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miércoles, 28 de julio de 2021

FALLES FETES FOC

 

En vísperas de la pandemia que aún nos acogota, volvió a editarse la novela de Amadeu Fabregat Assaig d’aproximació a “Falles Folles Fetes Foc”, premio Andròmina de narrativa dels Octubre de 1973. El relato de Fabregat era un ingenioso ensayo-reflexión sobre la valencianía, lo suficientemente críptico y distanciado como para que entonces nadie se sintiera aludido. Mucho ha llovido en los 47 años pasados. Poco queda de aquellas polémicas del tardofranquismo en las que todo estaba por hacer y pensábamos que todo era posible.

Hace unas semanas, el valencianismo volvió a reinventarse, al menos una parte importante de él, la representada por el Bloc, parte contratante de la primera parte de Compromís. El nombre no hace la cosa, pero ayuda. Ahora se llama Més Compromís. Una forma de integrar el todo en la parte diluyendo un poco el esencialismo que en otros tiempos caracterizó al Bloc. Entrados en el siglo XXI, parece oportuno preguntarse, ¿qué es ser valencianista hoy en día? No es fácil la respuesta. Ese debate sobrevoló el congreso de Més Compromís y no está, ni mucho menos, resuelto.

Ahora le queda al ex Bloc y a Compromís lo más difícil, convencer a la mayoría del electorado de que la propuesta valencianista es la más adecuada para gobernar el país que tenemos. Ni más ni menos. La identidad también es lo que los demás piensan que somos. De ahí el interés de algunos sectores reaccionarios en poner etiquetas, hacer creer a los demás que somos lo que no somos. Así fue como, durante la Transición, el blaverismo convirtió, a ojos del personal, el valencianismo político en catalanismo. Con la inestimable ayuda de Las Provincias, todo hay que decirlo. Muchos años después, aún sigue pesando la losa del estigma catalanista. No hay más que ver el rédito que siguen sacándole las derechas. Faltas de programa, rascan de fobias incrustadas en el subconsciente. Rebañan el tarro de las esencias, buscando un resto, por mínimo que sea, al que aferrarse.      

Pero la realidad es tozuda. No hay más que mirar al Cap y casal para ver los buenos resultados. No parece que a las vecinas y vecinos de València les vaya mal con Ribó en la alcaldía. Una de las principales ventajas de ser una coalición, como Compromís, es que permite una pluralidad que quedaría laminada siendo un único partido. Sobran ejemplos. Compromís tiene abierto su futuro, definir qué quiere ser de mayor. Un debate que afecta a cómo las izquierdas hacen frente a los nuevos retos del siglo XXI, con la crisis climática ocupando un lugar preferente. Los partidos del siglo XX asumían todas las reivindicaciones, aunque luego sólo sobrevivían las que tenían el visto bueno de la mayoría. El resto era agua de borrajas.

La política y el valencianismo del siglo XXI pasan por respetar escrupulosamente la pluralidad y defender con uñas y dientes las mejores condiciones para el pueblo valenciano. Por ejemplo, reivindicando con todas las fuerzas una financiación más justa que la actual; o un mayor respeto al medio ambiente.  

FIESTA Y VIRUS

                A menudo surgen contradicciones en la gestión de los asuntos públicos. La política es eso, optar, decidir entre diversas opciones. Entre salud y negocio, entre virus y fiesta, por ejemplo. Es una de las cuestiones que tienen el alcalde y todo el Consistorio encima de la mesa. Las fallas se hacen para ser quemadas. Esa verdad de Perogrullo, ese elogio de lo efímero, de lo caduco, ronda la cabeza de muchos visitantes que lamentan ver los monumentos de cartón piedra convertidos en pasto de las llamas. Tanto dinero gastado, tanto esfuerzo para nada. Combustible per a falles, escribió Fuster en una satírica reflexión, pocos años después de verse él mismo convertido en ninot, en 1963, y ser quemado por pirómanos fascistas disfrazados de falleros. Eran tiempos de intolerancia que unos pocos siguen añorando.  

