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viernes, 14 de junio de 2019

PACTOS (2): QUE, COM, QUI?

Hace unos día acabó el teatrillo y comenzaron a plasmarse los pactos. Algunos faroles mostraron su inconsistencia. Cayeron las máscaras. C’s no tardó ni una semana en desdecirse. Dónde Rivera había dicho unos días antes que nada de fotos con neofranquistas, su correveidile Ignacio Aguado se tomó un café a hurtadillas con Rocío Monasterio. Preámbulo del chotis que se marcaron Rivera y Abascal. “Es como si Macron abriera a Le Pen las puertas de París”, dijo Joaquín Estefanía. La derecha tricéfala necesita Madrid para su “reconquista”. Suma de perdedores para quitar a la más votada, Carmena. Suma de perdedores para retener una Comunidad –Madrid-, epicentro de todas las corrupciones de un PP corrupto hasta la médula. Nada importa más a C’s que tocar poder. A las derechas financieras y mediáticas siempre les ha importado más “quién” que “qué”. Nunca han puesto pegas a retorcer el cuello a la democracia para conseguir sus objetivos. Madrid es pieza de caza mayor. Se vio en 2003, cuando el tamayazo -el escándalo protagonizado por los tránsfugas, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez- terminó con Esperanza Aguirre presidiendo la comunidad de Madrid. Allí montó sus chiringuitos la “cazadora de talentos”. Abascal fue su último "talento" descubierto.  

VALÈNCIA COMO MODELO 
                  Ribó, alcalde en funciones, se fotografió con Gómez, la portavoz socialista, en la puerta del Rialto. Magnífica y teatral imagen para poner fin a un sainete mediático. En el Cap i casal todo está muy claro. No hay más gobierno posible que el encabezado por Ribó. València ha marcado la diferencia con respecto a otros municipios. La única nota negativa ha sido la no entrada de Unidas Podem-EUPV. Miles de votos se han quedado sin representación. ¡Lástima! El listón del 5% ha vuelto a ser guillotina de la democracia.  
                  Estos días la política parece un cubo de Rubik. Hay que encajar todas las piezas. Cuando consigues completar una cara, la otra se descoloca. Pactos y alianzas están interrelacionados. Antes de descubrir “el gobierno de cooperación”, Pablo Iglesias buscó inspiración para su gobierno con Pedro Sánchez en el Pacte del Botànic II, como si éste fuera un calco del primero. Nada de eso. Con cuatro actores, la cuadratura del círculo se vuelve más compleja. “El Botànic estaba pensado para dos; bailar un pasodoble con tres (o cuatro) es más complicado”, dijo Manolo Alcáraz. A punto estuvo de naufragar la nueva edición del acuerdo botánico. Cuesta ceder espacio para dejar hueco a los recién llegados. Al final cuadró el puzle. No había otra.              
                    La emergencia climática complicó más si cabe el encaje de las piezas. Es la niña de los ojos de la “nueva política”. Todos la quieren. Europa vota cada vez más verde ante la crisis del bipartidismo y las amenazas de la extrema derecha y del colapso climático. El voto verde es un voto europeísta, comprometido con el medio ambiente y las libertades. El mejor muro contra la intolerancia. Greta Thunberg y Friday For Future están sacudiendo conciencias. El nuevo Consell tendrá que vérselas con la patata caliente que es la ampliación norte del Port y sus daños colaterales. El reto no es pequeño. Veremos si da la talla. 
                  La política también es eso, encajar todas las piezas del puzle con las que la ciudadanía quiere que se gobierne. Nadie dice que sea fácil. El fin del bipartidismo, mal que le pese a algunos, es un hecho. Tardará más o menos, pero una ciudadanía más participativa conlleva incrementar las opciones políticas. Habrá que adaptar las leyes para que sea posible aumentar la representatividad. Los partidos atrapa-lo-todo, catch-all party, se han demostrado poco representativos. Gobernar la complejidad requiere un aprendizaje. Nadie nace sabido. Estrenamos Consell y nueva legislatura. La primera tarea: mejorar la financiación. 

Y VAN MIL
                  El asesinato de Beatriz en Port Saplaya elevó a 1000 la cifra de víctimas por violencia machista desde que se contabilizan estos crímenes. Un millar desde 2003. No hay peor lacra. Todos los esfuerzos son pocos para terminar con esta pesadilla. Se necesita reforzar el Pacto de Estado con más medios y dinero. Y tiene traslación autonómica. Los neofranquistas aprovecharon el duelo para marcar territorio, meando fuera del tiesto. Mezclando la violencia machista con otras violencias, también denunciables, pero mucho menos graves. Es la cruzada de la extrema derecha contra la igualdad de las mujeres. ¡Qué asco! 
URBANO GARCIA
Imagen:
1. Oltra, Puig i Dalmau, els tres del Pacte del Botànic 2. EFE


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