¿Volvemos a la anormal normalidad o a la normal
anormalidad? ¿Qué es normal? ¿Qué es la nueva normalidad? ¿A qué normalidad volvemos?
¿Dónde estamos? ¿Quiénes somos? Demasiadas preguntas para después de una
cuarentena que ya es cincuentena. Ni era normal la situación de la que
partíamos, ni lo será a la que salgamos. Hace tiempo que la idea de normalidad
está sobrevalorada. No debería ser normal conformarnos con que la crisis
climática es imparable, por ejemplo. No es normal pensar que todo está predeterminado.
Tampoco lo es sustituir el determinismo mesiánico por el conspiranoico. Ambos oscurantismos
han sido arrinconados por la razón de la ciencia. Otra cosa es considerar normal
lo anormal. El ser humano es flexible, se adapta a lo mejor y a lo peor con
sorprendente rapidez. Casi como un virus.
CIUDAD
¿Es normal que casi todo el
espacio público de la ciudad esté ocupado por vehículos? De pronto nos hemos
dado cuenta: coches vacíos o con un solo pasajero ocupan calles y plazas. Los
peatones son obligados a deambular por estrechas aceras esquivando bolardos,
farolas y marquesinas, cuando no toca surfear entre las sillas de alguna
terraza que ocupa más espacio del permitido. La restricción de la movilidad a
que obliga la pandemia nos ha descubierto el encanto de una ciudad vacía de
coches y menos contaminada. La salida del nido en el que estábamos confinados nos
ha revelado el poco espacio que tenemos los peatones. Obligados a guardar un distanciamiento
físico, que no social, nos hemos percatado de que la ciudad no es para
caminantes. Hay que repensarla. Tras la pandemia vendrá la reconstrucción. Y habrá
que replantear cómo potenciar el transporte público frente al privado. Cómo fomentar
una movilidad más sostenible y menos contaminante. Cómo devolver al peatón su
espacio urbano. Hace tiempo que asociaciones cívicas como Desayuno con
viandantes, Salvem el Botànic, recuperem ciutat o València per l’aire abrieron
el debate sobre la València que tenemos y la que necesitamos. Un tema presente
en la agenda de los equipos municipales del cambio desde que llegaron al gobierno
del Cap i
casal, allá
por 2015. Buena muestra de ello son los planes de remodelación de la plaza de la
Reina, de Brujas o la peatonalización de la del Ayuntamiento. También la voluntad
de potenciar la EMT, a pesar de no contar con la financiación que tienen otras
capitales. Y apostar por la bici. ¿Suficiente?, posiblemente no. Tal vez éste
sea un buen momento para hacer una apuesta valiente por la València del futuro.
Para hacer una València más verde y saludable.
PLAN
DE EMERGENCIA
Toda crisis deja un paisaje arrasado.
La crisis de la Covid-19 no es la primera ni será la última. Tras la financiera
de 2008, muchos ciudadanos se quedaron en la cuneta. Era prioritario salvar a
los bancos, y se abandonó a las personas. Aquel plan de salvación bancaria llevó
el cuño de la derecha, aunque una parte de la izquierda diera su visto bueno.
No podemos caer en el mismo error. A lo mejor eso es lo que cabrea a la
derecha, la imposibilidad de aprovechar el shock de la pandemia para aplicar
sus políticas ultraliberales. Lo hacen allí donde pueden. No hay más que mirar
a Madrid para ver qué proponen. Aún estaban calientes las camas de IFEMA y la
presidenta Ayuso anunció el despido de cientos de sanitarios que sacaron
adelante este hospital de campaña. ¡Poca vergüenza! Es más, Madrid es donde menos
se invierte en sanidad (3,5% del PIB) y donde más recursos se transfieren de la
sanidad pública a la privada. Es el modelo del PP. Aquí conocemos esa receta.
El hospital de Alzira fue pionero y creó escuela. Habrá que seguir revertiendo
esas políticas.
Ahora, tras la gran devastación, el sector público
volverá a ser el ariete para superar la crisis, como lo fue tras el crac del 29,
o tras la II Guerra Mundial. En la primera, Roosevelt lanzó su New Deal
y sacó a EEUU de una profunda depresión. Después del desastre bélico mundial,
la inyección de dinero americano ayudó a poner en marcha el Welfare State,
el Estado del Bienestar. Ahora toca lidiar con un crac económico y una pandemia.
También se solapan otras crisis además de la sanitaria, como la climática, o el
cambio del modelo productivo. Por eso se habla de un Green New Deal, un
plan para el mañana que empieza hoy.
URBANO GARCIA
Imagen: Vista de la Albufera de Valencia ANTONIO CARNICERO MANCIO (1748-1814).
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