Cuando pasamos a la Fase 1, me asomé al Jardín del Turia.
Parecía el sambódromo de Río de Janeiro en Carnaval. ¡No puede ser!, me dije.
No puede ser que ahora, por impaciencia, por desahogo, por exhibicionismo, para
demostrar lo mucho que anhelamos salir del confinamiento, … por lo que sea,
echemos por la borda lo conseguido por todos. Sí, por todos, incluso por
quienes cogen la cazuela y se lían a golpearla como si fuera un tambor de
Calanda. Eso sí, en los barrios obreros, los mamporreros de la cazuela ocultan
su identidad tras toldos y banderas. En esas zonas, mayoritariamente de
izquierdas, insultar al gobierno no da puntos. A la derecha hispana, tan
aficionada al guerracivilismo, le gustaría que las cazuelas fueran tanques y
las caceroladas cañonazos. Desde los libertarios americanos a los ultras
españoles todos tienen en común su negacionismo. Niegan la teoría de la evolución,
la peligrosidad del virus, la crisis climática, la justicia, la igualdad, la
libertad de no pensar como ellos, … Sólo creen en el statu quo, en que la
economía está por encima de las personas, en la ley y el orden cuando no son
ellos los que tienen que cumplirlas. Indigna ver a esos insensatos que ladran
sin mascarilla, y escupen su odio sobre el resto de la ciudadanía.
MADRID
ME MATA
Desde la calle Núñez de Balboa,
los cachorros de Queipo de Llano expanden su carcinoma como si fuera una
infección vírica. Ayuso los arenga desde el púlpito que sostienen los ultras. O
inaugura terrazas como Franco pantanos. Madrid no es de los madrileños. Quien
tiene la sartén por el mango y el mango también son las grandes constructoras, las
empresas que parasitan el presupuesto público y el BOE.
El Producto Interior Bruto de la capital del reino se ha
disparado gracias al dumping, a los privilegios fiscales, a la
sobrefinanciación, a una burocracia inflada por el franquismo y escondida en
las entretelas de ministerios sin competencias, llenos de rincones para escaquearse.
Secretarios, subsecretarios, asesores, altos cargos, funcionarios con más
trienios que Matusalén, … Una casta de parásitos vampirizando los recursos del
Estado y ocupando despachos como ratas en los albañales. Madrid debería ser
Distrito Federal. No tiene sentido ser capital y autonomía. Una perversa asimetría
tiene en Madrid el ejemplo más sangrante.
La estructura judicial ha estado
paralizada por la pandemia, como todo el país. Pero algunos jueces no paran.
Una juez ordenó a Pérez de los Cobos, coronel de la Guardia Civil, que
investigase la manifestación feminista del 8 de marzo, con el fin de encontrar un
chivo expiatorio ante la expansión vírica. El coronel no se lo dijo a la
autoridad superior. ¿Conflicto de intereses? Que el ministro perdiera la confianza
en Pérez de los Cobos era lo mínimo. Pero la derecha mediática se ha lanzado al
degüello de Marlaska, obviando que el coronel está bajo disciplina militar y
debe lealtad al gobierno. De traicionar lealtades sabe mucho la derecha.
RECONSTRUCCIÓN
Unos desescalan poco a poco, como debe ser. Otros, más
insensatos, bajan en rápel. ¡Maricón el último!, dicen escupiendo testosterona.
Reconstruir es importante. Más tras una crisis que devastó el país, su paisaje
y su paisanaje. Y no da lo mismo quién la dirige. No es igual que sea Nerón que
Trajano. Ni Agamenón o su porquero. PP y C’s han puesto al frente de la
reconstrucción andaluza a los neofranquistas. ¿Harán un Cuelgamuros en la
Alhambra? La del franquismo es la única reconstrucción que le interesa a Vox.
Ya deberíamos
estar planificando cómo reforzar la sanidad pública, cómo mejorar la enseñanza
on-line, cómo combatir la pobreza, cómo organizar el teletrabajo, cómo ayudar a
la agricultura, cómo planear el transporte público, cómo preparar el futuro
pensando en las personas y no en el valor de las acciones… Para abordar el reto
hace falta tener recursos. Aquí estamos en inferioridad. Somos los peor
financiados y arrastramos un déficit de años. A menos dinero, menos medios para
la reconstrucción. Un lastre difícil de superar, aunque haya buena gestión. El
gobierno ha preferido mantener la desigualdad. Y Compromís se descolgó de la
última prórroga de la Alarma. Todo el mundo opina que la desescalada y la
reconstrucción han de hacerse por territorios. Nadie como las instituciones
locales y autonómicas para hacer el ajuste fino que la situación requiere. Paso
a paso y amb trellat. Ahora es la atención primaria la que asume el primer
frente de la lucha contra el virus. Y no lo olvidemos, el SARS-CoV-2 sigue ahí,
tan mortal como en marzo.
URBANO GARCIA
Imagen: Jardín
del Turia después del confinamiento. JESÚS CÍSCAR