Septiembre. Adelanto del curso
político. En la antesala, el Congreso en Pleno debatió la financiación ilegal
del PP y la Gürtel. Maldición gitana: la larga sombra de la corrupción perseguirá
a Rajoy durante toda la legislatura y más allá. Algunos cronistas dicen que la de
Correa/Gürtel es la peor de las muchas amistades peligrosas que ha cultivado el
partido de Fraga desde su fundación. Le llevará al cementerio, apuntan. A
Rajoy, claro. Fraga hace tiempo que cría malvas. Por encima de la Cámara
flotaba el espíritu catalán, el del atentado yihadista y el de la desconexión.
Buenas excusas para que Rajoy escurriera el bulto y se saliera por la tangente.
Salir, salió, pero tocado.
FRONTERA
Para el inicio del noveno mes del calendario, Rajoy
nos regaló con su presencia y el desembarco de gran parte de su grey en tierras
valencianas. Bueno, regaló a su partido. Vino a Alboraia como jefe máximo del
PP a dar ánimos a su alicaída tropa. Eso y poco más fue la última
interparlamentaria del PP. Sobre el tema que aquí más preocupa, la injusta financiación,
brindó por el bipartidismo e hizo un guiño al PSOE. Rajoy olvida que no es una
cuestión partidista, sino de todos los valencianos. Al margen de su intento de abrazar
como un oso a Ximo Puig, Rajoy avivó otras broncas para gozo de su clientela. Denunció
“la deriva catalanista de l’Acord del Botànic”, según Bonig, y el decreto
de plurilingüismo, la pelea de la Diputación alicantina contra la nostra llengua. El virus secesionista del
Alicantón aún corre por las venas de
un PP provinciano y servicial.
Aislar a Catalunya es el sueño de una derecha
centralista que sigue sin creer en el Estado Autonómico. Ante la posible
desconexión catalana, el valenciano sería territorio de frontera. Aquí quiere plantar
el PP los castillos para su cruzada anticatalana. Y llenar el campo de minas y
trincheras. Si no a qué viene el ataque preventivo contra una radio televisión
autonómica que aún no ha salido de la tumba en la que la sepultó su mala
gestión.
El partido de Zaplana, Olivas, Camps, Fabra y Bonig
es el enemigo número 1 de los intereses valencianos. Y no sólo por mantenernos
en el furgón de cola de la financiación, también por marginarnos en las
inversiones del Estado.
Cuando parecía que por fin el Parque Central iba
adelante, llegó Mariano y mandó parar, o volver a empezar que es lo mismo. Mientras
el ectoplasma de Rita sobrevuela el centenario edificio de Demetrio Ribes, el
ministro competente licita ahora el estudio del túnel pasante y el tramo ferroviario
a Castellón, retrasando el inicio de las obras del llamado Corredor
Mediterráneo hasta 2020. ¿Es que la tomadura de pelo no tiene límite?
Estar a la cola en financiación autonómica tiene sus
consecuencias. Educación y salud, las principales transferencias, son las más
afectadas. A pesar de los esfuerzos profesionales, el deterioro en la atención
sanitaria es patente. Lo dice el último estudio comparativo entre los
diferentes territorios del Estado. Hace años que la sanidad pública valenciana sufre
privatizaciones y recortes. Sus efectos cada año son más notorios. Pero para el
PP era prioritario hacer una nueva Fe, a mayor gloria de Florentino&Camps. La
vieja Fe se abandonó, añadiendo una más al catálogo de ruinas monumentales que
colecciona el barrio de Campanar.
CAMAREROS
Hubo un tiempo en que Camps&Rita nos vendieron
la Fórmula 1, a coste cero, para poner a València en el mapa. Por fin Camps irá
a tribunales, tras ver rechazadas sus triquiñuelas legales para no ser
encausado. Pero su tan querido modelo económico de sol, playa, sirvientes y
camareras de hotel sigue vigente. Los últimos datos sobre el empleo lo dejan
bien claro. La crisis ha sido aprovechada para rebajar salarios y condiciones
laborales, pero no para cambiar de modelo. Igual que hace una década, el
turismo sigue tirando de la economía valenciana. De ahí la temporalidad con la
que se crean y destruyen puestos de trabajo. Las inversiones en I+D+i no
levantan cabeza, lastrando el futuro. La emigración a la búsqueda de un empleo decente
sigue siendo el futuro para centenares de profesionales que no encuentran en su
país lugar para sus aspiraciones.
Pasará el 11 de septiembre, terminará el verano, vendrá
el 1 de octubre… y el 9 repasaremos lo que fuimos y lo que somos. A veces el
tiempo histórico se acelera. ¿Volverá Rajoy a desembarcar con sus huestes en
las playas valencianas?, ¿pensará en la reconquista? Todo apunta a que sí.
URBANO GARCIA
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