Ya tenemos los retratos municipales. Las pocas sorpresas que ha habido han confirmado la regla. Del bipartidismo hemos pasado al bibloquismo. El eje izquierda-derecha no pertenece al pasado. La lucha de clases sigue, aunque todos los partidos huyen de que “los otros” les pongan etiquetas. Durante 40 años la derecha llamó “rojos” a quien le dio la gana. No era inocente. Detrás había, como poco, una demonización que continua. Etiqueta e insulto van de la mano de una derecha que basa su hegemonía en haber ganado una guerra tras dar un fallido golpe de Estado. Algunos pactos han crujido el sistema democrático. La extrema derecha es la clave de bóveda del bloque conservador. Sin ella, el águila tricéfala se derrumba.
RETRATO 1: FRENTE NACIONAL.
¿Dónde estaban los neofranquistas? No muy lejos. La extrema derecha hispana reapareció de forma equina en Andalucía y no ha parado de comerle terreno a las otras dos derechas. Su madriguera era el PP, partido fundado por Fraga para acogerla. Allí, a cobijo de inclemencias, el neofranquismo medró en chiringuitos y mamandurrias, como las de Espe, “descubridora de talentos” que salieron rana.
Rana o sapo, Abascal fue uno de los últimos ‘becarios’ de Espe. El líder neofranquista parasitó el erario público a la vera del PP, hasta que se le acabó el chollo. La foto de Colón no fue anecdótica, como nos vendieron. Tras el 26M, toda la derecha, una y trina, volvió a fotografiarse junta. Se ha repartido el pastel municipal como las ratas se reparten el botín de un granero abandonado. A la luz del día, sin vergüenza. Se ha visto en Madrid, también en Pamplona, Murcia y Alicante. Madrid merece capítulo aparte por su valor simbólico. Madrid me mata, llamó Oscar Mariné a la revista que fue biblia de la movida madrileña. Por ella pasó lo más granado de la posmodernidad. La frase se abrió un hueco en la memoria colectiva.
La suma de perdedores quiere matar Madrid. Revertir “Madrid Central” para que la capital del Reino vuelva a ser capital de atascos y contaminación, tan añorados por el PP. Los neofranquistas quieren cobrarse el precio de su apoyo. Pacto de tres tomados dos a dos. Si A pacta con B, y B pacta con C, está claro que A pacta con C, digan lo que digan Agamenón o su porquero. Un seguidor de Abascal en el consistorio de Orihuela, émulo de Cotino, salió al atril del ayuntamiento oriolano con un enorme crucifijo a “jurar por Dios y por España” su cargo municipal. De paso se ciscó en el Estatuto de Autonomía. No parece muy constitucional. ¿Nostalgia del nacionalcatolicismo? Precisamente, la Universidad de Alicante ha borrado la memoria digital del que fuera secretario del tribunal que condenó a muerte a Miguel Hernández. Así se reescribe la historia. Mientras, Toni Cantó, en un ejercicio de visionario a lo Pio Moa, dice que el Conseller Marzá no hubiera publicado a Hernández por escribir en castellano. ¿De dónde sale este cínico marciano?
RETRATO 2: MARCA CATALANA.
El otro polo de atención mediática postelectoral ha estado en Catalunya. Allí todo se complica con el juicio al Procés, a la espera de sentencia. El jacobino Valls rompió la baraja, dando tres votos de su grupo de concejales, gratis total, para investir a Ada Colau. C’s, partido nacido del odio al catalanismo, rompió con Valls mientras aceptaba el pacto del PP con Vox para asaltar los cielos de Madrid. La lucha por la hegemonía de la derecha, como la del catalanismo siguen al rojo vivo. Se retroalimentan. ¿Prefería Rivera a Ernest Maragall (ERC) como alcalde de Barcelona? Parece que sí. Cuanto peor, mejor, piensan los Rivera boys.
RETRATO 3: A LA VALENCIANA
València, Madrid,… dos ejemplos de cómo la mala gestión de lo público por el PP se convirtió en lucrativo negocio para unos pocos. València consolida el fin del saqueo. Madrid deshace lo andado y apuesta por el guerracivilismo. Dos políticas. Quien diga que no hace ideología, miente como un bellaco.
URBANO GARCIA
urbanogarciaperez@gmail.com
Imagen:
1. JOAN RIBÓ con RICARD PÉREZ CASADO. EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario