martes, 27 de octubre de 2020
viernes, 23 de octubre de 2020
TOQUE DE QUEDA
Couvre feu, así llaman los franceses al toque de queda. Suena igual
que en castellano, con reminiscencias bélicas. A veces no queda más remedio que
proclamarlo para que la gente cumpla las medidas sanitarias contra el coronavirus.
¿Habrá que imponer el toque de queda en Madrid para que el dúo más dinámico de
la derechita castiza deje de propagar el virus del odio? ¿Qué diría el PP si Sánchez
hiciera en Madrid lo que ha hecho Macron en 9 grandes ciudades francesas
incluida París? ¿Iría Casado a quejarse ante sus colegas de la Unión Europea y
a pedir la intervención manu militari de las instancias europeas en contra de los
intereses de nuestro país? Lo ha hecho a cuenta de la propuesta del gobierno de
coalición de modificar la forma de nombrar a los miembros del Consejo General
del Poder Judicial. Calla Casado que el CGPJ lleva dos años “en funciones”, al negarse
el PP a su renovación. A pesar de estar caducado, el CGPJ acaba de nombrar 6
presidentes de Sala (4 conservadores y 2 progresistas, curiosa nomenclatura
judicial que oculta tras un falso bipartidismo el alma reaccionaria de una
parte de los altos magistrados). Es lo más parecido al secuestro de la
democracia. El PP pide como rescate excluir a Unidas Podemos de las negociaciones
sobre el CGPJ. Lo piden quienes han corrompido la médula del sistema democrático.
Las derechas hablan sin tapujos de Estado fallido. Todo les vale con tal de
dinamitar el legítimo gobierno de coalición progresista. La presencia de UP en
el ejecutivo les hace perder los nervios. ¡Llegó la izquierda!, se quejan. O
sea que hasta ahora la izquierda nunca había gobernado. Para reflexionar.
CENSURA
La
semana que acaba ha dado mucho de sí. “Oigo la palabra democracia y saco la
pistola”, piensan y dicen los neofranquistas, marcando con su paso de oca ideológico
lo que piensa y dice el PP. No hay más que ver el acto neofascista de Almeida&Ayuso
quitando a golpe de mazo la placa que en 1981 (con Suárez presidiendo el
gobierno) se colocó en Madrid a la memoria de Largo Caballero. Urge una ley que
proteja de verdad la memoria democrática y limpie el barro franquista que atasca
los engranajes de la democracia.
Escribo estas líneas antes de que se debata la
moción de censura neofranquista contra Sánchez, pero también contra Casado. Ignoro
qué pulsión se impondrá en el PP. Ignoro qué PP sobrevivirá al envite de los nostálgicos
de Franco y a los tribunales que juzgan su financiación ilegal durante décadas.
“Partícipe a título lucrativo”, acaba de sentenciar al PP uno de esos
tribunales en los que se ven causas relacionadas con la Gürtel, la Kitchen,
y alguna otra trapacería con la que han devaluado, más si cabe, la escuálida
calidad democrática que teníamos. Vendrán más. De ahí las prisas del PP para
okupar el Poder Judicial. ¡Vaya golpe!
JE SUIS PROF
No somos la
excepción en el ascenso de la intolerancia. El asesinato en París de Samuel
Paty, profesor de historia y educación cívica, por hablar en clase de libertad
de expresión poniendo como ejemplo las caricaturas de Mahoma, que fueron la excusa
para asesinar a 12 personas en la redacción de la revista Charlie Hebdo,
es una muestra de la espiral de violencia y odio a la que algunos nos quieren precipitar.
Las palabras suelen preceder a los hechos. La técnica es vieja. Primero se
siembra el caos verbal, se deslegitima al gobierno, se dinamitan las
instituciones, se devalúa la democracia, … Luego vienen los salvadores, salva patrias
y asesinos a poner orden. La historia es conocida. Con ella se justificó el
golpe de Estado de 1936 y 40 años de dictadura. Ya sé que no es lo mismo. Que
no estamos en una Europa recorrida por el fantasma del fascismo. Pero las cosas
no suelen ser blancas o negras. Los tonos grises son infinitos.
BALANCE
2020
pasará a la historia como el año de la pandemia. Hubo Crida, pero no
hubo Fallas. Se plantaron a medias y se guardaron enteras. Cuando se pueda
habrá ración doble de Cremàs. Tampoco hubo Fogueres en Alacant.
Ni Cordà en Paterna. Ni Misteri en Elx … ni tantas y tantas cosas.
El robo en la EMT sigue pesando como una losa. En medio de la Covid-19, el
ayuntamiento de València hizo balance de este atípico año en el que se
peatonalizó la plaza mayor. La oposición sacó su argumentario típico y a sus
dos fetiches, atacar a Grezzi y a Ribó. Esperemos que no haya toque de queda. Con
el del 23F tuvimos bastante.
