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jueves, 5 de octubre de 2017

OCTUBRE


Todo puede empeorar. La salvaje actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado el 1-O en Catalunya tardará en borrase de la memoria colectiva del pueblo catalán. También de quienes con una mirada empática nos asomamos a las televisiones y nos dimos de bruces con imágenes que nos retrotraían a los tiempos del franquismo. La excepción fue TVE que optó por el opio, mostró la sumisión de sus jefes al gobierno de Rajoy y su papel instrumental al servicio del PP.
                  En apenas unas horas, el Estado español involucionó décadas de democracia, por light que ésta fuera. El boicot a las aspiraciones de Catalunya, plasmadas en 2006 en la recogida de firmas contra su refrendado Estatut por parte de un PP encabezado por Rajoy, su recurso al Tribunal Constitucional y la posterior sentencia de éste marcaron el inicio de una desafección que aún no ha tocado techo. El uso perverso que el PP hace de los aparatos del Estado y de una legalidad constitucional que la Transición dejó atada y bien atada, lleva camino de convertirnos en un Estado fallido. Y no valen equidistancias para atemperar la amargura del desamor. Perversos cálculos electorales son los que nos fracturan. También el no asumir que el camino de la imposición, de la ocupación militar, de la dictadura o la dictablanda ya no caben en el siglo XXI y en un país europeo.
                  Podemos cartografiar la represión en Catalunya el 1-O. Veremos que no se actuó igual en todas partes. En Badalona, por ejemplo, no hubo cargas y se dejó votar con tranquilidad. ¿Piensa el PP reconquistar Catalunya desde el feudo del neo fascista García Albiol? El jefe del mando operativo, el coronel Diego López de los Cobos, el 23F, vestido de camisa azul, se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Yecla para ofrecer sus servicios al golpista Tejero. Rubalcaba lo llevó al Ministerio del Interior, y Zoido, actual ministro, lo colocó en el tercer lugar del Ministerio. Su padre fue candidato de Fuerza Nueva, su hermano presidía el Constitucional cuando sentenció el Estatut catalán. ¡Vaya currículum para un defensor de la democracia!
                  Martes 3, Felipe VI, Jefe del Estado, consideró oportuno salir por fin a la palestra para justificar su sueldo. ¿Qué dijo? Nada que pudiera molestar al inquilino de la Moncloa. ¿Ese es el papel de la monarquía constitucional? ¿Es esa la función del Jefe del Estado ante la mayor crisis de su Estado? Nuestro siglo XX está lleno de desencuentros borbónicos con el país, ¿estamos ante el primero del siglo XXI? ¿Para quién habló Felipe VI? Ni una mención a los heridos ni al diálogo que casi todo el mundo pide y la situación demanda con urgencia. Ni un gramo de empatía.                 

DE L’1 AL 9
                  En medio el 6 y más allá el 12. Las patrias entrecruzan sus caminos y casi siempre se ponen obstáculos. Juegan al escondite, cuando no a juegos menos inocentes.   
                  6 de octubre de 1934, Lluís Companys, President de la Generalitat, proclama “l’Estat Català dins de la República Federal Espanyola”. El presidente del gobierno de la II República, el también catalán Alejandro Lerroux, decreta el estado de guerra. En el contexto actual, más que un símbolo. Lo ocurrido en 1934 es un síntoma de las dificultades no resueltas que arrastramos para construir un Estado plurinacional que a todos acomode. ¿Tan difícil es? Esta claro que sí.
                  Desde la Renaixença (1833-1892), Catalunya lleva reconstruyendo su identidad nacional, con las dificultades propias de una nación sin Estado. La Renaixença valenciana (1833-1909) fue más larga, más poética y menos política. No dejó poso. Tal vez, como dice Fuster, faltó una burguesía industrial capaz de sostener una revolución liberal. Todos los estados nación europeos nacen en el siglo XIX. España llega tarde y mal a la cita con la historia, lastrada por su larga decadencia como Imperio. Así se configura un Estado sin nación que contiene varias naciones sin Estado. Un desfase no resuelto ni con dos dictaduras, varios golpes de estado y una guerra incivil.
                  Hay muchos puntos de confluencia entre Catalunya y el País Valenciano. La lengua no es el único. Nuestras economías mantienen relaciones que van más allá de las que tienen territorios vecinos. Ambos países forman parte del mismo eje mediterráneo, un verdadero eje de prosperidad para España y para Europa, olvidado por el Estado durante demasiado tiempo por motivos ideológicos. Ni lengua ni economía son suficientes para construir una sola nación. Desde siempre, ambos territorios han recorrido su propio camino. Cada cual tiene su historia, sus instituciones, sus fiestas, su épica,… Una parte de la valenciana comenzó el 9 de octubre de 1238. Ese día, las tropas de Jaime I entraron en Balansinya, que poco después pasó a llamarse Valencia. ¡Feliz 9 de Octubre!  

URBANO GARCIA

Imágenes:
1. Represión en Barcelona el 1-O. Diario Público
2. Cuadro de la batalla del Puig, antes de la conquista de Balansinya por Jaime I

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