No hay más paraísos que los perdidos. Lo decía Vázquez Montalbán, hablando de las Españas que caían en el desencanto sin haber sido encantadas. Antes de tener un transporte público del siglo XXI, nos llegan las empresas del llamado “capitalismo de plataforma” y nos quieren imponer su modelo desregularizado de negocio. ¡Calma! Que las prisas no son buenas consejeras.
Calma a las empresas de VTC (Vehículo de Transporte Concertado). ¡Sí!, concertado. Eso quiere decir, en román paladino,que un coche VTC no puede cogerse por la calle, ni en una parada de taxis. Vamos, que no es un taxi. Una de las grandes empresas de VTC presume de no tener ni vehículos ni conductores. Entonces, ¿qué tiene? Nada. Es una aplicación informática que cotiza en Bolsa y reside en un paraíso fiscal. Por tanto, no paga impuestos aquí. Los conductores, sí. Los vehículos, también. Pero los beneficios obtenidos por la venta de licencias y el uso de la aplicación van fuera de nuestras fronteras. Buscando el máximo beneficio. La mano de obra está excluida del proceso de producción. ¡Cómo! Pues muy fácil. Externalizándola. En vez de un conductor asalariado, hay un autónomo. Y en lugar de taxi, el autónomo pone su coche. ¿Seguro? No del todo. Si no tiene coche, hay empresas que se lo prestan, o se lo alquilan, o se lo venden a cómodos plazos mediante un sencillo renting(alquiler con opción a compra muy usado por estas empresas).
También hay que pedir calma al gremio del taxi, demasiado acostumbrado a manifestar su enfado incrementando exponencialmente su capacidad de ocupar el espacio público. Pero algunos taxistas también son autónomos. Sí, claro. Y también los hay asalariados. Y hay empresas que compran licencias de taxi como quien invierte en Bolsa. Se llama capitalismo, ni más ni menos.
TAXI GLOBAL
Los primeros taxis llegaron a nuestras ciudades con el siglo XX. Sustituyeron a carros, carretas, landós y carruajes. Complementaban el entonces escaso servicio de autobuses públicos. Durante años, el taxi se debatió entre ser un servicio público regulado por la administración o un negocio privado con los mínimos controles. En la dictadura, el sindicato vertical se hizo con el total control del gremio, encargándose hasta de las licencias. Es conocido el interés de las dictaduras por controlar a sus ciudadanos. Y nada mejor que hacer de los taxistas sus confidentes. Eso ya pasó.
Hoy en día, el taxi es un servicio público controlado por la administración. Además de las licencias, las instituciones democráticas velan por el cumplimiento de las normas y recaudan impuestos por una actividad mercantil que se beneficia del espacio público.
¿Y las VTC? Pues las VTC no hacen nada de esto. UBER, Cabify y similares utilizan la libertad de mercado como ariete contra el interés público. Es la eterna perversión del debate entre público y privado, entre libertad de negocio y servicio público, entre reglas y ley de la selva.
“Ni taxi ni VTC, el futuro son vehículos sin conductor”. Esa es la apuesta de la élite mundial reunida en la ciudad suiza de Davos. Los gurús de la globalización capitalista tienen clara su utopía: un futuro sin mano de obra. Tanques sin tanquistas. Aviones sin pilotos. Taxis sin taxistas… Una distopía para quienes sólo tienen su mano de obra como bien con el que negociar.
El transporte urbano es un gran negocio que va a más. Bien lo saben los neo liberales. Eso explica la dejadez con la que el PP trata el tema. Detrás de muchas VTC hay sociedades de capital-riesgo, sólo interesadas en ampliar sus beneficios. No les importa hacer una primera inversión a fondo perdido para lograr el despegue empresarial. El taking off que dicen los economistas.
Hace unos meses, València fue campo de lanzamiento de los patinetes eléctricos Line. Detrás, empresas como Google o Amazon no ocultan su interés por ocupar ese nicho de negocio. Las empresas VTC también son punta de lanza de la globalización económica neoliberal.
AL ASALTO
A las VTC no les gusta la regulación de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Prefieren el laissez faire, laissez passeque les propone la autonomía madrileña gobernada por el PP. Mientras que los taxis propiedad de empresas no llegan al 20%, casi el 80% de las VTC están en pocas manos empresariales. ¿Quién es más monopolio? Esas empresas son las que han amenazado con abandonar Barcelona. Y han recomendado venir a Valencia. ¡Átense los machos!
URBANO GARCIA
Imágenes:
1. Protesta taxistas en Barcelona. EFE
2. Coche de UBER. EFE
3. Protesta taxistas. EFE
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