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viernes, 15 de febrero de 2019

NEOFRANQUISMO

A pesar de llevar el prefijo “neo”, no es nuevo. El franquismo ideológico ha pervivido en el interior de la amígdala de algunos compatriotas, en lo más profundo de su bulbo raquídeo, en un apartado rincón de su conciencia. Esos demócratas a la fuerza, han transitado los 40 años de democracia entre el disimulo y la episódica ebullición patriótica. Como no podía ser de otra manera, todo nuestro fascismo lleva sello made in Spain. Franco necesitó dar un golpe de Estado. Su fracaso le llevó a sostener una guerra de exterminio, con la inestimable ayuda de las potencias fascistas y la indiferencia de las que se decían democráticas. A la guerra siguió una larga dictadura. Ningún fascismo duró tanto. Todos acabaron en guerra. El franquismo nació con ella. Ninguno se consumió al ritmo biológico de su dictador. Cuando llegó el óbito -del Régimen y del caudillo-, sobre la mesa había, junto con la realidad de un país de estructuras arcaicas, un cadáver que no se sabía qué hacer con él. Y en esas estamos. Cuatro décadas después de muerto Franco, aún sigue enterrado en su faraónico mausoleo de Cuelgamuros. Una macabra metáfora de dónde estamos.  
FOTO INCÓMODA
                  Domingo 10 de febrero, todas las derechas españolas se dan cita en la plaza de Colón para insultar al Presidente del Gobierno. Hasta felón le llamaron la víspera. Rancio insulto de connotaciones medievales que dice más de quien lo lanza que de quien lo recibe. Colón fue un remedo de Plaza de Oriente. Bajo la inmensa bandera que mandó plantar José Bono como ministro de Felipe González, se congregó la quinta esencia del neofranquismo, ADN común a nuestras derechas, tres en una. Y en Colón se retrataron. No sólo en esa impagable foto de Casado, Rivera y Abascal subidos al escenario rodeados de sus huestes. El mejor retrato fue el manifiesto leído con entusiasmo por periodistas a sueldo de OkDiario -el digital de Eduardo Inda-, tertulianos habituales en La Sexta. ¡Sí, la Sexta! Panfleto lleno de falsedades y fake news, rápidamente desmontadas por periodistas menos complacientes con las mentiras de la caverna. El neofranquismo está exultante gracias a un PP desnortado, un C’s recentralizador y unos Abascal boys con ansia evangelizadora. 
                  El PP saca sus esencias. Las de Fraga fundando AP como casa de acogida para franquistas huérfanos. El PP se volcó en Colón. Autobuses gratis y banderas para todos. ¡Qué útiles las banderas para tapar huecos! ¡Qué negocio para los bazares chinos! Bonig puso 20. Autobuses, claro. Ya se ve encumbrada por el “trifachito” a Molt Honorable. Por eso no será ella quien ponga pegas a exportar a casa nostra el pacto andaluz con la derecha más extrema. Valls se escondió entre la multitud.             
PROCESO AL PROCÉS
                  Dos días después del acto en Colón, comenzó en el Tribunal Supremo el proceso al Procés. Doce ex altos cargos de la Generalitat sentados en el banquillo. Constatación del fracaso de la política. ¿Y qué decir de que el neofranquismo sea acusación popular? Europa nos sacará los colores. La Constitución del 78 se sustentó en dos grandes acuerdos, la reinstauración democrática y el encaje territorial. Ambas cuestiones fueron suspendidas por la dictadura. Régimen autoritario de partido único que anuló la pluralidad democrática y el autonomismo federalizante. La muerte del dictador y la necesidad de legitimación de “su” monarquía obró el “milagro”.
                  La Constitución del 78 trajo derechos y libertades, y puso las bases del Estado Autonómico. Pero nació con tutelas. Cuatro décadas después, vemos aciertos y errores. Tal vez el ajuste territorial sea el más difícil. Y eso que el Estado Social y de Derecho está cuarteado tras una década de recortes. En el 78, el Estado Autonómico no existía. Para crearlo se utilizaron mimbres de l’Ancien RégimeY con ellos seguimos a pesar de tener una estructura autonómica ya consolidada. Las duplicidades, la falta de mecanismos federales, la ausencia de una financiación justa,… y sobre todo, la falta de voluntad política por parte de una derecha que nunca ha creído en la descentralización, han conducido a la situación actual. Como en un montaje paralelo de Griffith, el mismo día y a la misma hora que se iniciaba el proceso al Procés, comenzaba el debate en el Congreso de los PGE-2019. Dos escenarios para un mismo drama. Transitamos la semana con un ojo en el Supremo y otro en el Congreso. Y mirando de reojo el calendario a ver qué día caen las elecciones generales. Al año electoral no le falta detalle. Habrá que preparar la pancarta del “¡No pasarán!”    
URBANO GARCIA

Imágenes:
1. La sombra de Franco. EL JUEVES
2. Las tres derechas en Plaza Colón. AFP OSCAR DEL POZO 
3. Proceso a “el procés”. REUTERS

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