraderos de cabeza y algún que otro nuevo contratiempo judicial. La urgencia estaba en su cabeza. Le atormentaba la pesadilla de que el canal autonómico, libre de censuras, fuera desgranando en intensos capítulos las trapacerías de la tribu pepera. Hasta los caminos de la Gürtel pasaban por Canal 9. El catálogo da para mucho. Y es que en dos décadas, lo visto dentro y fuera del Pirulí de Burjassot da para una larga serie cuyo éxito de audiencia está garantizado. ¿Qué le pasó por la cabeza al Molt Honorable para tomar una decisión tan radical? Parece descartada cualquier estrategia a largo plazo, cualquier previsión de las consecuencias que podía acarrear el fundido a negro de RTVV. Quedan razones que la razón no entiende, o la pérdida de la razón.

            La crónica de estos días que han sacudido la vida valenciana ha sido contada con todo lujo de detalles. Numerosas opiniones han dibujado todos los perfiles de un fracaso largamente gestado. No ha faltado ni la voz de la psiquiatría –el profesor Rafael Tabarés-Seisdedos publicó un artículo en EL PAÍS- buceando en las posibles razones mentales de un comportamiento de difícil comprensión.

            También la sociedad valenciana debería hacérselo mirar. En primer lugar, muchos de esos profesionales que ahora se rasgan las vestiduras cuando poco antes tragaron con todo para medrar en una empresa en la que sólo progresaban los mercenarios. La banalidad del mal no es exclusiva de los nazis, y Canal 9 ha hecho mucho mal a la salud democrática de una sociedad herida y fragmentada.  



MORIR MATANDO

            O antes muerta que independiente. Así quiere el PP las radiotelevisiones públicas, muertas. Ya lo hizo en RTVE volviéndola a convertir en un juguete en manos del gobierno. Sometida la estatal, de poco le sirven las autonómicas. El púlpito para emitir la propaganda está garantizado. Y hay que ahorrar, dicen. A ser posible recortando en servicios públicos básicos. La información plural, contrastada y de calidad lo es.

            A buen seguro que las frecuencias liberadas tras el cierre de RTVV irán al TDT-Party o a cualquier empresa amiga que no ponga pegas a hacer sus informativos al dictado del Consell. Para así seguir manteniendo ese trampantojo de comunidad que tantos éxitos electorales le ha dado al PP. El caso es seguir engañándonos, mientras la autonomía es sometida a un vaciado selectivo. ¿Qué se puede esperar de quienes nunca creyeron demasiado ni en las autonomías ni en la democracia? Pues eso, liquidación y cierre.

NOTA: Escribo estas líneas antes finalizar el plazo para el cumplimiento de la sentencia de readmisión de los trabajadores de RTVV a los que afectó el ERE. Y antes de que Fabra tenga otra ocurrencia sobre Canal 9.


URBANO GARCIA



IMAGEN: RTVE.es

GRISÚ


Sin olor, no se nota su presencia a pesar de ser mortal con solo inhalarlo unos pocos segundos. Además, es altamente inflamable. Eso es el grisú. Una mezcla de gases –metano y monóxido de carbono, entre otros- que habita entre las betas de hulla y que ha teñido de luto la épica historia de la minería. No hace falta remontarse al Germinal de Zola para encontrar sobradas referencias a dramas causados por el grisú. El último en una mina leonesa que según cuentan los cronistas tenía todas las medidas de seguridad, pero que un ERE había recortado de forma drástica su plantilla. Perdamos la inocencia, no hay accidentes fortuitos.