Ahora toca ver qué hacemos con el combustible para fallas acumulado. A las no-fallas de 2020 le siguieron las no-fallas de 2021. Los monumentos de cartón piedra siguen almacenados en Feria Valencia. Para que la fiesta rebrote en 2022 es necesario quemar lo antiguo, lo viejo. Para que resurja el ave Fénix es necesario cerrar el ciclo. Ese es el tema. Claro, que algunos tienen la cabeza más en el negocio que en la tradición. Ya que las quemamos, aprovechemos para desestacionalizar las Fallas, piensan.

Pero las circunstancias mandan y la cuarta ola de la pandemia se está cebando en quienes aún no están vacunados. Justo quienes más cuerpo de fiesta se les pone cuando se acercan las Fallas. Un poco de trellat nunca va mal. El SARS-Cov-2 sigue suelto y mutando, buscando sobrevivir a unas vacunas que han demostrado ser la mejor barrera contra la primera peste del siglo XXI. Volveré en septiembre.

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Fallas almacenadas en Feria Valencia. G. CABALLERO.


miércoles, 21 de julio de 2021

ESTADO DE SITIO

 

La sentencia del Tribunal Constitucional (por 6 votos contra 5, hay un juez suspendido por una denuncia de malos tratos) contra el estado de alarma ha sacado a la luz algunas de las luces -pocas-, y sombras -muchas-, del alto tribunal. Todo el mundo está alarmado ante una sentencia que declara inconstitucional una declaración de estado de alarma de hace 16 meses. ¡Sí!, 16 meses. Para unas prisas.

Y es que los jueces son seres humanos, con sus tiempos y sus pautas, con sus filias y sus fobias, con sus mochilas cargadas de buenas intenciones, pero también de prejuicios, que se convierten en perjuicios cuando aplican leyes injustas. ¿Quién dice que algunas sentencias judiciales no tengan sesgo? ¿Tan imparciales son las leyes? Si Lacan levantara la cabeza miraría debajo de las togas de los magistrados para ver el pedigrí de cada uno de ellos. Son hijos de su padre y de su madre, como todo dios. Hijos de sus circunstancias, con las que les ha tocado bregar. De sus muchos años enclaustrados preparando unas oposiciones más basadas en memorizar que en la empatía. ¡Sí!, los jueces también deberían ser empáticos. No se trata de que sean Perry Mason ni el juez de la horca, basta con que sean un poco humanos, que piensen que sus decisiones afectan a personas, a sus vidas, a su presente y a su futuro. ¿Cómo se puede discutir sobre el color de los grillos en un edificio en llamas? Se lo preguntaba Wilhelm Reich cuando muchos psicólogos se dedicaban al onanismo intelectual mientras que Hitler ocupaba media Europa. Los libros de W. Reich merecen una relectura, sobre todo La psicología de masas del fascismo, con las cautelas propias de saber que la historia nunca se repite exactamente igual que la primera vez.

Conocemos la sentencia del TC, también algunos votos particulares. El más crítico ha sido el ex fiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido, quien ha calificado la sentencia del TC como política, además de desmontar el argumentario del juez ponente, el ultra conservador González-Trevijano, famoso por no haber encontrado indicio de delito en la falsificación de los másteres de la Universidad Rey Juan Carlos. Trevijano, un asiduo de la fundación FAES, avaló las tesis de los neofranquistas, quienes recurrieron al TC, tras votar a favor del estado de alarma. ¿Cínicos?, seguramente algo peor. Algunos de los otros magistrados que votaron en contra del estado de alarma también frecuentan los cursos de la FAES. Un panal del que fluye la miel y la hiel ultra conservadora. Entre ellos también hay algún magistrado de la llamada cuota progresista, un poco menos conservadora que la cien por cien conservadora. Paradojas.

En marzo de 2021, ante una pandemia desbocada, con el SARS-Cov-2 cobrándose cientos de vidas diariamente, ¿qué querían los miembros del TC? ¿Les parecía poco la limitación de derechos?, ¿querían suspender libertades declarando el estado de emergencia?, ¿hubieran preferido la declaración de estado de sitio? O, ¿añoran la suspensión de derechos que hizo Milans del Bosch el 23F en la III Región Militar?

