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viernes, 27 de julio de 2018

RENOVACIÓN O RETORNO

“El PP ha vuelto”, dijo un Casado eufórico tras ser elegido Presidente de su partido por casi el 60% de los congresistas. ¿Es que se había ido?, debió preguntarse Rajoy. Volver sin irse, esa es la cuestión. Casado ganó la extraña segunda vuelta de las primeras primarias del PP. Un hito en la derecha hispana. Las primarias del PP, claro. ¿Quién lo iba a decir? Primera lección: la suma de perdedores sí que puede dar una mayoría. Casado perdió las primarias de la militancia. Ganó las del establishment. Eso eran los compromisarios del Congreso Extraordinario del PP, la gran mayoría ex cargos ministeriales y otros que aún mantienen sus puestos en entidades locales y autonómicas. Todos pendientes de su próximo futuro electoral. Pero antes de llegar a las urnas tienen que figurar en las listas. ¡Ay, las listas!, otro quebradero de cabeza. ¿Qué hará Bonig? Los que apostaron por la seguridad de la ex vice andan mendigando un puesto en los luceros. Los fieles a Casado y a Cospedal, aliada tras ser perdedora, van más seguros. Los hay que dicen “digo” donde dijeron “Diego” buscando la redención de sus pecados. 
Ahora la apuesta de Casado es recomponer la gran familia de la derecha hispana. Empezando por recuperar a los antiguos camaradas. Y ya se sabe que Aznar era entre todos el mejor. El martes 24, Josemaría volvió a Génova invitado por Casado, el nuevo jefe supremo. ¿Se puede ser joven y carca? Está claro que sí. Recomponer las esencias. Rearmarse ideológicamente. Volver a limitar el derecho a decidir de las mujeres sobre su maternidad. Deconstruir los avances democráticos… Esos son algunos de los puntos de su decálogo.
 BALCONES
                  “Tenemos que conectar con la España de los balcones”, dijo en otro momento el joven líder palentino. No se trata de que la militancia del PP se lance a hacer balconing, como si fueran británicos ebrios de emociones desde los balcones de Magaluf. No, eso sería el suicidio del partido y no está el horno para bollos. La conexión que quiere Casado es con los que cuelgan rojigualdas en sus balcones a la espera de que desfile la Patria. Y, de paso, arrebatarle a C’s el monopolio de la vitola. Claro que tratándose de banderas, la procesión va por barrios. En Catalunya, dominan las cuatribarradas y esteladas. Allí, la hegemonía de los balcones la tiene el soberanismo. Y allá que va Mío Cid a dar batalla a los sarracenos. El primer cónclave del “renacido” PP lo convocó Casado en el Principat. Territorio comanche para un PP casi extraparlamentario. Madre patria y origen de C’s que ha rebañado hasta la médula el electorado catalán del PP. Ni Soraya, virreina de la Corte del Borbón, consiguió que el PP levantara cabeza en Catalunya. Casado cuenta con García Albiol para aplicar su política de mano dura. Y con Puigdemont retroalimentando patrióticamente su cruzada. Casado y Puigdemont forman una extraña pareja. El mismo día que Casado fue investido en el concilio del PP, elPresidentexiliado se hizo con las riendas del PDeCAT, gracias al apoyo de 2/3 de la grey convergente. Era lo que Puigdemont necesitaba para lanzar su nueva aventura independentista en forma de plataforma republicana. Está en juego la hegemonía del catalanismo soberanista. Los sondeos dicen que ERC recuperará su papel histórico. Lo decían antes de las últimas autonómicas y Puigdemont frustró el sorpassode Junqueras. Claro que hora, uno está encarcelado y el otro en el exilio. La situación no es la misma. 

