Tiempo de crisis, tiempo de emprendedores. En
sentido estricto, emprender es iniciar, coger o tomar algo. Por tanto, es
cierto que con la crisis muchos jóvenes toman las de Villadiego y emprenden el
camino para salir del país en busca de un futuro que aquí se les niega. No creo
que ese sea el sentido que Fátima Báñez da a los emprendedores, cuando afirma,
sin rubor y sin dar datos, que el supuesto aumento del número de emprendedores
es la señal de que estamos saliendo de la crisis. Es bien sabido que esa receta
-la de que cada uno se las apañe como pueda-, es la más querida por los neoliberales
y por el PP. Pero no es cierto que esa sea la solución a la crisis . Al menos por estos
lares, en donde iniciar el camino de ser emprendedor/a es harto complicado.
Perder el empleo y ver cómo se agota la prestación sin encontrar trabajo no es
el mejor aliciente para emprender aventuras empresariales, por humildes que
estas sean. A veces, algunas de estas iniciativas particulares reciben la
atención de los medios. Suele ser por que en ellas se dan otras circunstancias.
Ha ocurrido con un local de próxima apertura en Valencia en el que se enseñará
a las niñas a ser princesas. Ni más ni menos, y en pleno siglo XXI. No dice sí
serán princesas del pueblo, como una conocida protagonista de programas de
telebasura, o princesas de polígono, como las que filmó Fernando León de
Aranoa.
REINAS
Claro
que para reinar en esta tierra antaño republicana no hace falta pasar por
ninguna academia de princesas. Es lo que le ocurrió a Milagrosa Martínez, que
del consistorio de Novelda pasó a regir los dineros turísticos de ésta nuestra
turística tierra. Así premió Camps su fidelidad y su ayuda a desmantelar el
poder de Zaplana, su antecesor, en las comarcas alicantinas, precisamente el
feudo del cartagenero. Reinó en playas y aparta-hoteles, de donde saltó a la
arena de Les Corts Valencianes, en
cuyo hemiciclo aplicó su fluido verbo para liar más los entuertos
parlamentarios.
“Hacía
calor y le presté mi abanico”, así relató Rafael Betoret al juez el primer encuentro
con la entonces recién nombrada Consellera
de Turismo. El flechazo político se concretó poco después con el nombramiento
de Betoret como jefe de la Agencia Valenciana de Turismo. Aquella pareja puso
durante años en lo más alto de Fitur el pabellón valenciano. Lo hicieron con la
interesada ayuda de “El Bigotes”, quien por la modesta cantidad de un millón de
euros por edición, más o menos, se encargó de montar el sarao durante un
lustro. En esa larga luna de miel, todo fueron agasajos de la Gürtel para con “la Perla”, como era conocida
Milagrosa por Correa y sus secuaces. La trataban a cuerpo de reina. No era para
menos. Su sucesora, Angélica Such, heredó equipo organizador y también fue
agasajada. El fiscal anticorrupción pide 11 años de prisión y 28 de
inhabilitación para Milagrosa, y 9 años de inhabilitación para Angélica. Betoret
salió del enredo de la Gürtel devolviendo
los trajes y pagando la correspondiente multa. Sigue en nómina.
Fitur
no volvió a ser igual para el Consell.
Se acabaron los opíparos ágapes y los shows
en discotecas de postín. Con la caja vacía, se impuso la austeridad. En la
última edición, sólo faltó en el stand
el tonel en el que vivía Diógenes. Arte
povera que indignó a la aún alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, que
resucitó el alicantinismo para
mostrar su disgusto. Una caja de Pandora que la derecha alicantina no duda en abrir
cuando ve en peligro su reinado.
INFANTAS
Menos
mal que la Casa Real limita el título de princesa a la consorte del príncipe,
si no habría overbooking. Rita sabe distinguir
quién lleva sangre azul en sus venas. Por eso no duda en rendir pleitesía y
hacer las genuflexiones pertinentes ante la proximidad de una verdadera infanta
o su consorte. Es lo que hizo ante Urdangarín, ponerle la alfombra y abrirle
las arcas municipales. ¿Fue por buena educación? Dicen que la duda ofende, pero
no sé a qué esperan el Consell y el Ayuntamiento
de Valencia para personarse como acusación en el caso Noos. A estas alturas, todo
el mundo conoce el saqueo perpetrado por el aún conde y su socio en las arcas
valencianas a cuenta de unas fotos, unos congresos, y unos nonatos juegos
deportivos. ¿O es que ese saqueo nobiliario era el precio justo por la propaganda?
Comprendo
que a muchas madres y padres les haga ilusión que sus hijas sean princesas,
pero yo creo que con las reinas, reinonas, marquesas, duquesas y demás nobleza que
tenemos vamos más que bien servidos.
URBANO GARCIA
FOTO: Urbano García
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