Cabanyal:
Passar sense trencar, así se tituló una
jornada sobre la rehabilitación del barrio del Cabanyal-Canyamelar organizada por la Universitat Politècnica de València y la Fundación EQUO, entre
otros. El debate giró en torno a un proyecto de los arquitectos e ingeniero Anna
María Bordás y Miguel Peiró que plantean una rehabilitación del barrio sin
necesidad de arrasar una parte de él ni romper su preciada trama urbana, un
valor a preservar. Las cosas se pueden hacer de otra manera. Se pueden hacer
respetando a las personas y cuidando del patrimonio. Además, la crisis del
ladrillo dificulta la aplicación de proyectos especulativos. Pero Rita, erre
que erre, sigue con su plan de romper un barrio que merece ser tratado como si fuera
un centro histórico. La alcaldesa debería romper menos y oír más a la sociedad
civil valenciana.
SOCIEDAD CIVIL
Claro
que Rita no es la única que hace oídos sordos a esa sociedad organizada. El PP
se ha instalado en una especie de absolutismo sin ilustrar que confunde reparto
de prebendas con razones convincentes. Su hegemonía sólo se basa en tener el
poder, para así repartir más entre los lobbys
(lobbies) de su cuerda. Lo malo de esa forma de hegemonía es cuando no hay
nada que repartir. Entonces ocurre como le pasó a Fabra, Alberto, que muchos de
sus supuestos amigos le dejan compuesto y sin novia. Ocurrió hace unos días. Fabra
quería reunirse con esa parte de la sociedad civil que le rinde pleitesía.
Presidencia de la Generalitat montó un costoso ágape en el edificio Veles i Vents con el sector del empresariado
que está sumamente agradecido al PP por haber repartido el pastel en tiempos de
bonanza. Ahora vienen mal dadas, pero algunos, los más listos de la pandilla,
saben que no hay mal que cien años dure y piensan que siempre es conveniente estar
a buenas con el poder. Así podrán ponerse los primeros cuando vuelvan las vacas
gordas y con ellas otro reparto. Eso es previsión y no invertir en preferentes.
Lo reseñable del caso fue la ausencia de muchas organizaciones empresariales
que no parecen dispuestas a seguir bailando el agua a un poder que ni es poder
ni pinta nada.
DESINFORMACIÓN
¿Cuál
es la causa del descrédito del gobierno valenciano? ¿Por qué el President y los Consellers son tan mal valorados por la ciudadanía? ¿Por qué el PP
pierde apoyos en todas las encuestas? Posiblemente no haya una única respuesta.
Una percepción bastante generalizada es que el PP nos ha llevado a la ruina
actual y es incapaz de sacarnos de ella. Claro que el PP confía su futuro en
que una sociedad desinformada es una sociedad manipulada. Tal vez por eso, el actual
Consell apuesta por mantener a la
sociedad valenciana bajo el umbral de la desinformación.
El
lunes 21 empezó en la Audiencia el juicio sobre la legalidad del ERE que afecta
a más de mil trabajadores de RTVV. En los años de gobierno “pepero” la
plantilla de la radio televisión autonómica pasó de 700 a 1700 trabajadores, al
tiempo que su audiencia caía en picado. Un balance insoportable para cualquier empresa
y un buen motivo para la reflexión. Sin embargo, el Consell optó por seguir engordando su principal instrumento de propaganda.
La crisis le ha servido de excusa para ceder esa bicoca pública al negocio
privado y de paso hacer limpieza étnica, quiero decir ideológica. Y en ello
está, si la justicia no lo impide.
Tener
buena información no es un lujo, es una necesidad de toda sociedad democrática.
A la valenciana le cuesta un ojo de la cara mantener unos medios de titularidad
pública. Posiblemente necesiten redimensionarse para adaptarse a los nuevos
tiempos. Pero el PP pretende venderlos a precio de saldo después de haberlos
convertido en su oficina de colocación y, lo que es peor, haber hecho de ellos una
gran fábrica de manipulaciones y mentiras.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.comFOTO: El PAÍS
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