SAQUEO
            La corrupción es el grisú de la democracia. Nadie nota su presencia, pero sus consecuencias son mortales para la convivencia. Cuando estalla, siempre es tarde. La sentencia del TSJ declarando nulo el ERE de RTVV es la consecuencia de muchos años de malas políticas. La gestión de la mayor empresa de comunicación del país ha estado plagada de corruptelas desde que el PP se hizo con su timón. Despropósito tras despropósito hasta el cierre final. Ese ha sido el camino recorrido por un PP, por un gobierno autonómico que hace tiempo que mostró su incapacidad para gobernar. ¿Quién restituirá a la sociedad los millones dilapidados? ¿Quién pedirá perdón por las tergiversaciones y mentiras con las que han trufado sus informativos? ¿Quién responderá de tantas ilusiones truncadas, de tantos sueños incumplidos?
            Lo ocurrido con RTVV es una mínima parte del tsunami de corrupción que nos ha asolado. El periodista Sergi Castillo desentraña en su libro Tierra de saqueo los mecanismos que hicieron del valenciano el país de promisión de todo tipo de trileros. Me atrevo a decir que, a tenor de lo ocurrido en los últimos días, se ha quedado corto. Canal 9 es pieza de caza mayor en la orgía cinegética que el PP se ha corrido a cuenta del contribuyente. El cierre de RTVV por decreto del Consell más que una ocurrencia es la muestra palpable de su absoluto fracaso. Algunos dirán que también es el certificado de un fracaso colectivo. No les falta razón. Sin la pasividad social no se hubieran podido cometer tantas fechorías. O no serían impunes.
            Sergi se pregunta por la cara oculta de la corrupción. Por el que corrompe. ¿Quién pagó tanto a cuenta de qué para llevarse cuánto? Se calcula que unos 10.000 millones de euros se mueven en ese bucle de corruptelas. Empresas donantes que, ocultas tras el anonimato, esperan ser resarcidas con contratos públicos. ¿Cuántas de ellas metieron mano en la caja de RTVV con el beneplácito de sus administradores?

PASEILLO
            Camps volverá a transitar la acera de la Audiencia de la mano de su hada madrina, digo de Rita Barberá. Ambos comparecerán el 16 de noviembre ante el juez Castro, en calidad de testigos, para que le expliquen cómo se las ingenió el duque consorte para engatusarlos. Más de tres millones de euros, limpios de polvo y paja, se llevó la empresa de Urdangarín de las arcas públicas valencianas sin mediar concurso de méritos ni otro tipo de incómodas zarandajas. A eso se le llama tener don de gentes. Don Iñaki llegó y triunfó. Ahí están las hemerotecas y los archivos televisivos –si aún no los han vendido a precio de saldo- para dar fe de ello. Revisitar aquellos días de vino, rosas, eventos y burbuja inmobiliaria provoca bochorno. El vasallaje de nuestras máximas autoridades hacia la periferia de la Casa Real da grima. Ver de nuevo cómo la alcaldesa le pone la alfombra roja al marido de la Infanta, aún indigna y da coraje.   
            ¿Estamos en vísperas de la descomposición del PP de la CV? Síntomas no faltan. Otra cosa es que los conflictos internos estallen antes de las próximas citas electorales. “En tiempos de zozobra no hacer mudanza”, decía el místico Juan de la Cruz. Y en ello están los del PP. Ya se lo ha dicho Alberto Fabra a sus camaradas, “seré el candidato, no perdáis el tiempo buscándome repuesto”. Pero el tablero está sembrado de minas. Rajoy retira el recurso de inconstitucionalidad a la ley Sinde de protección del BIC del Cabanyal sin decírselo a Rita y esta se monta su película. El juez declara nulo el ERE de RTVV y el Consell funde a negro. Hay políticos y políticas tan peligrosas como el grisú.  

URBANO GARCIA

FOTO: EL PAÍS  

viernes, 1 de noviembre de 2013

AUSENCIAS Y SILENCIOS


No me gusta la verborrea vacua de ideas pero llena de populismo y demagogia. Ni la de ella ni la de nadie. Tampoco sus silencios y ese estar como ausente cuando se habla de la ciudad en la que vivo. Ella, máxima responsable de la política de la ciudad -de la que se hace y de la que no-, se debe a la ciudadanía y no a sus cambiantes estados de ánimo. No hay nada de poesía en sus calladas ausencias. Sólo hay nepotismo y mala educación. No es la primera vez que lo hace, todo hay que decirlo. Pero cada vez chirrían más sus actitudes tan poco democráticas. Hasta ahora, los demás también callaban y no afeaban sus imposturas. Se acabó la tolerancia con las malas formas, con un autoritarismo excusado en su carácter fuerte. A nadie le gusta aguantar continuos desplantes y reprimendas. Volvió a ocurrir hace unos días en el debate sobre el estado de la ciudad. En teoría, un pleno para debatir cómo está Valencia. Un debate como los que se hacen en otras ciudades. Pero en la práctica fue un debate encorsetado, que limitó al extremo el tiempo para que la oposición desarrollara sus propuestas. Un paripé pre democrático que nada tiene que ver con la cooperación con la que deben gestionarse los asuntos públicos. Mientras ella hacía un sudoku, su escudero se batía en el hemiciclo. Rita se reservó la última palabra, sin limite de tiempo, sin controlar su lengua viperina escupiendo descalificaciones, sabedora de que a nadie se le permitiría responder a sus difamaciones. Para eso están los reglamentos aprobados con el único voto de la mayoría absoluta del PP, para acallar las voces discrepantes. 

