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domingo, 29 de abril de 2012

SALUD

4 de abril, Dimitris Christoulas, jubilado de 77 años, se pegó un tiro en la plaza Syntagma de Atenas, frente al parlamento griego. Vivir para él era un suplicio y el futuro que vislumbraba aún era peor, viendo cómo le recortaban su ya de por si escuálida pensión. Quienes están pagando la mal llamada crisis no son quienes la provocaron, los especuladores financieros y de todo tipo que han saqueado y saquean las arcas públicas. Quien la está pagando es la gente corriente, las clases medias y los que menos tienen. Dimitris nunca vivió por encima de sus posibilidades. Lo que pasa es que eran tan escasas que al recortárselas se quedaron en menos que nada. A Dimitris le dolía la impotencia de verse arrastrado por los mal llamados mercados más allá de la miseria. ¿Quién cuantifica el dolor causado por la crisis? ¿Y la salud? No hace falta remontarse a la primera revolución industrial, novelada por Dickens, para encontrar espejos.
                Hace unos días, tras el suceso en Atenas, Gaspar Llamazares alertó sobre el incremento de los suicidios a causa de la crisis. Rompió el silencio sobre un tema tabú. Un silencio justificado en el efecto imitación. Pero también un silencio para ocultar el dolor causado por la mal llamada crisis entre quienes menos tienen. El dolor, la angustia, la pérdida de derechos, la impotencia y el miedo ante el futuro,…son factores que inciden en la salud física y mental.

REPAGO
                “Son unos pocos euros,…apenas 4 cafés”, así hablaba el Presidente del Gobierno del llamado medicamentazo. Sin entrar en el debate sobre a quién se le ocurrió la idea de utilizar por primera vez “repago” para hablar del “copago”, yo al primero que se la oí fue a Llamazares. El líder de Izquierda Unida es médico y ha sido la voz más autorizada en la comisión parlamentaria de sanidad. A él le oí el mejor argumentario en defensa de este calificativo. La sanidad pública, que incluye también la casi gratuidad de las medicinas, la pagamos con nuestros impuestos. Por tanto, cualquier nueva aportación directa del ciudadano supone pagar dos veces por el mismo servicio. Es decir, repagar lo ya pagado. Pero la perversión de la ley aprobada por el gobierno de Rajoy, dinamitero de la paz social y de los consensos, va más allá. Pensionistas y enfermos crónicos también repagarán más por las medicinas que precisen. Injusto y vergonzoso. Y abre la puerta para que quienes más tienen dejen de contribuir con sus impuestos al mantenimiento de la sanidad pública. No será ahora, en este primer asalto, pero no tardaremos en oír voces insolidarias negándose a financiar una sanidad pública que no usan. Tiempo al tiempo. La crisis se ha convertido en una excelente excusa para justificar todo tipo de ajustes, una gran oportunidad para la derecha en su política de sustituir el estado del medioestar por el del malestar. El asalto a las conquistas sociales realizadas en los años que llevamos en democracia está en marcha si no le ponemos remedio.    

LABORATORIO
                En el tema del repago sanitario, como en tantos otros, los valencianos somos conejillos de indias. Seremos los primeros en repagar los medicamentos. También nosotros fuimos el laboratorio en el que se experimentó privatizar la gestión de los hospitales públicos. El modelo Alzira, tan ruinoso para las arcas públicas, ha sido exportado a otras autonomías gobernadas por el PP. Y los experimentos no se quedaron ahí. Hasta la ayuda a la cooperación en sus aspectos sanitarios se ha visto afectada por una gestión en la que brilló el mangoneo y faltó la transparencia. Desde hace tiempo, Sergi Pitarch lleva poniendo negro sobre blanco en las páginas del diario Levante los trapicheos de un Conseller, Blasco, en sus tiempos de gestor de estas ayudas. El hospital de Haití, con un coste de más de 3 millones de €, es el paradigma de todas las corruptelas posibles en una administración gobernada con nepotismo y opacidad.
Fabra, heredero de Camps que a su vez heredó de Zaplana, dice que sobra el 40% de los funcionarios valencianos. Una nómina que el PP y sólo el PP engordó con sus enchufismos. Dice el Molt Honorable que el recorte no afectará ni a la sanidad ni a la educación. Pero es que ya está afectando. Sólo hay que ir a hospitales y centros educativos para comprobarlo. Dice el Molt Honorable que nadie se irá a la calle, que el personal sobrante irá a las empresas públicas que se privaticen, de 46 pasarán a ser 6. Después de lo visto, ¿es creíble lo que diga este gobierno? 
Esta tierra, antaño de oportunidades, está a punto de ser intervenida, como si no lo hubiera estado desde que el PP se adueñó de todo, haciendo de nuestra capa su sayo para vestir políticos que han esquilmado hasta la médula a sus confiadas gentes. El PP habla de “mejorar la calidad sanitaria” cuando deja de ser universal y gratuita, pagaremos más por menos y peores servicios. Hay que ser embustero compulsivo para decir una cosa y hacer la contraria.    
URBANO GARCÍA
urbanogarciaperez@gmail.com