Los currículos de sus señorías los miembros del TC son públicos, sólo hay que asomarse a la web para conocerlos. No destacaron en su lucha por las libertades, ni los votamos, pero sus tardías decisiones ponen en jaque nuestra democracia. ¿Conocen sus señorías los debates constitucionales que llevaron a la incorporación en la Carta Magna del estado de alerta? Seguramente no. Eso explica que su sentencia no contemple esas circunstancias. ¿Qué hacer con unos magistrados del TC que no conocen la gestación de las leyes que aplican? No contenta con judicializar la política, la derecha judicializa hasta la pandemia. ¿Por qué esa pertinaz insistencia en judicializarlo todo? Nuestra sospecha está más que fundada. 

MEMORIA

                En medio del debate constitucional, se cumplieron 85 años del golpe de Estado contra la II República. El olvido es una pesada losa. Hace unos días, el martes 20, el gobierno aprobó la Ley de la Memoria Democrática. Aunque tarde, es un instrumento necesario -aunque insuficiente-, para impulsar y defender la democracia. Pero, sobre todo, necesario para dar dignidad y justicia a los muertos que aún yacen en miles de fosas. El franquismo nació como murió, matando. Por muy crispado que fuera el debate democrático, y por mucha violencia que hubiera, Franco y sus compinches rompieron violentamente la baraja de la democracia con la voluntad de no reconstruirla nunca. Entre demócratas y antidemócratas no hay equidistancia posible. Franco dio un golpe de Estado, y encabezó una guerra de exterminio. Ignacio Camuñas junto a Casado reivindicó a Franco y volvió a ciscarse en la democracia. ¿Dónde están algunos?

Sin ser lo mismo, ni mucho menos, ¿qué ha sido la sentencia del TC declarando anticonstitucional el primer estado de alarma aprobado por el gobierno? ¿qué alternativa había? Y ahora, ¿qué?

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Puñetas de magistrado. EFE


martes, 13 de julio de 2021

CAMBIOS

Hacía días que sonaba el río. Era cuestión de encontrar el momento propicio para llevar a cabo la remodelación ministerial. Después de los cambios radicales llevados a cabo por los socios de gobierno, por Unidas Podemos, con la salida de Pablo Iglesias del ejecutivo, el PSOE aparecía como el socio inmovilista. Y eso que no paraban de caerle chuzos de punta. La última gota que ayudó a colmar el vaso fue la dura negociación de la ley trans. Son suposiciones, claro. Si atendemos lo que transmiten los medios, todo son sonrisas, buenas caras y abrazos distanciados por la pandemia. La procesión iba por dentro.

¿Y la salida del consejero áulico?, ¿qué motivó el cese de Iván Redondo? Le tenían ganas en el PSOE. La chapucera moción de censura en Murcia y la catastrófica campaña electoral madrileña eran motivos suficientes. Al margen de rumores. Que si un ministerio, que esas cosas ni se piden ni se rechazan. En fin, en la cocina de Moncloa se abusa de los chuletones. Lo digo por el argumento del presidente para salir al paso del spot del ministro de Consumo recomendando bajar el consumo (valga la redundancia) de carne. ¡Qué pronto se olvidan los compromisos! El de la carne, digo. Lo que dijo Garzón está en la Agenda 2030, es uno de los objetivos de desarrollo sostenible y figura en el acuerdo de gobierno firmado por PSOE y UP. ¿De qué se extrañan algunos barones? Oyendo a García-Page, uno piensa que no hace falta el PP. Le chafó el chiste a Casado. Y a este no le quedó más remedio que acudir a las fuentes, digo a Aznar, el gran manitú de la tribu, hacedor de cuchufletas. Menos mal que llega Félix Bolaños, un experto en cocina.

También estaba cantado el cambio en Exteriores. Ya tocaba un diplomático que conociera el Eliseo y tuviera mano izquierda para tratar con Mohamed VI. La ruta a Marruecos pasa por París.

Luego está lo de Ábalos. Lo cesan como ministro y dimite como secretario de Organización. Parece un mal chiste. O una pataleta. No le pega, no es su estilo. El cónclave socialista es en tres meses, poco tiempo para cambiar de organizador. La función de manifasser no se improvisa de la noche a la mañana. Eso sí, ya hay tres alcaldesas en el Consejo de ministras. No está mal para ir preparando las urnas. 

