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jueves, 27 de enero de 2022

LAS CUESTAS DE ENERO

 

Se dice que las peores son las de febrero, por la resaca que dejan las rebajas. No estoy seguro. Al menos en el recién estrenado 2022. No hay más que asomarse al balcón del ruedo ibérico para darse cuenta de cómo está el patio, con unas fuerzas de la reacción encabritadas por no ser ellas las que mangoneen a su antojo los fondos europeos Next Generation. Ha sido anunciar el gobierno de coalición la distribución de una parte mínima de esos fondos entre algunas autonomías para que las derechas capitaneadas por la reina del chotis se lanzaran al degüello. No importa si cuatro de las comunidades más beneficiadas están administradas por el PP; por cierto, una de ellas es Madrid. No importa si el dinero a distribuir es una minúscula parte del total. Nada importa cuando de lo que se trata es de desgastar, marcar la diferencia, señalar con el dedo, sembrar la duda. Así es que, aprovechando que todas las instituciones europeas están en manos de la derecha, la cúpula del PP se fue a Bruselas a chivarse de lo que hacían los sociatas con el dinero europeo. Cómo si la UE no hubiera dado su visto bueno a las cuentas. Hay que ser mezquino para ciscarse en el país intentando boicotear que lleguen los fondos europeos.

Claro que el PP está de campaña electoral. A Díaz Ayuso le salió bien su maniobra de adelantar las elecciones en Madrid, se quitó de encima a C’s y dejó sin espacio a los neofranquistas asumiendo su discurso. Dicen que Castilla-León no es lo mismo. Veremos. En previsión de que no haya un Madrid bis, Casado anda subiéndose a todo cerdo, cochino o marrano que pasa por su vera, como se vio en la protesta montada por las grandes empresas ganaderas. Peridis lo ha fichado para sus viñetas. Casado hace guiños a la extrema derecha, para evitar la infidelidad de sus votantes. ¡Todo por la Patria! Casado y el PP saben que, si se desinfla C’s, sólo les queda la muleta del neofascismo. En Burgos o en Alicante, sin ir más lejos. 

CUIDADOS

                Aquí andamos liados con las residencias. En las de mayores, como en todo, algunos problemas se resolverían con más dinero. Muchas de ellas -hablo de las valencianas- son públicas de gestión privada. No sé si es el mejor sistema. Sigue siendo mayoritario. Revertir su privatización parece más difícil que en los hospitales. ¿O no? Hace unos días, el trágico accidente en una de Moncada dejó al descubierto sus carencias. Parece que la Conselleria está trabajado en un plan de choque para estos centros en los que se cebó la primera ola de la COVID-19. La atención a las personas mayores y dependientes es uno de los pilares del Estado del Bienestar, bien estaría dedicarle más financiación y recursos.

Y luego están las otras residencias, las de menores tutelados. Ambas dependen de la misma Consellera, de Mónica Oltra. Un completo informe entregado por la Conselleria al Síndic de Greuges destapó la vulnerabilidad de las y los jóvenes que llegan a estas residencias: de los 175 abusos sexuales detectados, 131 se produjeron antes de entrar en la residencia, y en ninguno de ellos estaba implicado personal del centro. Sin embargo, las derechas y algunos medios de comunicación aprovecharon que el Pisuerga pasa por Valladolid para poner la lupa sobre la vicepresidenta del gobierno y su situación personal, en lugar de fijarse en cómo llegan estas personas a las residencias. ¡Hay que ser carroñeros!

La mayoría, por no decir todas las personas que están en centros tutelados provienen de entornos familiares desestructurados y al borde de la marginalidad. Son personas cuya vulnerabilidad se incrementa exponencialmente cuando llegan a determinada edad. No hay más que ver la red de prostitución que anidaba en algunas residencias de Madrid, para entender la dimensión del problema.