DERIVA 
                  De los balcones a las trincheras. Ese es el plan de Casado para recuperar la patria. La primera señal la dio el PP en el Senado rechazando con C’s ampliar el déficit y dar más margen de maniobra a las autonomías. No parece muy correcto que pague la ciudadanía las rabietas sectarias, y menos ahora que la Unión Europea afloja el dogal. Pues ahora vuelve el PP enseñándonos las tijeras de la austeridad. Casado también busca sintonizar con la derecha populista, autárquica, intolerante y racista que recorre algunos países. Pescar en las aguas del odio no es muy recomendable para mejorar la convivencia. En ese juego extremo es fácil irse de la mano y que ocurra una desgracia. La historia está llena de ejemplos. 
La extrema derecha siempre atenta a estas derivas autoritarias no desaprovecha la oportunidad para hacerse oír. Ocurrió hace unos días en València. El grafitero Elías Taño volvió a pintar un mural colorista y reivindicativo, esta vez con autorización municipal. Frente a la libertad de expresión del Consistorio, la extrema derecha y la derecha extrema censuraron con insultos y pintura negra el mural. En otros tiempos a eso se le hubiera llamado fascismo.   
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com
Imágenes:
1.   XIX Congreso PP. EFE
2.   Pablo Casado con Aznar en sede PP. ATLAS/PP 
3.   Balcones con banderas.Alberto Estévez EFE
4.   Mural de Elías Taño. A Tiro Fijo

miércoles, 25 de julio de 2018

CLAVE DE BÓVEDA

Vuelve la Gürtel valenciana. Esta vez, con maese Camps a la cabeza. El aún miembro del Consell Jurídic Consultiu (actividad por la que cobra casi 60.000 € al año) se había ido hasta ahora de “rositas” y pensaba que de ese martirologio se había librado. Pero no, mire usted por dónde. Todos los imputados en la trama gürteliana señalan a Camps como el máximo responsable de la financiación ilegal del PP valenciano. El ex Molt Honorable había transitado hasta ahora por esas brasas sin inmutarse, sin desmelenarse, sin que se le torciese su sonrisa impostada. Mirando al cielo y diciéndose: “¡dientes, dientes!”, emulando a la Pantoja en sus momentos estelares. Hasta su inicialmente mentor -digo de Zaplana- anda por el trullo sin que su grave enfermedad le libre de la penitencia carcelaria. Serà per diners. Nadie pone en duda que Camps se lucrara con sus corruptelas. Pero no hay que ser tan ingenuos como para pensar que sólo el dinero alimenta la corrupción. Fama, prestigio,…o ganar las elecciones por mayoría absoluta y convertirse en el delfín de Mariano también valen la pena. Camps se lo jugó todo, sabedor de que su partido -el PP- controlaba hasta los más recónditos entresijos de los cuatro poderes del Estado. Sí, también del judicial. El PP convirtió la democracia en un juego de mesa con las cartas marcadas. Para Ric, nunca terminaba la fiesta en tierras valencianas. Hasta que Garzón destapó el mangoneo de Correa y sus secuaces. De eso hace casi una década. Sin embargo, la omertá funcionó en el PP valenciano con disciplina calabresa. En enero de 2018, en la Audiencia Nacional, Ric decidió romper su silencio. Ante las nuevas revelaciones, Compromís solicitó a les Corts que retirara a Camps la poltrona en el CJC. Aún sigue chupando del erario. Por lo visto, también en el CJC rige la máxima de Santa Rita.   

 AMNISTÍA  
                  El vuelco experimentado por el país en las últimas semanas no deja lugar a dudas. La agenda de Pedro Sánchez tiene poco que ver con la de Rajoy. Tampoco sus prioridades son las mismas. Sin embargo, en algunas cuestiones parecen coincidir ambos. Una es -en contra de lo dicho anteriormente por el propio Sánchez- la negativa a publicar los nombres de los 31.000 beneficiados por la amnistía fiscal de Montoro, anulada por el Constitucional y que sirvió para blanquear cientos de millones pagando sólo un 3%. La otra, en parte relacionada con la anterior, es facilitar el aforamiento de Juan Carlos I, para evitarle responder en sede parlamentaria del supuesto cobro de comisiones por mediar en temas de Estado. Ante la sospecha, los Borbones se blindan. Las declaraciones de Corinna, comisionista y amiga del ex Jefe de Estado, filtradas por el oscuro inspector Villarejo, en las que esta princesa de opereta habla de los supuestos “regalos” que el rey emérito recibió de “su primo”, el príncipe –éste de verdad- de Arabia Saudí por el contrato del AVE por el desierto, ha activado los “mecanismos” para proteger a la jefatura del Estado de posibles investigaciones. De la inviolabilidad al aforamiento. El caso es preservar a la corona de husmeadores que rastreen en las cuentas familiares posibles enriquecimientos ilícitos. Alberto Garzón (IU) recordó a Pedro Sánchez que fue una moción republicana la que le llevó a la Moncloa. No está de más refrescar la memoria. Escudarse en la ley para mantener la opacidad es olvidar que la amnistía fiscal fue ilegal y que la ley permite hacer público el nombre de los morosos. 

