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viernes, 11 de julio de 2014

INTERVENCIÓN


Cuando escribo estas líneas, Montoro aún no ocupa con sus hombres de negro los despachos del Consell. Pero la cuenta atrás ya ha comenzado. De hecho, hace tiempo que las finanzas públicas valencianas están intervenidas. De ser granero y joya de la corona del PP, el País Valenciano ha pasado a ser la vergüenza apestosa que hay que ocultar debajo de la alfombra. ¿Qué fue de aquel trio de populistas formado por Esperanza Aguirre, Camps y Jaume Matas que nos vendió “el eje de la prosperidad” como quién nos vende la moto? De esa troika castiza, sólo Matas está fuera de juego. El “liberal” Camps sigue viviendo del erario público sin haber pagado ni un euro por los trajes regalados por la Gürtel. Y la “liberal” Aguirre se cisca en el código de circulación y se lo pasa por la puerta de Alcalá, con una prepotencia y un nepotismo dignos de su camarada Gallardón. Y es que el tsunami neoliberal, neocon, o liberal de pacotilla sigue con mando en esta plaza. No hay más que ver cómo responde Mariano, el de la Moncloa, a la exigencia ciudadana de más democracia y menos recortes. Aprovechan el tiempo que les queda en el convento para privatizar todo lo que hay dentro. A ello se aplican Rajoy y la FAES de Aznar con pasión de novicios.

FOTOS
                  La del 25M fue bastante clara. La ciudadanía demanda otras políticas. Una mayoría de votantes dio la espalda en las urnas europeas a quienes aplican la austeridad para los pobres y enriquecen más a los ricos. Esa es la fórmula del PP. Estamos en el país de la Unión en el que más ha crecido la desigualdad. Lo dicen todos los informes, de la UNESCO a Cáritas. Con un 26% de paro y más del 50% de jóvenes sin trabajo, no hay muchos motivos para lanzar las campanas al vuelo, como hacen Mariano y sus mariachis. Claro que estamos en tiempo de elecciones y no se puede bajar la guardia. Especialmente la de la propaganda. Es de lo único que se lamenta el Molt Honorable Alberto Fabra, de haber cerrado Canal 9, su escaparate televisivo. Desnudo y sin altavoces, esa pesadilla le asalta todas las noches. Algo habrá que hacer antes de las autonómicas, dice a sus conmilitones. Lo mejor es echar mano de lo seguro, afirma uno de sus asesores. TVE está a nuestros pies. Hay que firmar ya un convenio para desconectar 2 horas por La 2. Rus paga la factura. La Dipu anda sobrada de pasta, dice el Conseller de Economía. Para llenar la parrilla lo mejor es emitir un capítulo de la Alquería Blanca que tiene tirón de audiencia, seguido de un informativo largo elaborado por las productoras “amigas” contando con los fondos documentales de Canal 9, para eso les hemos dado carta blanca. Es la aportación al debate de Catalá, la Consellera de Educación. Todo parece atado y bien atado. Veremos si a estas alturas cuela la operación TVE.
                  Otra foto reciente ha sido la de los empresarios valencianos dándole un tirón de orejas al Consell. Reclaman un trato justo por parte del gobierno. Añoran a ZP. Con él había mejor financiación que con Mariano, ¡mira por dónde! Tampoco les parece bien que se desentierre el anticatalanismo. “Cataluña es nuestro principal proveedor y nuestro mejor cliente”, recordó Vicente González de CIERVAL. Así que a Castellano, señor del parany y embajador de La Moncloa, le puede salir el tiro por la culata si pretende reeditar la batalla de Valencia fichando al último mohicano de Unión Valenciana. Cuando la historia se repite suele hacerlo de forma bufa.     

SENTENCIA
                  Agotados los proyectos del PP, si alguna vez los hubo, sólo queda esperar a las urnas. La parálisis afecta a toda la administración. La autonómica y también la municipal. Me refiero a Valencia cap y casal. Hace tiempo que Rita hiberna como un lagarto metido en sake. Sus proyectos duermen el sueño eterno por falta de dinero. El reloj avanza y ni el Parque Central ni la ATE del Mestalla ni su querido proyecto de sajar el Cabanyal parecen arrancar. De este último, hemos conocido la sentencia del Tribunal Supremo que da la razón al gobierno de ZP en su protección del barrio y califica como expolio las pretensiones de la alcaldesa. Un nuevo varapalo a un plan que destruía en vez de rehabilitar y al que Rita se quiso adelantar maquillando la derrota con un presunto acuerdo con el gobierno de Rajoy. Tal vez llegó su ocaso, pero ella no se da por enterada.  
URBANO GARCIA


Imagen: KIKELIN

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