No me gusta la verborrea vacua de ideas pero llena de
populismo y demagogia. Ni la de ella ni la de nadie. Tampoco sus silencios y
ese estar como ausente cuando se habla de la ciudad en la que vivo. Ella,
máxima responsable de la política de la ciudad -de la que se hace y de la que
no-, se debe a la ciudadanía y no a sus cambiantes estados de ánimo. No hay
nada de poesía en sus calladas ausencias. Sólo hay nepotismo y mala educación.
No es la primera vez que lo hace, todo hay que decirlo. Pero cada vez chirrían
más sus actitudes tan poco democráticas. Hasta ahora, los demás también
callaban y no afeaban sus imposturas. Se acabó la tolerancia con las malas
formas, con un autoritarismo excusado en su carácter fuerte. A nadie le gusta
aguantar continuos desplantes y reprimendas. Volvió a ocurrir hace unos días en
el debate sobre el estado de la ciudad. En teoría, un pleno para debatir cómo
está Valencia. Un debate como los que se hacen en otras ciudades. Pero en la
práctica fue un debate encorsetado, que limitó al extremo el tiempo para que la
oposición desarrollara sus propuestas. Un paripé pre democrático que nada tiene
que ver con la cooperación con la que deben gestionarse los asuntos públicos. Mientras
ella hacía un sudoku, su escudero se batía en el hemiciclo. Rita se reservó la
última palabra, sin limite de tiempo, sin controlar su lengua viperina
escupiendo descalificaciones, sabedora de que a nadie se le permitiría responder
a sus difamaciones. Para eso están los reglamentos aprobados con el único voto
de la mayoría absoluta del PP, para acallar las voces discrepantes.
FIN DE REGIMEN
Suenan
trompetas de apocalipsis sobre los líderes del PP. Rita es consciente de que su
tiempo se acaba. Sobre sus espaldas pesan las dos décadas en las que ha hecho y
deshecho en la ciudad a su antojo, sin nadie que rechistase sus ocurrencias,
fueran buenas o malas. Tendrá que ir haciéndose el ánimo de quitarle el polvo
al coche que, un día de hace ya muchos años, aparcó en estancias municipales. A
no ser que opte por no apearse del vehículo oficial. Todo puede ocurrir. Ella
no se considera políticamente amortizada, mientras que Fabra, Alberto, sigue
sin despegar, como los aviones del aeropuerto de su Castellón natal.
Tal
vez por eso, y a falta de otras viandas, Rita se reserva para el menú pre
electoral sus dos joyas de la corona: la Marina y el Parque Central. Este
último tendrá que esperar tiempos mejores. Pero con la primera se explayó todo
lo que quiso y más en un pleno casi monográfico. Hay que ir rápido, para vender
suelo público antes de que la crisis afloje. De eso se trata, de privatizar todo
lo que se pueda la preciada franja de terreno aledaña a la dársena interior.
Unos terrenos dados a la ciudad por el Ministerio sin ninguna condición a
cambio. El dinero saldrá de los inversores privados –argumentó Rita-, ansiosos
de hacer negocio en una ciudad en la que nunca llueve ni se pone el sol. Podría
ser una buena oportunidad para adecentar toda la franja litoral, incluidos los
barrios marítimos que tanto lo necesitan. Y no pienso sólo en el Cabanyal-Canyamelar, ahí está Natzaret para dar fe de su histórico
abandono. Rita no quiere ni oír hablar de esa posibilidad. Por eso, mostrando
su verdadero talante, mandó callar a la oposición y la dejó sin turno de
réplica. A Ribó le quitó la palabra en tres ocasiones. “Estoy muy orgullosa de
la herencia que voy a dejar”, dijo Rita refiriéndose únicamente a la Marina
Real. No le importa que el resto de la ciudad esté hecho unos zorros.
A Rita
no le gustan los debates. Prefiere sus monólogos y hacer lo que le dé la gana sin
que nadie la controle. Ahora tiene un nuevo arquitecto de cabecera, José María
Lozano, cuyo proyecto de Marina se parece demasiado a un gueto para gente guay.
Su designación a dedo no augura nada bueno. No estaría de más que toda la
ciudadanía pudiera opinar sobre un proyecto que marcará el futuro de la ciudad
al menos en este siglo. Claro que la gente necesita información y tiempo para
formarse una opinión, y todo eso puede retrasar el inicio del plan. ¿Y si Rita
ya no es alcaldesa para entonces? Esa es su pesadilla.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.comFOTO: LAS PROVINCIAS
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