FIN DE REGIMEN
            Suenan trompetas de apocalipsis sobre los líderes del PP. Rita es consciente de que su tiempo se acaba. Sobre sus espaldas pesan las dos décadas en las que ha hecho y deshecho en la ciudad a su antojo, sin nadie que rechistase sus ocurrencias, fueran buenas o malas. Tendrá que ir haciéndose el ánimo de quitarle el polvo al coche que, un día de hace ya muchos años, aparcó en estancias municipales. A no ser que opte por no apearse del vehículo oficial. Todo puede ocurrir. Ella no se considera políticamente amortizada, mientras que Fabra, Alberto, sigue sin despegar, como los aviones del aeropuerto de su Castellón natal.
            Tal vez por eso, y a falta de otras viandas, Rita se reserva para el menú pre electoral sus dos joyas de la corona: la Marina y el Parque Central. Este último tendrá que esperar tiempos mejores. Pero con la primera se explayó todo lo que quiso y más en un pleno casi monográfico. Hay que ir rápido, para vender suelo público antes de que la crisis afloje. De eso se trata, de privatizar todo lo que se pueda la preciada franja de terreno aledaña a la dársena interior. Unos terrenos dados a la ciudad por el Ministerio sin ninguna condición a cambio. El dinero saldrá de los inversores privados –argumentó Rita-, ansiosos de hacer negocio en una ciudad en la que nunca llueve ni se pone el sol. Podría ser una buena oportunidad para adecentar toda la franja litoral, incluidos los barrios marítimos que tanto lo necesitan. Y no pienso sólo en el Cabanyal-Canyamelar, ahí está Natzaret para dar fe de su histórico abandono. Rita no quiere ni oír hablar de esa posibilidad. Por eso, mostrando su verdadero talante, mandó callar a la oposición y la dejó sin turno de réplica. A Ribó le quitó la palabra en tres ocasiones. “Estoy muy orgullosa de la herencia que voy a dejar”, dijo Rita refiriéndose únicamente a la Marina Real. No le importa que el resto de la ciudad esté hecho unos zorros.
            A Rita no le gustan los debates. Prefiere sus monólogos y hacer lo que le dé la gana sin que nadie la controle. Ahora tiene un nuevo arquitecto de cabecera, José María Lozano, cuyo proyecto de Marina se parece demasiado a un gueto para gente guay. Su designación a dedo no augura nada bueno. No estaría de más que toda la ciudadanía pudiera opinar sobre un proyecto que marcará el futuro de la ciudad al menos en este siglo. Claro que la gente necesita información y tiempo para formarse una opinión, y todo eso puede retrasar el inicio del plan. ¿Y si Rita ya no es alcaldesa para entonces? Esa es su pesadilla.  
           
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

FOTO: LAS PROVINCIAS 

SIN ROMPER


Cabanyal: Passar sense trencar, así se tituló una jornada sobre la rehabilitación del barrio del Cabanyal-Canyamelar organizada por la Universitat Politècnica de València y la Fundación EQUO, entre otros. El debate giró en torno a un proyecto de los arquitectos e ingeniero Anna María Bordás y Miguel Peiró que plantean una rehabilitación del barrio sin necesidad de arrasar una parte de él ni romper su preciada trama urbana, un valor a preservar. Las cosas se pueden hacer de otra manera. Se pueden hacer respetando a las personas y cuidando del patrimonio. Además, la crisis del ladrillo dificulta la aplicación de proyectos especulativos. Pero Rita, erre que erre, sigue con su plan de romper un barrio que merece ser tratado como si fuera un centro histórico. La alcaldesa debería romper menos y oír más a la sociedad civil valenciana.