UNA POR TRES

                Salen tres ministros valencianos y entra una. Dos se pierden por el camino. Diana Morant, la recién llegada, se afilió al PSOE en 2011, y es persona de confianza de Ximo Puig. ¿Será su sucesora? Todo es posible. Viene de Telecos. Un buen currículo para lidiar con Ciencia y Tecnología. La ex alcaldesa de Gandía estaba en la Autoridad Portuaria de València. Y aunque como ministra no es de su competencia, bien estaría que supiéramos qué piensa de la ampliación norte del puerto valenciano, y de la terminal de cruceros al lado de la desembocadura del antiguo cauce del Turia. Ábalos parecía dispuesto a plegarse a la voluntad de Aurelio Martínez, presidente de la Autoridad Portuaria. ¿Qué piensa la actual ministra?

La ampliación norte ni es sostenible ni necesaria. No parece buena idea concentrar actividades contaminantes al lado de la antigua desembocadura del Turia. El viejo cauce es un magnífico desfiladero para que la contaminación entre más allá del corazón de la ciudad. ¿Y si la terminal de cruceros se instalase en Gandía? Y la ampliación norte -si se hace- se podría llevar más al norte, a Sagunt. Así no haría falta destrozar el paisaje, ni las playas, ni contaminar más con miles de camiones cruzando el horizonte. En puente o en túnel, la contaminación es la misma. Los datos son contundentes, la población se instala en la costa. El litoral de Sagunt a Gandía es una conurbación con València en el centro. Ya está bien de hipotecar el futuro con obras sólo útiles para el presente. Para diseñar el futuro hay que pensar en el futuro. Deberíamos ser ambiciosos y buscar un uso para el Hyperloop, el tren supersónico, silencioso y no contaminante, que diseñan unos estudiantes de la Politécnica. Gandía-Valencia en 10 minutos. ¿Algo más? 

DEL SALER AL TÚRIA

                Lunes 12, a la sombra del Umbracle del Jardí Botànic de València, Carles Dolç presentó Del Saler al Túria, crónica de dos campañas ciudadanas que terminaron con dos grandes victorias cívicas. Ambas tuvieron lugar en los años de la Transición, y ambas dejaron una profunda huella en la ciudad. València no sería la misma si la resistencia cívica no hubiera logrado doblegar el pulso a la especulación y el desarrollismo. Deberíamos estar orgullosos de nuestra capacidad para cambiar las cosas. Lecciones de la historia. Pero no todas las batallas se ganan. Ahí está el bocado que la ampliación sur del puerto dio al barrio de Natzaret. La herida aún sangra y quieren hacernos otra. Hacen falta més trellat y más cambios.

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Primer Consejo de ministras tras la última remodelación del gobierno. Javier Lizón/ EFE.  

 

jueves, 8 de julio de 2021

CALOR

 

¡Normal!, estamos en verano. Lo que no parece tan normal es llegar a los 40oC a principio de julio. La última vez que el termómetro marcó esa temperatura por estas fechas fue al inicio del siglo XXI. Tampoco es muy usual que en la costa oeste de Canadá se registren los 50oC durante varios días. Se habla de varios centenares de personas muertas. Dicen los expertos en la materia que son síntomas de la crisis climática. Que los fenómenos meteorológicos extremos cada vez serán más frecuentes. Que, en zonas de clima mediterráneo, como la nuestra, las olas de calor se irán convirtiendo en algo habitual en verano. Que las lluvias cada vez serán más escasas, y cuando llueva, lloverá con ganas. El refrán de plou poc i el poc que plou, plou prou seguirá cumpliéndose, acentuando sus grados más extremos.

Con las extremadas sequías llegan apocalípticos incendios. Se está viendo en Canadá y en algunas zonas de la costa oeste de EEUU. En Australia conocen bien estos ciclos de sequía e incendios, incrementados al introducir una flora poco adecuada. La humanidad está detrás de los últimos grandes cambios de los ecosistemas, nuestra huella de carbono es más mortal que una pandemia sin vacuna. No hacemos lo suficiente. Aprobamos protocolos, ¡para no cumplirlos! La crisis climática crece de forma exponencial, impulsada por la inercia de unos efectos que perduran, aunque reduzcamos sus causas.  

