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jueves, 22 de febrero de 2018

¿JUBILOSO JUBILEO?

China acaba de entrar en el año 4716. Allá por el 2637 antes de nuestra Era, apareció en Asia el calendario de 5 ciclos de 12 años, cada uno de ellos simbolizado por un animal: Cerdo, Rata, Toro, Tigre, Liebre, Dragón, Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo. Este año le toca al Perro. Ya pueden buscar qué animal corresponde al año en que nacieron. Un buen pasatiempo para “matar l’oci i obrir l’apetit. Todo es relativo, también cómo dividimos el paso del tiempo.
                  
¿Hay verdades objetivas? Algunas. La edad media de jubilación en nuestro país está en 62 años y 2 meses. La legal, en 65. El gobierno de Rajoy –tras vaciar la “hucha de las pensiones”- la quiere a los 67. A la patronal le parece poco, le gustaría más a los 75. Es verdad que ha aumentado nuestra esperanza de vida. Vivir más desequilibra las cuentas de los cancerberos. En China, los hombres se jubilan a los 60 y las mujeres a los 50. El jubileo depende del dónde y del cuándo.   
                 
Las pensiones de las personas jubiladas, tras años de trabajo y cotización, deberían revalorizarse según el coste de la vida. Es un derecho y una conquista democrática. Rajoy, con la excusa de la crisis, las congeló. Desde 2017, no sólo no suben si no que bajan. La pérdida de poder adquisitivo por parte de la población jubilada es el síntoma más claro de la profunda crisis que atraviesa nuestro sistema. Desde 2011, sobre la espalda de los pensionistas ha recaído una parte del mantenimiento de la sociedad. Las pensiones han soportado el derrumbe de numerosas economías familiares. En 2011, junto con el 15M, aparecieron los yayoflautas, jubilados de todo menos de la lucha. Habían dejado atrás su vida laboral y dieron la mano a quienes la tenían por delante. Algo de alianza intergeneracional hubo en la explosión de indignación del 15M, que sacudió una sociedad adormecida y que 4 años más tarde cuajó políticamente con la irrupción de Podemos.
                  
Uno de los  artífices de la congelación de las pensiones fue Luis de Guindos, rescatado en 2011 por Rajoy tras haber dirigido en Europa -hasta su quiebra en 2008- Lehman Brothers, la entidad financiera cuyas prácticas especulativas están en el origen de la crisis que ha sacudido el capitalismo en la última década. De Guindos no verá congelada su pensión ni la suculenta nómina de más de 300 mil € que cobrará a partir de ahora como Vicepresidente del BCE, corazón económico y alma nutricia del capitalismo europeo. Unos tanto y otros tan poco. Mientras De Guindos celebraba su ascenso, miles de jubilados se manifestaban en nuestro país en protesta por sus menguantes pensiones. Y mientras esto ocurría, el ejecutivo de Rajoy volvía a darles la espalda.

METRO
                  Los caminos de algunas historias son largos y llenos de altibajos. Ahora, tras más de una década de la primera sentencia, la Audiencia ha decidido reabrir el caso del accidente del Metro de València. Aquel 3 de julio de 2006, víspera de la visita del Papa de Roma, en la línea 1 del metro, fallecieron 43 personas en un siniestro previsible y evitable. Pero la jueza instructora, Nieves Molina, llegó a la conclusión de que fue fortuito y que el único culpable era el conductor del convoy, fallecido en el suceso. Cuando se reabre un procedimiento, se reabre la posibilidad de indagar más en sus causas, de buscar dónde estuvieron los fallos, dónde los errores, dónde las malas políticas… No se trata de buscar falsos culpables ni de convertir una tragedia en una vendetta. Pero un suceso como el ocurrido en València -el mayor accidente de metro habido en Europa- no puede ser saldado con el sobreseimiento o echando toda la culpa al muerto. Tenemos el derecho a saber y a que se delimiten las responsabilidades políticas, que haberlas haylas y nadie ha respondido por ellas.
                  
El mismo ex Molt Honorable Camps que nunca recibió a los familiares de las víctimas, figura en diversas causas que juzgan hechos ocurridos por aquellas fechas. Mientras las familias de las víctimas del accidente vivían el duelo de la pérdida, Maese Camps salía junto al Papa en las grandes pantallas instaladas por la Gürtel para dar más empaque al evento papal. En un gesto de filibusterismo y ocultación sin precedentes llegó a cambiarse el nombre de la estación de metro próxima al lugar del accidente para borrar la memoria de los hechos. Hay mayor mezquindad.
                  
Ahora, por casual coincidencia con la resolución de la Audiencia, sale a la venta un cómic, una novela gráfica en la que se cuenta el siniestro. Siguiendo más o menos el relato de Laura Ballester, Cristina Durán y Miguel Ángel Giner hacen la crónica de la tragedia. Sin sensacionalismo, sin exageraciones. Los hechos son como son. Libros como El día 3 sirven para fijarlos en la memoria colectiva. A veces la vida es larga y no siempre termina en un jubiloso jubileo.

URBANO GARCIA


IMÁGENES:
1. Manifestación por unas pensiones dignas. València, 22 febrero 2018. Germán Caballero.
2. Ilustración del libro "El día 3", en donde se relata el accidente del Metro de València. 

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