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miércoles, 13 de septiembre de 2017

EL DESEMBARCO

Septiembre. Adelanto del curso político. En la antesala, el Congreso en Pleno debatió la financiación ilegal del PP y la Gürtel. Maldición gitana: la larga sombra de la corrupción perseguirá a Rajoy durante toda la legislatura y más allá. Algunos cronistas dicen que la de Correa/Gürtel es la peor de las muchas amistades peligrosas que ha cultivado el partido de Fraga desde su fundación. Le llevará al cementerio, apuntan. A Rajoy, claro. Fraga hace tiempo que cría malvas. Por encima de la Cámara flotaba el espíritu catalán, el del atentado yihadista y el de la desconexión. Buenas excusas para que Rajoy escurriera el bulto y se saliera por la tangente. Salir, salió, pero tocado.
                   
FRONTERA
                  Para el inicio del noveno mes del calendario, Rajoy nos regaló con su presencia y el desembarco de gran parte de su grey en tierras valencianas. Bueno, regaló a su partido. Vino a Alboraia como jefe máximo del PP a dar ánimos a su alicaída tropa. Eso y poco más fue la última interparlamentaria del PP. Sobre el tema que aquí más preocupa, la injusta financiación, brindó por el bipartidismo e hizo un guiño al PSOE. Rajoy olvida que no es una cuestión partidista, sino de todos los valencianos. Al margen de su intento de abrazar como un oso a Ximo Puig, Rajoy avivó otras broncas para gozo de su clientela. Denunció “la deriva catalanista de l’Acord del Botànic”, según Bonig, y el decreto de plurilingüismo, la pelea de la Diputación alicantina contra la nostra llengua. El virus secesionista del Alicantón aún corre por las venas de un PP provinciano y servicial.
                  Aislar a Catalunya es el sueño de una derecha centralista que sigue sin creer en el Estado Autonómico. Ante la posible desconexión catalana, el valenciano sería territorio de frontera. Aquí quiere plantar el PP los castillos para su cruzada anticatalana. Y llenar el campo de minas y trincheras. Si no a qué viene el ataque preventivo contra una radio televisión autonómica que aún no ha salido de la tumba en la que la sepultó su mala gestión.
                  El partido de Zaplana, Olivas, Camps, Fabra y Bonig es el enemigo número 1 de los intereses valencianos. Y no sólo por mantenernos en el furgón de cola de la financiación, también por marginarnos en las inversiones del Estado.
                  Cuando parecía que por fin el Parque Central iba adelante, llegó Mariano y mandó parar, o volver a empezar que es lo mismo. Mientras el ectoplasma de Rita sobrevuela el centenario edificio de Demetrio Ribes, el ministro competente licita ahora el estudio del túnel pasante y el tramo ferroviario a Castellón, retrasando el inicio de las obras del llamado Corredor Mediterráneo hasta 2020. ¿Es que la tomadura de pelo no tiene límite?    
                  Estar a la cola en financiación autonómica tiene sus consecuencias. Educación y salud, las principales transferencias, son las más afectadas. A pesar de los esfuerzos profesionales, el deterioro en la atención sanitaria es patente. Lo dice el último estudio comparativo entre los diferentes territorios del Estado. Hace años que la sanidad pública valenciana sufre privatizaciones y recortes. Sus efectos cada año son más notorios. Pero para el PP era prioritario hacer una nueva Fe, a mayor gloria de Florentino&Camps. La vieja Fe se abandonó, añadiendo una más al catálogo de ruinas monumentales que colecciona el barrio de Campanar.  

CAMAREROS
                  Hubo un tiempo en que Camps&Rita nos vendieron la Fórmula 1, a coste cero, para poner a València en el mapa. Por fin Camps irá a tribunales, tras ver rechazadas sus triquiñuelas legales para no ser encausado. Pero su tan querido modelo económico de sol, playa, sirvientes y camareras de hotel sigue vigente. Los últimos datos sobre el empleo lo dejan bien claro. La crisis ha sido aprovechada para rebajar salarios y condiciones laborales, pero no para cambiar de modelo. Igual que hace una década, el turismo sigue tirando de la economía valenciana. De ahí la temporalidad con la que se crean y destruyen puestos de trabajo. Las inversiones en I+D+i no levantan cabeza, lastrando el futuro. La emigración a la búsqueda de un empleo decente sigue siendo el futuro para centenares de profesionales que no encuentran en su país lugar para sus aspiraciones.
                  Pasará el 11 de septiembre, terminará el verano, vendrá el 1 de octubre… y el 9 repasaremos lo que fuimos y lo que somos. A veces el tiempo histórico se acelera. ¿Volverá Rajoy a desembarcar con sus huestes en las playas valencianas?, ¿pensará en la reconquista? Todo apunta a que sí.
URBANO GARCIA

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