El lunes 2 de octubre
todo habrá pasado. ¿O no? Habrá pasado el referéndum, la votación, la
movilización,… ¿Habrá pasado todo? Seguro que no. Hay que confiar en que haya
pasado la tensión previa a una consulta legitimada por las urnas autonómicas,
pero desautorizada por un gobierno empeñado en gobernar de forma autoritaria
escudándose en legalismos hechos a su medida. Todo el mundo desea que los
nacionalismos rebajen su descarga de testosterona. Que el control emocional se
imponga a las pasiones desatadas. Que la violencia siga ausente de un proceso
caracterizado por su ausencia. Sería deseable que el 2 de octubre se abriera
paso un diálogo hasta ahora imposible. Que la negociación sustituyera a la
negación. Lo más probable es que el 2 de octubre estemos en otra página. Tal
vez ya en campaña electoral. Tal vez no sólo de autonómicas. La actuación del
gobierno de Rajoy en Catalunya ha llevado
al PNV a replantearse su apoyo a los presupuestos generales. No todo puede
comprarse con dinero y hay actitudes intolerables.
“¡A por ellos!”, vitoreaban los hooligans, en algunos cuarteles, a policía
nacional y guardia civil que partía rumbo a Catalunya.
Ni iban al fútbol ni a una arcaica guerra colonial. Es lo malo de dar
soluciones policiales a problemas políticos, como ha hecho el PP. Algunos
dirigentes del partido de Rajoy han tirado más leña al fuego proponiendo
masivas juras de bandera o actos de desagravio. Todo muy en la línea de aquella
recogida de firmas contra el Estatut
catalán que hace unos años encabezó el propio Rajoy. ¿Dónde está la empatía
entre los pueblos y las gentes de este país de países? ¿Dónde la pedagogía del
Estado plurinacional? ¿Qué hemos hecho estos últimos 40 años para estar dónde
estamos? Seguro que no lo suficiente. Algunos, muy poco y muy mal.
IVO
Durante las últimas 4 décadas, el Instituto
Valenciano de Oncología ha sido un centro de referencia para el tratamiento del
cáncer. A pesar de ser de gestión privada, la Fundación del IVO ha tenido
durante los últimos 40 años un trato de favor por parte de la sanidad pública.
Los beneficios han sido mutuos. Más del 40% de los ingresos económicos del IVO proceden
de ese contrato especial. Cualquier paciente de la Seguridad Social podía
elegir ser tratado en el IVO como si fuera un hospital público. Por otra parte,
algunos de los nuevos tratamientos oncológicos han llegado a la sanidad pública
valenciana gracias al IVO. Con la sociedad de la información todo es más fácil.
Uno de los objetivos de la Conselleria de Sanitat del Govern del Botànic ha sido revertir el
máximo de servicios privatizados por el PP. En unos casos integrando centros,
como el Hospital de Alzira. En otros, renegociando los convenios. Este ha sido
el caso del IVO. La revisión de su acuerdo ha coincidido con la llegada a su
gerencia del ex Conseller Manuel
Llombart. Las interferencias políticas han sido inevitables. Manuel Llombart no
quiere que el IVO siga atado a la sanidad pública. Prefiere aventurarse por un
camino totalmente privado. Algunos fondos de inversiones y empresas
internacionales están al acecho para hacer negocio con la sanidad valenciana. Además,
Llombart, los gestores de Alzira y el PP piensan que es una ocasión para echar otro
pulso a Carmen Montón y al actual Consell.
No parece muy ético que el PP se rasgue las vestiduras ahora, después de dos
décadas gobernando y tras dejar un desolador paisaje en la sanidad pública
valenciana.
CAPITALISMO
Hace 40 años, el sociólogo Daniel Bell publicaba Las contradicciones culturales del capitalismo,
un análisis de las relaciones entre cultura y capitalismo justo al inicio de su
última transformación para adaptarse a una economía globalizada dominada por el
capital financiero. Hace 40 años, nosotros transitábamos de la dictadura a la
democracia en medio de una ceguera total, sin cultura política e ignorantes de
nuestros propios referentes democráticos. Nuestro desfase era absoluto. Cuatro
décadas después, tomando como excusa el ensayo de Bell y entrados en el siglo
XXI, Ana Noguera y Enrique Herreras reflexionan sobre las relaciones entre cultura,
política y capitalismo. Las contradicciones que señalaba Bell en la segunda
mitad de la década de los 70’ han roto las costuras de lo que llamamos
modernidad. Los Estados nación no son lo que eran. Tampoco las urnas sirven
para cambiarlo todo. Como dijeron los autores en la presentación de su libro,
la economía es global mientras que la política se sigue jugando en un tablero a
escala nacional.
El 2 de octubre todo seguirá igual, excepto algunas
cosas. ¿Afectará al capitalismo? No creo.
URBANO GARCIA
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