URBANO GARCIA
Imagen: Placa recuerdo
a Indalecio Prieto en Madrid. EFE
jueves, 15 de octubre de 2020
CLASES
No es que estemos en una nueva normalidad,
es que todo es raro, muy raro. Es como si nos hubiéramos quedado con lo peor de
la antigua normalidad y aún no tuviéramos lo mejor de la que tiene que venir,
que nadie sabe si será nueva o tendremos una de segunda mano.
La banda sonora del 9 d’Octubre
salió de los balcones. El 12, en la otra cita patriótica, algunos trampearon
con un trapo presumiendo de bandera preconstitucional. Nada es lo que parece. Nos
decían que la pandemia nos igualaría y todo apunta a que ocurre lo contrario.
Si desde hace un par de décadas la desigualdad no ha hecho más que crecer,
ahora, con el virus rondando entre nosotros, se ha disparado. Más desiguales
que ayer, pero menos que mañana. Si no lo evitamos, claro. Las cosas, mientras
no se demuestre lo contrario, pueden cambiarse. Eso sí, cuesta. Dejarse llevar
por el determinismo no es un buen consejo.
IGUALDAD
La
verdad es que casi toda la gente nace y muere en la misma clase social. No es fácil
salir de pobre, suele decirse. A pocos pobres les toca el Gordo o aciertan la
primitiva. Ese señuelo mueve apuestas y casinos. Un camino de perdición al que se
quiere poner coto. Además, sabemos que los sueños, sueños son, que decía
Calderón. En casinos y apuestas es más probable encontrar la ruina que a la
diosa fortuna.
Para salvar los muebles en caso de
crisis, y sobrevivir, aunque no la haya, se conquistó el Estado del bienestar. Sanidad
y educación son sus pilares básicos. Pero también dependencia, y vivienda, y protección
social, y… la lista es larga. Si la sanidad nos iguala ante la salud, la
educación lo hace ante las oportunidades. Con la crisis sanitaria, ambos
pilares crujieron. Años de recortes y olas privatizadoras dejaron la sanidad y
la educación públicas en estado de caquexia. Vamos, en los puros huesos. Cuando
ha habido que echar mano de ellas, nos hemos percatado de lo anémicas que estaban.
Toda inversión es poca para reanimarlas.
La sanidad no ha dejado de estar sometida
a estrés desde que nos entró “el bicho”. Para la lucha contra la Covid-19 no ha
habido ni descanso ni vacaciones. No fue el caso de la enseñanza. Desde marzo
las clases presenciales se convirtieron en on-line. El experimento dejó al
descubierto importantes carencias. No todo el mundo dispone de los medios
informáticos necesarios. Adiós igualdad de oportunidades.
Conselleria y sindicatos acordaron iniciar
el curso con la máxima presencialidad. Se argumentó el papel socializador que
cumple la escuela. Pero olvidaron otras funciones. Al menos eso parece. A nadie
se le escapa la importancia de Segundo de Bachillerato como puerta a la
universidad. Su acceso, fuertemente competitivo, depende de la nota que se
saque en la EBAU, la antigua Selectividad. Desde hace unas semanas, el alumnado
de Segundo de Bachillerato del Lluís Vives de València está movilizado reclamando
todo el curso presencial. La falta de espacio y de profesorado obligó a dividir
el número de alumnos por aula, y a reducir a la mitad las clases presenciales,
obligando a recortar el programa del curso. No es el único IES afectado por
esta carencia. En otros sitios con el mismo problema ya se han encontrado soluciones.
PLAZA DE ARMAS
Casi
siempre, encontrar soluciones es cuestión de voluntad. Donde parece que no hay
demasiado interés en solucionar los conflictos es en la capital del Reino. El
menguado desfile de la hispánica jornada no sirvió para calmar las agitadas aguas.
Los medios afines a la derecha, o sea casi todos, no dejan de jalear la
desafiante actitud de la lideresa madrileña. Ya sabemos que ella no baila sola.
Su pareja de hecho, digo del líder de su partido, la tiene como ariete contra
el gobierno de coalición. El PP quisiera subirse al caballo de la pandemia como
si fuera el de Pavía. Y apoyado en sus estribos judiciales poder retorcer la
voluntad popular como si fuera un tirano banderas cualquiera. Los neofranquistas
le soplan tras la oreja. Los que añoran la dictadura celebraron su patriótico
día quemando combustible por la Gran Vía. Y en València, en el pluricultural y
tolerante barrio de Benimaclet, marcharon con cuatro antorchas y banderas franquistas
intentando emular a los nazis en su siembra de odio durante la noche de los
cristales rotos. ¡Ridículos!
