www.carteleraturia.com

domingo, 22 de junio de 2014

DESPEDIDA Y CIERRE

¿Punto y aparte o punto y seguido? De él depende. Él es el ya coronado Felipe VI. De él depende, en gran medida, poner al día la monarquía parlamentaria que hereda de su padre. Primero de una dinastía que comenzó a reinar de verdad a partir del 20N del 75, cuando el general Franco murió en su cama. La fecha del obituario del dictador marcó el inicio del cambio. ¡Sí!, ya sé que no se cumplieron los planes del Generalísimo, al menos en parte. Aquel “todo atado y bien atado” tan solo fue un casi todo. Quedó atado lo fundamental. Si no fueron los Principios Fundamentales del Movimiento, ¿qué fue fundamental? Pues ni más ni menos que los principios del capitalismo. El resultado fue una democracia doblemente coronada. Con la corona de la monarquía y con la del capital. Ya me salió la vena antisistema. ¿Y la democracia? ¡Sí!, tenemos una democracia homologada. Pero en esto de la democracia ya se sabe que, como casi todo en la vida, hay grados. La nuestra es de mínimos. Lo justo para entrar en el selecto club europeo. Y no estamos en la cola, ¡ojo! 

TRANSICIONES
                  No hay transiciones modélicas. La nuestra la marcó el reloj biológico del dictador. El miedo, los pactos, las élites, la iglesia, el ejército,…Todos los actores jugaron su papel con más o menos acierto. Es verdad, el resultado fue mejor del esperado teniendo en cuenta el punto de partida. Un pacto social sustituyó a la imposición totalitaria. Pero fue un pacto desigual. Unos seguían teniendo el palo y la zanahoria, mientras que los otros sólo tenían hambre de democracia. El acuerdo se selló con la Constitución del 78. Un buen punto de partida, poco más. Las bondades de la Carta Magna son papel mojado si no hay vigilancia ciudadana. Y eso es lo que ha pasado. Una parte importante del texto del 78 sigue siendo válida, pero no se cumple. Otra parte ha quedado obsoleta. La sociedad reclama un nuevo pacto. El del 78 estuvo condicionado por la voluntad de reformar el pasado. La ruptura con la dictadura hubiera dibujado otro horizonte. Fue lo que fue, de poco sirve lamentarse.  
                    
HEGEMONÍAS
                  Antiguos franquistas reciclados pilotaron el cambio de Régimen tras la muerte del dictador, con el beneplácito del heredero de Franco. Así forjaron su hegemonía. La de Suárez fue efímera, pero a Juan Carlos le ha durado hasta hace dos días. Claro que su papel el 23F también recargó su hegemonía. En la Transición del 75, los demócratas con pedigrí perdieron la iniciativa. Vamos para 4 décadas y aún no la han recuperado. Dicen algunos expertos en cuestiones monárquicas que Felipe VI hará de la resolución del tema catalán y el encaje territorial su 23F. Sería inteligente por su parte. Si lograra romper ese nudo Gordiano, Felipe VI conseguiría legitimidad y hegemonía para 4 décadas más. Sería un gran éxito para la regeneración monárquica.
                  Ya quisiera el PSOE ese éxito con su cambio generacional. Por ahora, cuatro candidatos se disputan la hegemonía socialista. Ninguna mujer, por cierto. Todos dicen recuperar un discurso de izquierdas. Lo piden los tiempos. Tras la gran estafa de la crisis, los pobres son más pobres, y los ricos cada vez lo son más. Ellos, digo los que más tienen, ya han salido del trance. Las SICAV vuelven a valores anteriores al crac y el capital financiero retorna a los beneficios. La banca está contenta con sus resultados, tras superar las dificultades gracias a la inyección de dinero público, nunca devuelto. Mientras, en la cara oculta de la luna, sigue el paro y la precariedad. Los salarios se devalúan. Se encarece la vida. Se empobrecen los que viven de su sueldo. La desigualdad crece cuando la derecha gobierna. Pero llegan tiempos de elecciones. Y el PP tiene en cartera una serie de medidas fiscales para vendernos la moto. Después de dos subidas de impuestos, una bajada del IVA suena a tomadura de pelo. Suena a despedida y cierre. En el tema de despedir y cerrar, el PP valenciano va en vanguardia. Cerró RTVV, las Cajas, y ahora despide a Zubin Metha. Despedida y cierre, eso es, ni más ni menos, lo que el PP está haciendo con la autonomía valenciana.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: EL JUEVES i Palau de Les Arts

