www.carteleraturia.com

martes, 23 de febrero de 2021

MUDANZA

Corregir con un golpe simbólico lo que dicta la dura realidad. Eso es lo que ha hecho el PP: responder a su desastre electoral en Catalunya con la venta de su sede en Génova 13, rue Percebe.

Pablo Casado debería seguir el consejo místico de “en tiempo de desolación nunca hacer mudanza”. Pero no. El líder del PP quiere con el cambio de sede exorcizar las cuitas de su partido. Le duele la espinita de nombre Bárcenas clavada en su píe. No hay consuelo para la pérdida de la gracia de dios que sufre. Vive emparedado entre la llamada al banquillo judicial y las mordidas a su base electoral a cargo de la excrecencia neofranquista de su partido.

La sede central del PP se asocia a noches de vino y rosas, pero también al bálsamo de la corrupción, ahora transformado en cilicio. La pérdida de apoyos electorales mengua las arcas de un partido acostumbrado a vivir dopado gracias a financiarse ilegalmente. Ahora, la hipoteca aprieta. Es duro hacer frente a unos gastos millonarios, por encima de sus posibilidades. Esa es la verdadera razón de la mudanza: evitar el desahucio por impago. Sobra sede para un PP menguante. Que se mire en el espejo valenciano. En 2015, tras perder las tres instituciones: Generalitat, Diputación y Ayuntamiento de València, el PP se desprendió rápido de su sede post-neo-clásica de la calle Quart. Emblemático lugar de peregrinación para sacarle los colores por sus múltiples corruptelas. Quitado el símbolo, se acabó la rabia, debe pensar la cúpula del partido fundado por Fraga.       

ANTIDISTURBIOS

                Le viene bien al PP la bronca montada a cuenta del encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Nada mejor que un buen jaleo para reclamar ley y orden. Y tapar con una cortina de humo sus vergüenzas. ¿Cuán gritan esos malditos?, dice don Juan Tenorio. ¿Qué piden? Está claro que no sólo la libertad de Hasél. Eso ha sido el detonante, la gota que ha colmado el vaso. Hace tiempo que los psicólogos apuntan al cansancio, a la fatiga pandémica, el aumento de la crispación. La juventud se está llevando una parte. Pagó cara la crisis de 2011. Y la actual vuelve a golpearla. Su futuro parece incierto y su presente no tiene mejor pinta. Mientras la vacuna llega a toda la población, algo habrá que hacer. Son tantos los frentes abiertos por la Covid-19 que no hay parche para tanta fuga. Aún no se han evaluado los estragos causados en la salud mental por la pandemia. Habrá que esperar a que la vacunación nos permita tomar aire.

                Mientras tanto, bien estaría que las fuerzas de orden público fueran escrupulosas en el cumplimiento de su deber y no echaran más leña al fuego. A nadie se le escapa la desproporción de algunas cargas policiales. El golpe por la espalda a Carles Esteve, diputado autonómico de Compromís, lleva la marca del odio y la inquina. El neofranquismo tiene una cierta querencia por los cuarteles. Para eso tiene su sindicato, para pedir dimisiones de políticos electos, sin asumir ninguna responsabilidad propia. Hace 40 años, en víspera del 23-F, se oía ruido de sables en los cuarteles de la milicia. Hoy son ruidos de porras en los de la policía. Tal vez ha llegado la hora de que entre en ellos la cultura democrática.

INMATRICULACIONES

                Con la porra dando y a dios rogando. También parece llegada la hora de que la cúpula de la Iglesia católica dé cuenta de sus bienes. Por fin hemos conocido la lista de propiedades puestas a nombre de la jerarquía eclesiástica entre 1998 y 2015: casi 35.000 inmuebles gracias a la reforma que Aznar hizo de la ley Hipotecaria franquista. El PP mejoró lo legislado por la dictadura. Hizo lo contrario de una desamortización, como corresponde a su ideología fuertemente reaccionaria. ¿Qué pasó con el espíritu liberal? En el País Valenciano, la cúpula eclesial puso a su nombre en estos años casi un millar de bienes. De ellos, 726 son templos y edificios anexos y 186 corresponden a otros edificios, pisos, solares, garajes…

Sobra decir que por ninguno de estos bienes paga la Iglesia impuestos, aunque obtenga suculentos beneficios de su explotación. No se trata de desenterrar viejas fobias anticlericales. Pero bien estaría que atendiéramos a la máxima de dar al César, lo que es del César. Ya está bien de estirar la cuerda de un nacional catolicismo nunca derogado. ¿O así entienden eso de que “dios está en todas partes”?    

NOTA: Andrés Goerlich, sobrino nieto del arquitecto que rediseñó la plaza en los años 30, ha pedido un concurso internacional para decidir el diseño de la plaza del Ayuntamiento. No estaría mal tomar nota.   

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Sede del PP en la calle Génova, 13, de Madrid. 20 Minutos.

lunes, 15 de febrero de 2021

FRACTURAS Y ENCAJES

 

Sin duda hubo efecto Illa. Sin embargo, y a pesar de los buenos resultados cosechados por el PSC, Catalunya volvió a demostrar que tiene un ecosistema político propio bastante consolidado. Hubo transferencia de voto dentro de cada uno de los grandes bloques en que, desde hace tiempo, se divide la política catalana: soberanistas (léase “independentistas”) y constitucionalistas (léase “estatalistas”). Sobre esa ecuación influyó la situación de pandemia. Como se ha visto en otras citas con las urnas, habidas en estos “tiempos de cólera”, la participación se resintió ante las medidas de emergencia y el temor al contagio. Y cuando la abstención aprieta, los más movilizados son los que se llevan el gato al agua.

No podemos dejar al margen el sistema electoral catalán, una copia casi exacta del español, y que CiU nunca tuvo interés en cambiar, a pesar de sus muchos años de gobierno. Un sistema que prima el voto rural frente al urbano; las zonas más despobladas, frente a las de mayor densidad…

Dentro del bloque soberanista se produjo el sorpaso largamente anunciado: Esquerra Republicana recuperó la hegemonía que tuvo en los años 30, frente a una derecha soberanista, mutante, errante y descabezada. Ahora le tocará a ERC gestionar la transición de la utopía al posibilismo sin perecer en el intento. No lo tendrá fácil. Doy por descontado que gobernará este bloque. Las cifras lo permiten. Tal vez Esquerra busque en Els Comuns el aliado necesario para tender puentes con la Moncloa. El pacto de sangre soberanista dificultará cualquier otra aproximación. Sobre la mesa estará la amnistía para los “presos políticos” o los “políticos presos”, como gustéis, y la autodeterminación en forma de consulta popular. El caso es superar la actual fractura que sólo conduce a la parálisis y al auge de la antipolítica. 

INSIGNIFICANCIA

                Claro que para parálisis la demostrada por C’s, incapaz de sacar provecho de ser la fuerza más votada en las anteriores elecciones catalanas. Insignificancia que ha pagado en las urnas. ¿Ha llegado su momento crepuscular? No es descartable. En Catalunya nació y en Catalunya se extingue. Lo curioso es que el PP ha sido incapaz de fagocitar ese voto en tocata y fuga. Y es que no por conocido resulta menos temible: cuando la derecha hace políticas extremas, le hace el caldo gordo a la extrema derecha. Ese ha sido el otro sorpaso, PP y C’s arrasados por la derecha más extrema, por el neofascismo neofranquista o neofranquismo neofascista, tanto monta, monta tanto.  

Una de las fases judiciales del extenso caso Bárcenas coincidió con el final de la campaña catalana. A esa circunstancia se acoge el PP para eludir su responsabilidad en Catalunya. ¿Hasta cuándo buscará excusas? El PP va camino de la inoperancia acosado por su pasado y espoleado por su extremo más extremo. La llamada derecha españolista muda de nicho en Catalunya y anida en lo más extremo del arco parlamentario, tal vez buscando hacer más ruido, ya que no puede ser más inútil. 

