Hace unos días, Martínez
Maillo, coordinador general del PP, aterrizó en Alicante con ínfulas de
reconquista. Se han cumplido dos años de la pérdida por parte de Rajoy de la
joya de su corona. Desde que Fabra/Rita cayeron del que consideraban su feudo,
los “populares” valencianos no levantan cabeza. Isabel Bonig, perdida en la
contradicción, se aferra a un rancio populismo como su tabla de salvación. Mientras
los concejales del PP en València –investigados por blanqueo y financiación
ilegal- viven su fuera de juego a rebufo de las ventoleras secesionistas de C’s.
Maillo vino a insuflar ánimos y a anunciar el
desembarco de los máximos líderes de su partido en fechas próximas. “El PP no
permitirá que la CV sea una prolongación de Catalunya”, dijo anunciando que Rajoy
vendrá en septiembre para abonar el campo del anticatalanismo en víspera del 1
de Octubre. Con estas visitas, pretende el PP volver a usarnos como territorio
de frontera y ariete contra nuestros vecinos del norte. Y de paso, recuperar
electorado azuzando el odio a los catalanes y a Catalunya. Haríamos mal en olvidar
la mala financiación y el maltrato que nos da el gobierno de Rajoy a la hora de
darle la bienvenida. Quien siembra vientos, recoge tempestades.
“El Consell
tiene alergia a la libertad educativa”, dijo también Maillo en un alegato a
favor de la concertada y en contra del decreto de plurilingüismo. Lo dijo en
Alicante, en un guiño a ese organismo decimonónico que son las Diputaciones. Y
es que la alicantina encabeza el recurso contra el decreto de plurilingüismo,
una muestra más del uso partidista que el PP hace de las instituciones. La
apuesta de Rajoy/Maillo/Bonig es volver al decreto del PP de tan nefastos
efectos académicos.
Si la mal llamada crisis ha ahondado las
desigualdades, la política educativa del PP ha sido útil para consolidarlas. Lo
dice alguien tan poco sospechoso como el último informe FOESSA.
DIPUTACIONES
En el programa electoral de los tres partidos
firmantes del Acord del Botànic,
PSPV, COMPROMÍS y PODEM, figura la desaparición de las Diputaciones como
objetivo político. Tras dos décadas de uso torticero y corrupto por parte del
PP, parece un objetivo más que higiénico. Hay que explorar las alternativas. El
Estatuto de Autonomía permite la transferencia de competencias al Consell. Una transición nunca hecha por
la resistencia de los poderes establecidos. El PP se opone como gato panza
arriba a perder ese contrapoder local tan útil para sus intereses partidistas.
Y saca a relucir la Constitución. Un comodín legal preautonómico con el que
justifica la pervivencia de las más anacrónicas instituciones. Lo lógico para
evitar duplicidades sería unificar competencias con la administración autonómica.
Desde la Diputación Valenciana se ha iniciado el estudio para ahorrar gastos y
mejorar la gestión de lo público. ¿Qué sentido tiene que la Diputación gestione
la Plaza de Toros o un hospital psiquiátrico? Para algunos recalcitrantes, el
siglo XIX aún no ha terminado.
Ya sé que es injusto abandonar a los pequeños
pueblos a su suerte, pero es que las Diputaciones no han servido para evitar el
abandono de amplias zonas de nuestro territorio y la desertización humana de
numerosas aldeas. El PP ha sembrado la desigualdad suprimiendo escuelas y servicios
sanitarios con la excusa de la poca población. Seguro que desde el Consell, o desde cualquier ente comarcal
se les daría a estos pequeños pueblos una mejor atención.
GOBIERNO
“No voy a hacer nada hasta después del 1-O (…) Me
dedicaré a gobernar, la política la dejaré para después”, esquizofrénica
expresión con la que Rajoy justificó su pasividad ante el mayor reto del
Estado. ¿Es que el gobierno no hace política? El PP debería explicar quién se beneficia
de su forma de gobernar, de privatizar empresas públicas y externalizar
servicios. El caso de AENA y la huelga del personal de seguridad del aeropuerto
de El Prat es un buen ejemplo de a dónde conducen determinadas políticas y
formas de gobernar. Desde que AENA cotiza en Bolsa ha duplicado su valor. Eso
sí, tras externalizar sus servicios. El de seguridad se concedió a la oferta
más barata, aunque diera peor trato a los trabajadores. A partir de ese
momento, AENA se ha desatendido del tema y ha dejado toda la gestión del
servicio en manos de la concesión. Sembrar el caos sale gratis. La perversa
combinación de una legislación laboral favorable a la pérdida de derechos, la privatización
de empresas públicas, la colocación de ex ministros en los Consejos de
Administración y la externalización de los servicios han fomentado la
desigualdad. ¿Es gobierno o política?
URBANO GARCIA
IMÁGENES:
1. Maillo y Bonig en Alicante. ALICANTE PLAZA
2. Clase de inglés en Primaria. 20 MINUTOS
3. Manifestación defensa plurilingüismo. EL DIARIO.ES
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