ESCALADAS

                Si no teníamos poco con nuestro patio, llegó la escalada de la tensión al otro lado del Mediterráneo. Por si alguien aún no ha caído, parte del incremento del precio de la energía se debe a la subida del precio del gas. Nosotros tenemos garantizado el suministro desde Argelia, pero esa vía quedó reducida tras el cierre del oleoducto que pasa por Marruecos. Alemania depende del gas ruso como principal fuente de energía. Europa se la juega en su frontera oriental. No le queda otra que apostar por la diplomacia y no estaría mal que en vez de apelar a la OTAN se pusiera en manos de la ONU. Si quieres la paz, no prepares la guerra. ¿Y EEUU? Pues no es descabellado pensar que ande buscando alguna forma de colocar su superproducción de armamento. La retirada de Afganistán, dejando en manos de talibanes armas y material bélico para montar la guerra de Troya, fue una muestra de lo sobrado que está. ¿Y Gran Bretaña? Sabemos que, tras el Brexit, Europa le molesta. Ucrania puede ser nuestra peor cuesta de enero.  

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Residencia de ancianos. Alex García.


miércoles, 19 de enero de 2022

SALUD, TAMBIÉN MENTAL

 

Toda crisis deja secuelas. Tal vez, las peores son las que menos vemos. Hablo de la salud mental. Cuando todo pase, que algún día pasará. O sea, cuando las noticias de la evolución de la pandemia de la COVID-19 dejen de abrir los informativos, entonces llegará el momento de hacer balance. Pero ese tiempo aún no ha llegado. En el cómputo habrá que poner, necesariamente, las secuelas que la pandemia está dejando sobre la salud mental de las personas. Ansiedades, angustias, insomnios, depresiones, … y suicidios, expresión máxima del estado del malestar. Estamos sometidos a una especie de síndrome postraumático, tras haber visto nuestras vidas alteradas por el impacto de la pandemia. No pienso sólo en quienes han sido golpeados directamente por el virus, para los que la vida, posiblemente, no volverá a ser igual. Ni en quienes arrastran una COVID persistente. Ni en el personal sanitario -primer frente de lucha contra el virus- que después de un bienio negro sigue haciendo frente a la pandemia, en mejores condiciones que al principio, pero lejos de la deseable normalidad… Pienso en todos, incluso en quienes como avestruces australianas -la isla está de moda- esconden la cabeza en el agujero del negacionismo.

Por cierto, su nuevo apóstol, Novak Djokovic (No-vac Yo-Covid, en libre transcripción fonética), se retiró en silencio del máster australiano, con la raqueta entre las piernas y alicaído tras retar a quienes cumplen las normas sanitarias, las únicas útiles para combatir la pandemia. La justicia australiana optó por la salud frente a los privilegios. Y Francia no permitirá la participación del serbio en el Roland Garros si no se vacuna. Ser libre para no vacunarse tiene sus costes. No hay libertad cuando se pone en riesgo la salud y la sanidad de los demás. El dinero no inmuniza. A la insumisa de los Madriles y a su alcalde les faltó tiempo para invitar a Novak a tomar unos callos en la Puerta del Sol. ¡Viva el virus!

El SARS-CoV-2 sigue causando estragos -muchos menos entre personas vacunadas, hay que decirlo alto y claro-, y estamos lejos de conseguir la ansiada inmunidad de rebaño. Tal vez nunca la alcancemos. Al menos, mientras haya países con tasas de vacunación ridículas. Esas grandes bolsas de seres humanos sin vacunar son reservorios en los que el virus se hace resistente, muta y busca estrategias de supervivencia buenas para él, pero fatales para nosotros. Y ese reparto justo de las vacunas estamos lejos de alcanzarlo. Lo denuncia casi a diario la Organización Mundial de la Salud, pero como si nada. El egoísmo prevalece hasta en tiempos de pandemia. ¿O es el negocio?  