viernes, 13 de junio de 2014

SUCESIÓN


http://youtu.be/l5eTwHV-CWI
19 de junio de 1707, las tropas de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y coronado como Felipe V, saquean y queman la ciudad de Xàtiva, una de las plazas fuerte del ejército del otro candidato a la Corona de los Reinos de España, el archiduque Carlos, de la casa Habsburgo, o sea de los Austrias. Fue uno de los muchos episodios sangrientos de aquella contienda internacional que se libró en suelo hispano como guerra civil y que enfrentó a las dos dinastías más poderosas en la Europa de principios del XVIII. Fue la llamada Guerra de Sucesión, así con mayúscula. En los aledaños valencianos también se libró una de las batallas más decisivas de aquella disputa dinástica causada al morir sin descendencia Carlos II, el Hechizado, último Austria. Fue en la llanura de Almansa. Allí se desarrolló una de las batallas definitivas, la que le dio todo el poder a la familia borbónica que ya gobernaba con absolutismo -aún sin ilustrar- en los territorios de Francia. Consecuencia de aquella derrota de los Austrias y sus aliados fue la pérdida de los Fueros, la desaparición de las instituciones propias y los Decretos de Nueva Planta. Aquel juego de tronos entre Austrias y Borbones aún colea.

LA CORONA
                  19 de junio de 2014. Todo está preparado para que Felipe de Borbón y Grecia sea entronizado con el nombre de Felipe VI. Del 5º al 6º han pasado más de tres siglos. Una eternidad. Durante ese tiempo, la dinastía borbónica se ha interrumpido varias veces, volviéndose a reinstaurar, casi siempre mediante golpes de Estado más o menos cruentos, más o menos duraderos. El último, no hace falta recordarlo, protagonizado por el general Franco, frenó la evolución democrática del país e instauró una dictadura con tintes fascistas que duró 36 años. Otra eternidad. Sobre ese golpe de Estado se asienta la actual legalidad borbónica. Pero Juan Carlos supo labrarse un prestigio y ganarse una cierta legitimidad optando por ser rey constitucional en vez de dictador coronado. Nada que no sepamos. Pero, ¿es mérito suficiente como para convertir su dinastía en hereditaria? Esa es la cuestión. Felipe V tendrá que ganarse su legitimidad. Lo tiene fácil. La lista de asignaturas pendientes es larga. Empezando por Catalunya. Salvando las distancias, hace tres siglos se planteó un dilema similar. Mientras los Austrias defendían algo parecido a una monarquía federal, los Borbones eran partidarios del centralismo absolutista. Dos monarquías, dos formas distintas de abordar la construcción de un Estado moderno.
                  Felipe V tiene que hacer frente ahora el encaje territorial. Algo que sólo podrá abordar con una profunda reforma constitucional. También tendrá que eliminar de la Carta Magna esa absurda ley  que dificulta el acceso al trono a las mujeres. Felipe V tiene dos hijas. Son algunos de sus retos.
                 
LEGITIMIDAD
                  Como hizo su padre, el nuevo rey también tendrá que ganarse la suya. Tendrá que sacar al país del callejón sin salida en el que se encuentra. Tendrá que impulsar una nueva transición para avanzar en las reformas institucionales iniciadas tras la muerte del dictador. Que se reforme la Constitución del 78 o que se abra un proceso Constituyente dependerá de cómo evolucione el país. De la capacidad de la ciudadanía de coger las riendas de su futuro. Del comportamiento de esas élites empeñadas en que algo cambie para que todo siga igual. De la consolidación de fuerzas políticas no hipotecadas por la Sacrosanta Transición. Felipe V apoyará su legitimidad en su capacidad para acometer los cambios necesarios. La legitimidad republicana surgirá, como tantas veces en nuestra historia, de la incapacidad monárquica para resolver estos retos. Ahora no se trata, como en el 78, de la trágala entre democracia o dictadura. Lo que en estos momentos está sobre la mesa es la calidad de la democracia. O tenemos un Jefe del Estado hereditario o también él tiene que ser elegido en las urnas. Ni más ni menos. De nuevo, la democracia vuelve a estar en juego.
NOTA: En democracia, la legitimidad se gana en las urnas. Pero hay que mantenerla. El mal gobierno y el nepotismo la arruinan. Le ha pasado a Juan Cotino, suspendiendo como diputada a Mónica Oltra. Un abuso.

URBANO GARCIA


VIDEO: Urbano Garcia

ABDICACION

http://youtu.be/qIeaPSqpvrQ
Lo que ayer era impensable, hoy es posible. El abuelo de Juan Carlos dejó el trono tras unas elecciones municipales. Su nieto lo abandona tras las europeas. Los tiempos han cambiado. Es lo que va del siglo XX al XXI. Podría ser casualidad, pero ya se sabe que ésta no existe.
                  Los datos más destacados del 25M fueron el descenso hasta sus mínimos históricos de los dos grandes partidos (el bipartidismo no llega al 50%), y el sorpasso de Esquerra Republicana a CiU, en Catalunya. Ambas circunstancias justificarían, por si solas, la alarma monárquica. Hace tiempo que el sistema instaurado en 1978 da sobradas muestras de agotamiento. Renovarse o morir. En otros países, crisis parecidas se solventan abriendo procesos constituyentes. Pero aquí sigue habiendo miedo a un pasado que nos paraliza. En estas circunstancias, renovar el contrato con la sociedad es lo lógico. Hay más motivos. También la sucesión en la Jefatura del Estado merece al menos una consulta. Habría que recordar que Juan Carlos I era rey (cuesta decirlo en pasado) por la gracia de Franco y de su padre, Juan, que dejó de tener derechos dinásticos cuando Alfonso XIII renunció a la corona y se autoexilió. Se abre pues un tiempo de incertidumbre para quienes pensaban que tenían todo atado y bien atado. Juan Carlos ganó su legitimidad democrática optando por no repetir los errores de su abuelo. Se desprendió y renunció a gran parte de la herencia de Franco. Y en el 23F renovó legitimidad apostando por el sentido común. Algún día sabremos qué papel jugó en todo esto Estados Unidos, y entonces, a lo mejor, se nos caen más los mitos. 
                 
DEPRISA, DEPRISA
                  2 de junio de 2014, fijen el día que ya es historia. Nadie puede creerse que la Corona haya improvisado la fecha de la abdicación, coincidiendo también, otra casualidad, con el Día de la República Italiana. A no ser que el hecho de haber nacido en Roma haya impreso en Juan Carlos un fatum jubilar, lo más probable es que el plan de jubilación monárquica, pensado desde hace tiempo, cayó en 2 como la bola de la ruleta puede caer en 5 roja, puro azar. Buscaban el momento más oportuno que nunca llegaba. Atrás quedaron muchas mejores oportunidades. Las posibilidades de encontrar la ocasión más propicia se iban reduciendo. Los resultados electorales del domingo 25 de mayo encendieron todas las alarmas en la Zarzuela y en la Moncloa. El abismo se aproximaba a velocidad de crucero y había que evitar como fuera asomarse al precipicio. Esperar más era suicida para la Corona. De aquí no pasa, debió pensar Juan Carlos. Y así es como se activó la estrategia sucesoria. Una vez en marcha el proceso había que actuar con celeridad. Que la sociedad apenas pudiera asimilar la imparable sucesión de acontecimientos.
                  El guión es el previsto. Los principales actores del reparto sucesorio están sobre aviso. Los ex presidentes han sido informados con anterioridad sobre los detalles del procedimiento. El protocolo está ensayado. Se ajustan fechas, dimisiones,… para que todo cuadre. Nada se deja a la improvisación. La rapidez es fundamental en la guerra relámpago para pillar desprevenido al adversario. La derrota es total, el coste mínimo. Funcionó en la Transición, ¿por qué no ahora?

ENCAJE
                  Muchos expertos coinciden en señalar el carácter transitorio del Estado autonómico. Sólo así es posible concebir que se haya convertido en una fuente inagotable de inestabilidad. La originalidad del modelo hispano consistió en dar salida a la pulsión descentralizadora sin romper la unidad de la patria, tan querida por los poderes fácticos. Pero a aquel diseño del 78 se le van rompiendo todas las costuras. La cuenta atrás del  referéndum soberanista de Catalunya está en marcha. Desde el 25M lo pilota claramente Esquerra Republicana. Hay que hacer algo antes de que no se pueda hacer nada, medita Juan Carlos. A ciertas edades uno no está para muchos trotes. Hace falta sangre nueva. ¿Qué mejor para legitimarse Felipe que solucionar un problema para mi irresoluble?, debió preguntarse el monarca. ¿Iniciará Felipe VI el camino de una reforma constitucional de carácter federal?, o ¿se logrará abrir un proceso constituyente? Mientras llega ese momento, hay que actuar con celeridad. Asegurar el apoyo de los 2/3 del Congreso de los Diputados No importa si el PSOE pierde militancia a girones, ya la recuperará, deben de pensar sus máximos dirigentes. Con lo que nadie contaba es con que la nueva generación pide paso exigiendo más democracia y con nuevos métodos de hacer política. De pronto, todo me parece viejo.  
   
