No sé si nombre tan
musical se debe al sonido que producen al rasgar la carne o hay alguna
explicación etimológica que desconozco además de ser un tipo de bandoneón. El
caso es que las alambradas de cuchillas –eso son las concertinas- están de
plena actualidad. El gobierno de Rajoy las ha vuelto a implantar en la frontera
con Melilla. Hasta la iglesia católica ha repudiado su uso por ser contrario a
la caridad cristiana y causar dolor innecesario. No opina lo mismo el ministro
del ramo de espinas. Jorge Fernández Díaz defiende el carácter disuasorio de
las concertinas. La medida está en sintonía con otras adoptadas por el
ejecutivo del que forma parte. Medidas todas ellas cuyo único objetivo es
disuadir a la población, sea inmigrante o local, de que el mejor remedio contra
el dolor es la inmovilidad y el cilicio. La parálisis como bálsamo. No moverse,
no hacer nada, no pensar, no protestar,… El silencio como terapia. La
resignación como pócima. “También las puso el anterior gobierno”, se defiende
el ministro. Las puso y las quitó, le falta decir a Jorge Fernández, en cuanto
comprobó su poca eficacia y el plus de dolor que causaban. Desde luego ZP
mostró más empatía que él con las personas que se ven obligadas a salir de su
país y buscar cómo sobrevivir en otras geografías. Eso a pesar de mantener esa
vergüenza que son los Centros de Internamiento (CIE), verdaderos campos de
concentración en los que no se respeta ningún derecho humano.
DISENTIR
Es curioso que el mismo ministro del Interior,
supernumerario del Opus, sea el responsable de las concertinas y de la mal
llamada ley de seguridad ciudadana. Con las primeras pretende, según él, poner
coto a la “invasión de inmigrantes”. Con la segunda, poner concertinas a las
mentes. Ambas medidas van en la misma dirección: blindar al gobierno de Rajoy
de incómodas protestas. Ese parece el objetivo que persigue Mariano y sus
mariachis en lo que queda de legislatura. Terminado el periodo de ajustes,
ahora tiene que implantar la mordaza, la censura y el discurso único, para que
nadie contradiga lo que se dice desde el púlpito de La Moncloa. No lo va a
tener fácil. En los próximos meses, sobre el PP va a caer una catarata de
imputaciones por diversos delitos de los que tendrá que responder ante la
Justicia. Bárcenas, Gürtel, Brugal,… son algunos de los asuntos pendientes. A
todos ellos, el PP pretende imponer sordina. Claro que en pleno siglo XXI,
nadie ni nada puede poner puertas al campo de la información. Previniendo el
incremento de la indignación ciudadana ante tanto desmán, el ejecutivo está
desplegando toda una batería de políticas represoras. Cualquier protesta sin
autorización gubernativa será sancionada con elevadas multas. No importa que la
vindicación sea justa y pacífica, o que se hayan agotado todos los cauces para
expresar la indignación. La máxima del PP: primero reprimir, luego multar. Preguntar
nunca.
PERSEGUIR
No conforme con ciscarse en la libertad de
expresión, el ejecutivo de Rajoy pretende invadir hasta el último rincón de la administración.
“Hacienda está llena de socialistas”, así justifica Montoro la caza de brujas emprendida
en la Agencia Tributaria, un nido de rojos, según él. En pocas semanas,
numerosos inspectores del Fisco han presentado su dimisión. Todo empezó cuando
por orden superior se rebajó considerablemente la sanción impuesta por fraude
fiscal a la cementera CEMEX, propietaria, entre otras, de las instalaciones de
Buñol. La purga ideológica aún no ha terminado, poniendo en solfa la supuesta independencia
política de la Agencia Tributaria. Una gota más, tras el trato a favor dado a
la hija del Rey y otros episodios de similar enjundia.
Las persecuciones no se limitan a Hacienda. Hace
unos días, en Xàtiva, al paso de la
comitiva del Molt Honorable, unos niños
en horario de recreo protestaron porque les habían quitado sus dibus preferidos
al clausurar Canal 9. La Consellera
del ramo de bendecir, digo de Educación, amenaza con expedientes y no descarta
aplicar sanciones a profesores, padres, incluso a los alumnos. No sé si
saldremos de la crisis, pero el PP ya nos ha puesto a las puertas del infierno.
URBANO GARCIA
Imagen: ESD
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