www.carteleraturia.com

jueves, 26 de abril de 2018

¿Y EL PUERTO, QUÉ?

València también es su puerto. La relación con el mar de una ciudad fluvial nacida en un meandro del Turia -cerca de su desembocadura-, también se vio afectada por el cambio de cauce del rio. Las murallas de València nunca llegaron a la playa. Aunque El Cid, la superproducción de Anthony Mann, utiliza Peníscola como parte del decorado, València nunca fue una península. El Grao era y es la entrada natural a València desde el mar. La Escalera Real, al lado del edificio del reloj, era su pórtico. Anulada en los 80’, su recuperación forma parte del rescate de algunos elementos arquitectónicos que dan a València su aspecto singular. 


El puerto también condiciona a la ciudad. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1988 recoge algunas de las líneas apuntadas en el de 1966 y plasma los acuerdos de 1986 entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria. Allí está el diseño de un Paseo Marítimo, la ordenación de las playas de Levante (sic) y Malva-Rosa, y la construcción de nuevos muelles al sur, prefigurando un nuevo perfil litoral de la ciudad. Al mismo tiempo, el incremento de la actividad exportadora, especialmente por la ubicación de la factoría Ford en Almussafes, y el intenso tráfico de contenedores –que complementa la importación de maderas exóticas- convierten a la Autoridad Portuaria en un emporio comercial de primer orden. La principal industria de la ciudad y con tanto o más poder que el propio Consistorio. Un Estado dentro del Estado. No han faltado en estos años los conflictos entre ambas instituciones, ni la sumisión de la ciudad al expansionismo de un puerto insaciable en la ocupación de territorio. 
 JARDÍN INACABADO
                  Cuando en tiempos de Pérez Casado se expuso al público el plan zonificado de Jardín del Turia, la parte final del antiguo cauce, la desembocadura, ya se planteó como zona ajardinada de transición en la que mar y tierra se abrazaran. Un delta-estuario jardín. Una buena noticia para el maltratado barrio de Natzaret. No hay que olvidar que este barrio perdió la playa y la zona de fértil huerta de La Punta en aras de una expansión portuaria, sólo en parte justificada. El Puerto tiene una gran deuda con Natzaret que aún no ha sido saldada, a pesar de haber sentencia judicial en contra de la dirección portuaria.
Antes de viajar con el Molt Honorable al Lejano Oriente, Aurelio Martínez, presidente de la Autoridad Portuaria, planteo a Joan Ribó convertir la antigua Unión Naval de Levante en muelle para cruceros. Este era el uso que se le iba a dar a la ampliación norte del puerto que, en la nueva propuesta de Aurelio, pasaría a albergar más contenedores, muchos procedentes de China. El alcalde ha pedido tiempo para estudiar una propuesta que supondrá un salto cuantitativo en la llegada de grandes hoteles flotantes a València y, por tanto, que se dispare el número de turistas en la ciudad. ¿Está València preparada para más oleadas de turistas? El impacto será importante y no conviene precipitarse en una decisión irreversible. Ahí está la ZAL. En los déficits de la ciudad de acogida es en los que crece la tan temida turistofobia. No tenemos más que mirarnos en el espejo de Barcelona. 
Puerto y ciudad podrían colisionar de nuevo. Para el Ayuntamiento, lo primero son los vecinos que lo eligen y a los que representa. Para la Autoridad Portuaria –en cuya elección no participan los vecinos- lo principal es la rentabilidad de su negocio. Y a veces hay que elegir. 
     
DEL CABANYAL A LA ZAL
En 2007, con motivo de la exposición conmemorativa en el MUVIM del aniversario de la Riuà del 57, hubo debates sobre la ciudad que anticiparon algunos de los temas que ahora están sobre la mesa. Los vecinos del Cabanyal-Canyamelar vivían entre la amenaza de ser arrasados por una avenida de alto standing o ser rescatados del gueto de marginalidad inducida a la que habían sido conducidos. 
Los tinglados convertidos en boxes para acoger a los coches de la Fórmula 1. Los viales de los barrios marítimos transformados en circuitos de carreras. Y la dársena interior, en plácido escenario para ver la salida de los veleros de la Copa del América. Los equipos de vela montaron grandes edificios efímeros para acoger sus sedes provisionales. Y València “reventó” de corrupción y queroseno. 
De aquellos excesos patrocinados por Camps, Rita y Ecclestone, nos quedó un canal, un edificio con firma, el Veles e Vents, y una larga ristra de corrupciones. Los eventos, inaugurados en 2006 con la visita papal en loor de opusdeistas neocatecumenales, dejaron un pestilente aroma parecido al de la mafia calabresa, la Ndrangheta,en la que nunca hay arrepentidos. Y una deuda que nuestros nietos seguirán pagando. Ese abismo, más que balcón al mar, nos dejó el PP. 
URBANO GARCIA
Imágenes:
1. Puerto de València. 
2. El Puerto y València. Archivo LEVANTE
3. Plano del Proyecto de Jardín del Túria
4.Crucero en el puerto de València. VALENCIA PLAZA
5. Murales en la Punta. HORTA ÉS FUTUR
6.  Circuito Urbano de València. GTres
7. Camps, Rita y Eccleston. eldiario.es




No hay comentarios:

Publicar un comentario