Sí, así, en plural. No hubo uno sólo
en los años 30, ni lo hay ahora, que se reedita esta perversa ideología. Sorprende
la capacidad de mutación del totalitarismo de derechas, en el fondo y en la
forma todos lo son. De ahí su peligro. Entran en el cuerpo social por el lado
más débil, y son capaces de contaminar hasta las sociedades aparentemente más
sanas. Por eso es tan acertado comparar el fascismo con un virus. Es como una
infección vírica. “Ya no están activadas las vacunas que nos dejaron la II
Guerra Mundial y la guerra civil”, dice Josep Ramoneda, asumiendo la validez de
la metáfora.
El
incremento de los discursos de odio, de los ataques a la diversidad ideológica,
religiosa, étnica o sexual muestran que en tiempos de crisis aumenta la
intolerancia. No es consuelo que también pase en otras latitudes. Cada país
arrastra su propia mochila. Y la nuestra es un pesado lastre. Paul Preston
acaba de publicar Arquitectos del terror. Franco y los artífices del odio, de
lectura muy recomendable. Aquí se impuso el fascismo después de un golpe de
Estado, una cruel guerra y cuatro décadas de dictadura. Un fascismo que arrasó
con todo lo anterior, que creó una estructura económica, política y social
nueva, que hizo suyo lo más viejo de lo ya viejo, los restos de la debacle
imperial.
CONSTITUCIONALISTAS
Hace
unos días, la jueza Carola Soria, titular del Juzgado n.o 1 de
Castellón, ordenó la medida cautelarísima de retirar 11 lotes de 32 libros cada
uno, de temática LGTBI, donados por el Ayuntamiento a 11 institutos y al centro
Pi Gros de la capital de La Plana. La medida responde a la denuncia de una
asociación ultracatólica ligada a la extrema derecha. La donación del
Consistorio castellonense se hace con la voluntad de “fomentar la convivencia
en igualdad, la tolerancia y el respeto a la diversidad”. Está claro que la
asociación de abogados cristianos no comulga con estos valores. Además, el
gobierno municipal de Castellón está formado por PSPV y Compromís, una
coalición de izquierdas y valencianista que tampoco gusta a los carcamales. ¡Vaya
cristianos! Por cierto, la misma jueza autorizó que un enfermo de COVID fuera tratado
con ozonoterapia, contra el criterio médico, en un centro público.
Otra.
El juez del Constitucional Ricardo Enríquez ha redactado una ponencia, a
solicitud de la extrema derecha, para que el Estado financie la educación
segregada por sexos. El mundo al revés. Jueces y juezas dictan lo que deben
leer nuestros hijos, y quieren que financiemos los centros del OPUS.
Una
más, el TC, a petición del partido neofranquista, declaró ilegal el primer
confinamiento (14 de marzo de 2020). Por cierto, los neofranquistas pidieron el
cierre del Congreso tras detectar un contagio masivo en un acto que
organizaron. Y el TC suspendió sus reuniones ante la pandemia.
Algunos
magistrados añoran tiempos pasados. Como en Polonia, donde su TC, atendiendo la
petición de su gobierno de extrema derecha, ha dictado que las leyes polacas
prevalecen sobre las europeas. ¡Viva la mazurca! Y que conste que me gustan las
danzas polacas. No hace falta recordar que el PP de aquí apoyó en el
Europarlamento las medidas de restricción de libertades llevadas a cabo por los
gobiernos polaco y húngaro, desmarcándose del Grupo Popular Europeo. El líder
del PP de aquí, dice que el TC es un órgano político, mientras brama por
despolitizar la justicia. ¡Un poco de coherencia!
Luego
están los que les importa un bledo las formas. Son los fascistas más
peligrosos. Lo hemos visto hace unos días en Roma. Allí, unas escuadras de Forza Nuova mezcladas con una manifestación
de negacionistas -los hay que niegan la historia y también las vacunas-
asaltaron la sede del CGIL, el principal sindicato italiano. Con prácticas
parecidas empezó Mussolini a construir el fascismo.
ANTECEDENTES
Aquí
tenemos experiencia en saraos de la extrema derecha. Durante la Transición
lograron mediante la violencia y los escraches a los demócratas imponer su
agenda, que no era otra que frenar los avances democráticos y autonomistas. El
miedo es muy convincente. Y siguen con esas -sembrando el miedo, digo-
confiando en que la inercia les garantice la supervivencia.
Ahora,
desde que tienen una plataforma electoral, los neofascistas de aquí parece que
andan entretenidos en ver cómo entran en el arca de Noé neofranquista. No hay
espacio para tanto facha. Siempre les quedará el recurso de llamar a la puerta
del PP. Aunque algún diputado de esta camada ha andado el camino inverso. Es el
caso de Gil Lázaro que transitó de Falange a AP, de ahí al PP, y luego vuelta a
las esencias, para no perder el escaño que calienta desde hace 4 décadas. ¡Todo
por la pasta!
URBANO GARCÍA
Imagen: Quema de libros en la Alemania nazi.
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