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miércoles, 18 de abril de 2012

ELEFANTES


Hace unos días, Juan Ignacio Crespo, autor de Las dos próximas recesiones, hablaba en TVE de cómo la convergencia de múltiples pequeñas crisis puede dar lugar a una grande. Se refería, claro, al estado catatónico de la economía española. Esa podría ser la explicación para que sin estar en el epicentro de la crisis financiera ni estar contaminados por las subprimes, la crisis golpee nuestro país con una fuerza atroz, llevándonos a la mayor tasa de paro de toda la Unión. Eso sí, aquí hubo una burbuja inmobiliaria artificialmente alimentada por una legislación a la medida, también hubo síndrome de nuevo rico en algunos ciudadanos sobre los que cayeron plusvalías inesperadas fruto de la especulación del ladrillo. Y hubo una banca insaciable que hizo del engaño su arma de estafa masiva. Y se abandonó la industria, como abandonaron sus estudios algunos jóvenes cegados por fáciles ganancias como paletas para lucir cochazo a la puerta de la discoteca. Aquí hubo de todo eso. Por separado, no son causas suficientes para el colapso, pero la suma sí. Y así seguimos. Para encontrar la salida hace falta un acertado análisis. Por lo que se ve no se hace.

LA RATIO
                Para el PP esas no son las causas de nuestra actual catatonia económica. Las busca en otra parte. En el gasto público, por ejemplo. Por eso plantea recortar en sanidad y educación. Donde todo el mundo ve un derecho, el PP sólo ve grandes elefantes a los que abatir. Dice el Ministro Wert y asiente la Consellera Catalá que “aumentar el número de alumnos por clase no afecta a la calidad de la enseñanza”. Es más, dicen que “así los jóvenes se socializan mejor”. Todo lo contrario de lo que opina el resto de la comunidad escolar, para quien la ratio alumnos por aula es uno de los índices de la calidad educativa de un país. Se nota que al ministro y a la consellera la calidad de la enseñanza les importa un rábano. Al menos la de la enseñanza pública, ya que a la privada concertada parece que no le afectará el recorte. También propone el ministro ahorrar en personal ampliando horarios, eliminando permanencias y tutorías, y limitando las suplencias y sustituciones. En resumen, más alumnos para menos profesores, esa es la fórmula mágica del PP. Es posible que con ese ricino se logre ahorrar un poco, pero a costa de retrotraernos como mínimo una década. Claro que no para todos será igual. Al empeorar la calidad de la enseñanza pública, la privada concertada saldrá favorecida. A lo mejor de eso se trata. Será el rey tuerto en el país de los ciegos. ¡Vaya receta!   
                Ante tan negro panorama, Mariano ha optado por no dar la cara y hacer mutis por el foro. Para hablar se va a Bruselas. Allí, entre los amigos de la derecha europea se siente más a gusto. Y así evita las incómodas preguntas de los periodistas. El modelo valenciano de rueda de prensa sin preguntas se ha impuesto en el PP. Hasta Fabra, Alberto, el Molt Honorable, ha recuperado la tradición de sus antecesores Camps y Zaplana. A los periodistas ni agua, debe pensar.   

LA CACERÍA
                Con los pequeños incidentes pasa lo mismo que con las pequeñas crisis. Por separado no son nada, juntas pueden ser la hecatombe. Es lo que parece que le está pasando a la Casa Real. Por si el monarca tenía poco con los negocios de su yerno Urdangarín, Froilán, el mayor de sus nietos, se dispara en el píe estando con su padre, y el propio rey tropieza y tiene que ser operado de la cadera mientras cazaba elefantes en Botswana. Por cierto, viaje y cacería financiados en parte por una empresa privada, cuyos posibles beneficios están ocultos a la ciudadanía. Y es que la Casa Real está excluida de la reciente ley de transparencia. Eso si nos atenemos a la versión oficial, porque podría haber otras explicaciones más engorrosas e íntimas para justificar que, con la que está cayendo, el rey se vaya a cazar elefantes a Botswana el 14 de abril, día de la República. Pero son versiones no contrastadas y el país no está para bromas.
                Ya lo dice Lakoff: No pienses en un elefante y cuenta borreguitos antes de dormir.

LA CACHARRERIA
                Como elefante en ella entró el PP en las instituciones valencianas. Lo hizo hace lustros con la legitimidad de las urnas, pero no con la de saquear las arcas públicas. En los próximos días volveremos a ver desfilar a la cúpula del PP valenciano por los juzgados. Ahora la cosa es más seria que tres tristes trajes. Ahora se juzgará la financiación ilegal de un partido que utilizó todos los mecanismos del poder –los legales y los no tanto- para hacerse con mayorías absolutas que garantizaran discreción y opacidad a sus tejemanejes fraudulentos. Sin duda, de aquellos saqueos, estas ruinas.     

URBANO GARCÍA

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