¿Qué ocurre en los países democráticos cuando se
demuestra que uno de sus partidos se ha financiado de forma ilegal durante
años? ¿Cómo actúan los partidos democráticos en los países de nuestro entorno
cuando se demuestra que algunos de sus dirigentes han cometido delitos como
malversación de caudales públicos o prevaricación? ¿Qué piensa la opinión
pública en las democracias consolidadas de los partidos que protegen a sus
militantes corruptos colocándolos en las listas electorales para que salgan
elegidos y puedan acogerse a los beneficios de ser aforados? ¿Cómo reacciona en
las urnas la ciudadanía de los países democráticos cuando un partido se ríe de
los casos de corrupción que le afectan? Para reflexionar. Tengo la impresión de
que aquí todo es diferente. Ante estas preguntas, las respuestas no son las
mismas aquí que en Francia, por ejemplo.
Todo el PP del Ayuntamiento de Valencia está
pasando por el cuartelillo de la Guardia Civil en estos días aciagos para la
derecha valenciana. Hasta el último mono en el grupo municipal es sospechoso de
haber participado en el blanqueo de dinero negro destinado a las arcas del
partido.
EN FUNCIONES
Al
presidente del gobierno en funciones debió pillarle la noticia jugando al dominó,
leyendo el Marca o esperando una llamada de Pedro Sánchez. El seísmo valenciano
le dejó ojiplático. Él, que aguardaba a la sombra del tamarindo que la fruta
cayese madura, se despertó del susto. Todo el grupo municipal de Valencia del
PP imputado. La única que ha logrado escabullirse es Rita, aforada por ser senadora.
Ahora vigila a hurtadillas tras los visillos de su casa por si hay periodistas
al acecho. Nada se hacía en Valencia sin su autorización, pero ella jura y
perjura que no sabía nada.
La
segunda ronda con el Jefe del Estado se ha saldado con Pedro Sánchez de candidato
a intentar formar gobierno y enfrentarse al debate de investidura. Rajoy ha
vuelto a pasar palabra. Una más de Don Tancredo. La aritmética que salió de las
urnas el 20D, dibujó un cubo de rubik lleno de aristas y de complicado encaje. Las
filtraciones del Comité Federal del PSOE han descubierto un mar de fondo lleno
de líneas rojas. Ahora reniegan de su federalismo. Pedro tendrá que elegir
entre la agenda social y el cambio o más de lo mismo. Entre Podemos y C’s.
Ya es mala suerte para Mariano. Con tanta
corrupción destapada en su partido, no seduce ni al Tato. La estrategia del PP
está clara: laisser faire, laisser passe.
La máxima del liberalismo económico aplicada a la investidura. Que vayan
pasando y quemándose los otros, que ya caerá mi grosse koalition cuando esté madura o cuando la ciudadanía esté harta,
debe pensar. C’s, el principal apoyo del PP, está con la mosca tras la oreja y
no se fía ni un pelo. Teme Albert Rivera que tras firmar un acuerdo con el PP empiecen
a salir cadáveres exquisitos de los armarios ministeriales. Sería el final de
un partido de orden amamantado por el Ibex35 como báculo reformador del PP.
Tampoco les gusta a los de Rivera volver a las urnas. Temen que sus apoyos se
vean menguados.
CIUDAD AMABLE
En
medio de tanta zozobra en el PP, Valencia se viste de primavera invernal. El
último domingo de enero la huerta llegó a las puertas del Consistorio. La plaza
se convirtió en un mercadillo ecológico digno de cualquier otra capital
europea. Berzas, puerros y remolachas rivalizaban por ganarse el favor de un
público poco acostumbrado a comprar productos agrícolas de proximidad. A pesar
de que la presión especulativa lo ha diezmado, el hinterland de Valencia sigue
siendo un ecosistema privilegiado. Cooperativas y pequeños huertos ecológicos
luchan por abrirse un hueco en un mercado copado por las grandes superficies. También
al Mercado Central llegan productos agrícolas cultivados a pocos kilómetros de
la ciudad. Y está la tradicional Tira de Contar de Mercavalencia, allí los
agricultores venden directamente sus productos sin intermediarios. Hay que
tejer alianzas entre los pequeños para evitar que sean devorados por esos
grandes consorcios que sacan suculentos beneficios de exportar de no se sabe
dónde productos cultivados no se sabe cómo. Hace falta ya una Tira de Contar
para la agricultura ecológica valenciana. El futuro no espera.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com
Fotos:
1. EFE
2. El Confidencial
3. El País
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