FOTO: Urbano García 

miércoles, 18 de abril de 2012

ELEFANTES


Hace unos días, Juan Ignacio Crespo, autor de Las dos próximas recesiones, hablaba en TVE de cómo la convergencia de múltiples pequeñas crisis puede dar lugar a una grande. Se refería, claro, al estado catatónico de la economía española. Esa podría ser la explicación para que sin estar en el epicentro de la crisis financiera ni estar contaminados por las subprimes, la crisis golpee nuestro país con una fuerza atroz, llevándonos a la mayor tasa de paro de toda la Unión. Eso sí, aquí hubo una burbuja inmobiliaria artificialmente alimentada por una legislación a la medida, también hubo síndrome de nuevo rico en algunos ciudadanos sobre los que cayeron plusvalías inesperadas fruto de la especulación del ladrillo. Y hubo una banca insaciable que hizo del engaño su arma de estafa masiva. Y se abandonó la industria, como abandonaron sus estudios algunos jóvenes cegados por fáciles ganancias como paletas para lucir cochazo a la puerta de la discoteca. Aquí hubo de todo eso. Por separado, no son causas suficientes para el colapso, pero la suma sí. Y así seguimos. Para encontrar la salida hace falta un acertado análisis. Por lo que se ve no se hace.

LA RATIO
                Para el PP esas no son las causas de nuestra actual catatonia económica. Las busca en otra parte. En el gasto público, por ejemplo. Por eso plantea recortar en sanidad y educación. Donde todo el mundo ve un derecho, el PP sólo ve grandes elefantes a los que abatir. Dice el Ministro Wert y asiente la Consellera Catalá que “aumentar el número de alumnos por clase no afecta a la calidad de la enseñanza”. Es más, dicen que “así los jóvenes se socializan mejor”. Todo lo contrario de lo que opina el resto de la comunidad escolar, para quien la ratio alumnos por aula es uno de los índices de la calidad educativa de un país. Se nota que al ministro y a la consellera la calidad de la enseñanza les importa un rábano. Al menos la de la enseñanza pública, ya que a la privada concertada parece que no le afectará el recorte. También propone el ministro ahorrar en personal ampliando horarios, eliminando permanencias y tutorías, y limitando las suplencias y sustituciones. En resumen, más alumnos para menos profesores, esa es la fórmula mágica del PP. Es posible que con ese ricino se logre ahorrar un poco, pero a costa de retrotraernos como mínimo una década. Claro que no para todos será igual. Al empeorar la calidad de la enseñanza pública, la privada concertada saldrá favorecida. A lo mejor de eso se trata. Será el rey tuerto en el país de los ciegos. ¡Vaya receta!   
                Ante tan negro panorama, Mariano ha optado por no dar la cara y hacer mutis por el foro. Para hablar se va a Bruselas. Allí, entre los amigos de la derecha europea se siente más a gusto. Y así evita las incómodas preguntas de los periodistas. El modelo valenciano de rueda de prensa sin preguntas se ha impuesto en el PP. Hasta Fabra, Alberto, el Molt Honorable, ha recuperado la tradición de sus antecesores Camps y Zaplana. A los periodistas ni agua, debe pensar.   

LA CACERÍA
                Con los pequeños incidentes pasa lo mismo que con las pequeñas crisis. Por separado no son nada, juntas pueden ser la hecatombe. Es lo que parece que le está pasando a la Casa Real. Por si el monarca tenía poco con los negocios de su yerno Urdangarín, Froilán, el mayor de sus nietos, se dispara en el píe estando con su padre, y el propio rey tropieza y tiene que ser operado de la cadera mientras cazaba elefantes en Botswana. Por cierto, viaje y cacería financiados en parte por una empresa privada, cuyos posibles beneficios están ocultos a la ciudadanía. Y es que la Casa Real está excluida de la reciente ley de transparencia. Eso si nos atenemos a la versión oficial, porque podría haber otras explicaciones más engorrosas e íntimas para justificar que, con la que está cayendo, el rey se vaya a cazar elefantes a Botswana el 14 de abril, día de la República. Pero son versiones no contrastadas y el país no está para bromas.
                Ya lo dice Lakoff: No pienses en un elefante y cuenta borreguitos antes de dormir.

