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jueves, 29 de mayo de 2014

LA CUESTIÓN MERIDIONAL


El sur también existe. Es más, sin él no habría norte. “La burguesía septentrional ha sojuzgado a la Italia meridional y las islas, reduciéndolas a colonias explotadas”, eso decía Antonio Gramsci, en 1920, en una serie de artículos sobre “La cuestión meridional”, publicados en L’Ordine Nuovo, revista de los comunistas turineses, en pleno debate sobre el Mezzogiorno. Gramsci hablaba de cómo se estaba construyendo la Italia del siglo XX, tras la unificación del país en el XIX bajo una misma bandera, himno y moneda. ¿Qué diría Gramsci de cómo se está construyendo Europa tras la unificación bajo una misma bandera, himno y moneda, sobre todo moneda? Europa también tiene su Mezzogiorno, un sur castigado por la crisis y por las políticas austericidas impuestas por la troika y acatadas con agrado por gobiernos nacionales más atentos a asumir con dinero público la deuda privada de los bancos que a satisfacer las necesidades de las personas. Gobiernos elegidos democráticamente, sí, pero que hacen políticas dictadas por un poder financiero no elegido, mientras imponen recortes, económicos y de derechos, a la ciudadanía. Al norte y al sur. Claro que más en el sur, seguramente por tener economías más débiles y gobiernos más sumisos.

EL VOTO DEL SUR
                  Tal vez por eso, el sur de Europa votó como votó el domingo 25. En Grecia, Portugal, Italia y España hubo un voto de castigo a las injustas políticas de la troika que tanto nos están amargando. En algunos de estos países, emergen formas nuevas de hacer política capaces de canalizar el voto de la indignación. En Grecia, SYRIZA ya es la fuerza hegemónica. Atrás han quedado los partidos que no se han sabido adaptar a los nuevos tiempos. El PASOK tan sólo es un ectoplasma de lo que fue. Su apuesta por satisfacer los intereses de la troika, antes que las necesidades de los griegos, le está pasando factura. Tampoco el Partido Comunista Griego (KKE) parece adaptarse bien a los cambios sociales. La izquierda italiana hace tiempo que experimenta, con el nombre y con los líderes. Matteo Renzi, tras ganar unas primarias modélicas, dio un golpe florentino -haciendo honor a la ciudad de la que era alcalde- y se hizo con la Presidencia del Gobierno. De eso hace tan solo unos meses, el 22 de febrero de 2014, poco tiempo para castigar sus políticas. Renzi y el PD han salido reforzados por las urnas, pero el Movimento 5 Stelle les pisa los talones. Por las grietas de una Europa no cohesionada también se cuelan todo tipo de populismos, de derechas y de izquierdas. En Portugal, ha sido al Partido Socialista, en la oposición, al que ha ido el voto indignado. En los países en los que no ha surgido una fuerza de izquierdas capaz de ilusionar al electorado, la abstención ha vencido.

REGENERACIÓN
                  No ha sido nuestro caso. Aquí, la abstención ha cambiado de bando, al menos en parte. Esta vez han sido muchos votantes de la derecha los que se han quedado en casa. Las alternativas al PP, si exceptuamos UPyD, no han sido lo suficientemente atractivas. Sin embargo, le han mordido suficiente electorado como para, junto con la abstención, llevarlos a sus valores mínimos. “Hemos ganado”, dijo un Cañete más azul que un pitufo. Con solo dos eurodiputados de diferencia con el PSOE, la debacle de ambos partidos ha sido histórica. ¿Principio del fin del bipartidismo? Tal vez, pero la agonía será larga. El PP de la CV ha pasado de cosechar el 52% del electorado a un discreto 29%. La perdida de votos populares en el país ha sido del 23%. En la ciudad de Valencia, del 25%. Rita ha hecho mutis por el foro. Pero cuidado con extrapolar, el PP aún no ha llamado a rebato.  

                  PODEMOS se ha llevado una parte importante del voto indignado. COMPROMÍS y EUPV, menos. Algunos de los lemas coreados en calles y plazas tras el 15 de mayo de 2011 han calado. Las herramientas democráticas están ahí. Televisión y redes sociales son buenas palancas. Nuevas formas de hacer política y nuevos líderes llaman a la puerta. Renovación y regeneración van de la mano. La vieja política está en estado terminal. Poder podar las ramas secas de la democracia es posible y necesario. Seguro que Gramsci, tan inquieto intelectualmente, así lo habría entendido.

URBANO GARCIA

IMAGEN: CARTEL INFORMATIVO UNIÓN EUROPEA

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