Podrán
ser hasta 100.000 millones de €. Ni 10 ni 30 ni 40, ¡¡¡cien mil millones!!!
Nada más ni nada menos que el 10% de nuestro Producto Interior Bruto. “No va a
haber ningún rescate de la banca española”, “no creemos alarmas injustificadas”,
son algunas de las perlas de plástico que soltó Rajoy apenas unos días antes de
que su ministro de economía, Luis de Guindos, rogase o le impusieran (qué más
da) por videoconferencia el urgente rescate de nuestras finanzas. Se puede
mentir más, pero difícilmente tanto en tan poco tiempo. Alguien debería
explicar qué pasó y qué pasa en el sistema financiero español que ha transitado
del esplendor a la miseria en apenas unas semanas. Puestos a mentir, ¿por qué
no llamar blanco al negro y negro al blanco? Pues ni cortos ni perezosos, eso
han hecho Mariano y su ministro. “No es un rescate”, dice De Guindos
contradiciendo a la prensa extranjera. “Lo que se ha hecho ha sido abrir una
línea de crédito”, dijo Rajoy poco antes de volar a Polonia para asistir al primer
partido de la selección nacional de fútbol. Hubiera sido chocante oírlo tras el
empate con la selección italiana. Y sigue Mariano: “No habrá más recortes,
serán los bancos quienes respondan del dinero prestado”. Pero el ministro
alemán de finanzas le contradice. “El dinero se da a España, no a los bancos” y
“será el país el que tenga que negociar la reestructuración bancaria con el FMI
y el BCE”. Es decir, estamos rescatados e intervenidos. Franco llamó
contubernio a la cumbre europeísta de Munich, de la que se cumplen estos días medio
siglo. Se nota que en el PP hay discípulos muy aventajados del dictador.
¿Y
LAS PERSONAS?
Es la pregunta del millón.
Resulta que no había dinero para nada, ni para la sanidad ni para la educación
pública, y por arte de birlibirloque, ¡zas! Cien mil millones de euros para
financiar los excesos, abusos, hurtos, y demás agujeros financieros de la banca
hispana. No es raro que el hastag #RescatemPersones que Compromís ha puesto en
circulación por las redes sociales esté cosechando un inmenso éxito. Al
desprecio absoluto a la ciudadanía demostrado por el aún presidente del
gobierno y su partido hay que sumar el brindado por la derecha que maneja la
barca de la Unión Europea. Ya somos unos más, junto con irlandeses, portugueses
y griegos, de los muchos ciudadanos europeos que están hasta las narices de las
políticas económicas de la Unión. Recetan ricino a la ciudadanía, mientras
inyectan ingentes caudales de dinero público a los bancos. ¿Cabe mayor
despropósito en quienes se deben a la voluntad popular?
Mariano no quería que el rescate
manchase su currículum. Pero la troika buscaba atajar el efecto contagio que
sin duda las elecciones griegas tendrán en la eurozona. Ahora solo queda
esperar que los men in black del FMI
y el BCE husmeen en nuestras cuentas y nos impongan más ricino. Desde el sábado
9, nuestra soberanía está en cuarentena.
PÚBLICA
Y ÉTICA
Inyectar dinero público a través
del Estado, que además de avalar actúa de prestamista, podría tener algo
positivo. Aunque el PP no parece estar por la labor. Podría ser la oportunidad de
configurar una banca verdaderamente pública y que se guiase por criterios
éticos. Una banca que pusiera sus inversiones inmobiliarias al servicio de la
ciudadanía. Es decir, que los miles de viviendas vacías que salpican nuestra
geografía se pusieran en alquiler, a precios accesibles. Una banca que aplicase
la dación en pago antes de que la iniciativa legislativa popular terminase su
fase de recogida de firmas. Una banca que facilitase créditos a las pequeñas y
medianas empresas. Una banca al servicio de los ciudadanos y no de la
especulación. Todo eso podría ser ahora posible si hubiera voluntad política. A
fin de cuentas nosotros, los ciudadanos, somos los llamados a hacernos cargo
del tremendo agujero creado por los bancos.
También sería un buen momento para sentar en el
banquillo de los acusados a los principales responsables de esta quiebra
financiera. Tienen nombre y apellidos. No hay más que repasar la larga lista de
directivos y consejeros de cajas de ahorro con el carné del PP. También del
PSOE, pero muchos menos. Podría ocurrir como en Islandia, que quedasen
exculpados, pero nadie pone en duda el efecto terapéutico que tal medida tendría.
Cualquier cosa mejor que esconder la cabeza bajo el
ala como hace Rajoy, negarse a las comisiones de investigación, o mentir
compulsivamente para intentar confundir a la gente y ocultar lo que de verdad
se hace. ¿Qué pasaría si se convocara un referéndum para conocer qué opina la
ciudadanía sobre el rescate y sus peajes? Algunos se acojonarían. Tal vez por
eso no quieren convocarlo. Dicen que son demócratas, pero la democracia les
importa un pito.
URBANO GARCÍA
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