Ciudad Venenosa, así cuenta Dashiell Hammet -en su
novela Cosecha Roja-, que era
conocida la ciudad imaginada de Personville.
Paradigma de todas las corrupciones y campo de actuación de todas las mafias. Poisonville, así calificó la actual
situación del PP el periodista Ernesto Ekaizer –autor, entre otros libros, de Indecentes, un acerado relato sobre la
crisis que nos acongoja-. Fue en el programa Al Rojo Vivo, el magnífico debate de La Sexta moderado por García
Ferreras. A falta de saber quién será el “agente de la Continental” que ponga
el cascabel al gato, parecería exagerada la comparación pero, en vista de todo
lo que se está publicando, tal vez se quede corta. Y es que el asunto Bárcenas
se solapa a otros casos abiertos en vía judicial y que amenazan con abrir en
canal las entrañas financieras del partido en el gobierno. El hedor que puede
desprenderse de semejante biopsia debería acelerar la necesaria catarsis de
nuestra anquilosada democracia. Pero todo cuesta y más si hay que vencer las
numantinas resistencias que el PP parece dispuesto a poner antes de que se
aireen sus vergüenzas. El propio Ekaizer participaba en un debate en Tele 5,
cuando la actual dirección del PP amenazó a la cadena propiedad de Berlusconi
con “tomar medidas”, si seguían hablando del caso Bárcenas. Malos tiempos para
la libertad de expresión, peores para la transparencia.
OPACOS
Dicen
los cronistas que, a pesar de todo, hemos mejorado. Poco, todo hay que decirlo.
Seguimos estando a la cola en cuanto a transparencia política. De la financiera
mejor no hablar. Ante los últimos escándalos desvelados, el PP sigue el manual
de la derecha perfecta. Primero negar los hechos y achacarlos a una
conspiración, lo mismo da que sea judeomasónica que catalanista. Luego poner la
mano en el fuego por los supuestos delincuentes. Finalmente ofrecerse a la
justicia a colaborar todo lo que haga falta, mientras que por lo bajini hacen
todo lo posible y lo imposible para obstruir el trabajo de jueces y
magistrados. Por último, si la resolución es condenatoria, mirar hacia otro
lado. Por medio siempre es conveniente poner en marcha el ventilador y hacer
como el calamar, cubrir todo con una espesa cortina de tinta. Y hasta la
próxima. Así hizo el PP cuando hace años estalló el caso Naseiro. Como les
salió bien –el caso fue archivado por defectos en la instrucción-, no tuvieron
motivos para cambiar el guión. Y así hasta la fecha.
“En sus manos está mejorar la posición del país”, dijo el presidente de Transparencia Internacional España a los diputados que
discuten la futura ley. Para que se produjera esa mejoría habría que incluir la
transparencia en instituciones básicas para la democracia como son los partidos
políticos. No parece que el consenso llegue a tanto.
Por
lo que respecta al gobierno autonómico, la opacidad de la Generalitat valenciana es similar a la de los regímenes
autoritarios. El Consell no cumple ni
las condenas judiciales. Instalado en la insumisión, el gobierno de Fabra,
arrastrado por la inercia, no puede frenar su descrédito. El informe de
Transparencia Internacional avala las numerosas denuncias de la oposición al Consell por negarse a dar información.
Tanto el PSPV, como Compromís y Esquerra Unida han llevado su
indignación hasta las más altas instancias. Pues ni por esas. Ahora parece que
con la que está cayendo, y con el desplome del PP en las encuestas, el
ejecutivo de Fabra pretende corregir un poco. Así lo ha anunciado Jorge
Bellver, sucesor de Blasco en la portavocía del PP en les Corts. Por lo pronto, Bellver ha reconocido que los diputados autonómicos
del PP reciben sobres todos los meses. Rafael Ferraro, tesorero del grupo, es
el encargado de repartir estos sobresueldos. Son 360 €, fuera de nómina y que
no tributan a Hacienda. Un escándalo más.
ARRUINADOS
Hace
tiempo que gran parte de la ciudadanía piensa que al frente del Consell está el desgobierno. La deriva
no es nueva. A pesar del aumento de las transferencias autonómicas, el poder
político valenciano ha ido menguando. Ahora pintamos menos que ayer y
posiblemente mucho menos que mañana, al menos si el PP continúa con mando en
plaza. Una mengua que ha ido a la par que el encogimiento del poder financiero,
convertido en una tienda de chuches. La sistemática destrucción de nuestro
tejido industrial ha dejado la antaño boyante industrialización valenciana
hecha unos zorros. Y hasta una parte importante del puntero sector exportador está
deslocalizado, no hay más que ver dónde se llevó Sanchis Perales su producción
de cítricos para darse cuenta de la magnitud del desastre. ¿Y el futuro? Muchos
de quienes tienen que construir ese futuro se han ido fuera del país, tal vez
buscando un futuro que aquí se les niega.
URBANO GARCIA
IMATGE: Diari OCTUBRE
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