Lunes 21 de febrero. El mismo día
que Putin reconoció la independencia de los territorios de Donetsk y Lugansk, en
la región de Donbass, al este de Ucrania, el sanedrín del PP estuvo encerrado a
cal y canto durante más de 10 horas, buscando una salida al lio en el que él
solo se ha metido. Bueno, no le han faltado ayudas. En apenas unos días el ambiente
pasó de “pre” a bélico. Hasta las guerras relámpago se preparan. Y estas -la del
PP y la de Ucrania- llevan tiempo larvándose en los medios de comunicación.
Empecemos por la más
próxima. Para saber dónde está la madeja, estiremos del hilo. La diferencia
entre Casado y Ayuso, es que el primero tiene (o tenía) el poder del partido (pocos
recursos, menos dinero), mientras que la segunda maneja (por lo visto, a su
antojo) el abultado presupuesto de Madrid. No hay color. Tanto tienes, tanto
vales. Uno vende ideología, la otra compra voluntades.
Para ganar la guerra, lo
primero que hay que ganar es la opinión pública. Y esa la gana Ayuso por
goleada. No hay más que ver cómo hablan los mass media de ella. Y ver cuánta publicidad
institucional recibieron en 2021. En un año, la inversión de Madrid por este
concepto subió de 4,9 a 14,5 millones de €. El diario El Mundo, encabeza
la lista de beneficiarios. Le siguen El País, ABC, La Razón,
El Confidencial, OK-Diario, El Español, … ¡Será por
dinero! Pero es que además hay otras canonjías repartidas a discreción. Al
Grupo Planeta (por ahí anda La Sexta) Ayuso le concedió una Universidad
privada que imparte cursos de postgrado en alta dirección de empresas, a un
precio estratosférico.
Y Madrid también tiene su
TV autonómica. ¡No faltaría más! Desde 2015, TeleMadrid es TeleAyuso, cuyo administrador
único es el gobierno de la Comunidad, con Ayuso de presidenta. El sueño húmedo
de Camps y Zaplana. Hubo un tiempo en que el PP de aquí quiso hacer lo mismo en
Canal 9 y en el circuito territorial de TVE. No está claro que no lo consiguieran.
¿Qué papel deben cumplir los medios de comunicación públicos? Los paga la
ciudadanía y a la ciudadanía deberían servir, dando información de calidad,
contrastada y veraz. ¿Lo hacen? TeleAyuso convocó, como quien no quiere la
cosa, la concentración ante la sede del PP, en la calle Génova de Madrid. Nada
es gratis, nada es espontáneo.
¿Y la corrupción? ¿Nadie se acuerda de ella? La propia Ayuso reconoció que su hermano había cobrado una suculenta comisión por comprar mascarillas para la sanidad madrileña, en China, en abril de 2020, al inicio de lo más duro de la pandemia. Reviso y comparo antiguas corruptelas que hubo por estas tierras. Y a veces pienso que la corrupción forma parte del ADN del PP. Eso explicaría que muchos de sus votantes en vez de pedir limpieza, claridad y transparencia prefieran que les engañen, que les oculten la verdad si es amarga. Las elecciones en Castilla-León dejaron en el PP el amargo sabor de las victorias pírricas. Ahora quien amenaza su feudo es la extrema derecha neofranquista, carne de su carne, alacrán subido a su chepa, en su nido incuba la serpiente. La crisis de la dirección nacional no tardará en llegar a la periferia. La primera en dimitir ha sido Belén Hoyo, hasta ahora leal a Casado. ¿Quién será el próximo? En los partidos políticos las crisis de los liderazgos se resuelven en Congresos, son sus campos de batalla.
AL ESTE
También
suenan tambores de guerra al otro extremo del Mediterráneo. Como en la guerra del
PP, los preámbulos se juegan en el tablero de los medios de comunicación. Prácticamente
toda la información que nos llega desde ese rincón oriental del continente europeo
viene filtrada por las agencias de noticias estadounidenses. Y eso que estamos
cerca. Ucrania está a las puertas de la Unión Europea. En tiempos de la Guerra Fría
había un telón de acero. Ahora sólo hay fronteras. Desapareció la URSS y se
disolvió el Pacto de Varsovia. Pero no la OTAN, organismo creado en teoría como
contrapeso del soviético. “La Unión Europea, que no dispone ni de envergadura
política, ni de estructura diplomática, ni de poder militar, ni de mecanismos
financieros y económicos propios, es un simple vasallo de los EEUU”, dice Luis
Casado, editor de Politika. Resulta curioso que la Unión Europea siga
haciendo dejación de funciones y deposite toda su confianza y su seguridad en manos
de unos Estados Unidos lejanos a las posibles zonas de conflicto. ¿A quién le interesa
sacudir avisperos que están a las puertas de Europa?
A
nadie se le escapa que vivimos tiempos de crisis. Hegemonías en declive y otras
que emergen con fuerza. Estados Unidos y Gran Bretaña están entre las primeras.
China va camino de convertirse en la potencia hegemónica del siglo XXI. ¿Y Europa?
Las
guerras, como las armas, las carga el diablo. No estaría de más que en tiempos
tan belicosos desempolváramos algunas viejas consignas pacifistas que nunca
pasan de moda. Yo también fui hippie.
URBANO GARCÍA
Imagen: Guerra de Manchuria.
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