BAJA CALIDAD

                Entre fracturas y la búsqueda de encaje se mueve la compleja política catalana. Como ocurrió en la Transición, Catalunya -más que el País Vasco, a pesar de ETA- marca la pauta del encaje territorial. La deriva del soberanismo burgués acuciado por la corrupción, que diría Vázquez Montalbán, nos llevó a un atzucac, a un cul de sac, a un callejón sin salida. Es urgente y necesario romper ese nudo gordiano. ¿Lo conseguirá ERC? ¿O será el PSC el que lo rompa?

Mientras tanto, y en medio de la pandemia, se resiente la calidad de nuestra frágil democracia. Víspera de la cita de Catalunya con las urnas, el rapero Pablo Hasél debía entrar en la cárcel por la letra de sus canciones, mientras que Rato salía de ella en libertad condicional por “buen comportamiento”. Luis Ángel Garrido, juez del TSJ del País Vasco y tertuliano habitual en la COPE de Bilbao, anuló la orden del gobierno vasco cerrando la hostelería. Un juez cuestionando los criterios sanitarios. El derecho al ocio frente a la salud. Y algunos jueces haciendo sentencia y bandera de su negacionismo.

La calidad democrática ha sido uno de los últimos debates en las redes sociales. Yo me pregunto, ¿es que los jueces no tienen ideología?, ¿no tienen sesgo algunas de sus sentencias? La profesionalidad de un juez está en aplicar las leyes que aprueba el poder legislativo. Y la llamada ley mordaza sigue vigente. Eso permite que un rapero vaya al trullo y un chorizo a la calle. ¿Qué esperan para derogarla? 

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Elecciones en Catalunya el 14 de febrero de 2021. www.eitb.eus


lunes, 8 de febrero de 2021

NI UN GRAMO DE PARACETAMOL

 

Europa no produce ni un gramo de este socorrido medicamento. Lo dijo Borrell que en esto no andaba desorientado. Cuando hace un año saltaron las alarmas por la virulencia de un nuevo coronavirus, y los países de la Unión echaron mano de sus reservas de mascarillas y respiradores, nos dimos cuenta de hasta qué punto el viejo continente había deslocalizado algunas de sus industrias básicas. Macron lamentó públicamente el cierre de algunas empresas por ser consideradas poco rentables. Apenas intuíamos la terrible guadaña de la pandemia, y algunos líderes europeos ya cuestionaban las políticas neoliberales y la búsqueda del máximo beneficio. “Nuestra prioridad es producir más en Francia y en Europa. Esta crisis nos enseña que se impone una mayor soberanía europea sobre ciertos bienes, productos y materiales”, insistía Macron. Esa misma semana de marzo de 2020, Francia compró a China mil millones de mascarillas. ¿Qué ha cambiado desde entonces?, poco, muy poco. Es verdad que aún estamos acogotados por la Covid-19, que su vacunación acaba de empezar, que las inversiones necesitan tiempo para materializarse. La profunda crisis de la Unión Europea ha vuelto a visualizarse con la fabricación de las vacunas.

                ¿Recuerdan cuando la globalización iba a conectarnos a todos y hacer del planeta una sola aldea?, se preguntaba el otro día Manuel Castells. Ante la amenaza global de la pandemia, la respuesta ha sido el repliegue local, se contestaba el ministro. Al menos, esa es la percepción. No hay más que ver cómo el gobierno británico está gestionando la producción de vacunas Oxford/AstraZeneca, para corroborarlo.

La excepción sería la Unión Europea que, al contrario que hizo en la crisis de 2008, ante la crisis actual ha optado, en la medida de sus posibilidades, por dar soluciones globales y enterrar la austeridad.