URBANO GARCIA
Imagen: Alumnas 2º Batxiller del IES Lluís Vives reclamando clases presenciales. Valencia Plaza
lunes, 5 de octubre de 2020
MOTINES Y MITINES
“Acatamos, pero no aceptamos”. ¿O era
al revés? Así empiezan algunos motines. Así continuó el órdago que el PP de
Madrid tiene montado al mundo mundial a cuenta de cómo luchar contra la Covid-19.
Ayuso, heroína del barrio de Salamanca, dice que Madrid merece un trato
especial. “Madrid no se puede parar. Es el motor de la economía española. No
puede confinarse. No aguanta en estas circunstancias”, repite la jefa de la
comunidad. Es el caos, vaticina. Acatar, sí. Aceptar, nunca. Para eso están los
tribunales, y los jueces amigos, para frenar todo lo que no nos conviene,
piensa, dice y hace la lideresa del trifachito madrileño. Motines y mítines se
mezclan en los tuits de la community manager del chucho de Esperanza Aguirre. “Lo hacemos tan bien que hasta EEUU
nos copia”, insiste Ayuso. ¿Imitará a Trump y experimentará ella misma qué se
siente infectándose con el SARS-Cov2? Hay víboras menos peligrosas.
El motín de
Ayuso es el motín de los ricos, de la derecha liberticida. Bebe de la fuente del
nepotismo y la intolerancia de la que beben los déspotas millonarios. Luce
españolismo castizo como símbolo de una identidad vacía de contenido. ¿Quién
dice que lo de Ayuso no es ideología?
PATRIOTAS
“Unos
ponen banderas, mientras el Consell del Botànic pone leyes para frenar
la pandemia”, dijo Fran Ferri en sede parlamentaria. No le falta razón al
portavoz de Compromís. Sembrar la playa de banderas es un atentado contra el
medio ambiente. ¿Motín o mitin? Para ‘las-tres-derechas-en-una’ es solidaridad
con los muertos. ¡Viva la muerte!, gritan los legionarios. El neofranquismo con
sus performances neofascistas arrastra al resto de las derechas al abismo populista.
Llamarlo antisistema es piropearlo.
En
medio de la pandemia hemos llegado a otro 9 d’Octubre. Fecha emblemática de senyeres i llepolies. Día de fe patriótica y símbolos
identitarios. Este año, como casi todo, la fiesta cívica también ha sido atípica.
El coronavirus obliga a extremar las medidas sanitarias. Mascarilla y distanciamiento
físico, concentraciones limitadas e higiene de manos. La procesión cívica reducida
a una vuelta al versallesco salón de cristal del Ayuntamiento. Nos sobra ingenio.
Acció Cultural ha promovido rutas para conocer mejor nuestra historia. ¡Falta
nos hace! No hay nada como el conocimiento para combatir la ignorancia.
Para
abrir boca, la tele de aquí, À Punt TV, junto con TV3 e IB3, emitió La mort de Guillem, una recreación sobre cómo alteró
la vida familiar el asesinato de Guillem Agulló, el 11 de abril de 1993. El
fascista que lo mató apenas estuvo 4 años en la cárcel. “¡Qué poco vale una
vida!”, dijo la madre de Guillem. El juez no encontró motivos ideológicos en el
asesinato. En 2005, el asesino Pedro Cuevas, alias “el ventosa”, fue detenido por
estar implicado en la operación Pánzer. La policía desmanteló un arsenal de la
extrema derecha en una planta baja de Valencia. Un lugar de reunión de lo más
granado del neofascismo valenciano que, desde la Transición, pone su macabra
nota de violencia los 9 d’Octubre, amargando la jornada de recuerdo, reivindicación,
fiesta y alegría.
FRACTURAS
Julián
Casanova acaba de publicar Una violencia indómita, incursión en el violento
siglo XX europeo. Para el historiador, países como el nuestro con “un pasado fracturado”
corren el riesgo de no cerrar las rendijas por las que se cuela el chapapote
fascista. El peligro no está sólo en la ignorancia, lo peor es despreciar el conocimiento.
Ambos se combaten con educación y leyes. A pesar de que han pasado 45 años de la
muerte de Franco, nuestro sistema educativo da poca importancia al siglo XX. La
rebelión militar en contra de la II República, la guerra y los 40 años de
dictadura franquista no fueron accidentales, ni fruto de la libre elección de la
ciudadanía. La anunciada reforma de la ley de memoria democrática servirá para
corregir algunos fallos de la legislación de ZP. El Estado creará un banco de
ADN y asumirá las exhumaciones. Sellará algunas grietas por las que se cuela ahora
la cínica equidistancia de considerar igual a víctimas y verdugos.
NOTA: Gran parte de los brotes de
Covid-19 surge en el ámbito social. Una fiesta en el Colegio Mayor Galileo Galilei
ha obligado a suspender las clases presenciales de la Politécnica. Hay juergas
que parecen motines.
URBANO GARCIA
Imagen: Manifestación recuerdo
Guillem Agulló/ Viento Sur.
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