AGENDA VALENCIANA
                  También la agenda valenciana se ve afectada por los cambios de gobierno. El nombramiento del Josep Vicent Boira como comisionado para el Corredor Mediterráneo es una buena noticia. Hay otras que no lo son tanto. Por ejemplo, el aplazamiento del cambio del modelo de financiación autonómico. Los estudios técnicos están lo suficientemente avanzados como para que la falta de tiempo no sea excusa. Proyectos heredados del PP como la ampliación de la V21, o la ZAL en La Punta de Natzaret, también deberían ser revisados atendiendo a los intereses de la ciudad. El nuevo reparto del déficit público, dando a las autonomías un margen mayor de endeudamiento no deja de ser un parche ante la urgencia de la reforma del sistema de financiación. En ese contexto, el anuncio de que la deuda histórica no será resarcida, tampoco ha sido bien recibida por estos lares. Joan Baldoví, diputado de Compromís, fue muy crítico con estos anuncios del Presidente del Gobierno. Flaco favor le haría al PSPV rebajar sus exigencias ahora que está en la Moncloa un socialista. Ha ocurrido en otras ocasiones, pero ahora está Compromís para hacerse eco del malestar.  

URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com

Imágenes:
1.   Camps en el juicio de los trajes. Vicent Bosch
2.   Amnistía fiscal de Montoro. JR Mora para Kaos en la Red
3.   Corredor Mediterrani. La Vanguardia            

jueves, 12 de julio de 2018

¡QUÉ TARDE LLEGA TODO!

Podría ser el título de una novela de Martínez de Pisón. No lo es. Dicen algunos críticos que el autor de El día de mañana elige como protagonistas a hijoputas simpáticos de los cuales hasta llegas a encariñarte. No son pijoaparte desclasados, al estilo Marsé. Los anti héroes de Pisón suelen ser desgraciados a los que el fatum arrastra por senderos más de miseria que de gloria.
En el mausoleo que Franco mandó levantar en Cuelgamuros hay más de 33.000 cadáveres, la mayoría de republicanos. Es la mayor fosa común, el mayor osario fruto de una guerra. También es un monumento que ensalza la dictadura y su alianza con una iglesia católica rancia y apocalíptica. Hace tiempo que los cadáveres de Franco y de José Antonio deberían haber sido sacados de ese santuario. Ningún fascista en Europa goza de tan privilegiada sepultura. A simple vista parece más fácil sacar a dos que a 33 mil. Muchos años después de la muerte del dictador, vuelve a plantearse el destino de esa pirámide en forma de cruz obra de Diego Méndez y Juan de Ávalos. La obra duró 15 años, cuentan las crónicas. Por ella pasaron miles de esclavos redimiendo penas con su trabajo,… Campos como los de Cuelgamuros servían para vaciar las hacinadas prisiones de la España de Franco, las condiciones de vida en ellas eran antesala de las del infierno. Mussolini y Hitler, mentores del “pequeño dictador”, hacía tiempo que habían sido derrotados por los aliados.
                Terminada la guerra de España, constructoras como Huarte&Cia se hicieron con el botín y comenzaron a engrandecerse a la sombra de la dictadura y sus pantanos. De esa estirpe heredaron sus artes personajes como Florentino Pérez, constructor, émulo de Santiago Bernabéu, manifacer de la Federación Española de Fútbol, displicente autor del despido de CR7 del Real Madrid, y cuyos negocios no se entienden lejos del poder. Entre sus “logros” a ca nostra, La Fe nueva en Malilla o el almacén Castor (más de 1.500 millones de € de indemnización a cargo del contribuyente). 
                  Pero volvamos a Cuelgamuros. Antes que los huesos del dictador y su ideólogo, serán exhumados los de los hermanos Lapeña. Manuel y Antonio, militantes de la CNT de Villarroya de la Sierra (Zaragoza), asesinados en julio del 36, junto a una cuneta, enterrados en una fosa común y trasladados, en 1959, al Valle de los Caídos sin consentimiento de su familia. No todos los depositados en Cuelgamuros tienen un familiar que vele por su recuerdo y pleitee para recuperar sus restos. La anormalidad democrática la pone la familia Franco, con la nieta Carmencita -heredera del título que dio Juan Carlos I a su madre, la hija del dictador- pleiteando para que no saquen de su tumba al abuelo. Si no lo quieren en casa que lo tiren al pudridero.
 
