Cuando escribo estas líneas, Montoro aún no ocupa con sus
hombres de negro los despachos del Consell.
Pero la cuenta atrás ya ha comenzado. De hecho, hace tiempo que las finanzas
públicas valencianas están intervenidas. De ser granero y joya de la corona del
PP, el País Valenciano ha pasado a ser la vergüenza apestosa que hay que
ocultar debajo de la alfombra. ¿Qué fue de aquel trio de populistas formado por
Esperanza Aguirre, Camps y Jaume Matas que nos vendió “el eje de la prosperidad”
como quién nos vende la moto? De esa troika castiza, sólo Matas está fuera de
juego. El “liberal” Camps sigue viviendo del erario público sin haber pagado ni
un euro por los trajes regalados por la Gürtel. Y la “liberal” Aguirre se cisca
en el código de circulación y se lo pasa por la puerta de Alcalá, con una
prepotencia y un nepotismo dignos de su camarada Gallardón. Y es que el tsunami
neoliberal, neocon, o liberal de pacotilla sigue con mando en esta plaza. No
hay más que ver cómo responde Mariano, el de la Moncloa, a la exigencia
ciudadana de más democracia y menos recortes. Aprovechan el tiempo que les queda
en el convento para privatizar todo lo que hay dentro. A ello se aplican Rajoy
y la FAES de Aznar con pasión de novicios.
FOTOS
La
del 25M fue bastante clara. La ciudadanía demanda otras políticas. Una mayoría de
votantes dio la espalda en las urnas europeas a quienes aplican la austeridad
para los pobres y enriquecen más a los ricos. Esa es la fórmula del PP. Estamos
en el país de la Unión en el que más ha crecido la desigualdad. Lo dicen todos
los informes, de la UNESCO a Cáritas. Con un 26% de paro y más del 50% de jóvenes
sin trabajo, no hay muchos motivos para lanzar las campanas al vuelo, como
hacen Mariano y sus mariachis. Claro que estamos en tiempo de elecciones y no
se puede bajar la guardia. Especialmente la de la propaganda. Es de lo único
que se lamenta el Molt Honorable Alberto Fabra, de haber cerrado Canal 9, su
escaparate televisivo. Desnudo y sin altavoces, esa pesadilla le asalta todas
las noches. Algo habrá que hacer antes de las autonómicas, dice a sus
conmilitones. Lo mejor es echar mano de lo seguro, afirma uno de sus asesores.
TVE está a nuestros pies. Hay que firmar ya un convenio para desconectar 2
horas por La 2. Rus paga la factura. La Dipu anda sobrada de pasta, dice el Conseller de Economía. Para llenar la
parrilla lo mejor es emitir un capítulo de la Alquería Blanca que tiene tirón de audiencia, seguido de un
informativo largo elaborado por las productoras “amigas” contando con los
fondos documentales de Canal 9, para eso les hemos dado carta blanca. Es la
aportación al debate de Catalá, la Consellera
de Educación. Todo parece atado y bien atado. Veremos si a estas alturas cuela
la operación TVE.
Otra
foto reciente ha sido la de los empresarios valencianos dándole un tirón de
orejas al Consell. Reclaman un trato
justo por parte del gobierno. Añoran a ZP. Con él había mejor financiación que
con Mariano, ¡mira por dónde! Tampoco les parece bien que se desentierre el
anticatalanismo. “Cataluña es nuestro principal proveedor y nuestro mejor
cliente”, recordó Vicente González de CIERVAL. Así que a Castellano, señor del parany y embajador de La Moncloa, le
puede salir el tiro por la culata si pretende reeditar la batalla de Valencia
fichando al último mohicano de Unión Valenciana. Cuando la historia se repite
suele hacerlo de forma bufa.
SENTENCIA
Agotados
los proyectos del PP, si alguna vez los hubo, sólo queda esperar a las urnas. La
parálisis afecta a toda la administración. La autonómica y también la
municipal. Me refiero a Valencia cap y
casal. Hace tiempo que Rita hiberna como un lagarto metido en sake. Sus
proyectos duermen el sueño eterno por falta de dinero. El reloj avanza y ni el
Parque Central ni la ATE del Mestalla ni su querido proyecto de sajar el
Cabanyal parecen arrancar. De este último, hemos conocido la sentencia del
Tribunal Supremo que da la razón al gobierno de ZP en su protección del barrio
y califica como expolio las pretensiones de la alcaldesa. Un nuevo varapalo a
un plan que destruía en vez de rehabilitar y al que Rita se quiso adelantar
maquillando la derrota con un presunto acuerdo con el gobierno de Rajoy. Tal
vez llegó su ocaso, pero ella no se da por enterada.
URBANO GARCIA
Imagen: KIKELIN