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miércoles, 15 de noviembre de 2017

ARMAS

En medio de una crisis internacional a cuenta de los misiles nucleares de Corea del Norte, la Academia de Ciencias de Suecia acaba de conceder el Premio Nobel de la Paz a ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons), la Plataforma de ONG que lucha contra las armas nucleares, un gesto que dice mucho del compromiso de la institución sueca. En medio de la peor crisis del Estado español desde el 23F (1981), que afecta principalmente a las relaciones de Catalunya con el España, pero no sólo, Mariano Rajoy saca a relucir su lenguaje más belicoso, mostrando un talante en las antípodas de la Academia Sueca. Dicen que la política es la guerra sin armas. ¿Sin armas?, ¿seguro? La guerra es la gran metáfora del combate político, ¿o es al revés?
                  El tema catalán eclipsa gran parte de la información y oculta cualquier realidad al margen de él. Es difícil escapar a la fuerza gravitatoria de ese agujero negro. Es difícil destacar otras noticias importantes por mucho que brillen. Durante estos días, todo lo que ocurre se lee en clave catalana.

1978-2017
                  Lunes 9 d’Octubre. El País Valenciano conmemoró su Día Nacional a las pocas horas de la manifestación organizada por Societat Civil Catalana en Barcelona contra el llamado Procés cuyo fin es la independencia de Catalunya. Por las redes sociales circularon mensajes de odio llamando a “escarmentar” a quienes califican de catalanistas. Déjà vu. Hace 40 años, recién terminada la larga noche de piedra, la derecha perdía en las urnas y corrieron llamamientos similares por algunos medios de comunicación. Aquella siembra de odio germinó en atentados contra librerías, grupos de izquierdas e intelectuales. La conocida como Batalla de Valencia usó la violencia para intentar cambiar la voluntad de la mayoría. ¿Lo consiguió? Cuatro décadas después, grupos de extrema derecha intentan de nuevo, con violencia y odio, torcer la voluntad de la mayoría.
                  Los tiempos cambian, pero no lo suficiente. La izquierda gobierna València y la autonomía. Ha aprendido del pasado. Otros siguen anclados en sus hazañas bélicas. Allá ellos con sus “herrumbrosas lanzas” que diría Juan Benet. El PP no ve mal cómo crece a su vera la violencia fascista, la acuna, la mima para que haga su trabajo sucio. Ni una sola identificación ni detención ante los graves incidentes protagonizados el 9 d’Octubre por la extrema derecha. Mandos policiales y el Delegado del Gobierno muestran una gran tolerancia con estos grupos violentos. ¿Por qué?    
                   
LA FUGA
                  ¿Alguien dudaba que al capital financiero no le hacía gracia la incertidumbre en Catalunya? Para el capital no hay fronteras ni banderas, y menos con una globalización en la que se encuentra como pez en el agua. Si el Brexit no ha puesto aún a la City píes en polvorosa es porque Gran Bretaña cotiza en libras y gran parte de su negocio consiste en especular con el euro. La crisis catalana es el argumento y el arma de algunas grandes empresas del IBEX para sacar sus sedes sociales fuera de Catalunya. El Banco Sabadell tiene en la Explanada de Alicante un magnífico edificio que fue sede de la fagocitada CAM ¿Qué mejor lugar para no perder de vista las muchas inversiones inmobiliarias que arruinaron la Caja alicantina? CaixaBank compró el histórico Banco de Valencia. Su ecléctico edificio permanecía como un buque varado en medio del desierto financiero valenciano. A partir de ahora seguro que tendrá un uso más productivo. Las decisiones políticas tienen traducción económica. Más cuando el PP pone puentes de plata para fomentar la deslocalización light dentro del Estado. Estos traslados empresariales tienen más valor simbólico que real, pero no hay que despreciarlos.

MAYORÍAS SILENCIOSAS
                  Escribo estas líneas poco antes de que el Parlamento catalán vote una declaración de independencia. No sé su texto ni la respuesta de Rajoy. En las últimas semanas se han visualizado diferentes mayorías silenciosas. La campaña “¿Hablamos?/Parlem?” llamó a concentrarse de blanco frente a los ayuntamientos para pedir diálogo. Un éxito a pesar de lo precario de la llamada. PP i C’s impulsaron que su mayoría silenciosa se viera en Barcelona. Pusieron gente y medios para que la convocatoria les saliera bien. Borrell con sus palabras limpió el sesgo derechista del acto haciendo un canto jacobino a Europa. El diálogo sigue siendo la mejor arma contra la intolerancia.   
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

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