HERENCIAS
                 Casi 80 años después de terminada la guerra que inició Franco, su amarga herencia sigue sin estar liquidada. De Cuelgamuros al “paredón de España”, en Paterna, los restos de la larga dictadura siguen estando presentes. ¿Cómo olvidarlo? 
                  La Transición, con sus luces y sus sombras, dejó pendientes demasiadas asignaturas. El tiempo no ha mejorado el expediente. Tampoco borró algunas viejas y caducas estructuras administrativas que a veces muestran su profundo anacronismo. Hablo de la diputaciones provinciales. El caso Alquería ha vuelto a dejar al descubierto que no es suficiente con cambiar los nombres. De IMELSA a DIVALTERRA apenas hay diferencia. Las mismas competencias, una gestión parecida,… y debajo, una ristra de favores que huele a red clientelar. ¿Cómo evitar que ocurran estas cosas? A veces parece insuficiente una Conselleria de Transparencia. Habría que crear mecanismos de control y vigilancia en todas las instituciones. Y contrapesos para que nadie ocultase sus malas prácticas en la espesura de la burocracia. Las mayorías absolutas suelen ser un buen refugio para quienes huyen de los controles. Nada mejor que un poder absoluto para tener la más absoluta impunidad. 
                  Parece que todos los partidos, salvo el PP, están de acuerdo en que las Diputaciones Provinciales son una anomalía en un Estado Autonómico. Hace tiempo que deberían haber sido suprimidas. Sin embargo, los constitucionalistas consideraron conveniente anclarlas en la Carta Magna. Así se fomentó un provincialismo nefasto para la construcción de identidades más amplias y plurales. La experiencia de la Transición valenciana, en la que el provincialismo sirvió para negar la construcción de una unidad política y cultural valenciana, debería servirnos para reflexionar sobre lo nefasto de admitir ciertas herencias, al menos sin revisarlas ni ponerlas en cuarentena.  
URBANO GARCIA
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Imágenes:
1.      Cuelgamuros. Valle de los Caídos.
2.     Trabajadores esclavos construyendo el Valle de los Caídos.
3.     Redención de pena en la construcción del Valle de los Caídos.
4.     Rus, Fabra y Ripoll, tres presidentes de Diputación del PP. Benito Pajares.   