LA CACHARRERIA
                Como elefante en ella entró el PP en las instituciones valencianas. Lo hizo hace lustros con la legitimidad de las urnas, pero no con la de saquear las arcas públicas. En los próximos días volveremos a ver desfilar a la cúpula del PP valenciano por los juzgados. Ahora la cosa es más seria que tres tristes trajes. Ahora se juzgará la financiación ilegal de un partido que utilizó todos los mecanismos del poder –los legales y los no tanto- para hacerse con mayorías absolutas que garantizaran discreción y opacidad a sus tejemanejes fraudulentos. Sin duda, de aquellos saqueos, estas ruinas.     

URBANO GARCÍA

BLANQUEO


La de presupuestos es la ley más importante del curso parlamentario. En ella se retrata el gobierno de turno. Sus prioridades, sus filias y fobias,… Son la praxis de la filosofía parlamentaria. Por eso se les presta tanta atención. Los presupuestos están repletos de recovecos en los que se dibuja nuestro futuro más próximo. Los primeros presentados por el gobierno del PP han tardado en llegar. Había que esperar a que pasaran las elecciones andaluzas, ese gran pastel que la derecha tanto codicia. Ésas y las asturianas pasaron con los resultados por todos conocidos y para gran disgusto del Partido Único de la Derecha Española. Y por fin Mariano enseñó la patita. Digo, los presupuestos. ¿Y qué vienen a decirnos? Pues ni más ni menos que tenemos que ahorrar. ¿Y en qué? Pues en lo que según el PP más gastamos, en sanidad y educación. Pero resulta que no es cierto. No somos los europeos que más gastamos per cápita en sanidad y educación. Además, ese gasto depende de las autonomías. O sea que en todo caso serían ellas las llamadas a recortar. También es falso que nuestro problema sea la deuda pública. Por cierto, menor que en Francia y en Alemania. Nuestro principal problema es una banca ineficaz e insaciable. Y una política errática y sesgada.
            Sirva de ejemplo la amnistía fiscal que acompaña a unos presupuestos que hacen pagar la llamada crisis a quienes menos tienen. El anuncio de que el Estado blanqueará los capitales fugados al módico precio del 10% y sin sanciones, coincidió con el inicio de la campaña de la Renta. El PP incentiva a los defraudadores y castiga al buen contribuyente, podría ser el titular. Nunca desde que recuperamos la democracia la delincuencia recibió mejores bendiciones por parte del gobierno. 

COLAPSO
            Antes de presentarlos en sede parlamentaria, Mariano le mostró los presupuestos a her Merkel que dio el visto bueno. Al dicktat de la germana se mal gobierna Europa. Pero ni por esas. La desconfianza hacia nuestro país de los mal llamados mercados siguió creciendo y con ella el precio a pagar por nuestra deuda, hundiéndonos más en el lodazal y arrastrándonos hacia el colapso económico. No somos Grecia, pero vamos camino de serlo. Ese es el único modelo hoy imperante en Europa: una Europa exportadora de bienes y otra de mano de obra. A nosotros nos toca pertenecer a la segunda y a ello se aplica el PP con sus políticas del malestar.  
            Aún no nos habíamos recuperado de la semana de pasión presupuestaria cuando De Guindos volvió a la carga. Y para calmar al dragón le ofreció la virtud de la doncella. El Ministro de Economía se mostró partidario del repago sanitario, siempre que sea para rentas superiores a los 100.000 € anuales, dijo. Entonces salió Floriano, secretario de organización del PP, para desdecirlo. Una nota de prensa del gobierno terminó de liar el asunto. El recorte adicional en sanidad y educación será de 10.000 millones de €. Ni más ni menos. Vamos, a la mierda el estado social y de derecho, a la mierda el consenso y la paz social, a la mierda la solidaridad. A todo esto, Mariano, el teórico presidente, sigue sin abrir la boca. Cualquiera diría que her Merkel lo tiene abducido.

RUINA
Mientras, por estos lares las finanzas están en bancarrota. Nuestra renta está por debajo de la media nacional y va a peor. La sanidad y la educación valencianas hace tiempo que están dejadas de la mano de dios. Y hasta el IVO, el hospital oncológico de referencia, está en números rojos por las deudas de la Generalitat. Muchos nos preguntamos ¿dónde nos lleva el PP? Mientras el resto de la ciudadanía mira entre atónita y desconcertada como nos cavan la tumba. ¿Lo consentiremos?  

URBANO GARCÍA

FOTOS: EFE