Un año más, ardieron las fallas tal como marca el guión. Y llegó la primavera, como todos los años por estas fechas. Y cruzamos otro mojón del camino. Y volvimos a ver contenedores quemados. Demasiados. Huellas de “atilas” que arrasan por donde pisan.
Exceptuando estos pequeños cambios, volvimos al mismo paisaje urbano. Las mismas plazas, las mismas calles, colmatadas por los mismos coches, en 2010 con menos desperdicios que en años anteriores. En eso también se nota la crisis, dicen los entendidos. Pero aún quedan rescoldos falleros en nuestras retinas. Rescoldos que hacen daño a la mirada democrática.
EL BALCÓN DE LA DOÑA
Rita volvió a apropiarse del balcón Consistorial. Volvió a controlar su tráfico, a distribuir a los figurantes, a disponer quién merecía o no salir en la foto. Ella decide quién se ha ganado el segundo de gloria, previo a la mascletà, ante las cámaras de la tele del régimen. Y lo hace a su estilo, atendiendo a sus filias y fobias, con absoluto desprecio del protocolo. Ella, reina y señora de la baraja, hace lo que le da la gana. Continente y contenido de incontinencia autoritaria.
Rita volvió a apropiarse del balcón Consistorial. Volvió a controlar su tráfico, a distribuir a los figurantes, a disponer quién merecía o no salir en la foto. Ella decide quién se ha ganado el segundo de gloria, previo a la mascletà, ante las cámaras de la tele del régimen. Y lo hace a su estilo, atendiendo a sus filias y fobias, con absoluto desprecio del protocolo. Ella, reina y señora de la baraja, hace lo que le da la gana. Continente y contenido de incontinencia autoritaria.
Dirige el coro de los insultos contra la Vice Mª Teresa, lo mismo que ningunea a la Senadora Leire. Coloca en primera fila a una tertuliana de la COPE y de otra -la que pagamos todos-, porque le hace gracia. Y a su vera, siempre a la verita suya, su ahijado Camps. Por él, sufre y padece; por él, daría la vida si hiciera falta. No es preciso, Trillo lo hace por ella.
Antonio Pedreira, juez del TSJ de Madrid que instruye el caso Gürtel, ha anunciado que el 5 de abril levantará el secreto del sumario. Hasta entonces tiene tiempo el ex Ministro del Yak 42 y señor de Perejil para conseguir que se anulen las escuchas telefónicas en las que se implica, más si cabe, a destacados dirigentes del PP, entre los que se encuentra el Molt Honorable. Ese es el objetivo que persigue la cúpula dirigente del PP, que la Gürtel termine como el caso Naseiro, en la papelera. Y volver a empezar una vez superado este mojón, el escaloncito del que habló un sobreactuado Camps.
SALVEM
Hace unos días se presentó en el Aula Magna de la NAU Un futuro para el pasado. Un diagnóstico para la Ciutat Vella de Valencia, un libro colectivo obra de un grupo de prestigiosos profesionales que disecciona, de forma plural y sin censuras, la evolución del Centro Histórico en los últimos 30 años.
Hace unos días se presentó en el Aula Magna de la NAU Un futuro para el pasado. Un diagnóstico para la Ciutat Vella de Valencia, un libro colectivo obra de un grupo de prestigiosos profesionales que disecciona, de forma plural y sin censuras, la evolución del Centro Histórico en los últimos 30 años.
Como resumen, me quedo con uno de los datos dados a conocer por Rubén Pacheco, coautor del libro: “en el Centro Histórico de Valencia, en las dos últimas décadas, tan sólo se han invertido 100 millones de pesetas menos que en la Copa del América”. Sobran palabras. Y es que como también se dijo, “el Plan de la ciudad en los tres últimos lustros ha sido la falta de plan, es decir el caos”.
Hace 15 años, Valencia ya presentaba algunos de los síntomas que ahora, más agudizados, caracterizan el urbanismo de la ciudad. La falta de inversión en determinados barrios, la ocupación de la huerta mediante grandes operaciones inmobiliarias, la apuesta por las construcciones singulares de escaparate y ocio, la preferencia por la vivienda libre frente a la protegida, la mengua del espacio público,…La inercia se había instalado y los responsables políticos, prácticamente los mismos que hay en la actualidad, vivían de las rentas dejadas por los últimos gobiernos socialistas. El deterioro comenzaba a ser visible, a pesar de que ya se había iniciado el boom en la construcción.
En un ambiente de desmovilización ciudadana, no era fácil dar respuesta a las peores agresiones. Sobre el llamado solar de Jesuitas, calificado como suelo urbanizable, se cernía la amenaza de “tres tristes torres” que convertirían al Botánico en un jardín ahogado, sin aire y sin luz. Para parar aquella barbarie, un grupo de ciudadanos, animados por el espíritu que había impulsado el Saler per al poble y un llit del Tùria, nostre i verd, fundó Salvem el Botànic, recuperem Ciutat, el primer Salvem. Fue el inicio de una nueva forma de organizarse complementaria a las asociaciones de vecinos. Lograron frenar el urbanicidio y su ejemplo cundió. Salvem el Botànic celebra el viernes 27 su decimoquinto aniversario con un acto público en el Aula Magna de la NAU. También participan otras organizaciones ciudadanas de Castellón y Alicante, y es que las agresiones al territorio y a la ciudad siguen siendo una de las constantes del mal urbanismo que sufrimos los valencianos desde hace demasiado tiempo.
FOTO: EL PAIS
FOTO: Barrio del Cabanyal. Valencia 31 de enero de 2010. Urbano García
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