viernes, 6 de julio de 2018

LA DIPU

Aún olía a azufre en el Palau de la Batlia, sede de la Diputación de Valencia, cuando en 1979 -gracias a la suma de PSPV y PCPV-, Manuel Girona llegó a la presidencia de la institución provincial y tomó posesión de su cargo. A Girona le tocó remangarse, coger la garrafa de zotal, enfundarse los guantes de nitrilo y disponerse a desinfectar las estancias desde las que, hacía bien poco, su antecesor, el aún franquista Ignacio Carrau, había encendido la mecha de la llamada “batalla de Valencia”. No lo tuvo fácil Girona. Le tocó desmontar el aparato provincial de la dictadura, sin instalar la guillotina en la plaza Manises. Todo un mérito, y eso que algunos ectoplasmas del Ancienne Régimeque vagaban por el Palauprovincial, querían darle garrote,a él y a todo demócrata que se pusiera a tiro. Hasta entonces, a su vecino institucional, a Josep Lluis Albinyana, presidente de un Consellsin competencias ni funcionarios, Carrau se las había hecho pasar canutas. La democracia tardó en llegar al poder local. El relevo en la Casa Consistorial no se hizo hasta el 21 de abril, una semana después del 14, fecha señalada donde las haya en asuntos de municipalismo democrático. Fue el fin del periodo franquista, pero las Diputaciones continuaron. 
             En 2015, cuando Jorge Rodríguez atravesó como Presidente el umbral de la Dipu, olía mal en el Palau de Batlia. No era a azufre, pero se le parecía. Entre su llegada y la de Girona había pasado la friolera de 36 años, pero el mal olor seguía. ¿No se había ido o es que había vuelto? Más lo segundo que lo primero. Además del pestilente tufo, el PP dejó en la Dipu un laberinto de covachuelas y divertículos llenos de mierda a punto de provocar una septicemia. Durante las dos décadas en las que el PP hizo y deshizo a su antojo en las instituciones valencianas, la Dipu externalizó servicios, privatizó la gestión de lo público para hacerlo más opaco y convirtió la sede provincial en el epicentro de una espesa red clientelar cuyos tentáculos llegaban hasta el rincón más remoto de la provincia. En ese caldo medraron los yonkisdel dinero. Desmontar ese tinglado no es fácil, nadie lo duda. Todos las fuerzas del cambió están por la labor. ¿Por qué no se hizo?   
 IMELSA vs. DIVALTERRA 
                  Para cambiar las cosas, no suele ser suficiente con cambiar el nombre. IMELSA pasó a ser DIVALTERRA. Cambió el organigrama, sí. Mejoró la transparencia, sí. Aumentó la eficiencia, también. No está tan claro que dejara de ser usada como instrumento clientelar. Al menos eso es lo que se desprende de algunos nombramientos de alta dirección denunciados en la Operación Alquería. Hay una responsabilidad política asumida con una celeridad a la que no estábamos acostumbrados. “El listón está muy alto”, dijo Mata. ¿No será que antes estaba demasiado bajo?, digo yo. A Rodríguez le costó dimitir de la Dipu. No era fácil. Más le costó delegar la alcaldía. Al final lo hizo, forzado por las circunstancias y por un Ábalos cuyo aliento siente en la nuca. ¿Vuelven las dagas a volar en Blanquerías? El tema merece una reflexión. No el de las dagas, allá quienes las lancen en tiempos tan confusos. Es mucho más importante el de las redes clientelares. Ese es el carcinoma de la política. Eso es lo que hunde el prestigio y la credibilidad. Ahí está uno de los factores del alejamiento político de la ciudadanía. De su pertinaz malestar y desconfianza. 
                  Las Diputaciones se implantaron en el siglo XIX, imitando un poco el modelo francés. Nacieron para mejorar la gestión local, pero antes de terminar el siglo ya eran instrumentos en manos de los caciques. Intentos de reformular el modelo, como las Mancomunidades, sólo cuajaron en Catalunya. El franquismo hizo de las Diputaciones un mecanismo útil para controlar el poder local. El pacto de debilidades que fue la Transición, les dio vitola de constitucionales. Los demócratas no supieron muy bien qué hacer con ellas. Y en esas estamos. Hay un cierto consenso en vaciarlas de contenido. Ahí está la ley aprobada en tiempos de Lerma que permite transferir sus competencias a la Generalitat. ¿Falta voluntad política o sobran intereses espurios?  

MIENTRAS TANTO…
                  ¿Qué hacer con ellas? Su capacidad recaudatoria les facilita tener solvencia económica. Bien está que el superávit lo inviertan en cuestiones que nadie atiende. Pienso en la memoria histórica, por ejemplo. Si no fuera por la Dipu, seguramente las fosas comunes del cementerio de Paterna seguirían sin poderse exhumar. También en eso, en cómo se emplean sus recursos está la diferencia. Mientras sus competencias son transferidas a la autonomía, algo habrá que hacer con ellas, digo yo. 
URBANO GARCIA