SOCIEDAD CIVIL
            Claro que Rita no es la única que hace oídos sordos a esa sociedad organizada. El PP se ha instalado en una especie de absolutismo sin ilustrar que confunde reparto de prebendas con razones convincentes. Su hegemonía sólo se basa en tener el poder, para así repartir más entre los lobbys (lobbies) de su cuerda. Lo malo de esa forma de hegemonía es cuando no hay nada que repartir. Entonces ocurre como le pasó a Fabra, Alberto, que muchos de sus supuestos amigos le dejan compuesto y sin novia. Ocurrió hace unos días. Fabra quería reunirse con esa parte de la sociedad civil que le rinde pleitesía. Presidencia de la Generalitat montó un costoso ágape en el edificio Veles i Vents con el sector del empresariado que está sumamente agradecido al PP por haber repartido el pastel en tiempos de bonanza. Ahora vienen mal dadas, pero algunos, los más listos de la pandilla, saben que no hay mal que cien años dure y piensan que siempre es conveniente estar a buenas con el poder. Así podrán ponerse los primeros cuando vuelvan las vacas gordas y con ellas otro reparto. Eso es previsión y no invertir en preferentes. Lo reseñable del caso fue la ausencia de muchas organizaciones empresariales que no parecen dispuestas a seguir bailando el agua a un poder que ni es poder ni pinta nada.   

DESINFORMACIÓN
            ¿Cuál es la causa del descrédito del gobierno valenciano? ¿Por qué el President y los Consellers son tan mal valorados por la ciudadanía? ¿Por qué el PP pierde apoyos en todas las encuestas? Posiblemente no haya una única respuesta. Una percepción bastante generalizada es que el PP nos ha llevado a la ruina actual y es incapaz de sacarnos de ella. Claro que el PP confía su futuro en que una sociedad desinformada es una sociedad manipulada. Tal vez por eso, el actual Consell apuesta por mantener a la sociedad valenciana bajo el umbral de la desinformación.
            El lunes 21 empezó en la Audiencia el juicio sobre la legalidad del ERE que afecta a más de mil trabajadores de RTVV. En los años de gobierno “pepero” la plantilla de la radio televisión autonómica pasó de 700 a 1700 trabajadores, al tiempo que su audiencia caía en picado. Un balance insoportable para cualquier empresa y un buen motivo para la reflexión. Sin embargo, el Consell optó por seguir engordando su principal instrumento de propaganda. La crisis le ha servido de excusa para ceder esa bicoca pública al negocio privado y de paso hacer limpieza étnica, quiero decir ideológica. Y en ello está, si la justicia no lo impide.
            Tener buena información no es un lujo, es una necesidad de toda sociedad democrática. A la valenciana le cuesta un ojo de la cara mantener unos medios de titularidad pública. Posiblemente necesiten redimensionarse para adaptarse a los nuevos tiempos. Pero el PP pretende venderlos a precio de saldo después de haberlos convertido en su oficina de colocación y, lo que es peor, haber hecho de ellos una gran fábrica de manipulaciones y mentiras.   
    
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

FOTO: El PAÍS 

EUROPA S.A.

¿Qué queda de aquella Europa de los ciudadanos de la que tanto se hablaba en los 90’? Nada. La eurozona se ha convertido en un paraíso para el capital financiero. Nunca fue otra cosa. La crisis ha acentuado su sesgo neoliberal. La troika –el FMI y sus otras dos patas europeas- piensa más en los mercados que en las personas. Por eso no extraña que la ciudadanía responda con la indiferencia, cuando no con el escepticismo. En ese caldo de cultivo crece la extrema derecha. Hace un par de semanas, Le Nouvel Observateur publicó un sondeo que daba al Frente Nacional de Marine Le Pen la mayor intención de voto de su historia, superando a la derecha republicana. Sarkozy allanó el camino a una derecha extrema que ahora está eufórica. Francia no es una excepción. Ocurre en gran parte de los países de la Unión, especialmente en los más castigados por las políticas de austeridad. Se vio en Grecia, hasta que un desacreditado Antonis Samarás ha tenido que pararle los pies a un Amanecer Dorado con licencia para matar. Este resurgir de la intolerancia no es nuevo. No hay más que repasar la historia europea del siglo XX, y ver cómo respondieron a las crisis algunas de sus élites dirigentes, dando alas al fascismo y levantando muros de insolidaridad y proteccionismo.       

