Es un hashtag, literalmente una etiqueta. Un anglicismo que sirve para agrupar los breves comentarios sobre un tema en la red social Twitter, 140 caracteres como máximo en cada tuit o mensaje. También es un titular de éxito. En apenas unas horas tras su creación por el músico valenciano Pau Alabajos y Ricard Chulià, secretario de Compromís en Torrent, se convirtió en trending topic, otro anglicismo para puntuar los hashtag más populares. Pero #PrimaveraValenciana, como #yotambiénsoyelenemigo o #IESLluísVives, son mucho más, son un aldabonazo sobre los sucesos vividos en Valencia desde el viernes 17 de febrero en que la policía cargó de forma brutal contra un grupo de estudiantes del Instituto Lluís Vives que protestaban por los recortes en la educación pública. Lo que diferencia #PrimaveraValenciana de los demás titulares es que trasciende esa crónica circunstancial y puede servir para calificar la situación del País Valencià, convertido en paradigma de los despropósitos. En ese sentido, #PrimaveraValenciana bien podría ser sinónimo de #IndignaciónValenciana.
BROTES
Aquí la primavera suele adelantarse. No hay más que ver los almendros en flor para darse cuenta de que los brotes verdes ya han llegado, aunque sólo sea a la flora. La fauna sigue en barbecho. Este año, el deseado anticiclón fallero ha venido antes de hora aunque, contradiciendo a la meteorología, ha traído borrascas políticas. La detención por corrupción de la cúpula del Consell encargada de administrar la solidaridad con el llamado Tercer Mundo, es el último escándalo político que sacude nuestra confiada tierra. Blasco, ahora portavoz del PP en Les Corts, llegó a la Conselleria de Solidaritat con la chequera en una mano y la cámara fotográfica en la otra. Dinero y propaganda fueron sus banderas. Blasco sabía qué terreno pisaba y que muchas ONG no son modelo de transparencia. Sus huestes le montaron un tinglado solidario a medida de su ambición. Hasta que hace año y medio se descubrió el pastel. Desde entonces, todo ha sido evasivas y amenazas. Tiempo ha tenido Blasco para montarse una buena coartada.
Todo esto pasa mientras se pide austeridad en el gasto y nos recetan más recortes en servicios públicos básicos, como educación y sanidad. Y lo dicen quienes dilapidaron como nuevos ricos los caudales valencianos. Los mismos que gestionaron el pasado gestionan el presente. El PP valenciano es heredero de si mismo. Por tanto, es el único culpable de nuestra actual ruina. Además incumple sus compromisos. Al menos eso dice el balance presentado por el Ministro de Hacienda. Las autonomías –muchas gestionadas por el PP- son las responsables de que el déficit público haya llegado al 8,51% del PIB, más de 4 puntos por encima de las previsiones. Por contra, las ayudas de la Generalitat valenciana al Tercer Mundo no llegarán este año al 0,1%. Qué lejos de aquel objetivo del 0,7 al que se comprometió Blasco. Detrás o delante de la estela de corrupción que arrastran los últimos imputados, aparece su figura. Blasco es especialista en hacer de lo público la trastienda de sus negocios privados, en rodearse de leales servidores, en acudir para reclutarlos a su pasado político –antes de recalar en el PP, pasó por el PSPV y fue el último candidato de Convención Republicana, un invento del FRAP-, un especialista en jugar al escondite con la justicia. De las crónicas de Sergi Pitarch en el Levante sobre este caso se deduce el escrupuloso sigilo con el que la trama ahora desmontada hacía sus trapicheos. Reuniones en bares, notas en servilletas,…no sería extraño que hasta el IVAM –actualmente dirigido por la mujer de Blasco- hubiera sido utilizado como tapadera para estos fines. Blasco ha tocado muchas teclas autonómicas. Y en todas ellas se acompañó de los fieles servidores ahora imputados. Difícil no ver conexiones.
IMPUESTOS
Predican austeridad y castigan las depauperadas economías domésticas con nuevas subidas de impuestos. Eso es lo que hace el PP mientras anuncia más recortes para contener el déficit. Las nóminas de este mes ya vienen esquilmadas. La subida del IRPF –que no figuraba en el programa de Rajoy- castiga a las rentas medias. Este incremento es inferior a lo no recaudado por el impuesto de transmisiones. Así, de esa forma tan sibilina aumenta la contribución al Estado de las rentas del trabajo, mientras disminuye las del capital. Le llaman estar centrados, pero es una estafa. Una más.
URBANO GARCÍA
urbanogarciaperez@gmail.comFOTOS: Urbano García
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