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jueves, 21 de octubre de 2021

FASCISMOS

Sí, así, en plural. No hubo uno sólo en los años 30, ni lo hay ahora, que se reedita esta perversa ideología. Sorprende la capacidad de mutación del totalitarismo de derechas, en el fondo y en la forma todos lo son. De ahí su peligro. Entran en el cuerpo social por el lado más débil, y son capaces de contaminar hasta las sociedades aparentemente más sanas. Por eso es tan acertado comparar el fascismo con un virus. Es como una infección vírica. “Ya no están activadas las vacunas que nos dejaron la II Guerra Mundial y la guerra civil”, dice Josep Ramoneda, asumiendo la validez de la metáfora.

El incremento de los discursos de odio, de los ataques a la diversidad ideológica, religiosa, étnica o sexual muestran que en tiempos de crisis aumenta la intolerancia. No es consuelo que también pase en otras latitudes. Cada país arrastra su propia mochila. Y la nuestra es un pesado lastre. Paul Preston acaba de publicar Arquitectos del terror. Franco y los artífices del odio, de lectura muy recomendable. Aquí se impuso el fascismo después de un golpe de Estado, una cruel guerra y cuatro décadas de dictadura. Un fascismo que arrasó con todo lo anterior, que creó una estructura económica, política y social nueva, que hizo suyo lo más viejo de lo ya viejo, los restos de la debacle imperial.

CONSTITUCIONALISTAS

                Hace unos días, la jueza Carola Soria, titular del Juzgado n.o 1 de Castellón, ordenó la medida cautelarísima de retirar 11 lotes de 32 libros cada uno, de temática LGTBI, donados por el Ayuntamiento a 11 institutos y al centro Pi Gros de la capital de La Plana. La medida responde a la denuncia de una asociación ultracatólica ligada a la extrema derecha. La donación del Consistorio castellonense se hace con la voluntad de “fomentar la convivencia en igualdad, la tolerancia y el respeto a la diversidad”. Está claro que la asociación de abogados cristianos no comulga con estos valores. Además, el gobierno municipal de Castellón está formado por PSPV y Compromís, una coalición de izquierdas y valencianista que tampoco gusta a los carcamales. ¡Vaya cristianos! Por cierto, la misma jueza autorizó que un enfermo de COVID fuera tratado con ozonoterapia, contra el criterio médico, en un centro público.

                Otra. El juez del Constitucional Ricardo Enríquez ha redactado una ponencia, a solicitud de la extrema derecha, para que el Estado financie la educación segregada por sexos. El mundo al revés. Jueces y juezas dictan lo que deben leer nuestros hijos, y quieren que financiemos los centros del OPUS.

                Una más, el TC, a petición del partido neofranquista, declaró ilegal el primer confinamiento (14 de marzo de 2020). Por cierto, los neofranquistas pidieron el cierre del Congreso tras detectar un contagio masivo en un acto que organizaron. Y el TC suspendió sus reuniones ante la pandemia.

                Algunos magistrados añoran tiempos pasados. Como en Polonia, donde su TC, atendiendo la petición de su gobierno de extrema derecha, ha dictado que las leyes polacas prevalecen sobre las europeas. ¡Viva la mazurca! Y que conste que me gustan las danzas polacas. No hace falta recordar que el PP de aquí apoyó en el Europarlamento las medidas de restricción de libertades llevadas a cabo por los gobiernos polaco y húngaro, desmarcándose del Grupo Popular Europeo. El líder del PP de aquí, dice que el TC es un órgano político, mientras brama por despolitizar la justicia. ¡Un poco de coherencia!

                Luego están los que les importa un bledo las formas. Son los fascistas más peligrosos. Lo hemos visto hace unos días en Roma. Allí, unas escuadras de Forza Nuova mezcladas con una manifestación de negacionistas -los hay que niegan la historia y también las vacunas- asaltaron la sede del CGIL, el principal sindicato italiano. Con prácticas parecidas empezó Mussolini a construir el fascismo.      

ANTECEDENTES

                Aquí tenemos experiencia en saraos de la extrema derecha. Durante la Transición lograron mediante la violencia y los escraches a los demócratas imponer su agenda, que no era otra que frenar los avances democráticos y autonomistas. El miedo es muy convincente. Y siguen con esas -sembrando el miedo, digo- confiando en que la inercia les garantice la supervivencia.

Ahora, desde que tienen una plataforma electoral, los neofascistas de aquí parece que andan entretenidos en ver cómo entran en el arca de Noé neofranquista. No hay espacio para tanto facha. Siempre les quedará el recurso de llamar a la puerta del PP. Aunque algún diputado de esta camada ha andado el camino inverso. Es el caso de Gil Lázaro que transitó de Falange a AP, de ahí al PP, y luego vuelta a las esencias, para no perder el escaño que calienta desde hace 4 décadas. ¡Todo por la pasta!

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Quema de libros en la Alemania nazi.


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