LA BRECHA

                Dice el último informe de Oxfam –“Las desigualdades matan”, es su título- que los 23 milmillonarios que hay en España, ¡sí, 23 milmillonarios!, hoy son más ricos que ayer pero menos que mañana. La pandemia ha multiplicado su patrimonio. Por contra, en nuestro país, más de un millón de personas se han incorporado a quienes malviven al borde de la pobreza. En tiempos de crisis la desigualdad se dispara. La causada por la pandemia no ha sido una excepción. La llamada revolución neoliberal de Thatcher y Reagan consolidó una serie de valores individualistas y ultraconservadores que desmontaban la sociedad del bienestar. A partir de ahí, la desigualdad volvió a crecer exponencialmente. Y sigue haciéndolo. Lo dijo en Madrid el economista Thomas Piketty que acaba de publicar Una breve historia de la igualdad, “no es imposible para los Estados encontrar políticas que reviertan las condiciones que se han dado en el mundo occidental desde los años ochenta”, dijo. En ese terreno deberían jugar las izquierdas y quienes apuestan por la igualdad. Pobreza y mala salud suelen ir unidas.

Por eso es tan importante financiar de forma adecuada los servicios públicos, especialmente sanidad y educación. Ese debería ser el objetivo prioritario de quienes buscan una sociedad más justa. Ese debería ser el camino para frenar el escandaloso crecimiento de la desigualdad. “Las grandes crisis son oportunidades excelentes para alterar las estructuras básicas del poder económico”, afirmó Piketty, consciente de que tras esa afirmación suelen ir las revoluciones. El economista lo dijo delante de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, quien seguramente tomó nota para el programa de su posible convergencia electoral.

Bien estaría que ahora, cuando la Unión Europea tiene claro que reforzar la salud y la educación es la mejor forma de afrontar próximas pandemias, se invierta en ambos servicios. Los fondos Next Generation deberían servir para aumentar la financiación de ambas, ampliando personal y medios. Habrá que estar atentos, para que no ocurra lo que pasó en otros tiempos, en los que las ayudas del Estado sirvieron para hacer rotondas inútiles. Por cierto, también la salud mental necesita más inversiones.

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Enfermo de COVID en la UCI del Hospital de Torrevieja. EFE.


jueves, 13 de enero de 2022

LOS PURINES DEL PP

 

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, hizo unas declaraciones, publicadas el 26 de diciembre en The Guardian, en defensa de la ganadería sostenible, tradicional, familiar, de pequeñas y medianas granjas, extensiva, frente a las macrogranjas, de producción intensiva. Una semana después, las derechas -y algún socialista de pacotilla- se lanzaron al degüello acusando al miembro del gobierno de coalición y líder de Izquierda Unida de traidor a la patria. ¡Ay, señor! Líbranos de los defensores de la patria. De quienes dicen defenderla y acusan de antipatriotas a los que no opinan como ellos.

Pues sí, resulta que tiene razón el ministro, las macrogranjas son bombas nucleares biológicas, arrasan las tierras en las que se instalan, acaban con los recursos naturales, contaminan mucho, producen más cantidad de menor calidad y venden más barato, arruinan la ganadería tradicional. Todo eso son las macrogranjas. ¿Es el modelo que defiende el PP? Si es así, dígalo claro señor Casado, señor Mazón, señora Catalá. Díganselo a esos ganaderos que protestan contra la instalación de macrogranjas en su pueblo, en su autonomía, porque acaban con las granjas familiares. Digan que están contra la Agenda 2030.

Las macrogranjas son grandes empresas de producción de carne animal de forma industrializada, automatizada, con muchos animales y poca mano de obra. Cotizan en Bolsa y en sus Consejos de administración se sientan desde fondos capital riesgo a entidades financieras. Es la ganadería del nuevo capitalismo financiero, cuyos productos inundan el mercado low cost y los frigoríficos de las economías menos pudientes que compran chopped en lugar de chuletón de Ávila, por ejemplo. 

EL MARCO

                También en el consumo cárnico hay diferencias sociales. Ocultar esa realidad es el gran éxito de la batalla cultural emprendida por las derechas. Tiene mérito hacer creer a quienes comen chopped que comen solomillo de cerdo de pata negra criado con bellota de la dehesa extremeña. Hay que tener cara dura para vender esa moto gripada. No hay nada como unas elecciones en el horizonte para sacar la máquina de fake news a ver si alguna cuela. ¡Y vamos si han colado! Las elecciones en Castilla-León bien valen una misa en la catedral de Burgos, piensan los hacedores de encuestas. Al PP no le salen los números, pero da igual. Lo importante es cambiar de socio a mitad de la carrera -neofranquistas por postliberales-, y abrir un ciclo electoral que barruntan favorable. Ya veremos en qué queda tanto purín en medio de la pandemia. Por lo pronto, el supuesto ataque a nuestra ganadería ha movilizado a algunos ganaderos que como actores de una charlotada se creen maestros de lidia por actuar en una plaza de toros.

                Desde que el lingüista Lakoff puso de moda eso de los marcos, es lo primero que buscamos. ¿En qué marco colocamos los ataques a Garzón? Yo los situaría en el mismo saco que “el virus SARS-Cov-2 no existe”, “la vacuna no sirve para nada” o “nadie ha llegado a la Luna”. Allí colocaría las palabras que dicen que dijo el ministro y que nunca salieron de su boca. Claro que nos hacen dudar cuando todos dicen que dijo lo que nunca fue dicho. En eso andan algunos medios de comunicación, haciendo de altavoz de falacias y mentiras, en lugar de contribuir a la inteligencia del lector, desmontándolas. Así nos va.   

El periodista Antonio Maestre ha indagado para saber quién está detrás de las macrogranjas. Por lo pronto ha descubierto a una de las grandes fortunas de España, al heredero de Fuertes Fernández, fundador de embutidos El Pozo, que es titular de CEFUSA, empresa que cría 651 mil cochinos en algunas de las macrogranjas que hay en nuestro país. Por el olor de los purines se llega al cerdo.  

Cuatro autonomías prohíben o limitan la construcción de granjas de cría intensiva de ganado: Castilla-La Mancha, Aragón, Cataluña y Navarra. Por contra, Castilla-León ha aligerado la normativa para estas instalaciones. Tal vez sea la propuesta del PP a la Castilla vaciada: llenarla de macrogranjas. La Unión Europea está en contra de estas explotaciones ganaderas, y ha multado a España por no limitar la contaminación de los acuíferos que estas granjas producen. Y no olvidemos la agenda verde europea. 

EL RELATO

                Tan importante como el marco es construir un relato que parezca creíble, aunque no lo sea. No importa si hay que recortar la verdad para encajarla en una caja de cerillas. Eso hace el PP, llevar hasta el límite de su fantasía los casos de menores que han sufrido algún tipo de abuso -sexual, generalmente- en centros de acogida de autonomías no gobernadas por la derecha, mientras pone sordina a la red de prostitución de menores descubierta en los centros de acogida de Madrid. Huelen mejor los purines.

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Macrogranja porcina.

martes, 4 de enero de 2022

2021+1

 

Todos los años tienen sus aniversarios. En el recién acabado 2021 se cumplió un siglo del nacimiento de Luis García-Berlanga. Una parte de las celebraciones berlanguianas se aplazaron por la mutante pandemia que nos acogota. No hay mal que por bien no venga. Así que València cerrará el año Berlanga acogiendo en febrero de 2022 parte de la gala de la 36 edición de los Premios Goya. Desde la Academia del Cine garantizan que habrá sorpresas. Estaremos atentos a las pantallas. Como aperitivo, Miguel Ángel Villena nos sirvió una muy completa biografía del cineasta, para ir abriendo boca.

Con la que está cayendo, echamos de menos el humor del tándem Berlanga-Azcona. Sobran argumentos para hacer una nueva escopeta nacional. No hay más que imaginar la Nochevieja del emérito en compañía de un traficante de armas, y unos camellos ambientando la escena. Su hijo, y la Casa de su hijo que es su propia casa, no saben dónde ubicar el incómodo jarrón chino en que se ha convertido el patriarca de la dinastía. Cuantos más capítulos judiciales se cierran, más se extiende la sospecha sobre el comportamiento del Borbón instaurado por Franco. ¡Desagradecidos! Hay que serlo para no reconocer los méritos del emérito en el tránsito de la dictadura a la democracia. Ha llovido tanto y la memoria es tan frágil, que los recuerdos se han perdido como lágrimas en la lluvia, que diría un aprendiz de ciborg.   

