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domingo, 30 de junio de 2019

PACTOS (4): DE INVESTIDURA Y GOBIERNOS

¿Y si no hubiera mayoría suficiente para investir Presidente a Sánchez en primera votación? ¿Y si se buscara una nueva convocatoria electoral? ¿Cundiría el pánico? Tal vez. Lo que está previsto es que si no hay mayoría absoluta para investir en primera instancia al presidente del gobierno, comiencen a correr los dos meses para la segunda votación. Para ésta tan solo haría falta más votos a favor que en contra. En ambas, Pedro Sánchez necesita a Podemos para ser investido. Votos necesarios, pero no suficientes. ¿Buscará Sánchez los apoyos que le faltan en el nacionalismo periférico? Ni Sánchez ni el PSOE quieren abrir esa puerta. Prefieren ir a  por la abstención del PP y C’s. Milagro si lo consiguen. El no es no del PP a Sánchez suena a vendetta. C’s que compite con el PP por la hegemonía en la derecha, es el eslabón débil. De las voces en contra de la alianza con los neofranquistas, se ha pasado a dimisiones y desmentidos desde el Eliseo. Rivera va camino de quedarse más solo que la “Charito”, tanto en su España de tronío y pandereta, como en la Europa liberal de la que tanto presume.    

LA CANCIÓN DE ROLDÁN
                  Hay razones que la razón no entiende. Tampoco el IBEX 35. El veto de C’s al PSOE es una de ellas. La lógica del capital nos dice que esa sería la mejor opción para quienes tienen la sartén por el mago y el mango también. Una solución moderada, centrista, alejada de “veleidades socialistas” y de las soflamas de la extrema derecha. ¿Por qué C’s no lucha por liderar el centro? Es una incógnita difícil de despejar. Nadie entiende ese empecinamiento en atar su suerte a la de la derecha más rancia y corrupta. Y mira que Sánchez se lo pone fácil. No hay día que no le dé alguna colleja a Pablo Iglesias. Un día es sacándose de la chistera un gobierno de cooperación, otro hablando de candidatos de consenso en el segundo escalón de la administración. Parece que a Sánchez le gustaría esconder el necesario apoyo de Podemos debajo de la alfombra. Claro que no está solo en el temor a los podemitas. A los del PNV no les gustaría ver a Iglesias en el Consejo de Ministros. Tampoco a ERC, aunque se supone que por diferentes motivos que a los herederos de Sabino Arana. La guerra sucia contra Podemos aún no ha terminado. Habría que remontarse a los inicios de la Transición, cuando el PCE era hegemónico en la lucha por las libertades, para ver una comunión de intereses entre el capital y los aparatos del Estado combatiendo a una fuerza política democrática. 
                  Mientras Toni Roldán se suma al coro de voces que en C’s piden un giro al centro, Sánchez coquetea con la derecha para ocupar esa centralidad. Y PP y C’s dicen que lo del PSOE es un brindis al sol. 
                  El empeño de Rivera en jugar con fuego le puede llevar de la hoguera de las vanidades a la de Savonarola. Los neofranquistas han dado un toque de atención en el Ayuntamiento madrileño. Pactar a tres bandas, tomadas dos a dos, y que una de ellas no se entere de los pactos con la otra, es un camino de perdición. 

EL PACTO DEL RIALTO
                  Mientras Madrid se enreda en los zarcillos de la extrema derecha, en Valencia la nave va, que decía Fellini, aunque con más ruido mediático del que sería deseable. El Pacto municipal sellado en las bambalinas del Teatro Rialto parece que tiene algunos flecos. La portavoz del PSPV quiere ser vicealcaldesa. Tener mando en plaza, como Mónica Oltra en el BotànicII, dice. Pero es que Generalitat y Consistorio no son lo mismo. Como tampoco lo es el Consejo de Ministros. Cada gobierno responde a una realidad, a una estructura y a unos objetivos. En la anterior legislatura, Consell y gobierno municipal no funcionaron igual ni tuvieron la misma estructura. Ni cosecharon los mismos resultados. Algunas disfunciones municipales podían haberse evitado con un funcionamiento más coordinado. Tal vez de eso se trate, de evitar Taifas que vayan a su aire. La ciudadanía quiere más eficacia y coordinación, y eso, seguro que no lo resuelve una, dos o tres vicealcaldías. Otra cosa es que alguien pretenda postularse como sucesora antes de hora. Por cierto, ¿con quién consultó Ximo Puig el fichaje de Carolina Punset como asesora de Presidencia?
URBANO GARCIA

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