FRONTERAS
            Desde un punto de vista no eurocéntrico, el Viejo Continente tan solo es una península periférica del inmenso continente euroasiático. Apenas un divertículo en la geografía terrestre, pero que concentra una parte importante de la riqueza mundial. Sus principales zonas fronterizas están al este y al sur. La meridional tiene un pequeño brazo de mar como único obstáculo. Tal vez por eso, los muros que ha levantado la Unión Europea están hechos especialmente con leyes. Valgan de ejemplo los acuerdos de Schengen vigentes desde 1995. Esos muros legales no son contención suficiente para evitar que la desesperación los sobrepase. De eso huyen los que buscan en tierras europeas su tabla de salvación. Algunos, demasiados, lo único que encuentran es la muerte en su viaje al paraíso. Estos días, la conciencia de la etérea ciudadanía europea está siendo lacerada con las imágenes de cientos de inmigrantes ahogados a las puertas del Edén. “No podemos esperar a Europa”, dice el primer ministro italiano, Enrico Letta, sacudido también por la continúa repetición de la tragedia y de su imagen en aguas de la isla de Lampedusa. Y es que Europa, aparte de ponerles medallas cuando están muertos, no sabe qué hacer con los inmigrantes. O los encierra transitoriamente en centros de internamiento que recuerdan infiernos que creíamos superados, o los deja morir en medio del Mare Nostrum. También en la política migratoria, la Unión muestra su casi total inoperancia. Incapaz de articular un sistema de acogida, deja en manos de los países el control de sus fronteras. Responsabilidad que supera a los del sur.        
           
SUELDOS
            Sostiene la Unión que las fronteras entre los países europeos ya no existen. Falso. Los ciudadanos no gozan de la libertad de movimientos de los capitales, ni siquiera para ir a trabajar. Casi 30 millones de personas sin empleo certifican el fracaso de la Unión como motor económico. Su única receta: bajar los costes laborales. A ello se aplica el gobierno de Rajoy, aunque como de costumbre nos mienta. “Los salarios no están bajando, están moderando su crecimiento”, dice Montoro. Dice lo que dice a ver si cuela. ¡Pues no! No cuela. “Es amarga la verdad”, dice el poeta. Ahí están los datos: los salarios han disminuido en nuestro país más del 10%. Eso y el alto índice de paro explican que el consumo de las familias se haya desplomado. Hace tiempo que Cáritas lo lleva denunciando. La crisis y las recetas de austeridad para salir de ella que se están aplicando, aumentan las desigualdades sociales. Hoy, hay más pobres y los ricos lo son más. Cambiar el país y cambiar Europa, ese es el reto. Un cambio para limpiar la política, empezando por la de aquí. Hacienda ha ratificado la investigación policial que ve claros indicios de financiación ilegal en el PP valenciano en tiempo electoral. Un comportamiento delictivo que, a buen seguro, tendrá consecuencias en los tribunales y en las urnas. La Gürtel aún tiene cuerda para rato. “Vergonya cavallers, vergonya!”, que cantaba Al Tall. 

