Todos llevamos una. Las hay pesadas y más livianas.
Ligeras como el equipaje de Machado camino del exilio o pesados fardos
incómodos de cargar. Lo normal es que las mochilas pesen. En ellas colocamos nuestras
experiencias vitales, buenos y malos momentos, alegrías y pesares, felicidades
y sufrimientos. De este tipo de mochilas saben mucho los psicólogos,
especialistas en descargarlas de esos sobrepesos que dificultan a sus
porteadores dar un paso por la vida. En ellas llevamos nuestros más preciados
bagajes, pero también cargamos mucho lastre que nos impide caminar. Aunque
seamos nosotros los porteadores, no todo lo que acarreamos en ellas nos
pertenece. Con las mochilas personales ocurre como con la deuda, una parte es
ilegítima y conviene desprenderse de ella. Más que nada para aligerar la carga
y hacer el viaje más cómodos.
¿PRÉSTAMO O DONACIÓN?
Hay
mochilas con carga prestada. Otras llevan una donación. No es lo mismo. Los
préstamos hay que devolverlos. Con más o menos intereses, depende de la bondad
o la usura del prestamista. Por el contrario, además de no llevar interés, lo
que se dona no se quita, como dice el refrán de santa Rita. ¿Qué no haríamos
por un hijo? Lo mismo que por una hija. Sabemos que Belén Esteban es capaz de
matar por la suya. ¿Cuántas madre coraje estarían dispuestas a hacerlo? Seguro
que miles. El caso es que S.A.R Don Juan Carlos de Borbón y Borbón donó/ prestó
–no están claros los términos del contrato- la módica cantidad de 1 millón 200
mil euros, en dos tandas, para que su hija, la infanta, se alojara bajo un
techo a la altura de su alcurnia. ¿Cuántos padres recurren al préstamo con
interés 0 para eludir las cargas fiscales de la donación? No estaría mal
saberlo, así cómo la cantidad a la que estamos refiriéndonos. Más que nada para
saber a qué atenernos cuando decimos eso de que “Hacienda somos todos”.
AL COLE
Esta
semana quienes vuelven a cargar con sus mochilas son los estudiantes de
Primaria. En muchos casos sobrecargadas de pesos inútiles. De nuevo volverán a
oírse las voces de especialistas alertando del peligro para el esqueleto de
llevar sobre sus jóvenes hombros tan pesada carga. Claro que peor es la carga
que tienen que llevar madres y padres. Como no podía ser de otra manera con el
PP, los recortes también han llegado a las escuelas. Poco antes de comenzar el
nuevo curso, el Consell de Fabra y
Català aún no ha abonado las ayudas para la compra de los libros de texto del
curso pasado. Eso es celeridad en la atención al ciudadano. Más suerte han
tenido otro tipo de acreedores, que han visto acortada su lista de espera.
Claro que cumplir con la ciudadanía de a píe no entra entre las prioridades de
este gobierno.
Algunos
de estos jóvenes estudiantes volverán a ser alojados en barracones. “No son
tantos. El gobierno valenciano está apostando por la educación,…” y bla, bla,
bla, dice la Consellera del ramo. A
pesar de la pervivencia de barracones, en los años de gobierno del PP, la
transferencia de recursos públicos de la educación pública a la concertada no
ha hecho más que aumentar. Tanto que la concertada ya ha igualado a la primera.
Una pesada carga de la que algún día habrá que liberarse. La educación pide con
urgencia un plan de choque que afronte de forma seria y con recursos un retraso
histórico que algunos se empeñan en perpetuar.
Capítulo
aparte merecen los sobrecostes que los nuevos centros suponen para las arcas
públicas. La revista La Marea de
septiembre repasa la marcha de este negocio. Un nicho empresarial en el que
Valencia y Madrid van de la mano y compartiendo algunos de los nombres de
supuestos beneficiarios.
NOTAS JUDICIALES: La Asociación de Víctimas del
Accidente del Metro del 3 de Julio se personará como acusación particular si se
reabre el caso. Tenemos derecho a conocer toda la verdad. Por otra parte, la
Fiscalía Anticorrupción imputa a Rita y Camps en el caso Nóos. La alfombra a
Urdangarín no se puso sola.
URBANO GARCIA
IMAGEN: EFE
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