EL PASADO…

Siempre vuelve. Cuando la crisis financiera, la UE optó por soluciones neoliberales, apretando el cinturón a los miembros más débiles, a los países meridionales del continente. Nosotros fuimos de los peor tratados. La lección fue dura: desafección de la UE, aumento del populismo de derechas y descrédito de la política. Una década después, con el Brexit en marcha, nada es igual. Ni en Bruselas ni en Madrid.   

Han transcurrido ocho años desde que el entonces juez Baltasar Garzón destapó toda una trama delictiva ocupando la estructura financiera del PP. “Es una conspiración contra el PP”, dijo entonces Rajoy y repite hoy el dúo Casado&Ayuso. La primera víctima fue Garzón, apartado de su carrera judicial por una derecha iracunda contra quienes destapan sus vergüenzas. “Contabilidad extracontable”, calificó Bárcenas la ingeniería financiera con la que el PP se dopaba. En el juicio, iniciado el lunes 8, se juzga, entre otras cuestiones, si el PP pagó con fondos de su caja B, los 1,5 millones que costó la reforma de su sede en la calle Génova de Madrid. Esta corrupción tiene antecedentes. Hay que remontarse a finales de los ochenta. AP se había refundado en el PP, capitaneado por Fraga y con Aznar de timonel, y la derecha neofranquista heredó una estructura para financiarse de forma fraudulenta. Eso fue el caso Naseiro, destapado en València a raíz de los trapicheos descubiertos al concejal Salvador Palop. Aquel sucio asunto se saldó archivando las diligencias por defectos de forma. Hubo crimen, pero ni castigo ni aprendizaje. De aquella siembra germinaron malas hierbas como la Gürtel, o el caso Bárcenas, de tradición le viene al tesorero. 

EL FUTURO

                El Brexit, el juicio del caso Bárcenas, y las elecciones catalanas son algunos de los acontecimientos que se han cruzado en nuestro camino, mientras nos deslizamos por la montaña rusa mortal de la pandemia. Todo está interrelacionado y todo se ve afectado por la múltiple crisis sanitaria. Escribo estas líneas cuando desconozco cómo terminará el juicio a la financiación ilegal del PP, ni los resultados electorales en Catalunya. Son pasado y presente. También repercutirán en nuestro futuro más inmediato. Por lo que sabemos hasta ahora de la trama corrupta que ha anidado en el PP -hablar en presente siempre tiene sus riesgos-, lo lógico es que cualquier solución pase por la refundación del partido hegemónico en la derecha. No será fácil. Del resultado catalán depende la articulación territorial del Estado. Nada nuevo. Ambos temas hunden sus raíces en las imperfecciones de la Transición. En cómo se reorganizó una derecha acostumbrada a vivir bajo el mismo palio que Franco. Y cómo reorganizó el franquismo a la fuerza un Estado hiper centralizado. ¡Ah! Y seguimos sin fabricar ni un gramo de paracetamol.

NOTA: ¡También tú, Arturo! El secretario de CCOO del PV se ha visto obligado a dimitir tras vacunarse sin corresponderle. El reglamento de las vacunaciones es muy claro, no hay excusas que valgan.     

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Rajoy con toda la dirección del PP. Febrero 2009. CRISTOBAL MANUEL


lunes, 1 de febrero de 2021

ANTES DE QUE PASE LO QUE NOS ESTÁ PASANDO

 

La pandemia no ha terminado, aunque algunos se empeñen en ignorarlo. No sólo no ha pasado, sino que parece no tener fin. Es lo que pasa cuando se vive a rebufo de los datos. Las cifras de ingresos hospitalarios, de ocupación de UCI, de muertes, vienen determinadas por contagios anteriores. Entonces, antes de que se produjeran esos contagios, era cuando había que haber aplicado las medidas más estrictas. Pero somos seres incrédulos, orgullosos de nuestra ignorancia, nos comportamos como músicos de la orquesta del Titanic, capaces de seguir tocando mientras el barco se hunde. Nos cuesta prever lo malo, a pesar de haber sobrados indicios de que el mañana no tiene porque ser mejor que el presente. O peor, ser tan insensatos de gozar el hoy como si no hubiera un mañana.