URBANO GARCIA

FOTO: Telecinco.es

DESFILES PATRIÓTICOS



Era el desfile más esperado -una década ha tardado en producirse-, y su impacto mediático no ha defraudado. Otra cosa será lo que al final dicte la Justicia. Ya sabemos que su ceguera, a veces, es algo más que un símbolo. Esa falta de visión, o mejor dicho esa vista para juzgar según quién y cómo, es lo que más la desacredita a ojos de la ciudadanía. Que el cacique de Castellón, hijo, nieto y biznieto de caciques, se siente en el banquillo no es asunto baladí, sea cual sea la sentencia. Supone sentar en el banquillo una forma de hacer política que ha socavado los cimientos de la Política –así con mayúsculas- que tanto costó reinstaurar tras la muerte del dictador. ¿Es el fin de una dinastía? Posiblemente, no. Ya se ha encargado el propio Carlos Fabra de perpetuar el linaje. Como sus antepasados, él también ha velado por sus herederos. Y ahí está su hija, Andrea, tomando el relevo político del padre. Claro que Don Carlos no se ha valido de los resortes de aquel régimen de la Restauración que tanto hizo por el caciquismo del siglo XIX y XX. No, ahora estamos en otra onda. Ahora quién mejor representa ese espíritu es el Partido Popular. Y no sólo en el caso de Carlos Fabra. Ahí está el gallego José Luis Baltar –por cierto, también con problemas judiciales- para confirmar una regla cuya generalización puede parecer exagerada, además de injusta.
            Volvamos a Don Carlos. Tras el empujón a su hija, Andrea, ésta ha demostrado con creces que se vale sola. Su matrimonio con el ex Consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre, Juan José Güemes, la puso en la cresta de la ola. Si su marido impulsó la privatización de la sanidad pública madrileña más allá de la prudencia, Andrea se destapó un día con un “¡Qué se jodan!” -dedicado a las personas sin trabajo- que llegó a los últimos confines del planeta internet. Lo de Güemes aún da que hablar. Primero por su efímero paso por una de las empresas beneficiadas por su ola privatizadora. Una desvergüenza digna de figurar en los anales del saqueo. Ahora, por la sentencia contra las privatizaciones de la sanidad madrileña iniciadas por él.
            A Don Carlos, como a Al Capone, la justicia le tiene encausado por un problema accidental. El trato a favor a su empresa de fertilizantes podría ser tan solo la punta de un iceberg de corrupción cuyos detalles no alcanzamos ni siquiera a imaginar. En la web de Rokambole le están sacando punta a este filón informativo.

EL PENDÓN
            En la semana de las exaltaciones patrióticas, hay que sacar a pasear los pendones. Todos son de conquista. Uno, la oriflama guardada en el Ayuntamiento, recuerda aquel 9 de octubre de 1238 en que las tropas catalano-aragonesas del rey Jaume I entraron en la ciudad de Balansiya, hoy Valencia, negociando la entrega de la medina y su hinterland, y enviando al exilio a su rey Zayyan ibn Mardanish. Los conquistadores impusieron su lengua y sus costumbres, nada distinto a lo que hace cualquier potencia dominante. En fechas tan dadas a la tergiversación, bien está ojear La Valencia musulmana que Vicente Coscollá publicó hace una década. Claro que sobre la realidad histórica se ha ido superponiendo un espeso manto ideológico que dificulta distinguir el grano de la paja. En medio de la procesión cívica, Rita impuso un tedeum a modo de filtro de pureza ideológica que ahora nos quiere vender como parte de la tradición. ¡No señora!, el tedeum es un invento suyo que nada tiene que ver con una celebración ciudadana. Posiblemente, tras su derrota en las urnas, al tedeum le ocurra lo mismo que a algunas de las costumbres sarracenas, que quede relegado al rincón de los recuerdos de un nacionalcatolicismo que gobernó Valencia durante dos décadas de ignominia.

LA FINANCIACIÓN
            Por encima de tradiciones más o menos consolidadas, está la realidad del día a día. Lo cierto es que la ciudadanía valenciana, del Sénia al Segura, recibe del Estado menos por habitante que el resto. Una financiación deficiente que, unida al despilfarro, nos sitúan al borde del abismo. Con las arcas públicas limpias como una patena y una deuda acumulada de millones de euros, somos rehenes de unos gestores que han dilapidado nuestro patrimonio. Mientras nos endeudaban con trampantojos arquitectónicos y ruinosos eventos, desmantelaban nuestro tejido industrial. Ahora estamos sin defensas para recuperarnos de la crisis. Así es como entienden estos patriotas de pacotilla velar por los intereses de la mayoría. Tardan en irse.

 URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

IMAGEN: Entrada de Jaume I a València. Mural de Salses.