En medio de una crisis
internacional a cuenta de los misiles nucleares de Corea del Norte, la Academia
de Ciencias de Suecia acaba de conceder el Premio Nobel de la Paz a ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons), la Plataforma de ONG que
lucha contra las armas nucleares, un gesto que dice mucho del compromiso de la institución
sueca. En medio de la peor crisis del Estado español desde el 23F (1981), que
afecta principalmente a las relaciones de Catalunya con el España, pero no
sólo, Mariano Rajoy saca a relucir su lenguaje más belicoso, mostrando un
talante en las antípodas de la Academia Sueca. Dicen que la política es la
guerra sin armas. ¿Sin armas?, ¿seguro? La guerra es la gran metáfora del
combate político, ¿o es al revés?
El tema catalán eclipsa gran parte de la
información y oculta cualquier realidad al margen de él. Es difícil escapar a
la fuerza gravitatoria de ese agujero negro. Es difícil destacar otras noticias
importantes por mucho que brillen. Durante estos días, todo lo que ocurre se
lee en clave catalana.
1978-2017
Lunes 9 d’Octubre.
El País Valenciano conmemoró su Día Nacional a las pocas horas de la
manifestación organizada por Societat
Civil Catalana en Barcelona contra el llamado Procés cuyo fin es la
independencia de Catalunya. Por las
redes sociales circularon mensajes de odio llamando a “escarmentar” a quienes
califican de catalanistas. Déjà vu. Hace 40 años, recién
terminada la larga noche de piedra, la derecha perdía en las urnas y corrieron llamamientos
similares por algunos medios de comunicación. Aquella siembra de odio germinó
en atentados contra librerías, grupos de izquierdas e intelectuales. La
conocida como Batalla de Valencia usó la violencia para intentar cambiar la
voluntad de la mayoría. ¿Lo consiguió? Cuatro décadas después, grupos de
extrema derecha intentan de nuevo, con violencia y odio, torcer la voluntad de
la mayoría.
Los tiempos cambian, pero no lo suficiente. La
izquierda gobierna València y la autonomía. Ha aprendido del pasado. Otros
siguen anclados en sus hazañas bélicas. Allá ellos con sus “herrumbrosas lanzas”
que diría Juan Benet. El PP no ve mal cómo crece a su vera la violencia
fascista, la acuna, la mima para que haga su trabajo sucio. Ni una sola
identificación ni detención ante los graves incidentes protagonizados el 9 d’Octubre por la extrema derecha. Mandos
policiales y el Delegado del Gobierno muestran una gran tolerancia con estos
grupos violentos. ¿Por qué?
LA FUGA
¿Alguien dudaba que al capital financiero no le
hacía gracia la incertidumbre en Catalunya? Para el capital no hay fronteras ni
banderas, y menos con una globalización en la que se encuentra como pez en el
agua. Si el Brexit no ha puesto aún a la City píes en polvorosa es porque Gran
Bretaña cotiza en libras y gran parte de su negocio consiste en especular con el
euro. La crisis catalana es el argumento y el arma de algunas grandes empresas
del IBEX para sacar sus sedes sociales fuera de Catalunya. El Banco Sabadell
tiene en la Explanada de Alicante un magnífico edificio que fue sede de la
fagocitada CAM ¿Qué mejor lugar para no perder de vista las muchas inversiones
inmobiliarias que arruinaron la Caja alicantina? CaixaBank compró el histórico
Banco de Valencia. Su ecléctico edificio permanecía como un buque varado en
medio del desierto financiero valenciano. A partir de ahora seguro que tendrá
un uso más productivo. Las decisiones políticas tienen traducción económica.
Más cuando el PP pone puentes de plata para fomentar la deslocalización light dentro del Estado. Estos traslados
empresariales tienen más valor simbólico que real, pero no hay que despreciarlos.
MAYORÍAS SILENCIOSAS
Escribo estas líneas poco antes de que el
Parlamento catalán vote una declaración de independencia. No sé su texto ni la
respuesta de Rajoy. En las últimas semanas se han visualizado diferentes
mayorías silenciosas. La campaña “¿Hablamos?/Parlem?” llamó a concentrarse de blanco frente a los ayuntamientos
para pedir diálogo. Un éxito a pesar de lo precario de la llamada. PP i C’s
impulsaron que su mayoría silenciosa se viera en Barcelona. Pusieron gente y
medios para que la convocatoria les saliera bien. Borrell con sus palabras
limpió el sesgo derechista del acto haciendo un canto jacobino a Europa. El
diálogo sigue siendo la mejor arma contra la intolerancia.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com
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