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miércoles, 3 de febrero de 2016

PRIMAVERA INVERNAL

¿Qué ocurre en los países democráticos cuando se demuestra que uno de sus partidos se ha financiado de forma ilegal durante años? ¿Cómo actúan los partidos democráticos en los países de nuestro entorno cuando se demuestra que algunos de sus dirigentes han cometido delitos como malversación de caudales públicos o prevaricación? ¿Qué piensa la opinión pública en las democracias consolidadas de los partidos que protegen a sus militantes corruptos colocándolos en las listas electorales para que salgan elegidos y puedan acogerse a los beneficios de ser aforados? ¿Cómo reacciona en las urnas la ciudadanía de los países democráticos cuando un partido se ríe de los casos de corrupción que le afectan? Para reflexionar. Tengo la impresión de que aquí todo es diferente. Ante estas preguntas, las respuestas no son las mismas aquí que en Francia, por ejemplo.
                  Todo el PP del Ayuntamiento de Valencia está pasando por el cuartelillo de la Guardia Civil en estos días aciagos para la derecha valenciana. Hasta el último mono en el grupo municipal es sospechoso de haber participado en el blanqueo de dinero negro destinado a las arcas del partido. 
EN FUNCIONES
                  Al presidente del gobierno en funciones debió pillarle la noticia jugando al dominó, leyendo el Marca o esperando una llamada de Pedro Sánchez. El seísmo valenciano le dejó ojiplático. Él, que aguardaba a la sombra del tamarindo que la fruta cayese madura, se despertó del susto. Todo el grupo municipal de Valencia del PP imputado. La única que ha logrado escabullirse es Rita, aforada por ser senadora. Ahora vigila a hurtadillas tras los visillos de su casa por si hay periodistas al acecho. Nada se hacía en Valencia sin su autorización, pero ella jura y perjura que no sabía nada.
                  La segunda ronda con el Jefe del Estado se ha saldado con Pedro Sánchez de candidato a intentar formar gobierno y enfrentarse al debate de investidura. Rajoy ha vuelto a pasar palabra. Una más de Don Tancredo. La aritmética que salió de las urnas el 20D, dibujó un cubo de rubik lleno de aristas y de complicado encaje. Las filtraciones del Comité Federal del PSOE han descubierto un mar de fondo lleno de líneas rojas. Ahora reniegan de su federalismo. Pedro tendrá que elegir entre la agenda social y el cambio o más de lo mismo. Entre Podemos y C’s.    
                  Ya es mala suerte para Mariano. Con tanta corrupción destapada en su partido, no seduce ni al Tato. La estrategia del PP está clara: laisser faire, laisser passe. La máxima del liberalismo económico aplicada a la investidura. Que vayan pasando y quemándose los otros, que ya caerá mi grosse koalition cuando esté madura o cuando la ciudadanía esté harta, debe pensar. C’s, el principal apoyo del PP, está con la mosca tras la oreja y no se fía ni un pelo. Teme Albert Rivera que tras firmar un acuerdo con el PP empiecen a salir cadáveres exquisitos de los armarios ministeriales. Sería el final de un partido de orden amamantado por el Ibex35 como báculo reformador del PP. Tampoco les gusta a los de Rivera volver a las urnas. Temen que sus apoyos se vean menguados. 
CIUDAD AMABLE
                  En medio de tanta zozobra en el PP, Valencia se viste de primavera invernal. El último domingo de enero la huerta llegó a las puertas del Consistorio. La plaza se convirtió en un mercadillo ecológico digno de cualquier otra capital europea. Berzas, puerros y remolachas rivalizaban por ganarse el favor de un público poco acostumbrado a comprar productos agrícolas de proximidad. A pesar de que la presión especulativa lo ha diezmado, el hinterland de Valencia sigue siendo un ecosistema privilegiado. Cooperativas y pequeños huertos ecológicos luchan por abrirse un hueco en un mercado copado por las grandes superficies. También al Mercado Central llegan productos agrícolas cultivados a pocos kilómetros de la ciudad. Y está la tradicional Tira de Contar de Mercavalencia, allí los agricultores venden directamente sus productos sin intermediarios. Hay que tejer alianzas entre los pequeños para evitar que sean devorados por esos grandes consorcios que sacan suculentos beneficios de exportar de no se sabe dónde productos cultivados no se sabe cómo. Hace falta ya una Tira de Contar para la agricultura ecológica valenciana. El futuro no espera.        

URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

Fotos:
1. EFE
2. El Confidencial
3. El País

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