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viernes, 20 de abril de 2018

CIUDAD

La riuà de 1957 marcó el devenir urbanístico de València. La solución Sur, la adoptada para evitar más riadas, supuso la construcción de la mayor infraestructura realizada en la ciudad y un cambio radical en los futuros planes de expansión. La huerta situada al suroeste se salvó a cambio de segregarse de València por un muro infranqueable. No tuvieron tanta suerte las huertas del norte, sacrificadas en aras del desarrollismo. El Plan Sur que ayudamos a costear con el famoso sello, marcó el nacimiento de un nuevo urbanismo en València. Al margen del drama que supuso las expropiaciones de terrenos por los que pasa el nuevo cauce del Turia, el reto era qué hacer con el espacio liberado en el vell llit del riu. De muralla y foso, de linde y frontera, pasó a ser nostre i verd. Un nuevo espacio ganado para la ciudad. La ciudadanía fue la verdadera protagonista de la titánica lucha contra la especulación, y contra el megaproyecto de autopistas que el franquismo quería dejar como herencia. Desde entonces, el viejo cauce es pieza clave en la estructura urbana de València.
                   El desvío del Turia a su paso por València no rompió la relación de la ciudad con su entorno, su superpoblado hinterland. El área metropolitana se diversificó, perdió su carácter básicamente agrícola y pasó a ser un cinturón de ciudades dormitorio. El transporte interno se hizo imprescindible. Casi 4 millones de usuarios tiene la red de Cercanías de València. Y eso que su déficit favoreció que el vehículo privado ocupara este nicho. Un despropósito. 
                  Los Presupuestos de Rajoy también dejan a València sin inversiones para el transporte público de proximidad. El pasado miércoles 18, varias decenas de alcaldes del área Metropolitana, encabezados por Joan Ribó, exigieron en Madrid, ante el Ministerio de Hacienda, un trato justo. Y es que la tolerancia también tiene sus límites. Los regidores valencianos piden un mínimo de inversión -tan solo 38 millones- para la tercera área metropolitana de España. Frente a los cero euros previstos para València, los Presupuestos destinan 126 millones a Madrid, 108 a Barcelona, y 25 a Canarias. Estos últimos buscando tal vez el voto de los diputados canarios, necesarios para seguir con una legislatura que huele a cadaverina. El propio Joan Ribó se preguntaba el otro día, ¿de qué sirve la palabra dada por los regidores de PP y C’s en el Pleno del Ayuntamiento cuando reclaman financiación para estas cuestiones? ¿Cuánto maltrato del PP seremos capaces de soportar?  

RECICLAJE
                  Los gobiernos socialistas (1979-1991) intentaron rediseñar la ciudad en función de sus nuevas dinámicas. El Jardín del Turia y la Ciudad de las Ciencias son un buen ejemplo de ocupación pública de un espacio ganado a la naturaleza. Pero la tarea quedó inacabada. Cuando el PP llegó a la Alcaldía, de la mano de Unión Valenciana, lo primero que hizo fue “castrar” la Torre de Comunicaciones y convertir la zona en un parque temático de Calatrava. El PP añadió las Artes a las Ciencias. Su Ciudad pasó a ser un trampantojo, un escenario para visitas papales. Un agujero de sobrecostes y despilfarro. Un descascarillado y semivacío decorado. Un ejemplo, el Ágora, la clòtxina que costó más de 100 millones de euros, esa inacabada pirámide que Camps se hizo en el Valle de los Reyes, nunca tuvo una función clara. Para 2020 esta previsto que abra en ella sus puertas CaixaForum. Un reciclaje perfecto, y una nueva oferta cultural para València. A veces, la iniciativa privada es útil para mejorar los resultados de una mala gestión. El PP dejó València llena de deudas, pufos y socavones financieros. Por no hablar de la maltrecha memoria histórica. 
Ocho décadas después de terminada la guerra de España, algunos de los más de 200 refugios antiaéreos que tenía la ciudad siguen en píe. Coincidiendo con el 14 de abril, la Concejalía de Patrimonio abrió las puertas del Refugio de la calle Serranos, rehabilitado y acondicionado como espacio público. Un nuevo lugar para la construcción de nuestra maltrecha memoria democrática. 
 BAJO LOS ADOQUINES
                  Además de la playa, bajo el asfalto de València está parte de su historia. Unas obras cerca del Palacio del Temple, han dejado al descubierto un trozo del lienzo de las murallas árabe y cristiana, restos de un pasado que se reconoce en el trazado urbano de la València intramuros. Los arqueólogos no descartan poder encontrar en esta zona los restos de la antigua puerta de Ali-Bufat. En cuya torre, según la leyenda y la Crònica del Conqueridor, se izó la oriflama en señal de entrega de la ciudad a las tropas de Jaime I. Un pasado que también marca nuestra identidad. 
URBANO GARCIA

1. Riuà de 1957 en València. FINEZAS
2. Sobre y sellos de correos del Plan Sur
3.Alcaldes valencianos ante el Ministerio de Hacienda pidiendo financiación para el transporte metropolitano de València. 
4. Jardí del Turia. Ayuntamiento de València
5. Evolución del refugio de la calle Serranos de València.
6. Plano figuración de la València islámica y cristiana.

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