Los
incendios suelen preceder al desastre. Especialmente en territorios como el
nuestro con un ecosistema frágil, cuya pervivencia depende de factores muy
inestables. Los incendios de verano se previenen en invierno y sus consecuencias
se agravan en otoño. En esa estación, las lluvias torrenciales caerán sobre un
suelo devastado, sin flora capaz de fijar con sus raíces la tierra más fértil.
El agua arrastrará la capa superficial y solo dejará los pedruscos. Hay buenos
ejemplos en el paisaje valenciano de montaña. O sea que, ¿habría que repoblar
inmediatamente tras un incendio estival? Los expertos dicen que no. Que repoblar
en verano, después de un incendio, no es conveniente. Lo argumentan en que la
falta de lluvias de la estación estival impide que los brotes arraiguen.
También dicen que los ecosistemas mediterráneos están relativamente preparados
para ser periódicamente pasto de las llamas, que la flora autóctona brota
prácticamente sola y además está adaptada al estrés hídrico característico de
nuestros veranos secos y calurosos. Pero, algo habrá que hacer. Desde el CEAM (Centro
de Estudios Ambientales del Mediterráneo) dicen que sí, que hay que hacer algo
para evitar que las lluvias torrenciales del otoño arrastren la capa de tierra
más fértil. Se trata de impedir que la climatología contribuya a nuestra
desertización. Y eso, como prevenirlos, es tarea del Consell. ¿O no?
VIERNES
Y 13
Claro que el Consell, tras el paseíllo de imputados
por los juzgados, anda a ciegas, como un pavo sin cabeza. Lo que no pierde son
las ganas de descerebrar a la ciudadanía. Entre eso y que el PP no sale bien
parado, no hay forma de conocer qué dicen las encuestas pagadas con dinero
público. Así es imposible saber cómo anda la opinión pública tras muchos meses
de desgobierno. Aunque no hay que ser adivino para acertar en el diagnóstico.
Lo ha denunciado en Les Corts Fran
Ferri, el joven diputado autonómico de Compromís:
“El Consell filtra los datos según su
conveniencia”. La cocina de las encuestas que hace el PP nos impide conocer qué
piensan los valencianos y valencianas sobre aspectos tan importantes como los
recortes en educación y sanidad, o los últimos y devastadores incendios. Ojos
que no ven, corazón que no siente. Es fácil barruntar que la popularidad de Fabra
y la de Rajoy han caído en picado. El mal gobierno erosiona. Y es que el PP
donde dijo “digo” ahora dice Diego. La credibilidad de Rajoy mengua a la
velocidad en que sube su prima, o sea la de riesgo. El lunes 9 llegó a los 575
puntos, el doble que con ZP. Así comenzó la semana. El martes supimos que llegarán,
en una primera entrega, 30 mil millones de € para salvar Bankia. El memorando
pone 32 condiciones, no todas ellas destinadas a la banca. Una intervención en
toda regla. Intervenidos y atónitos asistimos el miércoles a la comparecencia
de Rajoy en las Cortes. No fue para hablar del escamoteado Estado de la Nación,
si no para tomarnos el pelo contándonos milongas sobre su papel en Europa.
Luego nos arrastramos hasta el Consejo de Ministros del viernes 13, para que
nos dieran la puntilla. Y nos la dieron. Otra vuelta de tuerca al garrote vil
que nos está matando. Mariano prefirió esconderse detrás del Rey para la
ocasión. El Jefe del Estado presidió el primer Consejo de Ministros Deliberante
con Rajoy en la Moncloa. Ya es casualidad que el Rey presida el Consejo del 4º
recorte, o del viernes y 13, como gustéis. ¿O no?
JULIO,
RITA Y LOS BOLSOS
Mientras el Consell sigue intentando vendernos la moto de que todo va bien, Julio
Iglesias actuaba sin perder su bronceado a pocos metros de la Ciudad de la
Justicia. Le esperaban para declarar en la instrucción por el caso IVEX. Un
viejo asunto que investiga los pagos con dinero público que Zaplana hizo al
cantante en paraísos fiscales. Julio declaró, pero en Punta Cana. El mismo
paraíso en el que le pagó el Consell. Ya sabe Blasco dónde tiene que ir a
declarar para blanquear su carrerón. Seguro que allí tiene buenos contactos. Blasco
ayudó a saquear los fondos para la cooperación, supuestamente, claro. Y Rita,
la alcaldesa, recibió bolsos de marca a cargo de la depuradora de Pinedo, según
su viejo camarada Juan Carlos Gimeno, convertido en garganta profunda del feo
asunto Emarsa. La erosión de la edila continúa. Su aura ha desaparecido a golpe
de escándalo. Y aún se espera la llegada del caso Urdangarín.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com
Fotos:
1 y 2 Ministerio Medio Ambiente
3 EFE