Pasar, pasará. Pero antes de que el SARS-Cov-2 pase, se llevará por delante unos miles o millones de personas. Cuando pase, que pasará, será debido al ingente esfuerzo realizado por la comunidad científica internacional para vencer al “bicho”. Nunca la humanidad había sumado tantos esfuerzos para erradicar una amenaza a su supervivencia. Nunca la humanidad había actuado con tanta celeridad y eficacia. Pero la tarea aún no ha terminado. Los investigadores han cumplido, a pesar de los brutales recortes a los que han sido sometidos desde hace años. Basta con ver lo que se ha hecho aquí en la última década: convertir la ciencia en un páramo. 

OSCURANTISMO

                Y llegó la hora de fabricar y comercializar las vacunas, y asomaron los consorcios farmacéuticos, dispuestos a llevarse la mejor parte del pastel. El farmacéutico es uno de los principales lobbies de Bruselas (más de 15.000 actúan en la capital de la UE). Hasta entonces se habían movido en la sombra, como el Dr. Mabuse. Mientras el terreno de juego fue la investigación, las inversiones públicas fueron transparentes y no escatimaron esfuerzos. Había que ganar la partida al virus. Fue llegar el tema al ámbito comercial y todo son problemas: falta de abastecimiento, insuficiencia industrial, puja por el mejor postor, y opacidad. Por no hablar de cómo las farmacéuticas ocultan los laboratorios creadores del antídoto. Así, la vacuna Oxford fue rebautizada como AstraZeneca. En un mercado globalizado, la unión hace la fuerza. Y la Unión Europea firmó acuerdos con diferentes empresas, para diversificar riesgos. Porque haberlos, haylos. Riesgos, claro. Para muestra, los incumplimientos de AstraZeneca. La opacidad no es nueva. Por ejemplo, así actúa la UE con los tratados internacionales de comercio. Ocultándolos a la opinión pública.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, lo ha dicho claro: son intolerables las excusas de AstraZeneca. El capitalismo muestra su peor cara en medio de la pandemia. Ni solidaridad ni empatía. Es la lógica del mercado: la del mejor postor. Ahí está Israel, un pequeño país ultramilitarizado, con gran apoyo financiero y que está pagando por las vacunas más del doble que la UE. Cuando la UE publicó el convenio con AstraZeneca, lo hizo tachando aspectos tan importantes como los plazos de entrega y el precio de las vacunas. A pesar del oscurantismo, sabemos que la farmacéutica se comprometió con la UE a entregar 300 millones de dosis a cambio de 830 millones de €. Barata no es. Por si faltaba poco, el Brexit se cruzó en el camino con su insolidario: “¡los británicos, primero!” 

OLVIDADOS

                En medio del tira y afloja por ver qué país “rico” logra vacunar antes a su población, sólo la OMS parece preocuparse por los países “pobres”. Como si el virus entendiera de fronteras. La múltiple crisis desencadenada con la pandemia afecta a todos los países, pero no a todos por igual. A mayor movilidad, más transmisión del SARS-CoV-2. La única forma de frenar los contagios es aplicar a rajatabla las medidas sanitarias: distancia física, uso de mascarillas, desinfección, … El problema es que aplicamos las medidas a posteriori, cuando la cifra de defunciones ya está desbocada. Cuando ya no tiene remedio. Contagios, ingresos en UCI, y defunciones son el resultado de salvar la economía por encima de todo y la juerga a costa de la vida. Para reflexionar.   

NOTA: El lunes 1 se conectó el ramal del AVE Orihuela-Elx al eje radial Alicante-Madrid. “Articulará mejor el territorio”, dijo Ávalos. ¿A qué territorio se refería el ministro? Las comarcas del sur del País estarán mejor conectadas, ¡sí!, pero el sentido de la conexión es acercarse a Madrid. Modelo PP y del siglo XIX.

URBANO GARCIA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Laboratorio que investiga la vacuna contra el SARS-Cov-2. Dean Calma. OMS.