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miércoles, 22 de agosto de 2018

TAXI PARA MARX

Hace dos siglos que nació Marx. Nadie cuestiona su disección del capitalismo del siglo XIX. Sus lecciones también sirvieron de bisturí para sajar la evolución del capital en el siglo XX y aún son útiles para ver por dónde va la economía del XXI. A veces no somos conscientes de que en nuestra aldea global, mientras unos exploran los límites del futuro, otros viven anclados en el pasado. Diversidad del ecosistema social que dirían algunos. El caso es que el capitalismo ha evolucionado. Sin embargo, hay aspectos más similares de lo que parece entre los falsos autónomos que se ganan unos euros llevando pedidos de aquí para allá y los campesinos a los que burgueses “emprendedores” prestaron telares para mejorar sus míseros salarios con unos reales tejiendo en sus granjas. Es fácil adivinar de qué hablo. La explotación de la mano de obra es parecida. ¿Qué diferencia los telares de la campiña británica del siglo XVIII de las mochilas de Deliveroo? La combinación del capitalismo financiero con las nuevas tecnologías de la información está engendrando monstruos. El neo liberalismo, con sus desregulaciones y su falta de controles, no hace más que empeorar la situación. Una parte importante de la economía colaborativa no es más que capitalismo de plataforma, el resultado de la aplicación de la informática a la prestación de servicios. La larga crisis de 2008 ha supuesto, entre otras cosas, la destrucción de millones de puestos de trabajo fijos y su sustitución por empleos temporales, precarios y peor remunerados. Suele ocurrir con las crisis. Son aprovechadas para actualizar el sistema sin resetearlo. En eso quedó la refundación del capitalismo de la que nos hablaron en plena orgía destructiva de empleo. 
PRECARIADO 
                  “Junto con el paro, la precariedad es el mayor problema del mercado de  trabajo en nuestro país”, dice Unai Sordo, secretario general de CCOO, en su campaña por un plan de choque que le haga frente. Parte del incremento del trabajo precario vino de la mano de la nueva economía basada en aplicaciones informáticas. Muchas de sus plusvalías ya no se obtienen de la propiedad de los medios de producción, sino de la gestión de programas informáticos y de la búsqueda de ventajas fiscales. Los medios de producción, como en el caso de UBER o Cabify, son propiedad del “autónomo” que los mantiene en perfecto estado de revista para no ser penalizado en la valoración de la calidad del servicio. Todo en nombre de la libertad y de un mundo más competitivo. El usuario lo agradece contratando el servicio. Pero la calidad del empleo no hace más que empeorar. Según un estudio encargado por el Parlamento Europeo “el 70% de los trabajadores de plataformas no tiene protección social, es decir, no cotiza para una pensión y carece de prestaciones (…) sus ingresos están entre un 62% y un 43% por debajo del resto de trabajadores”, se dice en un completo dossier publicado por eldiario.es dedicado a Internet, el futuro y la libertad. La reciente huelga en Amazon y la primera sentencia contra una de estas empresas, Deliveroo, por contratar “falsos autónomos” en lugar de crear empleo fijo, es una pequeña muestra de las ilegalidades en las que incurren. 
                  La casuística de estas empresas es muy variada. No es lo mismo Bla Bla Car que UBER, por ejemplo, aunque ambas transporten viajeros en coches o utilicen algoritmos y big data para valorar su servicio. Una se aproxima a la economía colaborativa, la otra responde a otro tipo de negocio. 
1/30
                  Los taxis son un servicio público. Forman parte de los planes de movilidad municipales. Los ayuntamientos dan las licencias. La entrada en el mercado de los Vehículos de Turismo con Conductor (VTC) aprovechó un vacío legal que no fue subsanado hasta 2005. Entonces se limitó por ley a un VTC por cada 30 taxis. A pesar del decreto de 2013 que recordaba esta ratio, las licencias VTC siguieron creciendo hasta cuadruplicar el tope marcado. Según datos del Ministerio, actualmente hay una licencia VTC por cada 8 de taxi. En los últimos años, los gobiernos del PP han aplicado el laissez fairey han relajado los controles. Además, algunas sentencias han autorizado licencias denegadas por el gobierno. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, intentó poner orden en este caos, pero el gobierno de Rajoy impugnó la norma municipal por invadir competencias estatales. Hasta que los taxistas dijeron basta. El reciente conflicto es un síntoma de los problemas de una economía en transición, en donde hay que congeniar el uso de la informática, la defensa de los derechos laborales, la libertad y la calidad del servicio. Marx vuelve a estar de actualidad. 
   
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com


Imágenes
1.   Dibujo Karl Marx. Blog KAOS EN LA RED
2.   Ciclista con mochila de Deliveroo
3.   Huelga de taxistas contra VTC. Albert Garcia

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