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lunes, 28 de diciembre de 2020

CUANDO LA TORMENTA PASE...

 

“… Y se amansen los caminos, y seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo, con el corazón lloroso y el destino bendecido nos sentiremos dichosos tan solo por el hecho de estar vivos…”, el poema atribuido a Alexis Valdés, Mario Benedetti y Kitty O’Meara, corre por las redes como una descarga de adrenalina empática. Lo más importante es lo que dice el poema, no quien lo dice. Nada mejor que un canto de esperanza al final de un año de pesadilla. El inicio de la vacunación llena los bolsillos de esperanza, aunque los datos sobre la infección por el virus SARS-CoV-2 siguen siendo muy preocupantes. Las cifras se disparan en todo el mundo, poniendo las unidades de cuidados intensivos de los hospitales al borde del colapso. La emoción del momento no debería nublarnos la prudencia. De las muchas mutaciones que ha tenido el coronavirus, la más contagiosa, hasta ahora, saltó de las “aisladas” islas británicas al continente. No hay fronteras para un virus globalizado, ni con Brexit ni sin él.         

FUTURO

Dicen que los ideales es lo primero que empeñamos. Que los sueños, sueños son, y apenas cotizan en el mercado de las chuches. Pero mientras nos tienen cautivados, los sueños son capaces de causar grandes estragos. El agónico acuerdo para la desconexión británica de la Unión Europea es un buen ejemplo. Muchos británicos sueñan con volver a glorias imperiales hace tiempo perdidas. Muchas de las páginas del acuerdo con la Unión son cautelas europeas para un socio que no siempre ha sido leal. Si no hubo lealtad cuando más lazos e intereses tenía con los miembros de la comunidad europea, no hay motivos para pensar que a partir de ahora va a ser diferente. Gran Bretaña no sólo no se integró en la eurozona, sino que hizo de su City el buque insignia para especular contra el euro. Es bien conocida la pasión británica por el juego, por la apuesta, por la especulación. El Brexit es su última gran lotería nacional. Desde que los euroescépticos consiguieron convencer -mediante fake news y manipulaciones- a una escuálida mayoría de las bondades del divorcio, la espiral de desencuentros no ha hecho más que crecer, mientras el contexto internacional experimentaba importantes mutaciones. El gran aliado del Brexit, digo de Trump, ya es agua bajo el puente de la historia, aunque sigue teniendo margen para continuar haciendo fechorías durante los pocos días que le quedan como residente en la Casa Blanca. Tampoco figuraba en la bitácora de la escisión la pandemia que aún nos tiene asolados. Ni la fortaleza de una Unión Europea capaz de hacer frente a uno de sus mayores retos, sin deshacerse como un azucarillo. Nadie sabe aún cómo repercutirá el Brexit sobre la Unión Europea, ni sobre Gran Bretaña. Por lo pronto, estamos contemplando el tráiler de una película de catástrofes.              

VACUNAS

                Dicen que son el principio del fin. Permitirán que esta tormenta pase. Al menos, ese es nuestro sueño, que termine la pesadilla. Con buen criterio, la administración de las vacunas ha comenzado por dónde más golpeó la pandemia: las residencias de ancianos. Araceli, 96 años, residente, y Mónica, 48 años, enfermera, ambas de la residencia Los Olmos de Guadalajara, fueron las primeras en ser vacunadas. Después comenzó una campaña que permitirá doblegar la Covid-19 que tanto daño nos está haciendo. Pero hasta entonces no hay que bajar la guardia, como insisten las autoridades sanitarias.

                Cuando esta tormenta pase… nada volverá a ser igual. La pandemia está dejando una profunda huella. Y no sólo por los seres queridos que nos ha arrebatado. La Covid-19 ha trastocado vidas y haciendas, costumbres y ritos. Durante 2020 hemos establecido nuevas prioridades. Algunas perdurarán. Durante 2020 hemos relativizado valores que pensábamos inmutables. Hemos descartado viejas e insanas costumbres que no deberían volver. Hemos diferenciado lo importante de lo urgente. Lo útil de lo accesorio. Lo fundamental de lo prescindible. Cuando esta tormenta pase… nos seguiremos acordando de ella. Y aunque volvamos a viejas rutinas, tendremos que desempolvar la agenda y retomar asuntos pendientes. Tormentas que siguen amenazando nuestro horizonte. Y pienso en la crisis climática, por ejemplo. Cuando esta tormenta pase…

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: El cielo anuncia vendaval. 



1 comentario:

  1. Puede que los “sueños, sueños coticen en el mercado de las chuches”, pero el sistema que padecemos, aprovechando la confusión generada por la covid, alevosamente nos metió el gol de que la vital agua cotice en el mercado de valores. ¡Ojo! dos nuevas y fortísimas pandemias nos acechan, y ya a corto plazo: a) un cambio climático (que no tendrá el recurso de hospitales, ni de sanitarios, ni de vacunas) y b) la imposibilidad de acceso al agua para media humanidad no suficientemente solvente. Y es que ya hace algún tiempo que arrecia el huracán insaciable de la necro política, que suspira por eliminar a cuatro o cinco miles de millones de humanos sobre la faz de la tierra.

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