CHIRINGUITOS

                Cuando el calor aprieta, lo mejor es buscar un chiringuito en la playa. Es lo que ha hecho Antonio Esquina (antes Toni Cantó), buscarse un chiringuito a la sombra del madroño. Para promocionar el castellano en Madrid. ¡Sí!, el castellano, que españolas son todas las lenguas que se hablan en España, y no veo al Esquina de Ayuso presentando un programa en TeleMadrid para dar a conocer el euskera, el gallego o el catalán, patrimonio de todas y todos en este país de países. No se ama lo que se desconoce. Las guerras culturales emprendidas por el PP de Aznar/Ayuso buscan el voto de quienes votan al neofranquismo. Voto patriotero, de banderita como vitola hasta en la mascarilla. Y mientras, un millón de vacunas sin administrar en Madrid. Hay patriotismos que matan. ¿Cuál es el patriotismo de Mazón/Catalá, el tándem que manda en el PP de aquí? Habrá que ver qué hace el PP en el tema de la financiación. 

                Aguirre, la Espe, la cólera de Aznar, ya le puso uno -chiringuito, digo- al líder neofranquista, carne de su carne. Así empezó el PP a incubar el huevo de la serpiente que terminará por engullirlo. O no, veremos. El PP se las basta solo para engullirse a sí mismo. No hay más que oír las declaraciones de esa garganta negra y profunda que es el excomisario Villarejo, el rey de las cloacas. Hablo del caso Kitchen.

                Todo apunta a que M. Rajoy sabía mucho más de lo que decía. También la Cospe y su consorte sabían más de lo que recordaban. Así de dúctil y selectiva es la memoria, guarda lo bueno y borra lo malo, y si no, siempre podemos recurrir a métodos más expeditivos. No hay disco duro que resista unos buenos martillazos. Y siempre habrá algún juez indulgente con los delitos de la derecha.  

JUSTICIAS 

                Hace unos días, el Tribunal Supremo (TS) ratificó la condena del Superior de Madrid (TSJM) a 19 meses de cárcel a Isa Serra, portavoz de Podemos en la Asamblea madrileña, por un delito -no probado- de atentado, lesiones y daños, causados el 31 de enero de 2014 durante la oposición a un desahucio en el barrio de Lavapiés. La sentencia la dictó el TSJM en abril de 2020. ¿Es ciega la Justicia?

El mismo día, la Audiencia de Madrid consideró que no hubo delito de odio en un cartel electoral del partido neofranquista que usaba la mentira y la infamia para sembrar el odio y arañar unos votos.  El cartel volcaba su bilis en los 200 menores no acompañados que hay en la comunidad madrileña. Típico del fascismo: demonizar a las minorías y a los más débiles. “Este colectivo representa un evidente problema social”, dice el juez sentenciador sin aportar prueba alguna que avale su grave acusación. Hay jueces que parecen tertulianos de alguna de las muchas emisoras reaccionarias que andan por ahí.

                A pesar de algunos jueces, somos uno de los países en los que más avances sociales ha habido en las últimas décadas. El quinto país del mundo que regula la eutanasia y el suicidio asistido. El Congreso acaba de aprobar una ley trans que protege a esta minoría minoritaria. Sin embargo, desde que se levantaron las restricciones debidas a la pandemia, los asesinatos de mujeres por sus parejas o exparejas, los crímenes y ataques homofóbicos, los delitos de racismo, no paran de crecer. Se denuncia más, hay menos miedo a hacerlo. En otros países están peor. No es consuelo… Aquí, todos somos Samuel.

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Chiringuito en la playa de la Patacona (València). EFE  


viernes, 2 de julio de 2021

DE LUCES E ILUMINADOS

 

Tenía que ocurrir y ocurrió. El precio del KWh es hoy el doble de caro que hace un año. Pocos negocios en el mundo son tan rentables como el energético en España. No parece que haya gobierno capaz de frenar este saqueo. Y no parece suficiente argumento las puertas giratorias, aunque todo ayuda. Si no de qué nombrar a tanto ex ministro o ex secretario de Estado para ocupar un asiento en un consejo de administración de una empresa de la que no tiene ni idea. Pues eso.