CONSEJOS DE INFORMATIVOS DE RTVE: LA DIGNIDAD FRENTE AL JUGUETE DIGITAL

Cuando, en 2011, Mariano volvió a la Moncloa -esta vez como amo y señor del cortijo- lo primero que hizo fue anular algunos puntos, los más importantes, de la ley sobre los medios de comunicación públicos elaborada durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero. Esa ley garantizaba la pluralidad e independencia de RTVE y de la agencia EFE, y resguardaba, tanto a la agencia como al principal medio de comunicación público del Estado, de las injerencias del gobierno de turno. Pero para la derecha está visto que es incompatible gobernar con tener una radio televisión pública independiente y plural. Siete años después, que se dice pronto, ese mandarinato comunicativo ha llegado a su fin gracias al triunfo de una moción de censura. 
                  Siete años después, el PP se queda sin su juguete digital. Y digo digital no sólo por la tecnología usada, que también, sino por la forma de elección del máximo responsable de las radio televisiones públicas. De todas, no solo de RTVE. A veces olvidamos que en las autonomías gobernadas por el PP se hace lo mismo. Aún tenemos fresca en la memoria las dos décadas de censuras y manipulaciones en RTVV por el PP de Zaplana, Olivas, Camps, Fabra y Bonig. Ahora se está viendo en los tribunales la estela que dejó en Canal 9 la corrupción y la impunidad de aquel poder absoluto que todo lo tapaba. Ni al Papa dejaron en paz.
DIGNOS CONSEJOS 
                  Ante tanto abuso, los trabajadores de RTVE hicieron lo que pudieron. En 2006 se crean por ley los 3 Consejos de Informativos (TVE, RNE, interactivos), instrumentos complementarios al sindical y que han demostrado ser muy útiles para restablecer la dignidad de los informadores. Y es que, durante estos últimos años, la credibilidad del medio se ha precipitado hasta mínimos insoportables. Hay que recordar que en la etapa de ZP, los informativos de RTVE lograron ser los más seguidos por creíbles y objetivos, con picos máximos de audiencia en programas como Informe Semanal. De aquel esplendor, el PP no dejó ni las cenizas. Quitó programas de probada solvencia o los relegó al rincón más inhóspito de la parrilla, convirtió las tertulias en casposos debates de discurso único, anuló series y reportajes, manipuló la información para hacerla coincidir con los deseos de la Moncloa,… Nada de eso hubiera sido posible sin el concurso de colaboradores necesarios. Como el PP no se fiaba de “los de casa”, los buscó fuera. Colocó por encima de la plantilla a toda una nómina de jefes, jefecillos, jerifaltesjerifaltillos, la mayoría procedentes de las direcciones de las radio televisiones autonómicas más fieles al PP o de la caverna mediática más reaccionaria. La lista de censores, a la que puso nombre y apellidos el Consejo de Informativos de TVE, es larga. Ahí está el máximo responsable hasta hace dos días de RTVE, José Antonio Sánchez –jactándose de votar al PP y de aparecer en los “papeles de Bárcenas”-, Álvarez Gundín –“controlando” los Informativos-, Carmen Sastre –Jefa de Contenidos tras ser condenada junto con Urdaci por manipular en 2002 la información de la huelga del 20J-, José Gilgado –autor de múltiples censuras en los informativos diarios-, Jenaro Castro –responsable del hundimiento de Informe Semanal-, Pepa Sastre –de Punto Radio al Canal 24 Horas y de allí al Telediario-, Víctor Arribas –manipulador en Telemadrid, pasó de tertuliano hooligandel PP a sustituir a Pepa Sastre-, Sergio Martín –servicial “camarero” de los Desayunos (con el PP) de TVE -, y hasta Julio Somoano –autor de la más burda manipulación con motivo de la Diada de Catalunyade 2014-, entre los más nominados.   
                  Las y los miembros de los Consejos de Informativos, legitimados por el voto de sus pares, han logrado mantener viva la llama de la profesionalidad en momentos difíciles para la libertad de expresión. La presencia en todos los canales por los que fluye la información de RTVE, con una web cada vez más importante, facilita que no quede ningún recoveco sin explorar. La valentía para afrontar el derecho ciudadano a una información veraz ante retos como el machismo les ha llevado a vestir de negro en esos viernes convertidos ya en icónicos. 
                  Cuando se habla tanto de la BBC como referente en calidad de la información, no hay que olvidar que mantener la independencia de la radio televisión pública británica también cuesta mucho esfuerzo, que es necesaria la existencia de mecanismos legales que la garanticen, pero también de una ciudadanía que exija una información de calidad y veraz. Y por supuesto, unos informadores que cumplan su código deontológico y se mantengan como celosos vigilantes de la verdad. Ellas y ellos son la mejor garantía de nuestro derecho a tener una información de calidad. Ese es el papel de los Consejos de Informativos de RTVE, instrumentos de vigilancia y garantía de nuestra libertad. Como se suele decir en estos casos, si los Consejos de Informativos de RTVE no existieran, habría que inventarlos.