NUCLEARS, FORA!

                Casi nos atragantamos con las uvas de Nochevieja. Mientras gozábamos de un fin de año de invierno primaveral, y nos daba la risa nerviosa al ver cómo los terrícolas asistían, entre incrédulos y negacionistas, a la extinción del planeta -geniales Meryl Streep y Leonardo DiCaprio en No mires arriba-, la Unión Europea propone etiquetar como energía verde la nuclear y el gas, como si la primera no dejase residuos nucleares activos durante miles de años y la segunda no fuese un combustible fósil. Francia pro nuclear y Alemania gasista marcan la agenda europea. Y ¿España? Aquí la ministra propuso para ambas energías la etiqueta verde-sepia. El etiquetaje repercute en las ayudas europeas. Y de ese manantial también quieren beber las grandes empresas eléctricas. No están siendo fáciles los primeros pasos de la transición energética, lo estamos viendo. Como toda transición está llena de vaivenes y claroscuros. 

ANIVERSARIOS         

Este año, Joan Fuster cumpliría cien. Hace un siglo del nacimiento del intelectual de Sueca. Sesenta años desde que publicó Nosaltres, els valencians. Cuarenta del Estatut d’Autonomia. ¡Cómo pasa el tiempo! Antoni Furió ha seleccionado la correspondencia de Fuster y ahora el Levante publica las cartas por entregas dominicales. Seguro que desmontarán algún mito sobre uno de los intelectuales más activos del nuevo valencianismo político. Fuster fue ensalzado y vilipendiado, idealizado y demonizado, sacralizado y excomulgado … y, seguramente, ambos extremos fueron erróneos.

Fuster nunca militó en ningún partido, aunque muchos partidos lo consideraron su brújula. Siempre se dijo que lo peor de Fuster fueron sus seguidores. Amplificaron aciertos y errores hasta hacer irreconocibles muchos de sus pensamientos. Nadie como él concitó tanta inquina de los sectores más reaccionarios de la sociedad valenciana. Entonces el odio estaba en el puesto de mando. El franquismo usó la burla y la mofa para atacar a los intelectuales. Fuster tuvo el dudoso privilegio de ver su figura de cartón piedra arder en la plaza pública, a modo de auto inquisitorial. Acababa de publicar el Nosaltres, pero el libro que más escandalizó a la caverna fue El País Valenciano, escrito en castellano, y donde desmontaba la imagen de arcadia feliz -tierra de las flores, de la luz y del color- con que la dictadura maquilló la realidad valenciana. Parte del mundo fallero, instigado por el Ayuntamiento del falangista Rincón de Arellano, ideó la hoguera ceremonial. ¡Viva la muerte!

En 1982, las Cortes -Congreso y Senado- dieron carpetazo al accidentado proceso constituyente autonómico valenciano. ¡Ja tenim Estatut! El acuerdo estatutario se cerró en los despachos, en donde se estuvo negociando tras el refrendo de la Constitución. Sin debate público, sin consulta a la ciudadanía, con el ruido y la violencia de la extrema derecha marcando la agenda. Con un Emilio Attard actuando de manifasser y bombero, apagando los fuegos blaveros que él ayudó a encender e inventándose nombres para llamar al País. A partir de cierto momento, todo el proceso en pro de l’Estatut se convirtió en un despropósito, en la lucha por la supervivencia de una UCD en extinción. ¡Felices aniversarios!  

URBANO GARCÍA

urbanogarciaperez@gmail.com

Imagen: Joan Fuster y Vicent Andrés Estellés en la Societat Borrianenca de Cultura. SBC.