Con el precio disparado, no es raro que la pobreza energética se haya incrementado exponencialmente, obligando al ejecutivo a tomar medidas drásticas. ¿Drásticas? Más bien parece que ha tomado las únicas que podía tomar sin alterar el sacrosanto principio del libre mercado o del capitalismo, por ser más preciso. Más del 50% del recibo eléctrico son impuestos y tasas. El gobierno ha optado por recortar dos de los impuestos que gravan el consumo de energía: en primer lugar, bajar el IVA del 21 al 10%. No está mal. Nadie explica por qué no lo han quitado del todo. El segundo descuento se aplicará a las empresas generadoras de energía. Deberían repercutirlo en el recibo. Veremos. Se trata de la moratoria en los llamados derechos de emisión de CO2. No todas las formas de generar energía producen el mismo dióxido de carbono. La solar y la eólica apenas contaminan. Son energías limpias. Las energías sucias son las que más pagan. Reducir ambos impuestos afecta a la recaudación del Estado, y por tanto disminuye el dinero disponible para servicios públicos. Al final, quien paga es poca ropa, o sea, el consumidor.  

Hoy estoy didáctico. Desde 1997, con el primer gobierno de Aznar, se terminó de romper el monopolio estatal. Las empresas que querían operar en el mercado energético se dividieron en función de su actividad: generación, transporte, distribución y comercialización. La primera y la última fase del proceso -generar energía y comercializarla- se privatizaron, en teoría para aumentar la competencia (cosa puesta en entredicho frecuentemente), mientras que el transporte y la distribución permanecieron bajo el control del gobierno. Actualmente hay en España más de 300 empresas comercializadoras de energía. Por su parte, las empresas generadoras ofrecen diariamente su producción al Operador del Mercado Ibérico de la Energía (OMIE), organismo único para España y Portugal. El OMIE hace subastas por tramos horarios con las que fija el precio de la energía en función de la oferta y la demanda. Y ahí es donde entra la clave principal para determinar el precio de la energía. Toda ella, venga de donde venga, sea eólica, solar o hidráulica, cotizará al precio de la energía más cara que entre en el mercado. Es decir, la generada por centrales de ciclo combinado, en las que el consumo de gas suele marcar el máximo coste.

MATRACA

                Ahora llega la hora de los iluminados. ¿Adivinas de quién voy a hablar? Sí, correcto, has acertado. “A lo mejor hay españoles que quieren que salgan de la cárcel los ladrones”, “es una humillación para los españoles”, muchos púlpitos, una sola voz. Aznar y Casado o Casado y Aznar. Se necesita tener cara dura. Entre los más de 1.700 indultos que concedió Aznar, había ladrones y algún que otro condenado por asesinato. ¿A qué viene rasgarse las vestiduras? ¿Tan bien lo hizo el PP? Y hablo de Catalunya, claro.

Poner palos en las ruedas, ¿es lo único que sabe hacer el PP? Eso parece. Ahí sigue atrincherado en el Tribunal de Cuentas o en el Constitucional, negándose a renovar sus cargos, caducados hace años. Luego se llenan la boca hablando de la Constitución de 1978, cuando son los primeros en no cumplirla.

 “Que no haya soluciones sistémicas no significa que no haya margen para trabajar en las micro soluciones”, lo dice Joan Coscubiela, que del tema catalán sabe bastante más que yo. “Salida y solución son cosas distintas”, prosigue Coscubiela en su artículo publicado en eldiario.es.

Estamos en el tiempo de salida para ir buscando soluciones. Mientras Sánchez y Aragonés exploran esa vía recién abierta, el PP de Aznar, Casado y la Cospe buscan cómo poner piedras en el camino, o correr espesas cortinas para tapar sus vergüenzas, cada día más vergonzantes. La última, cuando escribo estas líneas -mañana seguro que habrá más-, la han protagonizado la Cospe, López del Hierro, y Villarejo, a cuenta de la conversación que mantuvieron para ver cómo “neutralizar” las filtraciones sobre la caja B del PP (acababa de destaparse la financiación ilegal del PP valenciano, y Ric Costa iba a ser “sacrificado”). La vista oral de la Kitchen está sacando a la luz más de un trapo sucio. Habrá que permanecer atentos a la pantalla. Si no por esto, por la Eurocopa.

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Grabado del siglo XIX de experimentos eléctricos/ blogsuc.unican.es