No
le faltan referentes a la izquierda europea en los que buscar respuestas
políticas a los convulsos y confusos tiempos en que vivimos. Unos confían en François
Hollande como regenerador del discurso socialdemócrata clásico. Otros miran a
Islandia como ejemplo de transparencia y participación ciudadana. Y todos están
atentos de Grecia por ser el terreno en el que se están dirimiendo de forma más
cruda las contradicciones de una Europa gobernada por mercaderes. La imagen que
los medios de comunicación están dando últimamente de los griegos no deja de
ser tópica, además de tóxica. No hay más que oír a la presidenta del FMI,
Christine Lagarde, decir que “los griegos tienen que pagar sus impuestos” para
darnos cuenta de la magnitud del estropicio. Más le valdría al FMI combatir el
saqueo que supone la existencia de los paraísos fiscales. Tampoco la Unión
Europea parece muy acertada en sus valoraciones. Amenazar con un gobierno de
tecnócratas sumisos a sus órdenes no parece la mejor forma de defender la
democracia. Por cierto, no hay que olvidar que ésta, la democracia, nació
precisamente allí, en Atenas. Los griegos volverán a decidir en las urnas su
futuro tras no poder formar un gobierno con mayoría. La cita será el próximo 17
de junio.
Nueve días antes, el viernes 8,
Yorgos Mitralias, hablará en Valencia de su país. Yorgos es un destacado
miembro del Comité contra la Deuda e impulsor de ese ilusionante proyecto de
convergencia de las izquierdas helenas que se llama Syriza, acrónimo de Coalición de la Izquierda Radical, cuyo
principal partido es Synaspismós,
literalmente Coalición y que no es otra cosa que la unión de diversos
movimientos y partidos de izquierda y ecologistas.
OTRA
EUROPA
El otrora referente clásico de
la izquierda helena, el Partido Comunista Griego, el KKE, no forma parte de Syriza, tampoco el PASOK. La Coalición apoyada
por Mitralias ocupa un amplio espacio político que va de la socialdemocracia al
eurocomunismo pasando por el ecosocialismo, y se ha convertido en la bicha
negra para la derecha, la griega y la europea. Su postura es radical respecto a
la deuda que está desangrando su país. No son partidarios de pagarla. Los griegos,
como nosotros, son víctimas del perverso mecanismo por el cual para pagar la
deuda se recurre a préstamos con intereses abusivos. Con lo cual, la deuda en
vez de disminuir, crece. El Banco Central Europeo actúa como motor de la
especulación al prestar a los bancos privados al 1% para que estos compren deuda
de los Estados al 3,4 y hasta 7% de interés. Un negocio redondo para los
banqueros, un saqueo para los ciudadanos. Es uno de los muchos negocios que
florecen en lo que llaman crisis y no es más que un atraco.
Salvando las distancias, Syriza podría asimilarse a una simbiosis entre Esquerra Unida/Izquierda
Unida y Compromís, una coalición plural, dispuesta a sumar con un programa de
mínimos. Una opción moderna que apuesta por otra Europa. Una Europa solidaria, más
atenta a los ciudadanos y a las libertades que a las cotizaciones en Bolsa. Una
Europa ilustrada concebida como un proyecto común y no como un nicho de negocio
para los egoísmos nacionales. Hace unas semanas, Syriza no apoyaba que Grecia abandonara el euro. Sí que estaba
contra las condiciones draconianas que le imponen las instituciones de la
Unión. La derecha, la griega y la europea, ha llamado a rebato. Todos contra Syriza. Nueva Democracia, el partido
hermano del PP, responsable de maquillar las cuentas griegas para entrar en la eurozona,
se ha autoproclamado valedor de los intereses alemanes en la península
helénica. ¿Quién hace aquí ese papel?
OTROS
BANCOS
Iban a ser 4.000 millones de €.
Vamos por los 23.000 millones de ayudas públicas a Bankia. Cuando salió a
Bolsa, Rato dijo que el banco tenía 170 millones de beneficio. Resulta que eran
3.000 de pérdidas. ¿Quién nos mintió? La suma de dos agujeros (CajaMadrid y
Bancaja) dio por resultado un agujero negro (Bankia). ¿Quién fue el responsable
de esa insensata fusión? A pesar de la tremenda inyección de dinero público a
Bankia, ¿por qué el PP se opone a la creación de comisiones de investigación?
“Cuando esté saneada, recapitalizada y financiada se venderá y se recuperará la
inversión del Estado”, dice Rajoy. ¡Vamos!, socializar perdidas y privatizar
ganancias. Si es necesario habrá que sanear, recapitalizar y financiar Bankia
con dinero público, pero para convertirla –aunque sea en parte- en una banca
pública ética que ayude a los ciudadanos y no para seguir repartiendo
suculentas indemnizaciones entre sus consejeros. Hay que pedir
responsabilidades, económicas y políticas, por este desastre. Y mientras todo
eso ocurre, ni un recorte más en sanidad y educación. Ni un recorte más a nuestro
futuro y al futuro de nuestros hijos. Otra Europa es posible, también otra
banca, solo hace falta ponerse manos a la obra. Islandia es un ejemplo. Grecia,
también.
URBANO GARCÍA
FOTO: efe