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

LEGITIMIDADES

http://youtu.be/Gw79zZ5mEv8

En el Parlamento Europeo actúan más de 3000 lobbies sin apenas control. Son un poder en la sombra. Nadie sabe qué hacen, a quién seducen con sus propuestas o a quién compran con sus dádivas. Muchas de las decisiones que salen de la cámara europea han estado condicionadas, asesoradas y hasta pagadas por grandes grupos industriales y financieros. Pocas decisiones trascendentes escapan a su influencia. Acabar con esa opacidad es una de las tareas que tendrán los nuevos eurodiputados que salgan de las urnas el 25 de mayo. El tema no es baladí. Ahí están como prueba la tolerancia respecto al fracking o las negociaciones de una alianza trasatlántica que nos convertirá en poco más que una colonia para algunos productos procedentes de Estados Unidos.

BIPARTIDISMO
                  Mucho nos jugamos el próximo 25. Los Estados de la Unión han ido perdiendo competencias y estas han sido asumidas por unos entes percibidos por la ciudadanía como lejanos, poco democráticos y nada transparentes (hablo de la Comisión, de la Presidencia y del Banco Central Europeo). Hasta ahora, el Parlamento tan solo ha sido un pequeño peaje democrático impotente para modificar las grandes líneas marcadas por los poderes financieros e industriales de la Unión, verdaderos amos de Europa y de su destino. Eso tiene que cambiar. Las próximas elecciones legitimarán un parlamento europeo con más competencias. Entre ellas, la elección del Presidente de la Comisión, lo más parecido a un poder ejecutivo. Aquí se la juega el bipartidismo europeo. Juncker, por el PPE, y Schultz, por el Partido Socialista, aspiran a presidir la Unión. Si ninguno de los dos obtiene una mayoría suficiente, no se descarta una gran coalición, al modo alemán. A fin de cuentas, ambas formaciones coinciden en lo fundamental. Se vio en España con la reforma exprés de la Constitución. La reforma en 2011, con nocturnidad, alevosía y sin debate, del artículo 135, para garantizar que los bancos estén por delante de las personas, es un mal precedente. A eso pareció referirse Felipe González la otra noche en La Sexta. “Si el país lo necesita”, precisó.

MÓNICA
                  En estos tiempos en que la información vuela, hay que ser torpes para pensar que lo que ocurra en el escenario público no será conocido por la ciudadanía. El PP ha intentado por todos los medios sumir a la sociedad valenciana en una especie de catalepsia acrítica. Llevarnos a un estado vegetativo que nos incapacitara para reaccionar ante sus desmanes. Le molesta la información. Por eso le pone mordaza o la prefiere antes muerta que libre, de ahí el cerrojazo de RTVV.
                  Cotino, perejil rancio en todas las salsas en las que florece la salmonella de la corrupción, expulsó del Ple de les Corts a Mónica Oltra, en medio de una trifulca a la que no eran ajenos diputados y diputadas del PP. Ocurrió el pasado 8 de mayo, pocas horas antes del inicio de la campaña para elegir el Parlamento Europeo. Cotino volvió a demostrar que lo suyo son los caquis.  
                  Todo empezó cuando desde los escaños de la oposición se fueron desgranando algunos de los feos asuntos protagonizados por el PP de aquí. En su afán por convertir la cámara autonómica en su cortijo, desde la bancada del PP comenzaron a lanzar insultos, infamias y otras lindezas contra la oposición. Cerca de Mónica Oltra, una Rita Beefeater, como es conocida en ciertos ambientes, fuera de si, exclamando con ese tono y ese timbre tan característicos de ella, juraba en arameo que nunca había subido en un Ferrari. Como si fuéramos ciegos, además de mudos y sordos. Como si no hubiéramos visto su foto junto a Camps, montada en uno de esos bólidos, durante aquellos días de vino y rosas que tan caros nos están costando. Pero Cotino sólo tenía ojos para Mónica Oltra, la diputada de Compromís que cuestiona su legitimidad. No la de las urnas, pero sí como Presidente de una Cámara cuajada de imputados y de la que hace tiempo que el PP eliminó cualquier atisbo de respeto a la democracia. Las numerosas condenas por prácticas antidemocráticas así lo atestiguan.

NOTA: Alfonso Grau, mano derecha de Rita Barberá en el Consistorio valenciano, ha sido imputado por el caso Urdangarín/ Nóos/ Valencia Summit. ¿Actuó Grau por su cuenta, sin saberlo su jefa? No creo, digo yo.

URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

Foto: eldiario.es